Análisis de Beat the Beat: Rhythm Paradise (Wii)
Con la sucesora de Wii ya en el horizonte, Nintendo no quiere dejar totalmente abandonada a su última consola de sobremesa, y esto está permitiendo que nos lleguen algunos juegos japoneses que todavía no habían hecho acto de presencia en Europa, como es el caso de Beat the Beat, del que llevan disfrutando desde febrero en Estados Unidos con el título de Rhythm Heaven Fever y en Japón desde el verano de 2011 con el nombre de Everybody's Rhythm Heaven.
Una saga de juegos musicales, o más bien rítmicos, que no es muy conocida ni numerosa pero que ya cuenta con una fiel legión de fans, ya que si algo derrochan estos títulos es carisma, simpatía y adicción, y se hacen querer con su humor y situaciones surrealistas.
La primera entrega de la saga salió en 2006 para Game Boy Advance con el nombre de Rhythm Tengoku, y por desgracia los usuarios occidentales no pudimos disfrutarla, un juego que tuvo bastante éxito y contó con una versión para salones arcade al año siguiente.
En 2008 se lanzaba su secuela para Nintendo DS, Rhythm Tengoku Gold, que esta vez sí pudimos disfrutar en Estados Unidos y Europa en 2009 con el nombre de Rhythm Heaven y Rhythm Paradise respectivamente. El título con el que muchos descubrimos la saga y que disfrutamos a lo grande, por el que Nintendo apostó muy fuerte con una enorme campaña de publicidad y que incluso llegó a España con voces en castellano. Un juego que a muchos nos parece de los mejores del enorme y extenso catálogo de DS.
Ahora la saga se estrena en sobremesa con una entrega muy continuista, y quienes disfrutarais de Rhythm Paradise os sentiréis como en casa desde el primer momento. Pasamos de tocar una pantalla táctil a jugar con el Wiimote, pero el uso que se hace de este es minimalista, y no se usa la detección de movimiento para nada, lo que es sorprendente ya que se podría haber explotado en alguna prueba haciéndonos mover la mano al ritmo de la música. Solo usamos el botón A y a veces este en combinación con el B, pero nunca el B solo. Un título al que cualquiera puede jugar y disfrutar, pero que es difícil de dominar.
Tenemos que superar pequeñas pruebas de una duración variable a veces por debajo del minuto, otras por encima pero que nunca suelen durar demasiado y en las que tenemos que pulsar el botón en el momento preciso, siguiendo el ritmo de los sonidos y de la música. En pantalla veremos distintas acciones, a cada cual más alocada, pero si queremos triunfar no deberemos guiarnos por lo visual, y tendremos que hacer caso a nuestro oído. De hecho cuando llegues a dominar alguna prueba comprobarás que puedes jugar sin mirar a la tele, y esto a veces lo utilizan para ponernos elementos en pantalla que tapan nuestra referencia visual.
Al igual que la jugabilidad, la estructura y la manera de avanzar también es muy sencilla. Debemos superar un minijuego para pasar al siguiente, y tras una serie de cuatro nos espera un remix que mezcla estas cuatro pruebas en una divertida canción con algunos de los momentos más divertidos y desafiantes. Cuando jugamos una prueba, dependiendo de cuánto hayamos fallado, nos pueden decir que lo intentemos otra vez ya que no lo hemos conseguido, decirnos que está "bien" lo que significa que la hemos superado, que nos califiquen con un "muy bien", con un "genial" que nos proporciona una medalla –estas desbloquean diversos extras-, o un "perfecto", el objetivo máximo en cada prueba.
Tenemos 50 juegos rítmicos, a cada cual más loco y surrealista. En "Hoyo en uno" tenemos que golpear las pelotas que nos lanzan un mono y un mandril (es un juego con muchos monos, y eso nos encanta) para meterlas en un hoyo que se encuentra en una alejada isla. En "Doble cita" tenemos que evitar que diversos balones que llegan desde un lateral de la pantalla estropeen un bonito momento con una pareja sentada en un banco a la que por algún extraño motivo la acompaña una pareja de hurones. En "Tenedor supersónico" tenemos que pinchar unos guisantes que nos lanzan y comérnoslos, y en "Junta directiva" estamos en una reunión de cerdos con una secretaria, y tenemos que girar la silla y pararla en el momento justo.
Como veis situaciones de lo más diversas pero que en su base consisten en lo mismo, pulsar el botón en el momento adecuado, al son del ritmo. Repiten algunas de las entrega de DS, como "A escala", en la que tenemos que ensamblar piezas, y podemos desbloquear hasta 5 pruebas del juego de Game Boy Advance, el que no llegó a Occidente, aunque ya os advertimos que no será nada fácil.
Entre tanto minijuego, 50, como os podéis imaginar habrá algunos más acertados que otros, y unos pocas se convertirán en los favoritos de los jugadores y quedarán para el recuerdo. Ya sea por su nivel de surrealismo, por la simpatía de quien la protagoniza, o por el ritmo y la música. Por ejemplo a nosotros nos encanta "A vuela pluma", en la que tenemos que jugar al bádminton contra un gato volando por el cielo, y tanto la música como la voz del felino nos hacen muchísima gracia, además de ser una fase visualmente bastante bonita.
