Análisis de Fading Shadows (PSP)
El estudio lituano Ivolgamus nos ha sorprendido muy gratamente con el presente título. Sus seis años de experiencia en la industria del videojuego les han servido para demostrar de lo que son capaces en este pequeño estudio europeo, aunque su producción sea, ciertamente, muy escasa. Y, sin duda, también se demuestra con ello que en Europa existen estudios capaces de competir con sus homólogos americanos o japoneses, aún cuando, ciertamente, los medios con los que cuenten sean, en muchas ocasiones, inferiores a los de aquéllos.
Fading Shadows es una pequeña joya dentro del catálogo para PSP que integra los géneros del puzle y la aventura en un título que nos hará devanarnos los sesos en un total de cuarenta niveles de tamaño variable. Si bien es cierto que, a simple vista, cuarenta niveles parecen pocos para un título de estas características, la dificultad de algunos de ellos nos hará sudar la gota gorda y pasarnos unas cuantas horas ante la pantalla de nuestra consola, averiguando las soluciones más plausibles para cada caso. Además, cuenta con un grupo de diez niveles multijugador para competir contra otro usuario mediante la conexión inalámbrica de la consola. Y todo por un precio realmente muy asequible. ¿Qué más podemos pedir?
El malvado brujo Gardal, junto a sus fieles lacayos Quiph y Morg, desea por todos los medios llevar a cabo sus diabólicos planes y conquistar, así, el Castillo del Cielo, fortaleza que lucha sin cuartel protegiendo al mundo de las fuerzas tenebrosas del mal. Para ello, deberá sacrificar el alma pura del joven Erwin, a quien encerrará en una lúgubre mazmorra a la espera de su ejecución, según anunciaba una profecía milenaria.
Pero Gardal no contaba con la hermana del joven, Aira, una poderosa hechicera que, para salvarlo de las garras del brujo, ha decidido encerrar el alma de su hermano en una lágrima, y guardar ésta en una esfera protectora. Ahora, para huir del lugar donde ha sido encerrado y llevarle de vuelta hasta el Castillo del Cielo, deberá utilizar un rayo de luz mágico que le sirva de guía durante el camino repleto de peligros. Pero Aira está demasiado exhausta para llevar a cabo tan difícil empresa, ya que el esfuerzo realizado para enviar el rayo de luz a salvar a su hermano ha superado los límites de su fuerza, con lo que ha perdido todo el control sobre el mismo…
Y aquí entramos nosotros, los auténticos protagonistas de la historia: deberemos tomar las riendas del rayo de luz para guiar a la esfera en la que está encerrada el alma de Erwin por los cuarenta niveles de los que se compone el juego, hasta llegar a buen puerto al Castillo del Cielo, donde Aira podrá, finalmente, salvar a su hermano de la perdición.
Una joya visual
Sin duda, lo más sorprendente del título es el cuidado y detallismo con el que se ha tratado todo el apartado técnico, especialmente en lo que respecta a los gráficos del juego. Los escenarios están construidos en base a los puzles que debamos resolver, en los que deberemos de interactuar constantemente con nuestro entorno para conseguir abrir la puerta de salida de cada nivel y, por supuesto, guiar a la esfera hasta ella. Así, nos adentraremos en las oscuridades de las mazmorras de un castillo medieval, vagaremos por entornos naturales de la más variada condición, rodaremos por fortalezas flotantes en las que un paso en falso representará una caída inminente al vacío… El entorno que nos rodea siempre resultará muy agradable a la vista y, aunque los elementos del mismo son objetos inertes, podemos interactuar con ellos a través de un sinfín de mecanismos o palancas que encontraremos en los escenarios, los cuales entrarán en funcionamiento al pasar por encima de ellos con el rayo de luz o con la esfera, según sea su tipo.
Por otro lado, algunos efectos visuales, especialmente el del agua en forma de estanques o ríos que encontraremos por todo el juego, han sido muy notablemente realizados, creando la ilusión de que, realmente, la esfera se sumerge en agua, y respondiendo físicamente muy bien a nuestra interacción con el líquido elemento. Por otro lado, el juego cuenta con un gran abanico de animaciones que se desarrollarán cada vez que pongamos en marcha determinados mecanismos, los cuales pueden abrir determinadas puertas, mover espejos sobre los que podamos reflejar nuestro rayo de luz para poder llegar con él a determinadas partes del mapa, o desplazar alguna parte del entorno para dejarnos acceder a una parte del escenario de otro modo inaccesible.
