Análisis Kunitsu-Gami: Path of the Goddess: Estrategia en tiempo real y folclore japonés se unen al catálogo de Switch 2 (Switch 2)

Entre la amalgama de títulos que debutan junto a Switch 2 en el esperado día de su lanzamiento destacan muchos de los que ya se ha hablado largo y tendido, como el divertidísimo Mario Kart World o el impresionante Cyberpunk 2077, así como como otros que han acaparado la atención de los aficionados por diversos motivos, como en el caso de Split Fiction y su polémica versión retail "Game in a Box". El caso que hoy nos ocupa ha pasado desapercibido, tal vez porque se trata de un juego de estrategia en tiempo real que mezcla un indiscutible respeto por el folclore japonés con algunos conceptos del género hack n’ slash, o puede que simplemente por el hecho de ser un título menos popular que muchos de los otros lanzamientos que han tenido lugar hasta el momento en la nueva consola de Nintendo.

Sea como fuere, lo importante es que Kunitsu-Gami: Path of the Goddess, una obra que calificamos como sobresaliente en el momento de su llegada al mercado en julio del pasado año, ha aterrizado en el catálogo de Nintendo Switch 2 para demostrar que su original concepto de juego no ha perdido un ápice de frescura. Lo hace además ofreciendo un rendimiento que pone a prueba su capacidad técnica, añadiendo un nuevo modo de juego (también disponible en el resto de las versiones aparecidas hasta la fecha) y aprovechando el nuevo modo ratón, que para sorpresa de muchos se ha convertido en una especie de protagonista inesperado en estas fases iniciales del lanzamiento de la consola.

Un rendimiento aceptable

Al igual que sucede con otras adaptaciones o ports que han acompañado a Switch 2 en su lanzamiento, el principal atractivo de esta versión es su rendimiento técnico, algo aquí especialmente llamativo dado que Kunitsu-Gami: Path of the Goddess se desentiende del Unreal Engine para ceder el testigo al RE Engine que tan buenos resultados ha dado en otros títulos hasta la fecha.

En este caso, esto se traduce en un rendimiento gráfico notable, con una tasa de fotogramas que oscila entre los 30 y 40 FPS, no exenta de algunos tirones o pequeñas caídas en el rendimiento. Esta circunstancia se da tanto al jugar en el modo portátil, donde apreciamos una mayor fluidez, como al hacerlo vía dock, donde también se las ingenia para mostrar un aspecto, si no idéntico, muy similar al de las versiones aparecidas el pasado año.

Si bien es verdad que el juego sí que era capaz de correr a 60 fotogramas en PS5, Xbox y PC, no es menos cierto que la sensación de fluidez es constante. Esto se aprecia principalmente durante los combates, donde es imprescindible atacar empleando combinaciones: en los momentos de mayor exigencia gráfica Kunitsu-Gami mantiene el tipo y solo padece de algunos tirones en situaciones muy puntuales. Durante los enfrentamientos ante los jefes finales, en los que varios de nuestros aldeanos realizan distintas tareas y la pantalla se cubre prácticamente en su totalidad por diversos elementos, no hemos detectado ralentizaciones ni otros problemas significativos. A la hora de la verdad, la tasa de fotogramas poco importa si lo que vemos en pantalla funciona como debería, y eso es exactamente lo que sucede aquí.

Opciones de visualización

Sí que se aprecian algunas carencias en las texturas, sobre todo al acercar la cámara en los momentos de transición de los aldeanos, cuando podemos apreciar con facilidad cómo van apareciendo algunos detalles del entorno de manera repentina. De nuevo, insistimos en que no se trata de un aspecto que lastre la experiencia de juego, que en este caso se apoya principalmente en un logrado aspecto artístico. Las escenas de vídeo, pese a "petardear" de cuando en cuando y a mostrar una resolución algo inferior al de otras versiones, se limitan a cumplir su cometido. El diseño de los personajes es, a primera vista, exactamente el mismo.

Desde el menú de opciones podemos configurar algunos aspectos del rendimiento gráfico. Es posible activar o desactivar el modo HDR, así como modificar su brillo si lo consideramos oportuno; existe un modo panorámico que le da un toque cinematográfico a la aventura, y opciones para modificar la profundidad de campo (suave o por defecto) y el desenfoque de movimiento. Seguramente serán estas dos con las que más nos apetezca ir probando para calibrar el rendimiento del juego en nuestra pantalla. En nuestra experiencia, no hemos notado grandes diferencias en ninguno de los dos estilos, algo que se debe en parte al enfoque de cámara que hemos aplicado (por lo general desde vista isométrica). En el modo portátil, lógicamente, no podemos modificar estos patrones.