Una de las pocas novedades de esta entrega es ofrecer modo para dos jugadores. Pruebas en las que pueden participar dos personas a la vez que deben colaborar para conseguir el éxito, pero que también están compitiendo para hacerlo mejor que el otro. Como hemos dicho hay diversos extras para desbloquear, que se obtienen consiguiendo medallas, esto es haciéndolo "genial" o "perfecto" en cada prueba. Música, lecturas y lo que es más interesante los Juguetes rítmicos, unas sencillas pruebas que exigen mucha precisión y con las que nos picaremos, o los Juegos sin fin, que su nombre los explica perfectamente, y consiste en conseguir el mayor número posible de repeticiones y superar nuestros propios récord. Hay otras sorpresas, pero no vamos desvelarlas, y está bastante surtido de desbloqueables.
Estamos ante un juego muy redondo en lo que se propone, también muy continuista que no sorprenderá a nadie que haya jugado a la entrega de Nintendo DS, y quizás podían haber apostado, aunque fuera en alguna prueba aislada, por el control por movimiento de Wii. En cualquier esto no nos molesta, pero sí un pequeño y tonto detalle, que se podía haber solucionado muy fácilmente. Las pruebas se bloquean de manera sucesiva, y tenemos que terminar la última desbloqueaba para pasar a la siguiente, y es algo normal que alguna en concreto se nos atragante, lo que nos parece bien y exigirá lo mejor de nosotros.
También y ahí está mucha de la gracia del juego, repetiremos las pruebas muchas veces para intentar desbloquear la medalla pertinente o hacerlas de manera perfecta. ¿Qué ocurre? Pues que repetir una prueba no es todo lo ágil y rápido que debería. Al terminar un minijuego nos valorarán y acto seguido nos mandarán al menú de selección de prueba. Otra vez tendremos que seleccionarla, pasar su pantalla de presentación, saltarnos el tutorial, y todo esto suma unos segundos preciosos en los que estamos perdiendo el tiempo sin jugar, cuando hubiéramos deseado, nada más terminar la prueba, haberla repetido simplemente pulsando un botón de "repetir". Un fallo bastante tanto pero a la vez grave, y cuando repites una prueba diez o veinte veces no hace ninguna gracia todo ese tiempo perdido.
Por lo demás pocas pegas podemos ponerle, es cierto que a veces puede llegar a resultar un poco frustrante, pero nada que no se solucione con la práctica. Además su curva de dificultad es muy acertada, y cuando ya estemos en pruebas muy avanzadas resulta curioso volver a las del principio y descubrir que nos las hacemos con la gorra, ya que hemos mejorado, tenemos mejor ritmo. Un título curioso que deja a un lado la jugabilidad, la habilidad del jugador, y se centra en tener un buen sentido del ritmo, una cualidad que unas personas tienen más desarrollada que otras, pero que este juego demuestra que se puede mejorar con la práctica, como todo en la vida.
Sus gráficos son muy sencillos a la par con la jugabilidad, ilustraciones de trazos simples y gordos, y mucho colorido, lo que se agradece. Derrocha simpatía por cada poro, y nos saca con facilidad más de una sonrisa. Hay momentos muy locos y nos encanta ese lado surrealista de Nintendo, que demuestra en títulos como la saga Wario Ware y este, pero que nos gustaría ver más a menudo. El diseño de cada prueba es muy acertado, y todo desprende mucho carisma, algo que otros títulos de minijuegos no consiguen ya que no es fácil.
El sonido por supuesto es muy protagonista, melodías alegres, desenfadadas y pegadizas, con peligro de incrustarse en nuestra memoria y sorprendente tiempo después tarareándolas en nuestros quehaceres diarios. Uno de los aciertos y novedades respecto a la versión que disfrutaron en Norteamérica el pasado mes de febrero es que en Europa aparece con la banda sonora japonesa e inglesa, podemos seleccionarla a nuestro gusto. En algunos temas las diferencias son mínimas limitándose solo a las voces, en otras cambia la melodía por completo, y hay algunos caso puntuales en los que hasta cambia el ritmo. Un detalle que siempre se agradece.
La saga Rhythm se estrena en sobremesa con el acierto de siempre pero sin apenas novedades
Estamos ante un juego difícil de valorar, ya que es único y lo que hace, lo que se propone, lo consigue llevar a cabo muy bien. No hay apenas títulos similares con los que compararle, y compite consigo mismo, son su anterior entrega para Nintendo DS. Llega por primera vez a sobremesa y en vez de aprovecharlo de alguna manera, como hubiera sido el control por movimiento de Wii, apuesta por la jugabilidad de la saga hasta ahora, y no cambia casi nada. Nos parece respetable y los fans lo agradecerán, pero podría haber salido perfectamente para DS y el juego hubiera sido igual, ya que lo único que aprovecha de Wii es incluir un modo para dos jugadores.
Simpático, alegre, colorido, uno de esos títulos que se juega con una sonrisa en la cara y al que cualquiera puede acercarse sin miedo, ya que su barrera de entrada es muy baja. Otro cantar es progresar, sacarle todo el jugo, hacer las pruebas de manera perfecta, para lo que habrá que dedicar unas cuantas horas o tener un gran sentido del ritmo. Un par de botones y mucha diversión, y los seguidores de la saga sabrán de sobra lo que se van a encontrar, y quien nunca haya probado un Rhythm y sienta curiosidad por hacerlo le animamos a que lo juegue, ya que puede ser todo un descubrimiento. Esperamos que la serie siga en 3DS o en Wii U –la pantalla del nuevo mando puede dar mucho juego-, pero también deseamos que la próxima vez ofrezcan algunas novedades para que la saga no se estanque. En cualquier caso muy recomendable.