Análisis Oddworld: Soulstorm, más que un simple remake (PS5, Xbox One, Xbox Series X/S, Switch, PC, PS4)

La historia tras la creación de Oddworld es, como mínimo, apasionante. Cuando Abe's Oddysee, su primera entrega, se lanzó en 1997 para PlayStation y PC, lo hizo con la promesa de ser la piedra fundacional de un ambicioso proyecto que se extendería a lo largo de cinco juegos. Sin embargo, los planes no siempre van como uno espera y el éxito de aquella fantástica aventura obligó a que su segunda parte se tuviese que hacer en apenas nueve meses, impidiendo que Oddworld Inhabitants pudiese crear la secuela que realmente querían. Si bien esto se tradujo en un gran juego, era tan similar a su predecesor que para muchos fue más una gigantesca expansión que algo realmente nuevo.

Con la llegada de la siguiente generación, la serie se convirtió en una de las grandes exclusivas en consolas de la primera Xbox, lo que acabó desembocando en Oddworld: Munch's Oddysee y Oddworld: Stranger's Wrath. Con el primero se intentó dar el salto de forma fallida a las 3D, mientras que el segundo fue un auténtico juegazo a modo de spin-off que quedó fuera de la pentalogía. Lamentablemente, ambos se pegaron tal tortazo en el mercado que la saga acabó por ser cancelada antes de que su historia pudiese concluir.

Por suerte, la esperanza de ver su final algún día regresó en 2014 con el lanzamiento de Oddworld: Abe's Oddysee New N' Tasty!, un fantástico remake del primer juego que actualizó y modernizó el clásico para marcar el inicio del renacer de la serie. Ahora, casi siete años después de aquel hito, le llega el turno a Oddworld: Abe's Exoddus de recibir su propio remake con Oddworld: Soulstorm, el proyecto más ambicioso en el que jamás se han embarcado sus creadores. ¿Está a la altura de su legado?

Mucho más que un remake

Si con New N' Tasty! el estudio buscó ofrecernos una reproducción extremadamente fiel del original pero con gráficos actualizados y ciertas mejoras técnicas y jugables, el enfoque por el que se ha apostado para rehacer la secuela es todo lo contrario. Aprovechando esta nueva oportunidad para narrar esta parte del viaje de Abe, Lorne Lanning y su equipo han querido quitarse la espinita del apresurado desarrollo de Abe's Exoddus para plasmar aquí su auténtica visión de lo que debería haber sido dicha obra. O lo que es lo mismo: a efectos prácticos nos encontramos ante un juego totalmente nuevo.

Sí, la historia llega a los mismos puntos y vamos a volver a pasar por muchos sitios que ya conocemos, pero todo está tan cambiado que las similitudes con el título de 1998 son prácticamente anecdóticas, lo que nos parece genial y nos ha permitido disfrutar de un Oddworld completamente nuevo tras tantísimos años, algo que no ocurría desde Stranger's Wrath.

A nivel narrativo se trata de una secuela directa de los hechos que vivimos en New N' Tasty!, por lo que nos tocará acompañar nuevamente a un atormentado Abe mientras carga con la responsabilidad de salvar a su raza de la esclavitud. Evidentemente, el guion se ha reescrito y expandido, cambiando el orden de ciertos sucesos para dar una mayor coherencia a la odisea, mantener mejor la intriga de los misterios que nos plantean y hacer que todo resulte más emocionante. Además, también se profundiza mucho más en los personajes y en el trasfondo de este universo, por lo que, al final, nos queda una historia muy amena, entretenida, bien contada y con un tono bastante peculiar.

En lo jugable volvemos a tener una aventura de plataformas 2,5D en la que los puzles y el sigilo llevan la voz cantante. Nuestro objetivo no será otro que el de superar una serie de niveles más o menos lineales, algo que es mucho más fácil de decir que de hacer, ya que no pararemos de toparnos con todo tipo de peligros y situaciones que nos obligarán a ser muy precisos con los mandos y a usar nuestro ingenio para sobrevivir, especialmente si pretendemos rescatar al 80% de los Mudokons de cada fase para desbloquear las dos últimas pantallas y ver el verdadero final.

Como ya sabréis, nuestro héroe es bastante atípico y dista mucho de ser un gran guerrero, por lo que siempre llevaremos las de perder en un enfrentamiento directo contra nuestros enemigos, obligándonos así a que usemos nuestra astucia para acabar con ellos o sortearlos sin que nos detecten. Si hay algo que nos ha llamado la atención desde el primer momento es lo mucho que se han mejorado los controles respecto a cualquier entrega previa. Abe ahora es considerablemente más ágil, puede realizar saltos dobles y la mecánica de canto para poseer a los enemigos se ha rediseñado de una manera bastante inteligente para permitirnos seleccionar a nuestros blancos moviendo una esfera de duración limitada.

