Análisis de Digimon Story Time Stranger: Entusiasmará a los seguidores de Digimon y conquistará a los fans de los JRPG (PS5, PC, Xbox Series X)
Cuando Digimon está reavivando su popularidad, sobre todo gracias a la nostalgia, y en medio de un resurgir del JRPG clásico, llega Digimon Story: Time Stranger. La serie, que puede compararse con Pokémon y Shin Megami Tensei, arrancó en las Nintendo DS japonesas, pero no llegó a Occidente hasta la pasada generación de consolas. Lo nuevo de Media.Vision y Bandai Namco es consciente de su contexto. Por eso cuenta con un presupuesto considerablemente mayor que los Cyber Sleuth, nos lleva por fin al Mundo Digital, trata de convencer por igual a los aficionados al rol nipón y a Digimon, y hace más comprensibles las complejas mecánicas de la serie en un JRPG muy centrado en los combates por turnos que cuenta una historia igualmente compleja sobre viajes en el tiempo y el fin del mundo.
Salvadores de los mundos y del tiempo
Ese argumento repleto de misterios que resolver y entender nos da ánimos para superar cada desafío. Es una trama que nos lleva a través del tiempo y de distintos espacios: de Shinjuku, Akihabara y otras zonas icónicas de Tokio, a la Ilíada, el Mundo Digimon, pasando por otros lugares extraños que son un enigma en sí mismos. Nos ponemos en la piel de un agente de ADAMAS (hombre o mujer), una organización que investiga anomalías relacionadas con los Digimon.
No queremos contar mucho porque desentrañar los acontecimientos es uno de los grandes placeres de Time Stranger, pero basta decir que poco después de comenzar la aventura sucede algo que amenaza con destruir tanto el mundo humano como el Digimon, y no queda otra que viajar en el tiempo para tratar de solventar la situación. Por el camino, conoceremos a un montón de personajes carismáticos que nos ayudarán en nuestra tarea, y otros tantos que intentarán ponernos trabas.
A pesar de su intenso inicio, le cuesta arrancar argumental y jugablemente, pero a partir de cierto punto coge rumbo de crucero. Es capaz de entusiasmar y la historia se convierte, junto a los combates y la crianza, en el motivo por el que no podrás despegarte del mando. No es una trama tremendamente original, pero a pesar de navegar por lugares comunes en los JRPG, juega muy bien con el misterio.
Algunos diálogos ñoños contrastan con un guion más oscuro y con temáticas más profundas de lo que uno se podría esperar, y que hace un ejercicio atractivo de adaptar a la mitología Digimon los clásicos de la literatura clásica griega. Además, es un cuidado homenaje a toda la historia de Digimon, sobre todo a los animes clásicos, pero sin olvidar el resto del material. Tiene momentos de un fan service, de una emoción y de una épica tremenda, que harán levantarse del sofá a más de uno.
Hay algunas secuencias cinematográficas tan cuidadas y espectaculares como los mejores momentos de los últimos estrenos cinematográficos, pero son pocas. Como es habitual en los JRPG de presupuesto medio, la narrativa funciona a tres niveles: hay conversaciones que no están dobladas; otras que sí lo están, pero las animaciones de la escena son algo estáticas; y finalmente los grandes momentos donde se pone toda la carne, y los recursos, en el asador. Es un título que aprovecha bien sus recursos, lo que genera una estructura un tanto repetitiva en los últimos compases de la aventura, aunque encaja con lo que te quieren contar.
Una visita dulce y amarga al Mundo Digital
Time Stranger sigue al dedillo la estructura de los JRPG clásicos: es una aventura lineal que nos hace pasar por diferentes núcleos poblacionales, con personajes con los que charlar y tiendas, intercalados por mazmorras y por visitas al Teatro de la Intersección, un extraño lugar en el que pasaremos bastante tiempo realizando gestiones. Este nuevo Digimon Story introduce como novedad en la saga visitar el mundo Digimon, pero quien espere explorar un montón de zonas diferentes que, en conjunto, den la sensación de que estamos realmente ante un gran Mundo Digital, puede sentirse decepcionado.
