Análisis de Dustforce PSN (PSVITA, PC, PS3, Xbox 360)

En enero de 2012 se lanzó para PC Dustforce, un modesto plataformas independiente realizado Hitbox Team, un estudio formado por apenas cuatro personas, que contó con un cálido recibimiento entre la prensa especializada. Ahora dos años después y gracias a Capcom llega este juego para consolas, concretamente para PlayStation 3, PlayStation Vita y Xbox 360, una adaptación prácticamente idéntica al juego original aunque con alguna novedad interesante, como el juego online, y alguna ausencia, como el editor de niveles que se lanzó para la versión de ordenadores.

Aparentemente estamos ante un plataformas en 2D más, como tantos otros que se han lanzado en los últimos años provenientes de la escena independiente, pero Dustforce cuenta con la peculiaridad de que no se basa tanto en superar las fases, lo que es relativamente sencillo menos en algunos casos puntuales, como en hacerlo con estilo y de la manera más rápida posible. Encarnamos a uno de los cuatro componentes de un equipo de barrenderos, y nuestro objetivo es limpiar los escenarios y llegar a la meta.

Los controles son muy sencillos, y basta con pasar por encima de la suciedad para barrerla automáticamente. Estos restos que tenemos que eliminar se sitúan en todas las superficies como el suelo, techo y paredes, y gracias a las habilidades de parkour de los barrenderos, que se pueden apoyar y deslizar por todo tipo de paredes, no va a haber basura que se nos resista. También nos encontramos con algunos "enemigos" en los escenarios, a los que tenemos que limpiar a golpes con nuestra escoba, plumero o aspiradora, dependiendo del personaje. Estos involuntariamente a veces nos echan una mano, ya que cuando están en el aire, después de golpearles, podemos realizar un nuevo salto, una acción imprescindible para superar ciertas zonas.

Estas amenazas no nos pueden eliminar, pero si nos golpean reinician el contador de combos, lo que puede ser un fastidio, ya que es una de las claves para conseguir las mejores puntuaciones. Cada vez que barremos un resto, se inicia el contador de combos, que es bastante permisivo y nos deja unos segundos para pasar por encima de otro residuo antes de que vuelva a cero. Para golpear a los "enemigos" contamos con dos tipos de ataques, leve y fuerte, y si barremos lo suficiente llenamos una barra que nos permite hacer un ataque especial, que elimina de golpe a todos los enemigos y la basura que tengamos alrededor, en un radio bastante amplio. Un recurso que hay que aprender a utilizar en el momento oportuno.

Dustforce se divide en cuatro mundos con doce fases cada uno (aunque hay una serie de fases secretas, y en total más de 50 niveles): Bosque –en el que barremos hojas-, Mansión –polvo-, Laboratorio –ácido-, y Ciudad –residuos-. Las cuatro localizaciones están desbloqueadas desde el principio, aunque no todos sus niveles. En cada fase, dependiendo del porcentaje de basura que hayamos barrido, nos darán una calificación con una letra –C, B, A, S, etcétera-, y una segunda valoración, dependiendo de lo rápidos que hayamos sido superando el nivel. Según conseguimos estas calificaciones, llenamos una barra que al estar completa nos obsequia con una llave, que puede ser de hierro o de oro. Estas abren el acceso a los niveles que se encuentran con un candado en la puerta, y que suelen ser sin duda los más difíciles, algunos endiabladamente difíciles.

Como decíamos antes el reto en la mayoría de los niveles no está en completarlos, sino en hacerlo de la mejor manera posible, cuanto más rápido y con más basura barrida mejor, para conseguir las mejores calificaciones. Por tanto, estamos ante un plataformas que se basa totalmente en la rejugabilidad, en aprenderte las fases de memoria, y en hacerlo cada vez mejor. Una propuesta muy concreta, exigente y centrada en los marcadores en línea, en los que no solo vemos las mejores puntuaciones y tiempos, sino también la repetición de la partida de otros jugadores, lo que nos puede servir para aprender nuevas técnicas y trucos, y ver cómo lo hacen los mejores del mundo.