El "modo ratón", ese inesperado protagonista

Todo en la vida es una cuestión de perspectiva. Habrá quien esperase que algunas adaptaciones se centrasen en el modo ratón, una de las novedades que presenta Switch 2 respecto a su antecesora, pero seguramente habrá mucha gente que no contase con ello, dado que es un aspecto relativamente secundario para muchos. Sin embargo, son varios los juegos que están poniendo a prueba esta modalidad, algunos de forma más orgánica, como este que hoy presentamos, y otros en los que parecen que esta funcionalidad ha sido metida con calzador (caso de Bravely Default, por ejemplo, y de los nuevos minijuegos que en él se incluyen).

Tratándose de un juego de estrategia, no es de extrañar que Capcom viese a bien introducir este modo para perfilar el control de nuestro personaje principal en las fases de exploración de mapeados y de gestión de aldeanos. Nos gusta que los Joy-Con funcionen con precisión en casi todas las superficies que hemos probado, además de ser cómodos y hasta cierto punto intuitivos a la hora de desplazarnos o de dar indicaciones a nuestros trabajadores. Aunque podemos mapear los mandos como mejor nos venga en gana, la compañía japonesa propone hacer uso de los gatillos para las acciones que empleamos con más frecuencia, relegando el uso de los botones normales a casos puntuales.

Aunque no podemos negar que el uso de esta modalidad es interesante durante la exploración, lo cierto es que no nos ha parecido tan cómoda la hora de combatir, un aspecto que viene a representar la segunda pata en la que se apoya la mecánica del juego. Simplemente es más cómodo utilizar el método de control tradicional para realizar combos, saltos y esquivas cuando seas necesario. Por suerte, podemos alternar entre ambos estilos desde el menú principal sin perder demasiado tiempo en el proceso. Al tratarse de un elemento opcional que no estamos obligados a utilizar, nos queda un sabor agridulce en el paladar. Además, sentimos curiosidad por saber qué utilidad se le dará a esta modalidad en el futuro, de si se trata de otro de esos añadidos de los que la industria y los aficionados se olvidan en pocos meses o si, por el contrario, será realmente útil. El tiempo dirá.

Algunos aspectos al margen

Con respecto al contenido, esta edición incluye el contenido adicional "Incursión al otro mundo", que desbloquearemos al completar la historia principal y que tiene lugar en el mundo de las tinieblas, o lo que viene a ser lo mismo: el que está más allá de las características puertas torii, que suelen hallarse en la entrada de los santuarios sintoístas y que en Kunitsu-Gami sirven como puntos de referencia entre el bien y el mal. Este contenido no es exclusivo de Switch 2, por lo que está disponible en otras consolas, aunque es de agradecer que Capcom haya tenido a bien incluirlo aquí.

Esta modalidad no aporta gran cosa al cómputo global: básicamente tenemos que sobrevivir a oleadas enemigas siguiendo la misma mecánica que en el modo historia, solo que con una versión simplificada del ciclo entre el día y la noche. No obstante, uno de los conceptos más llamativos de esta es su enorme rejugabilidad: siempre ofrece algún nuevo motivo para repetir las fases con aldeanos que empleen distintos trabajos y habilidades adquiridas con el paso del tiempo. Por lo tanto, la presencia de "Incursión al otro mundo" no solo amplía la vida útil del juego, sino que también servirá de excusa para que intentemos exprimir al cien por cien el contenido de este.

Conclusión

Es uno de los lanzamientos de los que menos se ha hablado, pero no por ello es menos importante que otros: Kunitsu-Gami: Path of the Goddess es una aventura de esas que recomendamos a nuestros amigos y que nos conquista por su peculiar propuesta de juego y puesta en escena. La versión de Switch 2 no tiene nada que envidiar a sus hermanos mayores aparecidos hace un año: el rendimiento gráfico, pese a algunos tirones puntuales, es fluido y permite disfrutar de partidas repletas de efectos especiales y de enemigos. Por otro lado, el modo ratón es interesante para los momentos de exploración, pero no tanto para los combates. Por suerte, no se trata de un aspecto que afecte a la experiencia de juego y su presencia será para muchos jugadores meramente anecdótica.

En todo caso, tanto si queremos disfrutar de él para echar algunas partidas rápidas en el modo portátil como si preferimos hacerlo en nuestro televisor, esta adaptación viene a confirmar que la nueva consola de Nintendo tiene capacidad de sobra para que podamos disfrutar de versiones que hasta la fecha no tenían cabida en la Switch original. Eso sí, tened en cuenta que el juego llega a las tiendas con el formato "Game Key Card": es decir, un cartucho que nos permite descargar los datos del juego.

Hemos realizado este análisis en Switch 2 con un código proporcionado por Plaion.