La música del juego es otro de sus puntos fuertes. Si bien no sorprende al principio, a medida que avancemos en la aventura podremos observar la calidad con la que han sido tratados los temas (muy dentro de la estética ambient y new age, todo hay que decirlo) de la banda sonora. Todos ellos acompañan a la perfección la acción del juego, mediante sintonías y melodías tranquilas y relajantes que nos ayudarán a no perder la compostura (o la paciencia) en los momentos más comprometidos del título. Aparte de la banda sonora, poco más hay que decir sobre este apartado del juego: los efectos sonoros del mismo son bastante convencionales, y ninguno de ellos destaca especialmente sobre el resto. Oiremos puertas abrirse, enormes bloques de piedra desplazarse unos sobre otros, engranajes y palancas chirriantes, el chapoteo de los diferentes materiales sobre el agua, así como lo diferentes efectos que produce nuestro rayo de luz sobre los materiales, según sea la intensidad con la que despleguemos el poder del rayo. Lo dicho: unos efectos que, sin duda, cumplen su cometido, pero poco más.
Sistema de control
En lo que destaca especialmente el título es, sin duda, en el apartado de la jugabilidad. El manejo de juego es, ciertamente, sencillo y asequible para todo tipo de público, aunque el hecho de que se trate de un juego con un ritmo marcadamente pausado en el que deberemos de armarnos de paciencia para dar solución a todos los rompecabezas que nos ofrece, lo hacen, quizás, más apto para un tipo de jugador que ya esté habituado al género de puzle, y que disfrute con juegos en los que el hecho de pensar y razonar prime sobre la acción y los reflejos del jugador.
Controlaremos durante el juego al rayo de luz mágico, mediante el uso del pad analógico o la cruceta de control de nuestra consola. Podremos aumentar o menguar la intensidad del mismo mediante el uso de los botones frontales X o cuadrado, respectivamente, haciendo del rayo un haz luminoso más denso y estrecho, con un poder destructivo mayor, o convirtiéndolo en un haz de mayor amplitud, aunque de mucho menor potencia. Por otro lado, controlaremos la cámara del juego para ajustarla a nuestras necesidades en cada momento mediante el uso de los gatillos laterales de la consola, rotando en torno a nuestro rayo y ampliando así nuestro campo de visión.
La esfera en cuestión seguirá a nuestro rayo de luz, a mayor o menor velocidad según la densidad y potencia de nuestro rayo, en una relación de proporcionalidad directa, esto es, la bola nos seguirá más rápidamente cuanto más estrecho y potente sea el rayo. El problema es que nuestra esfera deberá de cambiar el material del cual está compuesta según la situación en la que nos encontremos, pudiendo alternar entre materiales como la madera, el acero o el cristal. Tendremos unos pulsadores que transformarán la esfera en un orbe de madera o metal, mientras que nosotros mismos podremos convertirla en una esfera de cristal pulsando el botón triángulo. El material de la esfera nos permitirá movernos con soltura por determinadas zonas: por ejemplo, la madera, al flotar en el agua, nos permitirá flotar en estanques y ríos, y con la esfera de acero podremos superar desniveles del terreno, impulsándola con el rayo a toda potencia mediante el botón de círculo.
El problema es que cada material tendrá, junto a sus ventajas, una serie de limitaciones que nos harán plantearnos en cada ocasión cual es la mejor opción para solucionar el entuerto: la madera es fácilmente inflamable, con lo que si no tenemos cuidado, prenderemos fuego a la esfera con nuestro propio haz de luz. El acero, por su parte, se oxida rápidamente en el agua, con lo que no es aconsejable sumergirlo en un estanque. Y el cristal tiene el inconveniente de su fragilidad… En definitiva, la dificultad del título no sólo radica en descubrir la manera de solucionar cada uno de los puzles, sino en averiguar qué material es necesario en cada momento para solucionar cada parte del escenario.
Por otra parte, repartidas por todo el mapa hay una serie de brillantes gemas que, sin duda, recomendamos recolectar a toda costa, ya que cada una vez hayamos acumulado diez de estas gemas, el juego nos premiará con una esfera más, es decir, una vida añadida a nuestro contador que nos permitirá un nuevo intento en la partida, en caso de fracasar en alguno de los niveles del título.
Finalmente, cabe resaltar la inclusión de un modo para dos jugadores en el que haremos uso de la conexión inalámbrica de nuestra PSP, en caso de poseer dos copias del juego, una para cada usuario. Como curiosidad, disponemos de una modalidad de juego extra llamada Rompecabezas, en la que tendremos a nuestra disposición una serie de puzles, los cuales iremos desbloqueando a medida que recojamos sus diferentes piezas por los diferentes escenarios de la aventura. A modo de galería de imágenes, y como curiosidad dentro del conjunto, la verdad es que no está nada mal.
Conclusiones
Sin duda, como ya dijéramos al principio del análisis, Fading Shadows ha sido una grata sorpresa para los usuarios de PSP, especialmente para los amantes del género de puzle. Su excelente apartado técnico, junto a la belleza y originalidad de su concepto, hacen de él un título muy a tener en cuenta dentro del catálogo de la portátil. Lástima de su escasa duración y de la falta de más opciones de juego, factores que, de haber sido tenidos en cuenta, hubieran hecho de él un título casi imprescindible dentro del género.