Al iniciar cada fase podemos elegir entre cuatro personajes: Dustman – el personaje por defecto, el más equilibrado y flexible, que domina el doble salto-, Dustgirl –más rápida que el anterior y con un rango de ataque más amplio, pero con una mayor inercia por lo que frena con mayor dificultad-, Dustkid –el personaje más ágil, que permite mayores correcciones en el aire-, y Dustworth –el personaje más difícil de controlar, pero con el salto más alto, el tiempo de suspensión en el aire más elevado, y el ataque más fuerte, vamos, el personaje más complicado y para los jugadores expertos, que deseen conseguir las mayores puntuaciones-.

Las diferencias entre los distintos personajes no se explican adecuadamente en el juego, y tienes que deducirlas a base de jugar, lo que nos parece un fallo. Estamos ante un plataformas en el que no se dan demasiadas explicaciones, y aunque hay un tutorial que nos enseña las nociones básicas, es demasiado simple, y la mayoría de las cosas las tendremos que aprender a base de equivocarnos, lo que puede llegar a ser un pelín frustrante. Por ejemplo el imprescindible doble salto, que tiene unas reglas un tanto caprichosas, y que no funciona en determinas circunstancias, como al deslizarnos por una rampa o al realizar ciertos apoyos, algo que aprenderemos tras caernos unas cuantas veces. El control es bueno, pero no impecable, y fastidia que por mucho que hayas jugado, todavía sientes que hay ciertas acciones que se te escapan.

Además de las más de 50 fases para un jugador, hay un modo multijugador, tanto local como online, una mejora respecto a la versión de PC, que solo se podía jugar de manera local. Hay dos modos, Rey de la colina, en el que equipos de dos o cuatro jugadores tienen que competir por capturar unas lámparas, y Supervivencia, en el que hay que eliminar al equipo contrario. Nada demasiado original ni brillante, pero que puede entretenernos durante un rato jugando con unos amigos de manera local. Algo que sí se echa en falta de la versión de PC es el editor de niveles, aunque parece ser que muchas de estas fases creadas con este editor van a llegar a la versión de consolas después de su lanzamiento, según ha prometido Capcom.

El apartado gráfico cumple gracias a un diseño artístico con una gran personalidad y unas buenas animaciones, y aunque los cuatro mundos son muy diferentes entre sí, los escenarios y los entornos por los que nos movemos pecan de ser un tanto sosos y repetitivos, como si hubieran sido paridos con el propio editor de niveles que se lanzó en la versión de PC. Los colores por lo general son templados y agradables, poco agresivos, al igual que la música, bastante relajante y acertada, dos factores que ayudan a que no te pongas demasiado de los nervios intentando el mismo reto una y otra vez, una decisión de diseño muy inteligente.

Comentar que las versiones de PlayStation 3 y PlayStation Vita cuentan con juego cruzado y Cross-buy, por lo que si compramos una versión del juego, lo tendremos disponible en las dos consolas, además de poder compartir el mismo archivo de guardado en la nube, lo que siempre se agradece.

Un plataformas muy particular

Dustforce carece de una historia y de un sistema de progresión clásico dentro del género, todos sus mundos están desbloqueados desde el principio, y es evidente que apuesta por algo muy diferente al resto de plataformas. Estamos ante uno de sus juegos requieren que el jugador conecte fuerte con su propuesta, disfrute superando los niveles de manera perfecta, y comparta con jugadores de todo el mundo sus proezas a través de las repeticiones. Un plataformas con mucha personalidad y diferente pero para un público muy específico, capaz de repeler incluso al más aficionado a este tipo de juegos. Reconociendo sus méritos, a nosotros nos ha dejado un tanto fríos, aunque somos conscientes de que a cierto tipo de jugador le puede encantar. Pruébalo antes si puedes, ya que no está hecho para todos los paladares, por mucho que te guste el género.