Análisis de Prinny 2: Dawn of Operation Panties, Dood! (PSP, Switch)
La anterior incursión de la mascota de Nippon Ichi en el género de los plataformas con Prinny: Can I Really Be The Hero? en PSP fue un notable título que superó las expectativas de muchos jugadores, especialmente porque el pingüino azul con tendencia a explotar no había salido de su saga origen, Disgaea –de rol y estrategia- y estaba por ver cómo se desenvolvía en este medio. Pero NIS demostró que podía crear un juego completamente original para este secundario y hacerlo además para los, podríamos decir, más jugones, pues el primer Prinny no era apto para los menos habilidosos, pese a su aspecto colorido y casi infantil, porque la dificultad rayaba muchas veces el absurdo, colocándose codo con codo con juegos como Ghost´n Goblins por su facilidad para consumir vidas y la necesaria precisión para los saltos. Muchos jugadores pensaban que los 1000 Prinny –equivalentes a vidas- sobraban, para luego comprobar que una fase podía consumir 100 intentos o más en un mismo punto.
Con algo más de un año después de la salida en occidente –dos respecto a Japón- de Can I Really Be The Hero? llega ahora Prinny 2: Dawn of Operation Panties, Dood!, un juego bastante continuista que se limita a pulir algunos de los aspectos del anterior, en especial los más criticados, para mejorar una idea que ya era de por sí muy adictiva, siempre y cuando los nervios y la paciencia no se agoten. Prinny 2 sigue las mismas líneas maestras del original y no sorprenderá en exceso, pues es un juego con gráficos parcialmente 3D y desplazamiento 2D.
El escenario es poligonal en su mayor parte, con personajes y enemigos animados a la antigua usanza. La mezcla, tan popular en muchos juegos de 32 bits, no ha sido tan explotada en portátiles como nos gustaría, pero cuando se consigue una buena unión se da como resultado juegos muy sólidos sin necesidad de gran potencia, fluidos, nítidos, y detallados. Y Prinny 2 es uno de los máximos exponentes de esta perfecta unión entre volumen y gráficos bitmap .
El humor es la seña de identidad de Prinny, Disgaea y por extensión de NIS. Si en la primera aventura del pingüino teníamos que buscar, como esclavos kamikazes que somos, el postre perfecto de Etna, la autoproclamada diablilla más bella del Inframundo, en esta ocasión debemos buscar la ropa interior que alguien ha robado de su tendal, objetivo que da título al juego –Inicio de la operación braguitas-. Una lastimosa tarea para el "monstruo más débil" –los Prinny-, aunque como es costumbre, no estará solo. De hecho, Etna es capaz de sacrificar un batallón de 1000 Prinnys sin compasión para recuperar su prenda, así que ese es el límite de intentos para superar todo el juego. Como en el original, los diálogos y comentarios de los Prinny son absurdos, y las situaciones inverosímiles no son más que un entretenimiento para el juego real, pero nos sacarán alguna carcajada gracias a ese humor tan japonés que destila.
Can I Really Be The Hero? bordeó la línea que delimita la dificultad que pica y la enervante, muchas veces superándola, un arma de doble filo que para unos era un punto fuerte frente a otros muchos juegos fáciles que se terminan en una tarde. Para otros, apenas se podía jugar tres o cuatro fases hasta bloquearse en un salto o enemigo final que consumía una y otra vez vidas, en ocasiones por errores mínimos que el juego no perdona nunca. Esta elevada dificultad era uno de los temas a tratar en la secuela por NIS, no rebajando la dureza hasta hacer la saga irreconocible, pero sí para que, al menos, algunos jugadores sintiesen tentaciones de repetir –y terminar- el juego. Para remediar cualquier crítica, en esta ocasión hay tres modos que cubren todos los gustos, aunque ya advertimos que incluso el más fácil pondrá a prueba los reflejos al máximo: Baby, Standard y Hell's Finest.