Aun así, a pesar de sus estrecheces, sus muros invisibles y sus caminos encorsetados, funciona y por momentos se siente más que un decorado. Al principio se abusa de túneles y lugares lúgubres sin personalidad, pero después pasamos por distintas zonas de ambientación colorida y variada. Además, es un universo de contrastes. Si bien hay espacios un tanto sosos, la Torre Central, la gran ciudad Digimon, es una urbe vertical en la que apetece explorar cada recoveco y que rezuma vida con todas las criaturas que charlan y pululan por sus favelas.
Todavía mejor y más grande es la recreación de Tokio, en concreto de las áreas de Shinjuku y Akihabara. Aunque volveremos en varias ocasiones durante la aventura, no tiene el rol de ciudad principal que se podía prever: no es nuestra base de operaciones, como, por ejemplo, en Persona 5. A pesar de ello, se ha puesto un cuidado tremendo en adaptar sus calles, sus comercios, sus carteles publicitarios, sus parques y un montón de lugares reconocibles por cualquiera que haya visitado la zona.
La mayoría del tiempo lo pasaremos en las mazmorras, tanto del mundo humano como en la Ilíada. Suelen ser lineales y poco divertidas de explorar, pero hay otras un tanto laberínticas o con alguna mecánica única que le dan algo de gracia al asunto. Al final, son espacios construidos no para la exploración, sino para librar un combate tras otro. Tampoco ayuda a valorar positivamente su diseño el que sintamos con frecuencia que estamos haciendo tareas de recadero aunque seamos los salvadores del mundo, y que haya situaciones en las que te anticipas a lo que tienes que hacer antes de que el juego te deje hacerlo.
Que las mazmorras no sean el culmen del buen diseño no influiría tanto si no fuera porque muchas de las misiones secundarias te plantean adentrarte de nuevo en ellas. En las secundarias tenemos una de cal y otra de arena: hay muchas que se perciben como tareas de recadero, otras que profundizan en la historia de personajes importantes, y algunas que plantean combates complicados que da gusto superar.
Hay momentos en los que Time Stranger trata de variar su estática pero funcional fórmula, y aunque no le sale bien, son situaciones tan esporádicas que no afectan al conjunto. A eso hay que sumar otra actividad paralela: los combates de cartas a los que podremos enfrentarnos contra distintos personajes del mundo. No han recreado aquí el fantástico TCG de Digimon, sino que se han inventado un juego de combates automáticos por turnos que, debido a un tutorial escaso, su gracia está más en averiguar cómo funciona y en conseguir todas las cartas que en jugarlos.
Combates abundantes y estratégicos
Que el diseño de las mazmorras esté lejos de ser destacable no influye demasiado en la experiencia en su conjunto porque movernos por sus pasillos, o explorar los mundos Digimon y humano, es una parte pequeña de la propuesta. La inmensa mayoría de las 45 horas que tardamos en ver los títulos de crédito las pasamos en los combates por turnos.
El sistema de combate es maravilloso. Son enfrentamientos que te obligan a revisar bien el equipamiento, a cambiar habilidades, a usar con cabeza los consumibles, a interiorizar los posibles ataques y magias que pueden usar los contrincantes, y a repetir encuentros con diferentes combinaciones de Digimon, cuya crianza, de la que hablaremos más adelante, es otra de las grandes virtudes.
Como otros elementos de la aventura, el combate bebe de Shin Megami Tensei y de Pokémon. En estos enfrentamientos por turnos contamos con tres Digimon en el campo de batalla, más los hasta dos que a veces nos acompañan en las mazmorras, y Aegiomon, un Digimon humanoide creado para la ocasión que es tan protagonista como nuestro agente de ADAMAS. Tenemos otros tres Digimon en la reserva, entre los que podemos cambiar en el turno de nuestras criaturas. Un dato fundamental para entender el ritmo de estas batallas: cambiar de Digimon o usar un consumible no gasta nuestro turno.
Los Digimon pueden tener siete atributos, como vacuna, virus y datos, que tienen afinidades y debilidades entre ellos. Además, tienen elementos, como agua, fuego o acero, con sus propias ventajas y desventajas. A ello hay que sumar los rasgos, como Dragón o Maligno, a los que afectan más ciertos ataques. Con todas estas cosas a tener en cuenta se da forma a unos combates complejos que te obligan a experimentar, a navegar por menús que al principio pueden intimidar, y a estar constantemente cambiando de Digimon, de poderes y de equipamiento. Si vienes de nuevas a Digimon Story te hará sentirte perdido durante un buen puñado de horas, a pesar de que se esfuerza en ser más comprensible que anteriores entregas. Quizá consciente de esto, al igual que le ocurre a la historia, el sistema de combate tarda en despegar y en mostrar todas sus cartas.
