Análisis Madden NFL 22, fumble en el salto a la nueva generación (PS5, Xbox One, Xbox Series X/S, PC, PS4)
Madden NFL es una de las sagas más vendidas de los videojuegos. Para muchos aficionados al ocio digital y el entretenimiento en Estados Unidos, es el único juego para el que tienen ojos durante buena parte de su tiempo libre. Año tras año, EA Sports demuestra un pulso excelente en lo económico, batiendo récords de venta y presentando ediciones cada vez más completas y enfocadas a los aficionados del Ultimate Team que se encuentran semana tras semana entre las más descargadas por los jugadores en sus respectivas consolas. Hay pocas licencias y series de videojuegos, con el permiso de FIFA o NBA 2K, que tengan ese tirón entre los consumidores. Pero, ¿está EA Tiburon apuntando las críticas que se realizan también año tras año desde la grada por parte de los aficionados?
Seremos honestos y directos: no. Madden NFL 21 ya nos dejaba ver algunos signos de agotamiento y estancamiento muy evidentes, algo que atribuimos al cambio de generación, con unas por aquel entonces inminentes PlayStation 5 y Xbox Series S/X, así como por los problemas relacionados con el coronavirus y sus inconvenientes en el desarrollo de los videojuegos de mayor presupuesto y tamaño. Pero con las máquinas de Sony y Microsoft ya asentadas, y con una nueva etapa por delante para todo el deporte de élite a nivel mundial, parece que Madden NFL 22 sigue anclado en el pasado. Son pocas las novedades, y más allá del abrumador espectáculo audiovisual que puede ofrecernos en un primer momento o lo divertido que llega a ser si amamos este deporte, vemos algunos síntomas preocupantes en su planteamiento y fórmula jugable.
Captando el ‘momentum’ de los encuentros de fútbol americano
Madden NFL 22 es un juego que, como casi cualquier otro simulador deportivo actual, se basa en gran medida en lo logrado por entregas anteriores. No es sencillo crear un juego tan complejo como éste de la nada, y es lógico que se usen ideas, mecánicas y elementos de una edición a otra. Desde EA Tiburon se han dedicado a ir perfeccionado algunas facetas del control y el planteamiento táctico de Madden en los últimos años, y aunque parezca casi un cliché en esto de los análisis de juegos deportivos, sí es cierto que hemos notado una mejoría desde hace unas cuantas ediciones. El bloqueo en jugadas de carrera es ahora más realista, tenemos un poco más de tiempo para encontrar el hueco para superar la defensa del rival y los pases de nuestro quarterback hacia nuestro receptor son más parecidos a sus homólogos en la vida real.
En otras palabras: se ha ajustado la inteligencia artificial de nuestros rivales y los partidos transmiten una sensación más agradable a los mandos. Un videojuego debe ser entretenido y encontrar el equilibrio entre el reto y la recompensa, y esto se olvidaba en los niveles de dificultad más superiores y exigentes de entregas anteriores. Pese a que el modo Arcade sigue siendo el punto de inicio ideal y en el que muchos jugadores disputarán sus encuentros, la mejora en All Madden es más que vidente. Se acabaron esas jugadas imposibles por parte de la inteligencia artificial, capaz de encontrar el jugador exacto a decenas de yardas de distancia, y que, en la mayoría de las veces, acababa con su receptor entrando en la end zone tras sortear placajes o tackles de todo tipo. Era frustrante, y ahora parece que la desarrolladora ha pillado el punto perfecto de cara al jugador, presentándole opciones tácticas y jugadas claras, muy contundentes.
Otras las grandes novedades, quizás la más espectacular y la que más repercute en lo jugable, es el llamado Dynamic Gameday o Día de Partido Dinámico, una característica que pretende introducir en el devenir de los encuentros una serie de ventajas pasivas denominadas M-Factors. Éstas se ejecutan y entran en juego cuando un equipo consigue elaborar grandes jugadas, realiza coberturas perfectas o se impone a las circunstancias más adversas. Representada con una especie de barra de poder, que estará presente encima del marcador, intenta reflejar ese momentum de los partidos de fútbol americano y del deporte de élite en general al encadenar recuperaciones, intercepciones o grandes anotaciones. Esta barra va aumentando o disminuyendo a favor y en contra de nuestro conjunto, y nos permite activar una serie de poderes que tienen bastante chicha y que pueden cambiar el curso de los partidos.