El modo estándar es similar al normal del primer Prinny, aunque con dos toques en lugar de tres para matar definitivamente al pingüino. Es decir, se ha reducido el número de daños, pero realmente la dificultad viene a ser la misma que en Can I Really Be The Hero? Los enemigos y jefes tienen una vitalidad "aceptable", y es el nivel por defecto si ya has jugado al primero, o quieres un reto que sea humanamente posible de terminar y dure muchas horas –el juego basa su longevidad en la repetición, más que en el número real de fases-.
Hell's Finest es sólo recomendable para la segunda partida, porque supone que al primer toque, nuestro Prinny explota. Apto para quien realmente disfrute jugando de una manera perfecta, conozca todas las rutinas de los enemigos finales y los momentos clave de los niveles. Es una de las pruebas más difíciles de superar frente a la PSP que recordamos.
El modo bebé, que para nada está indicado a los más jóvenes, es la nueva inclusión en la secuela, que viene a contentar a los que intentaron, pero no pudieron, llegar al final del juego original. Cada Prinny puede ser tocado tres veces antes de morir, y el diseño de los escenarios es más cómodo, evitando algunas caídas a precipicios; esto significa que en muchos saltos peligrosos encontramos cajas flotantes extra que corrigen nuestros errores, cubren algunos disparos enemigos y en general ayudan enormemente la parte de plataformas. Hay otras ayudas en forma de ítems, los jefes finales no necesitan tanto daño para morir y su "escudo" de combos es menor, y se han eliminado del recorrido los monstruos más peligrosos –ya sea por estrategia o resistencia-. En definitiva: el juego ahora abarca a más jugadores, sin renunciar a esa dificultad reservada a sólo unos pocos con el modo Hell's Finest. Aun así, los cabreos, bloqueos y las ganas de lanzar la PSP por la ventana siguen presentes, pero al menos ya no tenemos la sensación de afrontar un reto imposible, y la sangría de Prinnys es menor.
Como decíamos, Dawn of Operation Panties, Dood! tiene pocas novedades realmente importantes en su desarrollo para quien conoce el primer título de Prinny, y no por ello esta es una mala noticia. El control sigue siendo la seña de identidad de esta mascota, que a diferencia del ágil erizo de Sega, capaz de medir los saltos con naturalidad e incluso corregir la dirección en el aire, en Prinny una vez despegamos los pies del suelo el salto ya está decidido. Se necesita concentración y conocer perfectamente las distancias de desplazamiento para evitar caídas a precipicios, o impactar en enemigos. Es inevitable que en las primeras partidas –especialmente si no hemos jugado a Prinny 1- muchas de las mascotas de NIS fallezcan por errores de este tipo. Es normal, y también esta es la característica que hace que esta saga poco menos se adore o se odie.
Saltando sobre enemigos –con el movimiento de aplastar, no indefenso- se deja inconscientes a los enemigos, haciéndolos más vulnerables a otros ataques, y es la clave para derrotar a los jefes finales, que necesitan ser golpeados "con el culo" unas cuantas veces antes de sufrir daño con las espadas. Prinny dispone de dos armas blancas que no duda en utilizar para ataques cuerpo a cuerpo, o para lanzar ondas de energía desde el aire. Hasta aquí, ninguna novedad respecto al primer juego. Algo que sí es diferente es que ahora Prinny puede entrar en modo Break cuando encadena combos –matando o rebotando en enemigos- en el que el daño del pingüino aumenta y es posible realizar otros ataques especiales. En el modo fácil, además, se activa cada vez que pulsamos los interruptores de punto de control, facilitando mejor nuestro viaje por los niveles.
Otro elemento que no ha cambiado es que en las primeras seis fases podemos elegir el orden de juego, pero luego nos esperan cuatro niveles más. Cada misión representa una hora en el Inframundo –hay 10 para recuperar las bragas de Etna-, y cuando superamos una fase se eleva la dificultad de las siguientes, alterando algunos tramos o la agresividad de ciertos enemigos, y eso significa que cada jugador puede superar el juego de una manera algo diferente a otro, dependiendo del orden de la partida.
