Análisis de Art Style ORBIENT WiiW (Wii)
La saga de juegos Art Style, distribuida a través del canal de descarga Wiiware, nos ha obsequiado ya con dos títulos de puzle de innegable calidad, ambos a precio muy económico y con un componente de adicción y diversión como pocas veces se ha visto en el género. Cubello y Rotohex han sido dos propuestas originales y diferentes que han hecho las delicias de los aficionados a los puzles dentro de los usuarios de Wii. No obstante, en esta ocasión le toca al turno a la más singular de las propuestas de la serie: Orbient.
Nos hallamos ante un concepto jugable significativamente diferente de los anteriores, ya que, aunque lo debamos categorizar necesariamente como juego de puzle (pues de alguna manera tenemos que etiquetarlo), es difícil englobarlo dentro del mismo grupo que los otros dos títulos de la saga.
Eso sí, la belleza estética de nuevo toma una presencia importante dentro del juego, tanto en el apartado gráfico como en la banda sonora del mismo. Pero en esta ocasión, la puesta en escena y el concepto jugable se alejan bastante de lo que estamos acostumbrados a englobar dentro del género citado.
De nuevo, de la misma manera que ocurriera con Rotohex, nos encontramos ante un juego proveniente, en primera instancia, de la serie de juegos independientes catalogados bajo el sello Bit Generations para la veterana portátil GameBoy Advance, aunque en esta ocasión el lavado de cara es un poco más evidente, tanto a nivel gráfico como en el apartado sonoro del título (cosa que no ocurriera con Rotohex). En definitiva, nos encontramos ante una propuesta peculiar, original y de una belleza conceptual y estética que, sin duda, embelesará a los jugadores y los atraerá hacia sí sin remedio, haciéndoles pasar horas y horas delante de las pantallas de sus televisores.
En una galaxia muy, muy lejana...
Nuestro objetivo en el juego será manejar a un pequeño planeta por los diferentes escenarios de cada una de las seis galaxias del juego, absorbiendo planetas de igual tamaño y convirtiendo en satélite a los que sean más pequeños que nosotros. Nos encontraremos en espacios abiertos en dos dimensiones, sin límites, dispuestos de manera cíclica en el espacio (es decir, tanto si nos desplazamos hacia un límite del escenario u otro, siempre volveremos a encontrar los mismos elementos una y otra vez: si nos movemos hacia la derecha, llegará un punto en que entraremos de nuevo por la izquierda del mapa, por ejemplo). En ellos, encontraremos varios planetas orbitando, unos más grandes, otros más pequeños, con los que deberemos de interactuar.
Para manejar a nuestro propio planeta, utilizaremos únicamente dos botones del mando: el botón A para activar la gravedad (esto es, la atracción hacia otros planetas) y el botón B para la anti-gravedad, es decir, la repulsión desde otro u otros planetas. Huelga decir que cuanto mayor sea el planeta que utilicemos como apoyo para nuestro movimiento, mayor será el efecto gravitatorio y, por tanto, mayor la velocidad que cogeremos en nuestro deambular por el espacio. Dependiendo del ángulo que tengamos respecto al planeta que ejerza su influjo gravitacional, nos desplazaremos hacia un lado u otro del escenario.
Aparte, podremos ponernos en órbita con los planetas que sean más grandes que nosotros, entrando en la misma (los límites de la cual vienen marcados por una fina línea roja) con el ángulo y la velocidad adecuados. Una vez dentro de la órbita, nos podremos acercar al planeta y aumentar nuestra velocidad con el botón A, o separarnos de él mediante el botón B. Si apretamos B hasta que salgamos del límite marcado por la citada línea, nos libraremos del influjo gravitacional del planeta y volveremos a campar a nuestras anchas por el escenario.
Deberemos, como ya hemos dicho, fusionarnos con los planetas que tengan el mismo tamaño que nosotros. Éstos vendrán coloreados de azul, y al unirnos a ellos nos harán más grandes. Todos los planetas que sean más pequeños que nosotros (en color gris) serán susceptibles de convertirse en satélites nuestros, en tanto nos acerquemos a ellos con cuidado de que no colisionen contra nosotros. Si colisionamos con un planeta que sea menor que el nuestro, éste desaparecerá y no creceremos en tamaño. Por el contrario, si chocamos contra un planeta mayor, perderemos un punto de salud (indicados en la parte superior derecha de la pantalla) y saldremos despedidos en la dirección contraria a la que veníamos.
El objetivo último de cada nivel es conseguir el mismo tamaño que la estrella final y convertirla en nuestro satélite. Ésta se coloreará de amarillo cuando estemos preparados para unirnos a ella, y representará un obstáculo más a superar dentro de la partida: podremos utilizarla como punto de apoyo para nuestras habilidades gravitacionales, pero no podremos entrar en su órbita ni interaccionar con ella de ninguna otra manera hasta que hayamos conseguido tener su mismo tamaño. Una vez se convierta en nuestro satélite, el nivel se dará por finalizado.