Cuando rellenemos la barra y lleguemos a algunos de los puntos -reflejados con una serie de iconos-, Dynamic Gameday nos permitirá desbloquear y activar algún tipo de ventaja, permitiéndonos lanzar circunstancias adversas al equipo rival, como la dificultad de escuchar y planificar correctamente las jugadas entre los jugadores por el ruido generado por la afición local o beneficiosas para nosotros, como la de disminuir el índice de errores de nuestros pases. Hay que tener mucho cuidado, este sistema es un tira y afloja, puede volverse también en nuestra contra -y creednos que no hace mucha gracia-, pero reconocemos que los partidos son mucho más divertidos y realistas con la inclusión de esta idea.
Siguiendo con las grandes ideas de Madden NFL 22 nos encontramos con Next Gen Stats, un aspecto que nos ha dejado especialmente satisfechos. Se trata de un sistema de estadísticas en tiempo real y repeticiones que nos permite tener el máximo detalle de nuestros pases, de las jugadas más influyentes o del rendimiento de un jugador en concreto, algo que más allá de ser un recurso estético se acaba por convertir en una manera de ahondar más en las posibilidades de este deporte. Por ejemplo, gracias a nuestros éxitos o fracasos, enfatizados con este sistema, la inteligencia artificial se adapta a los mismos con gran rapidez o se nos presentan nuevas jugadas con las que sacarle partido o sobreponernos. ¿Un ejemplo? Supongamos que nuestro quarterback lanza el balón a un wide receiver con perfección cuasi milimétrica. En la siguiente jugada, el rival hará lo posible para defender este tipo de pases o interceptar nuestros envíos. Todo, repetimos, alimenta el concepto de imprevisibilidad de los partidos, simulando con inteligencia algunos de los momentos que se pueden dar en los encuentros en la vida real.
Franchise mejora mucho, pero Face of the Franchise y The Yard necesitan un cambio
Madden NFL 22 ofrece una variedad de modos de juego tan apabullante que puede llegar incluso a abrumar. Una vez disputemos el partido de prueba, aquel que enfrentó a los Tampa Bay Buccaneers contra los Kansas City Chiefs -y que se saldó con una abrumadora victoria de los de Tom Brady-, veremos que la oferta de EA Sports en este título es realmente grande, y nos apetecerá echarle un vistazo a todas y cada una de las opciones disponibles. La saga que vio nacer a Ultimate Team y sus cromos virtuales, ha ido creciendo poco a poco edición tras edición, adaptándose a los tiempos y los gustos de la comunidad, ajustando aquí y allá, e intentando seguir siendo relevante más allá de los encuentros y partidas casuales o los modos franquicia. El problema es que tras unos años realmente interesantes, con novedades para todos los gustos, todo nos parece ahora muy estancado y carente de cuidado.
El año pasado Face of the Franchise avanzó en su representación narrativa y dramática con respecto a The Longshot, nos introdujo el concepto de fútbol universitario y nos invitó a sentirnos una auténtica estrella del fútbol americano desde sus mismos inicios hasta su debut en los grandes clubes. Tras varias ediciones en las que vemos que se repiten algunos errores y planteamientos un tanto caducos, creemos que en EA tienen un problema grave en su presentación, no saben qué hacer con él. La historia es aburrida, los encuentros que tenemos que disputar son poco interesantes y las decisiones y diálogos no terminan de convencernos. Todo el ámbito cinematográfico que el año pasado nos pareció algo más depurado o incluso épico, al estilo de Friday Night Lights, se ha esfumado. Este tipo de modos de juego, que triunfaron con el empuje de 2K y que llevaron incluso a FIFA a presentarlos dentro de su menú como grandes revulsivos, parece que ya no tienen cabida.
Franchise es el modo estrella y su renovación nos parece encomiable. La comunidad de Madden adora pasar horas editando y mejorando al equipo de sus sueños, llevándolo a la gloria y lanzándose con él a través de los partidos de una temporada regular -que ahora pasa de 16 a 17-, así como en los momentos previos al comienzo de una nueva competición. Podemos contratar personal, renovar jugadores y permanecer atentos a los agentes libres, y claro está, participar en el Draft. En Madden NFL 22 se ha apostado por cimentar este modo, de manera inteligente, a través de la llamada Estrategia Semanal o Weekly Strategy, un elemento que nos permite ajustar todas las facetas deportivas del juego en defensa y ataque. Es muy intuitivo, muy visual, y nos permite conocer cuáles son los aspectos fuertes o débiles de nuestros rivales y cómo podemos sacar ventaja de nuestras fortalezas contra ellos en los encuentros.
