Análisis de Bomberman Land (PSP)
Los clásicos nunca mueren, está claro. Y aún más patente nos queda la frasecita de marras cuando vemos la solera que tiene la veterana franquicia de Hudson, y lo bien que aguanta el paso de los años. Y, a pesar de que de vez en cuando la compañía intenta renovar el aspecto de su serie más famosa (véase el chapucero intento de actualizar el aspecto de la saga en Bomberman: Act Zero para XBox Arcade), los jugadores siempre apuestan por el Bomberman clásico, el de toda la vida, con el que tendrán, a buen seguro, la diversión asegurada.
En esta ocasión, la portátil de Sony acoge a un nuevo título inspirado en la saga Bomberman Land, serie subsidiara de la veterana franquicia de Hudson que ha pasado ya por varios títulos en Nintendo DS y Wii, con una respetable aceptación por parte de crítica y público. Si bien es cierto que tintar con detalles de aventura y rol a una saga de acción desenfrenada y estrés explosivo ha sido una apuesta un tanto arriesgada, debido a la inclusión de una profundidad argumental que, a priori, la saga no necesitaba para nada, el invento no les ha salido del todo mal al equipo de Hudson, y la combinación de aventura y minijuegos de los títulos de la serie han hecho las delicias de los usuarios de las dos consolas de Nintendo.
En esta ocasión, la versión de PSP ofrece una versión ligeramente diferente que la de Wii, con la cual tiene más elementos en común que con los títulos de la saga lanzados para Nintendo DS, a pesar de que todos ellos compartan el mismo universo para desarrollar la acción del juego. Si bien el sistema de juego en ambas versiones es muy parecido (pese a las diferencias, claro, dadas por las diferentes interfaces de juego y los distintos sistemas de manejo), la historia de las dos ediciones difiere bastante, aunque, todo sea dicho, ninguna de las dos destaca especialmente por la calidad de su guión.
En la versión que nos ocupa, la de PSP, encarnamos a Blanco, el protagonista de la historia, quien, en compañía del resto de sus colegas Bomberman, viajan hasta el parque de atracciones Bomberman Land después de oír la espantosa noticia de que una serie de extraños sucesos han hecho desaparecer varias partes de la isla donde se sitúa el mentado parque. Además, por lo visto los habitantes de la zona han perdido completamente la memoria, con lo que nadie recuerda exactamente qué ha sucedido en la isla. Nuestra misión es devolver la memoria a todos los habitantes del parque, y recuperar las tierras desaparecidas del mismo, recogiendo todas las fichas de zona que nos permitan superar los diferentes niveles del juego.
En nuestra aventura nos acompañará un pequeño ser llamado Mini Bomberman, el cual, en principio, nos guiará y ayudará durante nuestra estancia en Bomberman Land, si bien finalmente su función será únicamente la de actuar como interlocutor nuestro ante el resto de personajes, dado que Blanco no pronunciará ni una sola palabra durante el juego (cosa que, una vez más, nos hace notar la costumbre extendida de despersonalizar a los protagonistas de videojuego, a favor de una identificación mayor del jugador con el personaje).
Para recuperar las deseadas piezas de zona, deberemos de recorrer toda la isla de punta a punta, pasando por diferentes zonas del parque, hablando con todos los personajes con los que nos encontremos, revisitando ciertos puntos del juego a medida que vayamos avanzando en la aventura y superando los diferentes minijuegos que nos ofrece el título. Estos minijuegos, escasos, por un lado, y de una mecánica extremadamente sencilla, por el otro, nos servirán también para aumentar nuestra puntuación en el juego, y poder desbloquear así algunos de los elementos presentes en la galería que podremos ver en el menú principal del título. Por otro lado, también nos permitirán conseguir aumentar nuestra economía, lo que dará pie a que podamos comprar equipamiento y accesorios en las diferentes tiendas del juego para personalizar a nuestro personaje a gusto y conveniencia.
El aspecto gráfico de la aventura, lamentablemente, no está a la altura de una consola de las capacidades técnicas de la PSP. Si bien es cierto que, como ya comentábamos al inicio del artículo, el carácter clásico y marcadamente retro de la saga Bomberman es uno de sus puntos más a favor, en este caso la norma se ha llevado al exceso. Los modelos de los diferentes personajes son demasiado parecidos entre sí, y los detalles con los que cuentan en su atuendo o apariencia son prácticamente nulos. Diferenciaremos unos Bomberman de otros por su color o su tamaño, fundamentalmente, y nunca veremos a más de tres Bomberman juntos en pantalla: cada vez que entremos en conversación con otro personaje, únicamente veremos a Blanco y a Mini Bomberman en pantalla con el personaje en cuestión.
