Análisis RoboCop: Rogue City, el mejor juego protagonizado por el ciborg de Detroit (PS5, PC, Xbox Series X/S)
Robocop merecía un juego a la altura del mito cinematográfico y RoboCop: Rogue City es lo más parecido que tenemos hasta el momento. ¿Es un shooter que pasará a la historia? No, y desde luego no va a entrar en ninguna quiniela de candidatos a Juego del año. Pero Teyon ha cumplido con las expectativas que habíamos puesto tras jugar a su demo: un tributo al universo de la película de Paul Verhoeven con presupuesto limitado y algunos problemas inherentes al propio personaje, lento y poco apropiado para la acción rápida.
La desarrolladora ha tenido fallos garrafales como el caso de Rambo: The Video Game pero nos alegra decir que RoboCop: Rogue City es incluso mejor que lo visto en Terminator: Resistance, es decir, tenemos un placer culpable para el fan del ciborg interpretado por Peter Weller, respetuoso en múltiples aspectos y con pretensiones de trasladar las características de RoboCop a un shooter en primera persona que es más memorable que el remake de 2014.
Un juego que comprarías por más de un dólar
RoboCop: Rogue City nos lleva a un punto entre RoboCop 2 y RoboCop 3, lo que significa que el personaje ya está asentado y no se entretiene con presentaciones. Lo cierto es que en su historia es bastante decente y encaja perfectamente como una posible secuela perdida: Detroit está tomada por el crimen, las bandas y una nueva droga, mientras en las sombras se mueve alguien que quiere controlar toda la ciudad. Nada que nuestro resucitado protagonista no pueda afrontar… En teoría, porque su mente, todavía tiene rastros de su pasado humano y de vez en cuando sufre bloqueos mentales.
RoboCop y su compañera Lewis van a afrontar estas amenazas con un gameplay de juego de acción en primera persona que a primera vista está muy alejado de la jugabilidad rápida que solemos encontrar en el género moderno. No es un Call of Duty, no es un Doom, no es Destiny. Es RoboCop y sus movimientos son robóticos por naturaleza. Si aceptas esto, como muchas otras características de Rogue City, el juego entrará mucho más fácil. Además no hay que restar mérito a Teyon porque ha conseguido una estupenda sensación de impactos en enemigos y entornos dentro de sus limitaciones técnicas: destrozos en columnas, mobiliario, salpicaduras de sangre, objetos explosivos, miembros amputados… La fiel Auto-9 de munición infinita nos sacará de casi todos los apuros, pero en muchas ocasiones podremos cambiar de arma, utilizar los puños, lanzar objetos o utilizar escudos humanos: todo vale para cumplir la misión.
Por lo general, si entramos en una habitación poblada de enemigos, la sensación es que somos poderosos y son ellos quienes deben temernos. La inteligencia artificial no brilla especialmente aunque, de nuevo, podemos considerar a estos matones como simple carne de cañón en los que vaciar el cargador. Rogue City tiene fallos fácilmente criticables, pero encajan dentro de su mundo de criminales con poco aprecio a su vida. Por cierto, además de la influencia en los acontecimientos o diálogos que conseguimos mediante las elecciones puntuales, lo bien –o mal- que lo hagamos en las situaciones con rehenes pueden tener impacto en la historia si las víctimas son personajes clave. Hasta en esto Teyon ha estado inspirada.
La desarrolladora ha aprovechado el hardware de nuestro policía para integrar un sencillo sistema de habilidades que nos permite ir mejorando las técnicas, unas ficticias y otras extraídas de las películas –como el tiro que rebota en paredes-. Estos guiños, la visión retrofuturista de RoboCop, la memorable banda sonora de Basil Poledouris, los efectos de sonido tomados de las cintas y otros muchos detalles integrados por el estudio hacen que sea un regalo para el fan de Alex Murphy. ¿Hace todo esto que sea más divertido? En cierta manera sí, no se puede negar. Incluso nos ha encantado que se tome algún momento para las actividades de investigación, que no todo sea apretar el gatillo, o que RoboCop no pueda abrir una simple puerta –cuando está fuera del combate- porque no cuenta con el permiso legal para hacerlo, las directivas lo prohíben.
Ahora, entre sus secciones de tiroteos en zonas lineales, las calles con un poco más de libertad, la estancia en la comisaría y las misiones opcionales –algunas un poco tontas para el perfil de nuestro personaje-, hay pequeños problemas aquí y allá que impiden que estemos hablando de un clásico instantáneo en el género, independientemente del uso de la licencia. Y curiosamente no son los gráficos, muy dignos para tratarse de una producción AA que sólo falla en gestos faciales puntuales, sino en esos errores que ya se intuían por la demo.
Junto con la IA casi nula, echamos en falta una mayor variedad de enemigos –no sólo en aspecto, sino en comportamiento-. También se agradecería un punto más de sátira, humor negro e incluso gore -que lo hay, pero sin la crudeza de la primera película-, y la recta final no está bien rematada, en parte porque los rivales se vuelven más peligrosos (¿alguien ha mencionado a ED-209?) y nuestra armadura deja de ser tan segura, lo que obliga a cambiar de estrategia y buscar protecciones… Algo para lo que el gameplay de RoboCop no está tan bien preparado. Esto resta emoción y magia a enfrentamientos que sobre el papel deberían ser muy épicos; la verdad, lo hemos pasado mejor cuando el protagonista demuestra que es una fuerza imparable contra las pandillas de granujas y punkis adictos al nuke.
Conclusiones
Salvando las distancias en calidad de un juego y otro, podríamos compararlo con lo que hace Alien: Isolation al universo Alien: RoboCop: Rogue City está cerca de ser el título que todo fan del personaje habría soñado, y nuestro cariño a la saga cinematográfica va a cambiar mucho la impresión general con el juego de Teyon. Analizado fríamente como shooter tiene aspectos mejorables, pero es que no estamos ante un shooter más, es un simulador de RoboCop con momentos espectaculares.
Hemos necesitado más de 30 años pero por fin una desarrolladora se arremanga para tomarse en serio esta licencia y así ofrecer un juego sucio, poco elegante, que captura el espíritu de las películas de acción de los 80. Poco más podríamos exigir a Rogue City.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS5 con un código proporcionado por Teyon.