¿Vemos que tienen una buena defensa pero es un tanto inmóvil? Pues quizás no sería conveniente buscar los pases cortos y deberíamos potenciar en su lugar los profundos o las carreras por los laterales. Podemos escoger desafíos que cumplir y así ganar puntos de staff o Staff Points , una moneda de cambio para las mejoras de nuestro cuerpo técnico. Ahora tenemos un árbol de habilidades para cada entrenador, tanto para el principal como para los coordinadores ofensivos y defensivos, que incluye mejoras específicas y que ofrecen ventajas sustanciales. Es casi como un juego de rol, con ramificaciones que nos permiten personalizar nuestro estilo de juego. La profundidad de Franchise se ha potenciado varios enteros, mucho más de lo que esperábamos en un principio, y tenemos que decir que nos ha encantado.
También siguen siendo igual de divertidos Ultimate Team y Superstar KO, el primero un auténtico veterano en la oferta jugable, un clásico en esto de los cromos virtuales y el precursor de lo que ha elevado a FIFA a los altares. No hay mucha novedad este aspecto, más allá del nuevo diseño de las cartas -algo más parecido al de Topps- y con la irrupción de las Superstars. Es una faceta sólida dentro de la oferta de los juegos de EA Sports, la satisfacción de abrir sobres y configurar escuadras o equipos siempre puede hacernos volver una y otra vez a él, pero que parece que tiene un poco menos de cabida en Madden que en la vertiente balompédica. El segundo, Superstar KO, regresa por la puerta grande, invitándonos a disfrutar de un modo de juego de muerte súbita en el que seleccionaremos un equipo distinto cada vez -de ficción y con licencia de la propia NFL-, asignándole un estilo táctico y lanzándolo al césped para enfrentarlo a otro jugador. Es una vertiente tremendamente divertida, directa y un tanto macarra, ya que los turnos de ataque y defensa se alternan con gran rapidez y en función de las pérdidas de balón.
Por último, tenemos que hablar de The Yard. The Yard se presentó en Madden como la forma más descarada, divertida y desenfadada del fútbol americano, algo parecido a un aspecto urbano y directo de este deporte. Hablamos de un modo 6 contra 6 en campos variados, con animaciones y jugadas más agresivas y locas, uniformes estrambóticos y gestos más rudos. Tanto online como contra la inteligencia artificial, conseguimos credibilidad y reputación, dos monedas virtuales que nos ofrecen la posibilidad de desbloquear cosméticos para nuestro avatar. El año pasado no estuvo mal, le veíamos potencial, y nos pareció una interesante reinterpretación de lo que 2K Sports y The Park habían conseguido en la saga NBA de la editora. Nos gusta mucho eso de crearnos un personaje desde cero -que compartimos con Face of the Franchise- y las intenciones de hacer más urbana la jugabilidad, pero es que no se han incorporado novedades dignas de mención. El año pasado ya estaba a medio gas, lo destacábamos en nuestro análisis, y esta edición vuelve a dejarnos un sabor de boca muy agridulce. ¿Cómo puede mejorar EA Sports The Yard? Manteniendo aquello que funciona -6 contra 6, personalización, más agresividad en las jugadas- y añadiendo un toque aún más urbano, trasladando la acción a la calle de verdad, no a campos temáticos de diseño poco inspirado.
Técnicamente apabullante pero con muchos bugs
Madden NFL 22 es un auténtico espectáculo la gran mayoría del tiempo. El salto en 2017 a Frostbite queda un tanto lejano, pero fue a mejor y supuso un auténtico cambio necesario de cara a garantizar el futuro del videojuego en términos técnicos. Entrega tras entrega hemos asistido a ajustes audiovisuales, con mejores usos de la iluminación, una mayor presencia de los primeros planos de los jugadores o recreaciones más realistas de los mismos. La saga ha avanzado una barbaridad en los dos o tres últimos años, en EA Tiburon han captado a la perfección esa sensación de retransmisión deportiva que tanto han ansiado durante años, y que parecen haber logrado casi en su totalidad con esta edición.