En cualquier caso, de los 1000 Prinnys no van a sobrar muchos, hay que ahorrar el máximo posible, y los jefes finales, que por suerte son un evento propio que no requiere repetir la fase por completo, son los culpables de muchas de las muertes. Algunos de ellos además son en 3D, y poseen estrategias bastante elaboradas que hay que aprender para descubrir los momentos en los que se puede saltar sobre ellos, y cuándo conviene huir en dirección contraria. Desde personajes que se lanzan hacia nosotros con saltos y otros ataques a grupos de animadoras que invocan enemigos o un ejército de 100 Prinnys oscuros, todos ellos son un derroche de originalidad que van subiendo la complejidad a pasos agigantados. El juego se basa en aprender de memoria cada rutina con una precisión matemática; quien no disfrute del ensayo y error quizás deba alejarse de esta saga.
Los cambios climáticos o situaciones –bajo el agua, por ejemplo- de Prinny 2 añaden algo novedoso al apartado gráfico y jugable, además de algunas pequeñas incorporaciones menores tipo plataformas destruibles. En general, no se puede considerar la secuela como revolucionaria o especialmente innovadora respecto al primero, porque se limita a ofrecer más niveles con trampas del mismo estilo –suele haber enemigos situados estratégicamente en lugares para impedir que el jugador vaya corriendo sin mirar-.
Técnicamente no es de los juegos más potentes de PSP, pero sí que es de los más bonitos de cuantos podemos ver en portátil. Como el primero, es extremadamente suave, con unos personajes 2D muy bien animados y un gran colorido. Aunque la mayoría de enemigos y animaciones de Prinny han sido recicladas, los escenarios tienen algo más de detalle. No se puede decir que exista un salto remarcable, pero sigue siendo un juego muy sólido y al que no se le pueden poner pegas gráficamente. Prinny 2 es todo un ejemplo y lección de cómo hacer un juego deslumbrante sin necesidad de grandes recursos o un motor de última generación.
El sonido vuelve a ofrecer un buen nivel con las graciosas voces de los diálogos, con una cantidad de ‘dood’ en cada línea de los Prinny muy abundante. Como en los gráficos, algunos efectos han sido reutilizados para los enemigos que repiten papel, pero las nuevas melodías consiguen hacer olvidar cualquier defecto en este sentido, porque por muchos minutos que juguemos una fase no tenemos sensación repetitiva, es el mejor halago que se puede hacer cuando quedamos atascados en combates como los jefes finales. Ninguna memorable, pero hay para todos los gustos, desde músicas alegres a otras más cañeras, según la situación.
Por si no hubiese suficiente con el juego principal, Prinny 2 incluye un "minijuego" que realmente podríamos considerar un modo alternativo, Asagi Wars. El argumento se puede resumir en que un nuevo personaje, Asagi, tiene un accidente y se transforma en un Prinny oscuro. Un día observa en la televisión que hay varios impostores que se hacen llamar Asagi, así que decide demostrar que ella es la auténtica, en una guerra televisada en la que sólo sobrevive uno. Este modo se desbloquea al terminar la historia principal, y tiene como diferencias que hay un indicador de porcentaje de espectadores, y a mayor cifra –según nuestra forma de jugar-, se activan más técnicas. Además, Asagi, aunque posee cuerpo de Prinny, tiene armas que ya quisieran los esbirros de Etna habituales, como un arma gatling, una perforadora, una escopeta y un lanzallamas.
Conclusiones
Con Prinny 2: Dawn of Operation Panties, Dood!, NIS ha perfeccionado el que ya era un juego muy adictivo, y de paso, ofrece nuevos niveles para crear una gran secuela que sin duda supera al primero en todo, exceptuando en el factor sorpresa. Es muy rejugable, está repleto de objetos para coleccionar escondidos por las fases, se mantiene la función de compartir repeticiones con otros jugadores, hay diferentes versiones de un mismo nivel según el orden de juego y extras desbloqueables, empezando por Asagi Wars.
Si te ha gustado Can I Really Be The Hero?, Prinny 2 no debe faltar en tu colección, aunque en esta ocasión sea exclusivamente en formato digital –en Europa y Estados Unidos-. Incluso si la dificultad del primer Prinny te echó atrás, deberías dar una segunda oportunidad a la saga con Prinny 2, porque es uno de los mejores juegos de plataformas de portátil, y también de los más duros.