El combate es tan estimulante y divertido que no pesa tanto la enorme cantidad de enfrentamientos que hay en las mazmorras contra grupos de enemigos que se repiten una y otra vez, aunque a eso ayudan varias cosas. Por un lado, que en medio de las batallas podemos multiplicar hasta por cinco el ritmo de los combates, prácticamente eliminando las animaciones de los ataques. Por otro, que como en el reciente Metaphor: ReFantazio, si tenemos un nivel muy superior al de los rivales, podremos vencerlos sin entrar en la batalla. Y por último, la opción de combate automático, útil al principio, pero que os llevará a la derrota al avanzar en la aventura a no ser que vayáis exageradamente potenciados.
Donde los combates sacan a relucir toda su complejidad es en los enfrentamientos contra jefes, que son muy numerosos. Sobre todo en la segunda mitad del juego son batallas que nos han hecho recomponer nuestro equipo tras varios intentos, que nos han obligado a estar concentrados en cada turno y que nos han hecho medir cada yen gastado en objetos curativos. Son batallas épicas y enrevesadas que a veces funcionan como un puzle que resolver, donde nos hacen ataques que aniquilan a nuestro equipo hasta que damos con la clave, en las que tenemos que poner toda la carne en el asador cuando estos Digimon preparan sus grandes habilidades, y que en ciertos casos suponen intensos combates de más de una hora de duración.
Si se nos atragantan varias veces, se nos sugiere bajar el nivel de dificultad del encuentro, al igual que podemos cambiar entre las tres dificultades en cualquier momento de la aventura; Equilibrado ofrece, a nuestro parecer, un reto justo sin necesidad de grindear. Pero quien quiera un gran reto que le haga exprimir al máximo sus capacidades estratégicas lo puede encontrar también en los jefes de algunas misiones secundarias y en los bosses de las mazmorras exteriores.
Las mazmorras exteriores tienen poco de mazmorra. Son más bien desafíos a los que podemos acceder cuando queramos, desde el mencionado Teatro de la Intersección, una vez los hayamos descubierto en el mundo o en las mazmorras propiamente dichas. Además de los mencionados combates contra jefes opcionales exclusivos de estos encuentros y realmente desafiantes, también hay retos como sobrevivir durante un tiempo a oleadas de enemigos, derrotar a una cantidad concreta de adversarios o participar en carreras poco estimulantes a lomos de un Digimon.
Por cierto, hay otros tres tipos de mazmorras exteriores y que merecen un tirón de orejas a la editora Bandai Namco, ya que son de pago. No son necesarias ni exageradamente útiles, pero no es de recibo que en un juego de precio completo se cobre para desbloquear mazmorras pensadas para amasar experiencia, dinero y materiales.
Si los retos de las misiones secundarias y de estas mazmorras exteriores no os bastan para poneros a prueba, al terminar la aventura se puede empezar otra vez en los modos de dificultad Mega y Mega + mediante la Nueva partida plus. No ofrece nuevo contenido, pero permite comenzar con las habilidades, puntos de anomalía, objetos, dinero y cartas que tuviéramos en la partida terminada, además de, por supuesto, nuestros Digimon y el índice de escaneo de Digimon.
DigiEvolucionando y DesDigievolucionando
También es posible retomar la partida terminada para completar las secundarias y retos que hayamos dejado sin hacer, y conseguir los más de 450 Digimon al profundizar todavía más en el maravilloso y adictivo sistema de crianza. Junto a los combates, donde más tiempo pasaremos es en el menú de Digimon, comprobando cifras, dándoles objetos, creando criaturas, canibalizando otras, y en definitiva, jugueteando con un sistema que bien podría ser una complejísima tabla de Excel.
Hay tres claves principales que diferencian el hacerse con todos aquí respecto a otros juegos con propuestas similares. La primera es que la DigiEvolución no es lineal: una criatura puede evolucionar a diferentes Digimon dependiendo de múltiples factores. Lo segundo es que no existe solo la DigiEvolución, sino también la DesDigievolución, es decir, volver a un estado anterior, algo útil en diferentes casos. La tercera es que no capturamos Digimon, sino que los creamos con los datos obtenidos: conforme más venzamos a una especie, más porcentaje de datos de la misma tenemos, y una vez llegue al 100 %, podemos crearlo una vez, aunque si combatimos lo suficiente contra el mismo monstruo para alcanzar el 200 %, las estadísticas del Digimon resultante serán mejores.
