Análisis RoboCop: Rogue City - Unfinished Business, mitad juego, mitad expansión, todo diversión (PS5, PC, Xbox Series X)

Si lo tratásemos como un simple shooter más, RoboCop: Rogue City no pasaría de ser un título entretenido y sin grandes alardes, pero si lo valoramos como un juego basado en este icónico personaje que nos conquistó a todos los que tuvimos la suerte de disfrutar de sus dos primeras películas en los años 80 y 90 (por respeto a nuestro querido policía robótico haremos como que todo lo que vino a posteriori nunca ocurrió), os diríamos que es una de las mejores adaptaciones que se han hecho nunca a formato de videojuego de una licencia cinematográfica.

Sí, tenía sus problemas, pero eso no quita que sea una producción que, pese a su modesto presupuesto, supiese darnos justo lo que veníamos buscando: el simulador definitivo de RoboCop.

La fantasía de poder que transmitía a los mandos al hacernos sentir como tanque andante capaz de arrasar con todo mientras las balas rebotan en nuestra armadura, lo gratificante que resulta disparar con la mítica pistola Auto 9, lo bien que captaba el tono de los films con su descarnada sátira hacia el ultracapitalismo, la lograda ambientación, la propia historia, el regreso de Peter Weller para encarnar a su personaje más celebrado, la enorme cantidad de guiños y referencias para los fans… Todo respira amor incondicional por la licencia y eso, como fans, es algo que acaba pesando mucho más en un producto de estas características que cosas como una IA enemiga ramplona o algún que otro bug visual.

Por suerte, el título ha tenido muy buena recepción entre el público, lo que ha servido para que Teyon y Nacon hayan dado luz verde a una expansión independiente llamada RoboCop: Rogue City - Unfinished Business que ya hemos podido jugar al completo y que conserva intactas todas las virtudes y defectos del título principal, pero que en términos generales os diríamos que nos ha gustado incluso un poquito más.

Asalto a la OmniTower

Esta vez la historia se sitúa poco después de los hechos ocurridos en Rogue City (juego ambientado entre los acontecimientos de RoboCop 2 y 3) y nos lleva hasta el corazón de la OmniTower, un gigantesco complejo residencial que está siendo utilizada como la base de operaciones de un peligroso grupo de mercenarios. Como podréis suponer, se trata de un guion muy sencillo, pero que encaja perfectamente con el tipo de narración que esperaríamos ver en una buena película de acción de las de antes y que se sigue con interés gracias a la forma en la que los acontecimientos se van desarrollando y precipitando mientras se ahonda en la figura de RoboCop y su pasado como Alex Murphy, planteando ciertos temas y dilemas muy bien hilados que profundizan en la mitología de la saga.

En lo que respecta a su jugabilidad, al tratarse de una expansión independiente podéis imaginar qué es exactamente lo que os vais a encontrar, ya que se mantienen todas las mecánicas y características del título principal. Esto significa que estamos ante un violento juego de acción en primera persona en el que controlamos a un personaje lento y pesado, pero extremadamente poderoso que es capaz de exponerse a las balas en mitad de un tiroteo mientras convierte a sus enemigos en auténticos coladores.

De igual modo, vuelve esa interfaz tan característica que nos permite analizar el entorno, detectar pruebas y resaltar a los enemigos, contamos con habilidades para fortalecer nuestra defensa y ralentizar el tiempo, podemos recoger armas del suelo y otros elementos del escenario, y el árbol de habilidades con el que podemos mejorar a RoboCop se ha mantenido intacto. Y sí, también regresa el sistema de placas y chips para potenciar el rendimiento de la Auto 9.

Lo que marca la diferencia en esta expansión es el ritmo y el desarrollo que tiene el juego, ya que toda la aventura se desarrolla en un entorno cerrado, lo que favorece que vayamos más al grano. Por supuesto, existen momentos en los que nos dan un poco más de libertad para realizar misiones secundarias, ejercer nuestras labores de policía e interactuar con otros personajes al llegar a ciertos sitios poblados por civiles, aunque son mucho menos frecuentes y la acción es algo más constante.

Uno de los grandes aciertos de Unfinished Business reside precisamente en el hecho de que nos enfrentamos a un grupo de mercenarios con acceso a armamento de gran calibre y a la última tecnología militar, lo que equivale a nuevos tipos de enemigos con los que debemos tener más cuidado, ya que suelen contar con multitud de torretas automáticas, drones voladores y suicidas y raro es el soldado que no va equipado con una armadura protectora.