Lo que nos ha decepcionado ligeramente es la simplificación de nuestras opciones de interacción con los Mudokons, pues ahora únicamente nos limitaremos a decirles que nos sigan o se queden quietos, así que olvidaros de tener que lidiar con sus diferentes estados de ánimo o de habilidades tan divertidas como los pedos explosivos, modificaciones que entendemos que se han hecho para mantener el tono más serio, oscuro y dramático que se le ha querido dar a esta entrega.

A cambio hemos ganado un sistema de artesanía que nos permite recoger materiales para construir útiles objetos, como minas, granadas, proyectiles que atan a nuestros enemigos si consiguen impactar contra ellos y hasta lanzallamas con los que defendernos. La parte positiva de esto es que ahora contamos con una mayor variedad de herramientas que nos permiten resolver una misma situación de muchas formas distintas, incentivando nuestra creatividad e imaginación a la hora de superar los retos con los que nos encontremos, algo que nos ha gustado mucho.

Sin embargo, esto también implica tener que rebuscar en todos los cubos de basura y taquillas que veamos, una tarea que rompe muchísimo el ritmo y que puede llegar a hacerse extremadamente tediosa, especialmente cuando morimos tras haber recogido montones de materiales, cargamos punto de control y nos toca volver a registrarlo todo. Y sí, esto es un juego de Oddworld, así que podéis dar por hecho que vais a morir bastantes veces, pues apenas hay margen de error.

Por otro lado, tenemos un diseño de niveles que en líneas generales nos ha gustado: esconden infinidad de secretos que premian nuestra curiosidad, hay retos muy variados y siempre nos están poniendo a prueba de muchas formas distintas, consiguiendo que cada paso que demos sea algo enormemente gratificante y satisfactorio. Además, hay montones de puntos de control para que nunca tengamos que repetir secciones demasiado largas y no nos importe reintentarlas, y su mezcla tan única de plataformas, puzles y sigilo sigue funcionando de maravilla a día de hoy.

Eso sí, no todo es perfecto y no vamos a negar que nos hemos topado con algunas secciones no demasiado inspiradas o con saltos mal calculados y que ciertos niveles tienden a alargarse demasiado de forma un tanto artificial, repitiendo ideas y situaciones demasiado similares entre sí que no consiguen aportar demasiado. También tenemos que señalar que a pesar de la mejora que han recibido, los controles distan de ser perfectos y hay varios picos de dificultad en los que nos exigen una precisión que el mando no siempre está dispuesto a darnos.

Otra fuente de frustraciones y muertes gratuitas la tenemos en los problemas de la IA y en los bugs que sufre el programa, con aliados que a veces no son capaces de seguirnos correctamente o imitar nuestras acciones, enemigos que se quedan bloqueados en posiciones concretas, físicas que a veces no funcionan como deben, caídas al vacío tras atravesar una pared o, peor todavía, que tras morir el punto de control no cargue correctamente la posición de los Mudokons que nos seguían y los perdamos. Nos gustaría decir que son problemas ocasionales, pero lo cierto es que hemos tenido que lidiar con bastantes errores que nos han acabado por estropear un poco la experiencia.

Cambiando un poco de tercio, cabe destacar que se trata de un juego bastante largo y rejugable. Nosotros hemos tardado unas 20 horas en ver su verdadero final, pero también hay un selector de fases para que podamos reintentar los niveles todo lo que queramos, afrontar sus retos opcionales, mejorar nuestras marcas y salvar o condenar a los Mudokons que nos hayamos dejado, por lo que no va precisamente falto de contenidos.

En lo que respecta a su apartado gráfico, no os esperéis un acabado técnico espectacular, pero sí una dirección artística cuidadísima, unos escenarios trabajadísimos y con muchísimo detalle y unos buenos modelados que sorprenden especialmente durante las mimadas secuencias de vídeo. A destacar también la iluminación y el papel tan importante que juega en ciertas fases. Las animaciones tampoco están nada mal y los efectos cumplen correctamente su función. Sobre su rendimiento, nosotros hemos jugado en PS5 y aunque generalmente va a 60 fps, hemos detectado algunas caídas ocasionales. Finalmente, tenemos una banda sonora muy ambiental que pasa completamente desapercibida, buenos efectos y un gran doblaje al inglés con subtítulos en español (por desgracia, algunos elementos de la interfaz sufren graves errores de traducción).

Conclusiones

Oddworld: Soulstorm es mucho más que un simple remake: es un juego completamente nuevo con el que revivir el segundo capítulo de la gran odisea de Abe por el extraño y fascinante mundo de Oddworld. Dista de ser un título redondo y sufre algunos errores que lo alejan del sobresaliente, pero sabe ofrecernos una entretenidísima aventura con muchísima personalidad, satisfactoria como pocas y que engancha de principio a fin. Si os gustó New N' Tasty! tanto como a nosotros o simplemente echáis de menos un juego de plataformas y puzles como los de antes, no dudéis en darle una oportunidad.

Hemos realizado este análisis en PlayStation 5 descargando el juego desde PlayStation Store con nuestra suscripción a PlayStation Plus.