Análisis de Art of Balance WiiW (Wii)
Los usuarios quizás conozcan más a Shin'en, el estudio responsable de este Art of Balance, por sus trabajos en el campo de los matamarcianos, con las sagas Iridion (GBA) y Nanostray (NDS) como sus exponentes principales en el campo de las portátiles, pero ahora han decidido apostar por los puzles.
Desde luego, está claro que más allá de realizar matamarcianos con un gran empaque técnico, también han dominado la tarea de realizar un juego reflexivo y que se aleja de la tensión propia del género de las naves para apostar por una experiencia mucho más relajante.
Art of Balance es, ante todo, un puzle sustentado en la física con un ritmo apacible, sin fichas cayendo o moviéndose a toda velocidad.
Nuestro único objetivo pasa por poner una pieza sobre otra y hacer que la construcción aguante en equilibrio.
Esto es fácil mientras las piezas son más o menos similares y cuadriculadas o rectangulares, pero cuando en la ecuación empiezan a entrar trapecios, triángulos, o incluso círculos la cosa empieza a volverse complicada, y hay que pensar un poco y tener mucha precisión a la hora de colocar la pieza. Es ahí donde entra en juego la habilidad. Y es que, en muchos sentidos, éste es un juego casi más de habilidad que de puzle.
Conseguir que la construcción se mantenga estable implica pensar, sí, pero también ser preciso, y eso es algo que se consigue combinando ambas habilidades, de manera que en algunos momentos una incluso tiene más peso que la otra. Para ello, la curva de dificultad progresa muy suavemente, y ahí se nota un mejor diseño jugable que en sus matamarcianos, que no estaban tan equilibrados al respecto, por lo que queda claro que este estudio necesita diversificarse y dejarnos probar qué pueden ofrecernos en otros muchos géneros.
Para terminar cada fase, debemos emplear todas las piezas que se nos dan, y luego la construcción debe aguantar tres segundos sin caerse. Tan fácil, y tan complicado. Y es que aunque en principio basta con usar las formas de las piezas, sus ángulos rectos, luego nos encontramos con la necesidad de compensar sus formas algo más excéntricas, y emplear tanto el peso de las mismas como su forma. Por ejemplo, algunas piezas sólo pueden aguantar un peso determinado; superarlo, hará que se rompan, y eso implicará problemas severos para terminar ese reto.
Lo importante es que por su ritmo apacible y diseño jugable, el título no llega a ser frustrante, y eso que algunos niveles realmente implican múltiples intentos. Y si se nos resiste especialmente, podemos saltarnos ese nivel y volver a él más tarde, una fórmula que ya ha dado resultados fantásticos en juegos del género, como Toki Tori, y que aquí también debemos tener muy en cuenta. En ocasiones, una visión fresca, y más relajada, de un reto, nos permitirá superar lo que antes parecía imposible, y sin tener que estar ahí atascados.
Suma un centenar de niveles (estructuradas en cinco niveles diferentes), lo que es una buena cantidad, pero el juego se habría visto beneficiado por algún tipo de propuesta arcade, o tabla de puntuaciones en línea, para potenciar la rejugabilidad más allá de su premisa de juego esencial. En ese sentido, sí se ha hecho un buen trabajo a la hora de plantear un multijugador cooperativo a dos bandas, y un modo versus.
A nivel técnico, el juego es sencillo, pero muestra un gran ingenio. Las fichas tienen texturas sorprendentemente variadas, y los fondos también se enmarcan en esta línea, pese a que los puzles normalmente no prestan mucha atención a este campo. Y, sobre todo, estamos ante otro juego de WiiWare que muestra que en la consola de Nintendo más que limitaciones técnicas hay una enorme desidia en muchos de los juegos que se lanzan al mercado. Sí, Art of Balance, con su sencillez, luce mejor y más sólido que un buen puñado de juegos en disco con mucho mayor presupuesto. El sonido es quizás algo más flojo, aunque las melodías son agradables, y los sonidos que marcan el éxito o fracaso son agradables, en ambos casos. Funciona, crea ambiente, y no crispa.
Conclusiones
Art of Balance es una pequeña maravilla. No se trata de la propuesta más original del mundo, pues no en vano hay puzles similares desde hace tiempo en ordenador, iPhone, y demás plataformas, pero lo cierto es que el género se basa casi por completo en reformular propuestas ya creadas. Lo importante es que lo hace muy bien, y resulta tremendamente adictivo, aunque hemos echado en falta elementos que potencien sustancialmente más la rejugabilidad, aunque por su combinación de puzle y habilidad, el juego ya es capaz de tentar para darle un par de vueltas.