Nosotros hemos analizado el videojuego en PlayStation 5, consola en la que muestra dos modos de visualización, rendimiento y calidad, priorizando los frames por segundo a costa de reducir detalle o aumentando la resolución y los gráficos a costa de reducir la fluidez de las imágenes. Las diferencias entre ambos son sutiles, queda al gusto del jugador, pese a que creemos que el modo de fidelidad visual le sienta de lujo si tenemos un televisor de gran pulgada y queremos disfrutar por todo lo alto de la tecnología 4K. Madden NFL 22 se ve mucho mejor que la edición de 2021, las texturas de las equipaciones son más creíbles que nunca, el césped da la impresión de ser volumétrico de verdad por primera vez en mucho tiempo y el modelado de los jugadores nos ha dejado impresionados. Es cierto que año tras año nos repetimos en esta expresión, pero el videojuego es uno de los grandes exponentes del fotorrealismo.
Madden NFL 21 puede entrar por los ojos, sí, pero también hace gala de una buena mezcla de sonido, con efectos ambientales impresionantes que transmiten a la perfección la atmósfera de un partido de fútbol en Estados Unidos. Es más, la inclusión de las nuevas cinemáticas del público -que anima con carteles o celebra anotaciones-, así como de las intro de los partidos, nos ha gustado mucho, es un auténtico lujo ver cómo los jugadores salen de los túneles de vestuario, hablan entre ellos con las Surface de Microsoft en la mano o intentan calentar al público que ruge en las gradas. Crean una sensación de la que videojuegos como FIFA carecen. Eso sí, como en ocasiones anteriores, os recordamos que está en completo inglés -con comentarios durante las retransmisiones de Brandon Gaudin y Charles Davis-. Por último, destacar la adaptación del DualSense, que ofrece cambios de resistencia en los gatillos, efectos sonoros desde el altavoz del mando y algunos detalles interesante relacionados con la vibración háptica.
Pero más allá de los halagos, tenemos que destacar que pese a todas las mejoras realizadas en el cacareado Real Player Motion, seguimos encontrándonos con problemas inexplicables en los placajes, algunas animaciones y transiciones. Comprendemos la complejidad de elaborar un sistema de colisiones y físicas en el que un montón de jugadores entran en juego sobre el terreno, pero es descorazonador que sigamos topándonos con animaciones propias de la etapa de PlayStation 3 y Xbox 360. Nos hemos encontrado en esta edición con más fallos que en otras, no entendemos el motivo, pero el clipping está más presente que nunca.
Es un pequeño golpe de realidad. Puedes observar a Lamar Jackson, Patrick Mahomes o Aaron Rodgers moverse y hacer de las suyas, pero una vez que son placados y derribados, puede comenzar la fiesta del bug. Lo que nos parecía muy creíble en el plano visual deja de serlo, y lo que parecía sólido y robusto en lo jugable, se difumina para dejar paso a la incredulidad y la frustración. Por último, y al igual que en la edición del año pasado, parece que la enorme cantidad de florituras en los menús de Madden NFL se traducen en ralentizaciones extrañas y algunos problemas en las cargas de determinados modos de juego, cosa que nos sorprende teniendo en cuenta la irrupción de los SSD en las actuales consolas.
Conclusiones finales
Madden parecía encaminada como saga deportiva a la end zone, lo tenía todo bien encarrilado, pero desde el año pasado parece que no saben cómo continuar. Con el balón en su posesión, es como si le temblaran las manos y no supiera cómo seguir adelante. Es audiovisualmente increíble, y pese a sus fallos técnicos, es uno de esos juegos que pueden dejarnos con la boca abierta en múltiples ocasiones. Pese a que la jugabilidad se ha mejorado, y que los partidos y encuentros son más divertidos e imprevisibles con el momentum del Dynamic Gameday, EA Tiburon no ha hecho los deberes. Franchise es más completo, y una delicia para los aficionados a la gestión que amen todos y cada uno de los aspectos del fútbol americano, pero The Yard y Face of the Franchise están completamente abandonados y carentes de novedades de interés para el aficionado. ¿En qué situación deja esto a Madden NFL 22? Pues en una poco cómoda, casi en tierra de nadie, sin encontrar su posición en el campo, muy lejos de anotar.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS5 con un código que nos ha proporcionado Electronic Arts.