Que un Digimon evolucione a una forma u otra depende de un montón de variables: alcanzar cierta cifra en una o varias estadísticas de la criatura, una personalidad que se puede cambiar de varias maneras y que tiene otro efectos, el nivel de nuestro protagonista y las mejoras hayamos desbloqueado de su extenso árbol de habilidades, e incluso disponer de otros Digimon o de ciertos objetos. Pasaremos mucho tiempo DigiEvolucionando y DesDigievolucionando, gastando con cabeza los consumibles que mejoran las estadísticas, y trasteando en la Digigranja, un lugar virtual personalizable donde podemos hacer que los Digimon entrenen y obtengan materiales mientras consiguen la misma experiencia que si los llevamos en la caja.
Épica limitada
Por supuesto, ver cómo tras esfuerzo y dedicación una criatura DigiEvoluciona a la que llevabas horas buscando, con una animación idéntica o mejor a la del anime, es todo un gozo, lo que nos lleva a hablar de un apartado visual con claroscuros. Nunca antes un videojuego de Digimon se había visto tan bien. Los ataques característicos de cada Digimon se han recreado tal y como los recordamos. Hay zonas, como Ciudad Central y Shinjuku, que transmiten vida. Y ciertas escenas cinematográficas y la puesta en escena de algunos combates contra jefes son sencillamente espectaculares.
Pero, a la vez, el mundo se percibe rígido y anticuado, como le pasa también a las animaciones de algunas escenas, los efectos visuales (como el humo y las explosiones) y muchas texturas. Como decíamos al principio, es más ambicioso que los Cyber Sleuth, pero tiene ciertas limitaciones que, en lo artístico y lo técnico, lo colocan por debajo de JRPG contemporáneos: en la versión para PlayStation 5 (ejecutada en PS5 Pro) hemos visto ralentizaciones inexplicables y trucos para mejorar el rendimiento (como que personajes y enemigos lejanos se mueven a menos FPS) en un título que, en las máquinas actuales, debería correr con soltura.
Sin embargo, en lo sonoro es encomiable. El doblaje parcial (no todas las líneas de diálogo tienen voces) es fantástico tanto en inglés como en japonés, y la traducción al español es más que correcta. La banda sonora es reseñable y amplia, con estilos variados, con piezas orquestales emocionantes, con momentos electrónicos que encajan perfectamente, y, en definitiva, con composiciones que realzan lo épico, lo trágico y lo conmovedor. Eso sí, que haya una enorme cantidad de temas procedentes del anime y de las películas, bajo pago, es una mancha en un apartado sonoro sin pega.
Conclusión
Digimon Story: Time Stranger es un JRPG que entusiasmará a los fans de Digimon y capaz de conquistar a los aficionados al género que no estén tan familiarizados con la licencia; si se dan ambas circunstancias, es una propuesta difícil de rechazar. Su historia de viajes en el tiempo hace difícil soltar el mando gracias al misterio y la épica, a pesar de que le cueste despegar y de que a veces ponga a un salvador del mundo como mero recadero. Su sistema de combate es divertido, complejo y desafiante, especialmente contra los abundantes y espectaculares jefes y en los retos opciones. Para superarlos no habrá otra que profundizar en su fantástico sistema de crianza, que os llevará a dedicar horas y horas a DigiEvolucionar, DesDigievolucionar y personalizar vuestro equipo.
Los pros tienen más peso que los contras, como que la esperada recreación del Mundo Digital en un Digimon Story se haya quedado a medio gas (con excepciones en ciertas localizaciones); que en lo técnico se le vean las costuras; que haya varios elementos de monetización poco importantes, pero que igualmente escaman en un videojuego de pago; y sobre todo, que el diseño de la mayoría de las misiones secundarias y especialmente de las mazmorras deje que desear. Son pequeños fallos en un Digimon Story que tenía el objetivo de atraer a un nuevo público a la saga (también el hispanohablante, gracias a su traducción al español), pero que ha ido más allá: es uno de los mejores JRPG de crianza de criaturas que se pueden disfrutar actualmente.
Hemos realizado este análisis en PS5 Pro gracias a un código facilitado por Bandai Namco España.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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