Jugando en Difícil (el mismo nivel de dificultad en el que jugamos al juego original) nos ha seguido pareciendo un título bastante fácil y asequible en el que no hemos muerto ninguna vez, solo un par de veces de manera intencionada para desbloquear un par de trofeos bastante graciosos y que son todo un guiño para el fan, aunque sí que os podemos confirmar que hemos tenido que jugar de un modo mucho más conservador y buscando coberturas con bastante frecuencia, ya que ir de frente suele ser una muy mala idea por la cantidad de rivales que nos suelen salir al paso y el daño que nos pueden llegar a hacer si no mejoramos nuestro blindaje y nuestra recuperación de vida.

Como decimos, todo esto favorece una mayor variedad de situaciones durante los tiroteos y la acción, en general, nos ha parecido incluso más divertida que antes, ya que los escenarios cuentan con muchas más oportunidades estratégicas para aprovechar el entorno a nuestro favor. Ahora bien, la IA enemiga sigue siendo nefasta y la mayoría de enemigos suelen quedarse plantados disparando en sitios en los que están totalmente expuestos, un detalles que nos hubiese gustado que se hubiese mejorado.

Una novedad que nos ha dado una de cal y otra de arena es que ahora hay varios momentos en los que pasamos a controlar a otros personajes, una secuencias muy importantes para la narrativa pero que no están igual de bien resueltas en todos los casos. Cuando estas secciones implican algo de acción, como una misión en la que controlamos a Alex Murphy antes de ser convertido en RoboCop u otra absolutamente gloriosa que hay en la recta final en la que encarnamos a otro icono de la saga, son realmente buenas y ayudan a aportar algo de frescura en el desarrollo, ya que las mecánicas jugables cambian de manera coherente. Lamentablemente, también hay personajes cuyas secciones son, literalmente, un simple walking simulator un tanto alargado y muy poco interesante de jugar, lo que rompe el ritmo más de lo deseable.

Continuando con las novedades, tenemos que señalar que se han incluido algunas armas nuevas, destacando un potente cañón de criogenización con el que podemos lanzar un devastador rayo congelante. Para disparar tenemos que cargarlo durante unos instantes, aunque es tan potente que podemos causar auténticos estragos si le damos un buen uso, por no hablar de lo satisfactorio que resulta ver cómo los propios escenarios se llenan de escarcha con nuestros impactos.

Adicionalmente, ahora contamos con un movimiento de ejecución que podemos realizar si el enemigo está junto a un elemento amarillo del escenario, activando una animación especial en la que vemos a RoboCop, por ejemplo, incrustando la cabeza del rival contra la pantalla de un televisor o electrocutándolo contra un panel eléctrico. Son acciones muy circunstanciales a las que realmente no vamos a dar un uso excesivo, pero que ayudan a potenciar esa fantasía de ser mitad hombre, mitad máquina, todo policía.

En total, llegar al final de la aventura principal es algo que nos ha llevado unas 8 horas con todos los objetivos secundarios completados, una duración que nos parece más que competente para una expansión independiente de este calibre, por lo que dura lo que tiene que durar.

Por lo demás, a nivel gráfico sigue ofreciéndonos un título que hace un uso muy vistoso del Unreal Engine 5 en lo que se refiere a los escenarios, iluminación, texturas y el modelado de RoboCop, pero que falla en los rostros y expresiones faciales. Además, tenemos que comentar que nos hemos topado con varios errores de programación, alguno que otro bastante molesto que nos ha obligado a reiniciar la aplicación al impedirnos, por ejemplo, recoger armas del suelo.

Finalmente, el sonido nos regala una muy buena banda sonora que se amolda perfectamente al tono de las películas y que vuelve a rescatar el épico tema principal de la saga para los momentos más importantes e intensos. Los efectos también son de calidad y suenan con contundencia y el doblaje en inglés es bastante bueno, destacando, cómo no, a Peter Weller como RoboCop. Los textos están traducidos al español, aunque hay varias líneas de diálogo que nos han aparecido en inglés.

Conclusiones

RoboCop: Rogue City - Unfinished Business nos da justo lo que queríamos: otra fantástica y divertidísima aventura protagonizada por uno de los grandes iconos del cine de acción con la que Teyon ha demostrado nuevamente que entiende la licencia mejor que nadie. Un juego que ha vuelto a conseguir que nos sintamos como los auténticos protagonistas de una película de RoboCop, que dura lo que tiene que durar, que desprende un cariño brutal por la saga y con la que las horas se nos han pasado volando agujereando criminales, examinando pruebas y poniendo multas para imponer la ley. Ni es ni pretende ser uno de los mejores juegos de la historia, pero como juego para fans de este mítico personaje, sigue sin tener rival.

Hemos escrito este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha ofrecido Nacon España.