Un espacio plagado de obstáculos
Pero, claro, no todo podía ser tan sencillo. Para complicarnos más las cosas, los desarrolladores del juego han añadido otros elementos a los escenarios que nos harán las cosas un poco más difíciles. Primero, tendremos los asteroides, los cuales no podremos integrar a nuestro cuerpo u órbita, ni tampoco podremos utilizarlos como punto de apoyo para poner en práctica nuestro poder gravitacional. De hecho, sólo están en los escenarios para entorpecer nuestro camino, y más cuando están orbitando alrededor de alguno de los planetas o circulando libremente por el espacio, ya que no dejarán de moverse en todo momento y nos será francamente difícil esquivarlos.
Los asteroides tendrán diferentes formas, desde formaciones rocosas de diversos tamaños hasta anillos de asteroides, pero todos se distinguirán por su color violeta. Por otra parte, tendremos en algunos niveles los temidos agujeros negros, que nos atraerán con su propia gravedad hacia ellos en caso de que nos pongamos bajo su influjo (marcado por una especie de tentáculos de partículas que giran alrededor de un centro oscuro) y, en caso de colisionar con su centro, deberemos de comenzar el nivel desde cero, contando con un punto de salud menos en nuestro contador. A pesar de todo, los agujeros negros también pueden servirnos para utilizar la anti-gravedad, con lo que podremos alejarnos de ellos cuando la situación lo requiera.
Cabe tener en cuenta, eso sí, que cuanto mayor sea el tamaño de nuestro planeta, menor será nuestra aceleración pero mayor será nuestra inercia, con lo que nos será más difícil cambiar de dirección rápidamente. Por último, tendremos a nuestra disposición las lunas de bonificación, las cuales únicamente aparecerán cuando hayamos adquirido el mismo tamaño que la estrella final. En caso de que las consigamos, nuestra puntuación de nivel subirá considerablemente, y en caso de conseguirlas todas, podremos desbloquear algunos niveles extra y alguna que otra sorpresa.
Por último, cabe señalar que, cuantos más satélites consigamos en cada nivel, mayor será nuestra puntuación y más oportunidades tendremos de conseguir el éxito en los niveles siguientes, ya que por cada satélite que obtengamos (incluyendo entre éstos a las lunas y a las estrellas objetivo) conseguiremos un punto de salud más aparte de los que ya tuviéramos al iniciar el nivel. Y, sin duda, estos puntos suplementarios nos harán mucha falta, ya que el nivel de dificultad de algunos de los niveles es bastante elevado.
El título no cuenta con ninguna modalidad de juego alternativa: deberemos de completar los cinco niveles que se nos proponen para cada una de las seis galaxias del juego, aunque, como ya hemos mencionado, podremos desbloquear algunos niveles suplementarios de mayor dificultad en caso de recoger todas las lunas y al completar el juego en toda su extensión. A pesar de no contar con ninguna tabla de puntuaciones en línea, o ningún modo multijugador de ningún tipo, la experiencia de juego es francamente adictiva y agradable, con lo que la rejugabilidad en este caso está asegurada.
Apartado técnico
El apartado gráfico de Orbient no luce nada mal, sobre todo en lo que respecta a los efectos de iluminación, destellos y colorido del juego. Los fondos son demasiado estáticos, eso sí, y francamente se podría haber cuidado un poco más el diseño de los diferentes planetas, ya que, en muchas ocasiones, se parece demasiado al juego original de GameBoy Advance. A pesar de todo, el juego luce bien, a pesar de su sencillez, y se agradece que no haya demasiados elementos en los escenarios que puedan distraer la concentración del jugador.
La música cuenta con unos temas de fondo muy discretos, aunque realmente consiguen crear una ambientación muy lograda (muy dentro del estilo de las bandas sonoras de películas de ciencia-ficción y narrativa extra-terrestre). Al hacernos con los diferentes satélites, la música irá cambiando, pasando de ser una serie de tonos repetidos hasta la saciedad a una auténtica sinfonía electrónica y minimalista. Eso sí, estas melodías las escucharemos siempre sobre los temas de fondo de cada nivel. La verdad es que el efecto está muy conseguido, y nos instará a conseguir todos los satélites posibles para ver cómo va cambiando la música del juego. Por otro lado, en caso de conseguir la luna de bonificación, escucharemos una melodía tranquila y apacible que anulará el resto de sintonías del juego.
La jugabilidad del título es excelente, recordándonos la de algunos clásicos de los videojuegos como Asteroids o Lunar Lander. Por otra parte, su sencillez lo hace adecuado a todo tipo de público, aunque requerirá en ocasiones de mucha paciencia y tesón, sobre todo en los estadios más avanzados del juego. La variedad de escenarios y entornos es suficiente para que el jugador no se aburra, y la voluntad de superar las propias marcas y mejorar la puntuación de cada nivel, sin duda, aseguran la rejugabilidad del título.
Conclusiones
La última propuesta de Art Style se presenta como un título original y adictivo como pocos, así como un perfecto complemento a sus dos predecesores. Sin duda, se trata de un juego enfocado para un tipo de público en concreto, ya que es un título que podremos jugar relajadamente, aunque demandará de toda nuestra atención y concentración en muchos momentos, aparte de paciencia y voluntad en los niveles de mayor dificultad. Su belleza gráfica y sonora, conjugada en una sencillez evidente pero que destila buen gusto por los cuatro costados, es su mejor carta de presentación. Su capacidad de enganchar al jugador, su mejor cualidad. Y, cómo no, su precio es la mejor razón para no dejarlo pasar bajo ningún concepto.