Análisis Snack World: De mazmorra en mazmorra, acción dungeon crawler (Switch)
Se ha hecho de rogar bastante, pero, cuatro años después de su estreno original japonés para Nintendo 3DS, por fin tenemos Snack World: De mazmorra en mazmorra entre nosotros, un simpático y prometedor dungeon crawler de Level-5 que se resistía a desembarcar en nuestras tierras. Eso sí, la versión que nos ha llegado es únicamente la de Nintendo Switch, aunque para compensar este largo retraso se han incluido todos sus contenidos descargables para que podamos disfrutar de la que es, sin duda alguna, su edición definitiva. Pero, ¿merece realmente la pena?
El humor por bandera
Como decimos, nos encontramos ante un juego de rol y acción en tiempo real en el que debemos explorar infinidad de mazmorras para conseguir grandes botines, subir de nivel y mejorar a nuestro personaje. Sin embargo, no os penséis por esta descripción que nos vamos a sumergir en el enésimo mundo de fantasía medieval de corte épico, ya que en Level-5 han apostado por crear un universo de auténtica locura en el que el humor es el gran protagonista.
El guion no se toma en serio a sí mismo en ningún momento, los personajes saben que forman parte de un RPG, los chistes y juegos de palabras se suceden sin parar y no hay ni un solo elemento de la cultura pop que se quede sin parodiar, encontrándonos referencias constantes al cómic americano, al manga, al cine, a la literatura e incluso a la música. Habituados como estamos a historias épicas y llenas de drama, este enfoque nos ha parecido muy refrescante y ha conseguido que nos dejemos llevar por su loco ambiente y disfrutemos con una sonrisa en los labios con sus diálogos e inesperadas ocurrencias. Y ojo, no os dejéis engañar por su adorable apariencia y su clasificación PEGI 7, ya que hay muchísimas bromas subidas de tono en las que no se cortan un pelo a la hora de jugar con los dobles sentidos para hacernos "malpensar".
Evidentemente, la trama principal aquí no pasa de ser una simple excusa para justificar nuestras idas y venidas, aunque tampoco se echa en falta nada más elaborado, pues al final la sensación que nos transmite es la de estar jugando una especie de sitcom muy pasada de vueltas, lo que le sienta fenomenal.
Mazmorreando hasta el infinito y más allá
Por desgracia, todo esto es algo que no se traduce con la misma brillantez en lo jugable y lo que debería de haber sido su principal atractivo, la exploración de mazmorras, se acaba tornando en una actividad muy monótona y con pocos alicientes, lo que no quiere decir que, a pesar de sus defectos, consiga entretener, especialmente al jugar sus misiones secundarias en cooperativo. Pero vayamos por partes.
Uno de los aspectos más mejorables de la aventura lo tenemos en su sistema de combate, extremadamente simple y básico. A efectos prácticos todo se resume en aporrear el botón de ataque básico para encadenar combos, ejecutar nuestro golpe especial y nuestro movimiento definitivo cuando sus respectivos medidores lo permitan, cambiar de arma, esquivar y bloquear. No busquéis mucho más, ya que esto es lo que haréis desde el minuto uno hasta el final, pues no hay progresión de mecánicas de ningún tipo y los enfrentamientos son siempre muy similares, entremezclando algo de caos cuando hay muchos rivales en pantalla con unas ofensivas enemigas que siempre nos telegrafían de forma muy evidente para que podamos evitarlas. Al menos, el bestiario es amplio, aunque muchos monstruos se mueven de forman muy similar y se abusa bastante del reciclaje de criaturas con diferente color, por lo que los enfrentamientos no tardan en convertirse en algo rutinario y sin demasiada gracia.
Un detalle muy importante es que la preparación previa a las misiones es importantísima, ya que podemos equiparnos con hasta seis armas diferentes y cada una de ellas es más o menos efectiva dependiendo de su color y de sus propiedades elementales y de clase. ¿Esto qué quiere decir? Que deberemos equiparnos con un arsenal que nos permita enfrentarnos con garantías a los enemigos que aparezcan en la mazmorra de turno, algo que podemos comprobar antes de salir de aventuras.
Si bien todo esto puede sonar un poco lioso, lo cierto es que en Level-5 han automatizado este proceso para que sea el propio sistema el que escoja nuestras mejores armas para cada encargo con tan solo pulsar un botón si así lo deseamos. Es más, al cambiar de arma durante las batallas (se hace en tiempo real) nuestro héroe siempre pasará a blandir las más efectivas contra el monstruo que estemos encarando, diluyendo considerablemente la poca estrategia que podrían tener los combates.
De forma similar, esto es algo que también impacta en el sistema de progresión, ya que casi todas las armas tienen una potencia parecida, de modo que lo que más nos interesará será conseguir muchas diferentes para disfrutar de una mayor versatilidad. Eso sí, aquí los niveles sí que se notan bastante, al igual que las armaduras que nos fabriquemos, siendo estos los principales responsables de mantener en nuestra cabeza cierta sensación de progreso, aunque no sea tan acusada como en otros títulos.
Estos defectos se podrían haber compensado con un buen diseño de mazmorras, aunque lamentablemente no es el caso. De entrada, estas se generan de forma aleatoria, algo que no es necesariamente malo, pero el estudio no ha sabido hacer que tengan un desarrollo especialmente ameno y variado. Todo consiste en recorrer pasillos y salas clónicas en busca de las escaleras que nos lleven al siguiente piso mientras esquivamos trampas y aporreamos botones para eliminar todo lo que se nos cruce por delante.
