Análisis Crime O'Clock, un juego de encontrar objetos (Switch, PC)

Los juegos de hidden objects, muy populares en móviles desde hace años, consisten en encontrar determinados objetos en escenarios abigarrados. Para llevar esta mecánica a las consolas y el PC es necesario armarlo con algo más para darle el empaque necesario, y Bad Seed ha añadido unas cuantas características que van enriqueciendo esa jugabilidad, algunas ya habituales en el género como una historia interesante y divertida (una característica que ya se popularizó hace años con Pearl's Peril) que tiene unos cuantos guiños a la cultura pop y algo de humor (sobre todo en las primeras misiones) en la que intervienen luchas entre distintas inteligencias artificiales y los viajes temporales dan cohesión a los distintos mapas y los minijuegos. Y el estudio también ha incorporado algunas mecánicas y minijuegos que suponen un cambio en la forma de jugar para evitar el cansancio visual. Son buenas opciones para incluir variedad y dotar de una columna vertebral a un juego que de otra manera cansaría por repetitivo.

Hay cinco mapas de juego diferentes, cada uno correspondiente a la era de una línea histórica paralela a la nuestra pero con elementos muy reconocibles y cotidianos de nuestro pasado como la influencia global del antiguo Egipto o, en distintos mapas, de la revolución industrial británica o la Roma Clásica, del presente e incluso un posible futuro. Al incluir en todos esos mapas 10 momentos temporales —llamados TIC—, las posibilidades se amplían considerablemente y en ningún momento resulta aburrido buscar el objetivo por los mapas, y la mayoría de las veces no es tan sencillo como buscar al mismo personaje en distintos puntos del escenario, ya que puede que se haya cambiado de ropa o se le vea desde una perspectiva diferente.

Una detective del tiempo que debe velar por la integridad de la línea temporal

Uno de los problemas que presenta Crime O'Clock es que la historia, entretenida y actual, es sencilla pero acaba explicándose de manera prolija, con algún (previsible) giro que se va arrastrando misión tras misión y se hace demasiado larga. El hilo argumental básico es convertirse en un detective del tiempo que arregla nexos en los que se ha alterado la realidad, lo que cambiará el futuro. Las misiones comienzan casi siempre buscando una escena del crimen, algo que se salga de lo normal, y luego hay que avanzar o retroceder en el tiempo para encontrar al culpable o la manera de evitar el delito buceando por distintos TIC y que la línea temporal se mantenga estable. Intrigas palaciegas, venganzas, ambiciones económicas, celos, tradición familiar... hay todo tipo de motivaciones para los personajes y que iremos descubriendo poco a poco en misiones bastante variadas.

En estas misiones contaremos cona inteligencia artificial EVE que nos irá diciendo en todo momento qué buscamos y nos llevará al momento temporal pertinente. A veces necesitará pruebas adicionales, que son diversos minijuegos, algunos tan sencillos como hacer coincidir unos patrones y otros más complejos consistentes en activar mediante láser unas piezas, pero también hay pruebas visuales o de memoria.

Para no tener que estar buscando todo el mapa y que sea más sencillo y ameno avanzar hay varias ayudas opcionales, como acceder a pistas (tres como máximo), cada una más evidente que la anterior, o pulsar sobre varias partes del escenario que emiten una nota y luego indican si el objeto o personaje que buscamos está en esa zona o no con indicativos de frío y calor. Estas mismas partes del escenario con sonido sirven para tocar una melodía que cambie algo en el escenario y no acaba de quedar claro el porqué de esa dualidad que hace que cuando queremos saber si el objeto buscado está cerca suponga escuchar notas musicales.

Con todos estos elementos en la parte positiva de la balanza, Crime O'Clock podía ser un juego notable, pero en el contrapeso están elementos como la falta de definición de su público. Inicialmente parece orientado a adolescentes o incluso niños, a juzgar por la sencillez de los minijuegos, aunque la falta de explicación de lo que hay que hacer en cada uno de ellos puede desorientar al jugador, y una búsqueda detallada de objetos requiere una capacidad de concentración y paciencia poco habitual en los más jóvenes.

