Análisis de Shadow Man (PS One)
Un día Mamma Nettie tiene un sueño en el que ve la llegada del Apocalipsis y decide recurrir a la única persona capaz de impedir que esto ocurra: Shadowman.
Mike Leroi es quien encarna a Shadowman. Es un pésimo estudiante de Literatura Inglesa que se ve obligado a trabajar de taxista, ya que se gastó el dinero de la Universidad en la bebida y el juego.
Uno de sus pasajeros es ejecutado por la mafia dejando un maletín en su coche con 20000 dólares que Mike no rechaza, lo cual ocasiona que él pase a ser perseguido.
Recurre a una sacerdotisa vudú para que lo proteja contra los ataques de la mafia, pero un día ésta le coloca un explosivo en el coche, muriendo sus padres y su hermano, aunque extrañamente él sobrevive.
Se había convertido en un esclavo no muerto y Mamma Nettie le colocó a la fuerza la Máscara de las Sombras en el pecho, quedando así sometido a ella. Ahora él es el continuador de una saga de poderosos guerreros vudú, es el que camina entre los mundos, tomador de almas, Señor de la Zona Muerta. Su tarea será viajar a la Zona Muerta y acabar con esa oleada de maldad que Mamma Nettie vió en su sueño, es decir, acabar con Legion.
Este es, a grandes rasgos, el fantástico argumento de esta siniestra aventura.Tras un comienzo un poco extraño, Mike se convertirá en Shadowman y viajará al mundo de los muertos usando su osito de peluche, único recuerdo físico que le queda de su hermano.
Una vez allí, se encontrará con un lugar tenebroso y su deber será avanzar hasta dar con los asesinos, acabar con ellos y con su jefe, Legion. Pero esta tarea no es fácil, ya que la Zona Muerta está estructurada en diferentes lugares, a los cuales se accede abriendo y atravesando Coffin Gates, para lo cual es necesario tener un cierto nivel de sombra. Para conseguirlo, Shadowman se verá obligado a buscar y tomar Almas Oscuras, que se encuentran repartidas por todo el enorme mapeado selladas en forma de Govis.Así, cuantos mas govis recoja, mayor será su poder, tendrá capacidad para abrir más puertas y, por lo tanto, acceder a un mayor número de localizaciones.
El osito de peluche tomará el "recuerdo" de cada zona y Shadowman podrá viajar a donde le interese en cada momento.
A lo largo del recorrido se pueden obtener más armas, los citados govis, cadeaux y ciertos objetos especiales, que más adelante deberán ser usados. Así, por ejemplo, gracias a unos tatuajes vudú especiales, se obtendrán nuevas habilidades, como andar por el magma, empujar bloques al rojo vivo, o sumergirse en ácido. Esto hace que, una vez obtenida una habilidad nueva, debamos retroceder y recoger los govis que antes eran inaccesibles.
En este juego se dan cita tres estilos (aventura, disparos y plataformas), si bien el que cuenta con más peso es la aventura. Cabe destacar que no hay puzzles a resolver, sino que más bien se trata de, en ciertos lugares, activar el interruptor apropiado.También hay momentos en los que habrá que pasar a la acción y disparar a los cinco asesinos y al propio Legion, además de a los enemigos de menor categoría que vayamos encontrando. En resumidas cuentas, se trata de una compleja y extensa aventura 3D en tercera persona y con una personalidad propia.
Por otra parte, da la impresión de que el motor va a tirones y se ralentiza cuando hay muchos enemigos en pantalla o muchos elementos móviles.
Las escenas cinemáticas están realizadas con el mismo motor gráfico, con lo cual su calidad es bastante pobre. Un punto a su favor es el diseño de todas las localizaciones, ya que son muy variadas y hasta espectaculares (dentro de la mediocre calidad gráfica general). En este sentido la gente de Acclaim se lo ha currado.
Además es destacable que hay abundancia en palabras "poco usuales" y los tacos están a la orden del día.
La música, sin ser una maravilla, no desentona y cumple con su cometido, cambiando de tono en las ocasiones requeridas, cuando algo va a suceder. Podremos escuchar las campanas de Louisiana, los quejidos de las almas torturadas en el Asilo, niños jugando en el Cuarto de Juegos, motores, puertas chirriando....hasta cantos gregorianos. El tema inicial es de lo mejor.
Aunque los enemigos no son muy numerosos ni difíciles (otro cantar son los cinco y Legion), no se puede hablar de un juego fácil y en muchas ocasiones avanzar será complicado. Todos los niveles están perfectamente pensados en cuanto a la forma de recorrerlos y el posicionamiento de los govis es bastante rebuscado en ocasiones. Más de una vez habrá que pensar de lo lindo para conseguirlos y todos ellos son necesarios.
Por otra parte, hay que criticar la "afinidad" del protagonista por quedarse enganchado en algunos lugares, y que imposibilitará a nuestro hombre el moverse temporalmente (por ejemplo, cerca de los interruptores, al bajar los mecanismos de las Marcher y Nager Gads, a los lados de las Coffin Gates, etc).
De todas formas, la variedad de situaciones y escenarios que explorar hacen que la jugabilidad sea notable. A esto hay que añadir los extraños artefactos vudú (Asson, Baton, Flambeau, Marteau, Calabash y Enseigne, este último de una utilidad primordial), las potentes armas (escopeta, MP-909, 0.9-SMG) y otros objetos que iremos encontrando por el camino.
Ahora bien, hay que pensar que es un juego largo pero que una vez acabado no presenta alicientes para ser jugado de nuevo, ya que carece de niveles de dificultad y la aventura sería idéntica, de ahí que la nota sea algo más baja, aún siendo extenso en duración.
Es largo, variado y está doblado al castellano (aún a sabiendas de no ser llamativo en cuanto a gráficos se refiere), lo cual es arriesgado para una compañía y es de agradecer y destacar (punto para Acclaim). Aún y con todo esto, hay ese "pero" que le impide situarse arriba a pesar de ser un buen juego (y dada la calidad de otros en este género).
Para aquellos que gusten de las aventuras, Shadowman es plenamente recomendable si no importan los gráficos y sí el apartado jugable. Los que busquen algo más atractivo, se perderán una gran aventura.