A veces nos encontraremos con objetivos adicionales, como buscar una llave o pulsar unos interruptores, pero no son especialmente originales ni numerosos, por lo que no tardan en empezar a repetirse con asiduidad. Quizá el mayor problema con esto es que los desarrolladores nos han conseguido hacer que ninguna de sus mazmorras se sienta como algo único. Visitaremos bosques encantados, antiguos templos, minas abandonadas, cuevas submarinas y muchos lugares más, pero en lo jugable no hay ni una sola mecánica que ayude a diferenciarlos. Al final nos dará exactamente igual ir a una mazmorra que a otra, ya que todas se juegan y desarrollan de la misma manera y el único cambio real que encontraremos en ellas será su ambientación, lo que no hace más que elevar esa sensación de monotonía que lo inunda todo.
¡Hazte con todos!
Otro aspecto del juego que no hemos comentado hasta ahora es su componente de coleccionismo de criaturas, llamadas snacks. Cada vez que eliminemos a un enemigo tendremos la posibilidad de que nos permitan hacerle una foto con un minijuego. Si lo superamos, podremos incluirlo como un miembro de nuestro grupo o como una invocación a la que podemos llamar para controlarla temporalmente. Huelga decir que cada snack tiene sus propias características y habilidades únicas, por lo que no todas nos vendrán igual de bien en las mismas situaciones.
Lo cierto es que coleccionar estos monstruos es algo divertido y entretenido, y es de lo poco que le da algo de emoción al desarrollo de las mazmorras, aunque en la práctica el sistema de invocaciones queda muy desaprovechado, ya que solo nos ha sido relativamente útil en los desafíos más avanzados del postgame.
Buenos jefes, mucho reciclaje
En una nota más positiva, tenemos que destacar lo mucho que nos han gustado los enfrentamientos contra los jefes, ya que son espectaculares, aguantan mucho, tienen varias fases, quitan bastante vida y tienen mecánicas muy únicas y bien diferenciadas que consiguen hacer de estas batallas algo muy intenso y divertido, obligándonos a darlo todo y a esquivar y bloquear sin parar. Esto es algo que quizá al principio no veréis, pues los duelos son muy sencillos, pero en la recta final y en el postgame os aseguramos que vais a sudar la gota gorda como no vayáis bien preparados.
El problema es que hay muy pocos jefes que sean realmente únicos y el título tiende constantemente a reciclarlos, ya sea cambiándoles los colores y dándoles unas propiedades distintas (por ejemplo, que sus ataques en vez de dormirnos nos ponga a bailar) o fortaleciéndolos para que sus movimientos sean mucho más peligrosos, lo que es una auténtica pena, ya que son de lo mejor de toda la aventura.
Una abrumadora cantidad de contenidos
Otro punto donde no se le puede poner ninguna pega es su duración. Si bien la historia principal nos durará unas 25 horas (eso sí, os avisamos que solo con misiones obligatorias no subiréis el nivel suficiente para avanzar), existen tantísimas misiones, retos, armas, armaduras y snacks, que si queréis completarlo todo tendréis para decenas y decenas de horas. De hecho, los mejores desafíos y jefes los encontraréis justo tras los títulos de créditos, momento en el que casi podríamos decir que empieza el verdadero juego.
Tampoco podemos olvidarnos de su multijugador, tanto por comunicación local (cada uno con su propia consola) como a través de internet, gracias al cual la diversión se dispara considerablemente. Sí, en esencia haremos lo mismo que jugando solos, pero machacar enemigos, superar pisos y derrotar jefes es una experiencia infinitas veces más satisfactoria y entretenida cuando lo hacemos con amigos, ya que tienden a darse diversas situaciones y estrategias que jugando solos nunca veremos. Además, os alegrará saber que el juego en red funciona de maravilla, sin nada de lag y con un buscador de partidas rápido y efectivo.
Un mundo encantador
En lo que respecta a su apartado gráfico, decir que se nota en todo momento que se trata de una remasterización de un título de Nintendo 3DS. Esto es algo que se ve rápido con sus modelados y texturas, lo que no quita que sea un juego bonito y muy agradable a la vista gracias a un diseño artístico que desprende encanto, simpatía y mucha personalidad. La banda sonora sigue estas mismas líneas, con unas composiciones muy animadas y que se adaptan bien a todo lo que vemos en pantalla, aunque no vamos a negar que hemos echado en falta algo más de variedad, ya que la lista de temas no es demasiado extensa y suelen repetirse con asiduidad.
Los efectos siguen esta misma línea y el doblaje nos llega completamente en español, canciones incluidas. La selección de voces es muy buena, así como las interpretaciones, aunque solo escucharéis a los personajes y enemigos repetir las mismas frases una y otra vez con una frecuencia desesperante, algo que puede llegar a resultar increíblemente molesto cuando combatimos y se solapan unos chascarrillos con otros. Eso sí, lo que es de diez es la traducción de los textos, la principal culpable de que nos hayamos reído tanto con sus chistes y bromas.
Conclusiones
Snack World: De mazmorra en mazmorra es un juego que nos ha dejado con un sabor de boca un tanto agridulce, ya que tenía potencial para llegar mucho más lejos. Su divertidísimo y alocado mundo no puede esconder un "mazmorreo" muy simple y monótono en el que ni los combates ni la exploración terminan de estar a la altura. Por suerte, el multijugador, los jefes, los chistes y su abrumadora cantidad de contenidos consiguen sostener el título lo suficiente como para hacer de la aventura algo entretenido, especialmente en sesiones cortas que no nos saturen, ya que su propuesta es tan directa que resulta ideal para disfrutar en esos ratos libres en los que no sabemos muy bien qué queremos hacer. Y si es con amigos, mejor que mejor.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.