Objetos con los que interactuar y acceder al interior de algunos edificios

Si el juego se limitase a buscar con la lupa un objeto o personaje en un mapa y algunos minijuegos difícilmente resistiría la gran cantidad de misiones que tiene (su duración depende mucho de la capacidad visual del jugador o su pericia con los minijuegos), pero hay más mecánicas que intervienen en los mapas como la activación de algunos objetos en el escenario tras los que se pueden ocultar aquello que estamos buscando o la de ver el interior de algunos edificios, y a veces hay que usar alguna de estas posibilidades para seguir avanzando; unas veces avisa el propio juego cuando hay que activarlas y otras no.

Para que el juego no sea un simple paseo entre pistas visuales con el sistema frío y calor y las escritas, en algunas misiones el jugador no cuenta con alguna de esas ayudas, o con ninguna, por lo que casi siempre se mantiene el interés en seguir avanzando.

Otra de las cuestiones que puede desorientar al jugador es cuando le piden que busque no tanto un objeto como un estado de ánimo o situación. Igual que la historia se explica demasiadas veces a sí misma, los minijuegos y algunas instrucciones de los mapas no quedan claras del todo.

Pero el elemento que más juega en contra es el control en la versión de Switch usando los Joy-Con. A priori parece un juego que encaja muy bien en la consola de Nintendo, y al ver los escenarios en una pantalla grande en el modo televisión el juego cobra otra dimensión, se percibe muy bien cada pequeño detalle y se disfruta más de las múltiples historias que se desarrollan en ellos, y permite una especie de juego colaborativo muy divertido con otras personas que estén en la habitación, pero el control es muy frustrante, sobre todo en los minijuegos; en no pocas ocasiones se ha acabado el tiempo de una prueba por no conseguir destapar unas cartas con rapidez o girar unos círculos en la dirección deseada usando los mandos mientras que usando la pantalla táctil es muy sencillo. En los escenarios para buscar objetos o personajes tampoco es mucho más cómodo usar los Joy-Con a la hora de ampliar o reducir la imagen y acertar a situar la lupa. Esto se soluciona sin duda la utilizar la consola en el modo portátil ya que la pantalla táctil sí responde muy bien al control manual, pero de esta manera los escenarios son más difíciles de ver, al menos en la versión de la consola sin pantalla OLED.

Un precio asequible y unos gráficos bonitos y con personalidad

Lo que sí juega a favor de Crime O'Clock son su precio —tanto en descarga digital (19,99€) como en formato físico (34,99€)— y su aspecto, con mapas predominantemente en blanco y negro en los que el color aparece bien para indicar qué objetos se pueden eliminar bien para indicar cuáles emiten una nota musical. De esta manera los objetos se distinguen bien, sin tener la sensación de que intentan engañar a nuestra percepción, quedan vistososo y llaman la atención. Los efectos de sonido también son muy adecuados para meter al jugador en la historia. La música ambienta bastante bien cada época representada en el juego aunque es una banda sonora muy corta.

La traducción de los textos al español no ha debido ser fácil tanto por los conceptos que se manejan como por la extensión y los distintos registros que hay y se produce la extraña situación de que es una buena localización pero chirrían alguna errata y fallos de concordancia que parecen indicar que no ha habido una buena revisión de fallos al implementar la traducción.

Crime O'Clock, disponible en versión digital en PC a partir del 21 de julio con versiones digital y física ya disponibles en Switch, es un juego entretenido para adultos y jóvenes amantes de la agudeza visual, adecuado sobre todo para sesiones de juego de 30 o 40 minutos, un juego sin mayores complicaciones para el verano.

Este análisis se ha escrito tras haber jugado con un código para Switch facilitado por Meridiem Games.