Por otro lado, los escenarios en los que se suceden las escenas de conversación e interacción con el resto de los personajes adolecen de una escasez de recursos innecesaria, tratándose, como ya sabemos, de un juego para PSP. Veremos formas y colores, sí, y todo ello en tres dimensiones, pero los entornos aparecen prácticamente vacíos, y las texturas de lo que nos rodea dejan mucho que desear. En el mapa del juego, por otro lado, nos moveremos por una especie de raíles en los que veremos situados los puntos interactivos en los que podremos charlar con algún personaje, conseguir una ficha o entrar en un minijuego. En este sentido, tampoco el grafismo ha sido excesivamente trabajado, y todo da una impresión quizás excesivamente austera e icónica.
La música del juego tampoco es nada del otro mundo. Las melodías que nos acompañan en la aventura son aburridas y repetitivas, con instrumentaciones más propias de juegos de hace una decena de años que de títulos aparecidos a día de hoy. Por otra parte, la gama de efectos de sonido es bastante amplia en todo el juego, aunque se echa de menos alguna que otra voz en los personajes. Pensemos que la mayor parte del tiempo estaremos conversando con uno y con otro Bomberman, siempre mediante los sempiternos recuadros de texto acompañando a la imagen en pantalla: la verdad es que los chicos de Hudson podrían haber utilizado alguna que otra expresión hablada en las conversaciones para dar un poco más de juego y variedad al juego.
En este sentido, la jugabilidad del título pierde muchos enteros: podríamos resumir la experiencia del modo aventura en mucho ruido y pocas nueces, o lo que es lo mismo, demasiadas palabras y poca acción. Aún al inicio del juego, deberemos de deambular de un lado para otro un buen rato, charlando con todo aquél que ose ponerse por delante, antes de poder empezar a disfrutar de los minijuegos que adornan el título; y, desgraciadamente, esta será la tónica general de la que es la modalidad principal de juego. Por otra parte, una vez nos sumerjamos en la acción de alguno de los minijuegos, veremos que la interfaz de manejo de los mismos es tan sencilla (estúpidamente sencilla, podríamos decir) que puede llegar fácilmente a aburrir, sobretodo teniendo en cuenta que la dificultad de algunas de las pruebas nos obligará a intentar superar una y otra vez el mismo minijuego para poder conseguir, finalmente, la consabida ficha de zona.
Como contrapartida, el juego dispone de un modo batalla que despliega un montón de opciones y que hará las delicias de los amantes del Bomberman más clásico, el que ofrece desde siempre acción y diversión a raudales. Podremos enzarzarnos en escaramuzas de hasta cuatro jugadores, sean éstos controlados por la consola o por otros usuarios de PSP mediante la red local. Es de agradecer que los desarrolladores del juego hayan pensado en la posibilidad de compartir tanto algunos minijuegos del título como muchos de los escenarios del modo batalla, para poder disfrutar entre varios del juego aún poseyendo únicamente un único original. Aún así, no entendemos porqué no se ha pensado en añadir opciones online al juego, cosa que hubiera aumentado exponencialmente su jugabilidad.
Aún así, el modo batalla de Bomberman Land cumple a la perfección, con sus múltiples opciones, sus cuarenta y siete tipos de escenario diferentes (muchos de ellos, variaciones entre diferentes opciones de terreno combinadas entre sí) y sus cuatro modalidades de juego multijugador. Un complemento nada despreciable que hará que más de uno se plantee seriamente el hecho de hacerse con el título, a pesar de la relativa inocuidad de la que hace gala el ya mencionado modo aventura.
Conclusiones.
Bomberman Land seguramente llamará más la atención de los jugadores por su espectacular y completo modo batalla (el cual no deja, lamentablemente, de ser un complemento a la auténtica acción del juego), muy en la línea de lo que hemos podido ver en la saga desde sus inicios. Lamentablemente, como ya hemos dicho, echamos de menos la inclusión de un modo multijugador online, el cual hubiera mejorado mucho la valoración general del título. Por otra parte, si bien el modo aventura peca de ser excesivamente banal en muchos momentos, con rasgos marcadamente infantiles en otros, tendrá, sin duda, su público, y muchos de los jugadores que se hagan con el título a buen seguro disfrutarán de él. Un título sencillo, completo y variado, con un gran personaje protagonista que, a pesar de algunos defectos, hará disfrutar a pequeños y mayores de manera desenfadada, divertida y amena.