Análisis The Touryst, unas relajantes vacaciones (Switch, Xbox One, PS4, PS5, Xbox Series X/S, PC)

The Touryst es la nueva creación de Shin'en Multimedia, un estudio independiente que nos ha dejado en el pasado títulos tan interesantes como Nano Assault o FAST Racing Neo y que siempre ha apoyado las plataformas digitales de las diferentes consolas de Nintendo. Para esta ocasión han apostado por desarrollar una aventura de puzles y plataformas muy peculiar en la que unas idílicas vacaciones se entremezclan con la investigación de un misterio digno de una película de ciencia ficción. ¿El resultado? No tenéis más que seguir leyendo para descubrirlo.

Vacaciones, islas paradisiacas y misterios

Sin duda, lo primero que nos ha llamado la atención al iniciar nuestra partida ha sido la completa ausencia de tutoriales, ya que el título nos suelta en mitad de una isla turística sin ni siquiera un vídeo introductorio que nos ponga en contexto o que nos indique lo que debemos hacer. Esto es algo que debemos descubrir por nosotros mismos explorando, experimentando, hablando con los personajes y fijándonos en los pequeños detalles.

Este respeto por el jugador y la sensación de descubrimiento y progresión que transmite es algo que nos ha encantado, ya que todo se siente como un gigantesco puzle que debemos resolver por nuestra cuenta. No veréis pantallas que os indiquen para qué sirve cada botón ni marcadores que os señalen vuestro siguiente destino, así que tendréis que prestar mucha atención a vuestro alrededor, memorizar lugares y, sobre todo, usar la cabeza. Lo mejor es que todo esto sucede de una forma muy orgánica y natural, por lo que rara vez nos llegaremos a sentir perdidos y sin saber qué hacer, fluyendo una situación tras otra con mucha soltura.

Tras resolver los primeros puzles, no tardaremos en descubrir que nuestro objetivo final será visitar diferentes islas para descubrir los secretos que aguardan sus monumentos, dividiendo así la acción en dos partes muy distintas. Por un lado tenemos la exploración de estos destinos turísticos, donde nos encargarán multitud de pequeñas misiones, encontraremos numerosos minijuegos y deberemos resolver rompecabezas muy bien integrados con el entorno, como encontrar los ingredientes para hacer un zumo tropical o mejorar una fiesta para poner a todos los invitados a bailar como locos.

Esta es, sin duda, la parte que más nos ha gustado del título, ya que consigue mezclar con mucho acierto un ambiente muy tranquilo y de relax con pruebas más o menos ingeniosas y un toque de aventura muy acertado que nos hará ir de un lado para otro usando nuestra materia gris. Eso sí, los minijuegos no están siempre al mismo nivel y tan pronto estaremos disfrutando de una interesantísima versión retro de FAST en las recreativas que dirigiendo un dron en una insulsa prueba de pasar por varios puntos de control.

La otra cara de la moneda la tenemos en las "mazmorras", es decir, el interior de los monumentos, donde las cosas se vuelven mucho más intensas y frustrantes. Aquí simplemente deberemos superar una sala tras otra demostrando nuestra habilidad con los mandos en una serie de secciones plataformeras. El problema es que la posición de la cámara no es precisamente la ideal y dificulta enormemente el cálculo de las distancias y los saltos, lo que puede llegar a resultar muy frustrante y molesto. Esta se puede mover, pero no lo suficiente, algo que se ve agravado por unos controles que pueden ser un tanto traicioneros a la hora de realizar ciertas acciones. Por si no fuese suficiente, algunas habitaciones y "jefes" tienen un diseño muy cuestionable y mal planteado, convirtiendo a estas partes en el punto menos disfrutable e inspirado del juego, especialmente en su segunda mitad.

Tampoco se trata de una aventura especialmente larga y puede ser completada perfectamente en unas cinco horas, cifra a la que hay que sumarle una o dos más si lo que buscamos es hacernos con el 100%. Por supuesto, huelga decir que no es nada rejugable y no encontraréis casi ningún aliciente para volver a él tras llegar al final.

Su apartado gráfico sí que nos ha gustado bastante. Si bien en un principio podría recordar a Minecraft por lo cuadriculado y cúbico que es todo, lo cierto es que se trata de un estilo artístico que funciona realmente bien y que desprende cierta personalidad, especialmente por la forma que tiene de recrear todos los elementos de este modo, agua y fuego incluidos. Además, se ve realmente bien tanto en portátil como en sobremesa, con una imagen muy nítida y un rendimiento ejemplar a 60 imágenes por segundo estables. Eso sí, a las islas les falta algo de "vida", ya que se sienten un tanto vacías.

En cambio, el sonido nos ha dejado un poco fríos, ya que la banda sonora es prácticamente inexistente y solo escucharemos algún que otro tema de forma más o menos testimonial en determinados lugares, lo que es una pena, ya que se echa muchísimo de menos algo de música para ambientar y acompañar nuestras aventuras. Los efectos cumplen correctamente su papel y no existe doblaje de ningún tipo, aunque todos los textos están debidamente traducidos al español.

Conclusiones

The Touryst es una aventura correcta y entretenida, de esas que tienen buenas ideas pero que no siempre ejecutan con la misma brillantez. La exploración de las islas es muy amena, hay minijuegos bien llevados y ciertos puzles nos han gustado mucho por lo bien integrados que están con el entorno y con la temática vacacional, aunque eso no puede esconder lo mal diseñadas que están ciertas situaciones ni lo breve que resulta. Sin embargo, si buscáis pasar un buen rato con algo ligeramente diferente y relajado, haríais bien en darle una oportunidad.

Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Shin'en Multimedia.