Análisis de GoNNER (Switch)
Ha pasado un tiempo desde que los jugadores de PC disfrutaron de esta creación de Art in Heart, Gonner, título que llega ahora a la eShop de Switch para alegría de sus usuarios. Sí, porque lejos de ser un juego más, Gonner es de esas obras independientes que gozan de un estilo visual único y una jugabilidad tremendamente enganchante… y desafiante.
Estamos ante un roguelike repleto de peligros que debemos ir superando y que está protagonizado por un curioso personaje llamado Ikk.
¿Y cuál es su meta? Pues hacer un regalo especial a su amiga la ballena Sally, para lo cual debe afrontar una serie de retos realmente colosales pero muy disfrutables a poco que te guste el género.
La muerte es nuestro destino
Probablemente si os decimos que la actividad que más se repite a lo largo de esta aventura es la muerte del protagonista seguramente os haréis una idea de lo que nos espera en esta obra de Art in Heart. Es una aventura implacable con el jugador, que apenas concede margen para el error, por lo que desde ya os avisamos que no es un título que vaya a gustar a todos los jugadores, eso que quede claro.
El más mínimo fallo dejará al protagonista desprovisto de su arma y del resto de su equipo, y un segundo golpe por parte de los enemigos firmará la visita rutinaria al cuartel general de Ikk donde le espera la propia Muerte (o esa es la apariencia que posee el personaje que allí se encuentra). Un lugar en el que podemos ir adquiriendo una buena gama de objetos y armas que quedan agrupados en tres categorías: cabeza, arma principal y accesorio secundario.
El arma principal y los accesorios no requieren de mayor explicación, mientras que la cabeza (calavera, oso, etc.) es la que nos aporta algunas habilidades especiales, como por ejemplo ampliar el doble salto estándar a uno triple. Elegir bien nuestro equipo antes de salir de cacería de monstruos es esencial, objetos que es posible ir recopilando a lo largo de cada una de nuestras sesiones de juego y que, una vez obtenidos, se quedan alojados en dicha zona inicial.
Saltos y tiroteos
La fórmula de juego que tiene como base Gonner es tremendamente simple. Debemos ir avanzando a lo largo de escenarios que se generan de manera procedural y que se encuentran infestados de enemigos (jefes finales incluidos) a los que debemos ir liquidando a base de plomo (o lo que sea) o, también, saltando encima de ellos al más puro estilo Super Mario.
Nuestra meta principal consiste en alcanzar la salida de cada fase, para lo cual es necesario llegar hasta una especie de monstruo alargado que nos engulle. Un estilo de juego old school total que nos ofrece un grado de desafío extremo pero bastante gratificante.
El campo de visión es bastante reducido dado que sólo se iluminan las zonas por las que deambulan los rivales. Y esto tiene su gracia porque en ocasiones no sabemos muy bien lo que nos depara una zona concreta de los fondos y hasta que no llegamos hasta dicho lugar, no podemos conocer su estructura.
Pero lo realmente importante son las sensaciones que nos transmite el título. Y dichas sensaciones no pueden ser más positivas, al menos una vez que se le coge el gustillo al título. El control del personaje es muy simple y sólo se usan tres botones (salto, disparo y acción especial), lo cual simplifica mucho las cosas… dentro de lo que cabe, claro.
El ritmo al que transcurre cada partida lo determinamos nosotros y podemos optar por actuar a saco y sin contemplaciones, intentar jugar de una forma más pausada como si se tratara de un título de plataformas, etc. Cada jugador debe plantear la mejor forma de solventar cada fase aleatoria con la que se topa, siendo precisamente éste uno de los aspectos más llamativos que alberga esta producción. Y a esto se une la integración de secretos, los cuales aportan más gracia a cada partida ya que fomentan la exploración.
Por todo esto y sin tratarse de un título demasiado innovador en lo jugable, sí que resulta muy entretenido a poco que nos gusten los desafíos. Eso sí, también es verdad que por su planteamiento puede acabar resultando algo repetitivo a medio o largo plazo y, también, eso de no poder disparar en cualquier dirección (sólo es posible hacerlo en horizontal) no acaba de convencernos.
Lo que sí que no deja lugar a dudas es lo atractivo que resulta su apartado estético. El título es simple a más no poder y usa colores planos para representar cada uno de los elementos que aparecen en el juego como el rojo para los enemigos y el amarillo para las armas. La estética es minimalista pero las animaciones de los personajes son fantásticas y el diseño de las fases nos ha parecido muy atractivo. Se trata de una producción que ha sido dotada de mucha personalidad artística.
El sonido pasa más desapercibido, pero las composiciones musicales no estorban y los efectos se muestran muy contundentes y lo suficientemente variados. No brilla, pero tampoco es un apartado descuidado.
Acción y saltos para los más habilidosos
Este roguelike es más que interesante, pero sólo lo exprimirán al máximo los usuarios más expertos en este campo, dado que puede que el resto la encuentre demasiado reiterativa y hasta un poco frustrante. Pero esto último es algo que casi viene dado por el género en sí, así que tampoco es que sea algo criticable a nuestro entender.
Hemos realizado este análisis mediante un código enviado por Raw Fury Games.