Análisis de Styx: Shards of Darkness (PS4, PC, Xbox One)

Sin llegar a ser un juego sobresaliente en ninguna de sus vertientes, la primera parte de esta saga denominada Styx: Master of Shadows nos deleitó con una jugabilidad bastante atractiva basada casi enteramente en el sigilo. Con sus fallos, consiguió hacerse un hueco en dicho terreno y se ganó a pulso la aparición de una segunda parte.

Cyanide Studio, el mismo equipo que diseñó la aventura original, nos trae de vuelta a ese goblin tan curioso y deslenguado llamado Styx en su correspondiente secuela, Shards of Darkness, la cual aparece en PS4 (versión a la que hemos tenido acceso) así como también en Xbox One y PC. Un título bastante continuista en muchos de sus aspectos pero que trae consigo ciertos cambios y mejoras que consiguen optimizar enteramente lo reflejado en la primera de sus aventuras.

Infiltración ante todo

Para esta nueva aventura de Styx los desarrolladores no se han comido mucho la cabeza para confeccionar su argumento, demasiado básico y no especialmente inspirado. Sin querer desvelar nada importante, digamos que de inicio Styx debe unir fuerzas con una representante de la organización Matanza (que básicamente se dedica a exterminar goblins y demás criaturas) para enfrentarse a los elfos oscuros.

A partir de ahí y una vez superado el prólogo, debemos atravesar diversas zonas de juego a lo largo de ocho largas misiones, que muchas veces tienen lugar en varias localizaciones distintas. Es posible seleccionar el nivel de dificultad entre cuatro posibles y, en función de esto mismo, el juego nos durará una cantidad de tiempo muy variable, si bien pensamos que en un nivel medio la aventura puede extenderse durante unas doce o quince horas.

En cuanto a la jugabilidad que propone esta aventura, lo cierto es que sigue de cerca lo establecido en la ya comentada obra original, siendo un título bastante continuista pero no por ello menos meritorio.

Por lo tanto, el sigilo y la infiltración forman parte de los cimientos básicos que dan vida al título, siendo además un representante puro de este estilo de producciones. Con esto queremos decir que si bien es posible matar a todo enemigo (o casi todo) con el que nos topamos, lo cierto es que los enfrentamientos directos son altamente desaconsejables, dado que a poco que nos ataquen un par de enemigos (o más) al mismo tiempo, seremos presa fácil de su ira. Lo suyo es pasar desapercibidos la mayor parte del tiempo que nos sea posible, pudiendo o bien esquivar o bien eliminar por sorpresa a los adversarios para evitar que nos maten… algo que sucederá en repetidas ocasiones, ya os lo avisamos.

Además, si nos decantamos por acabar con los rivales, aunque sea atacándoles por la espalda, tendremos otro pequeño inconveniente: los cadáveres. Si no somos cuidadosos y no nos preocupamos de esconder, eliminar con ácido o lanzar por un precipicio a los rivales abatidos, lo más probable es que el resto de adversarios los detecten. Y si esto ocurre, darán la alarma y entraremos en problemas.

Afortunadamente Styx es un tipo con muchos recursos, siendo un maestro en lo suyo. De entrada, el goblin goza de una gran agilidad y es capaz de trepar por casi cualquier parte, ya sea salientes de edificios, cornisas, cuerdas, vallas, lianas o lo que sea. También es capaz de avanzar agachado sin hacer ruido que pueda alertar a los rivales, así como usar alguna de sus dagas con precisión milimétrica.

A pesar de esto lo más importante es su dominio de la magia, lo cual le permite desde clonar su cuerpo a volverse invisible durante unos instantes o usar pociones curativas. Eso sí, su uso está limitado a las reservas de ámbar que nos queden, elemento que debido a ello posee una importancia extrema en esta producción. Y a todo esto se suma su espléndida percepción, que le permite discernir los objetos importantes y enemigos cercanos de manera muy sencilla (pulsando un botón).

Además, es posible ir mejorando las habilidades del protagonista a través de un árbol de habilidades muy completo. Éste se divide en cinco ramas bien diferenciadas y, según nuestro estilo de juego, es más recomendable ir perfeccionando nuestras habilidades en campos como la alquimia, el sigilo o la percepción. Merece la pena ir haciendo acopio de los Puntos de Habilidad que sirven como moneda de cambio para ir ampliando la capacidad del protagonista.

Otro aspecto también interesante es su capacidad para crear objetos útiles, como proyectiles, por ejemplo. A medida que avanzamos es posible ir recolectando recursos (huevos de insectos, hierro, etc.) que nos permiten elaborar dichos ítems que pueden venirnos muy bien en ciertas situaciones. Eso sí, sólo podemos crear objetos en una especie de talleres especiales, así como en nuestro cuartel general.

Pero si hay algo que destaca en esta aventura es su nueva opción cooperativa a dobles. Lejos de ser un mero relleno o estar mal integrada, esta modalidad online mejora considerablemente la diversión que arroja el título en global, pudiendo superar toda la aventura haciendo uso de esta divertida opción. Gracias a ella es posible crear estrategias conjuntas, como distraer a un rival para que nuestro compañero le pille por la espalda, por citar el ejemplo más sencillo. Eso sí, el nivel de dificultad aumenta en esta modalidad para ajustarse convenientemente y que no se convierta en un paseo.

Hasta aquí todo bien, pero el título también posee sus defectos. Para empezar, el control es bastante bueno, pero en ocasiones no es todo lo preciso que debería, sobre todo durante las zonas plataformeras. Y una de las razones principales es que Styx es un personaje que ostenta un salto un tanto "flotante", por lo que es necesario acostumbrarse a dicha acción.

Sin embargo, el principal problema que ostenta el juego es la irregular inteligencia artificial de los rivales, especialmente en los niveles de dificultad más bajo. No es algo que suceda constantemente, ni mucho menos, pero hemos sido testigos de algunos comportamientos demasiado ilógicos, como por ejemplo ver cómo huían ciertos enemigos al vernos para, acto después, olvidarse de nuestra presencia y seguir con sus quehaceres como si nada hubiera pasado.

Donde sí que no podemos poner muchas pegas es a lo mostrado en el apartado gráfico. Esta faceta es una de las que más han evolucionado en relación a lo plasmado en el título original y el motor Unreal Engine 4 se ha usado para presentar personajes y escenarios realmente buenos, sobre todo éstos últimos. Sin ser el título más impactante técnicamente del momento, su estética es muy convincente.

El sonido no se queda atrás, con un doblaje en inglés con subtítulos en español bastante destacado, y una banda sonora que ambienta debidamente cada escenario y situación.

Sigilo muy recomendable

Esta nueva entrega de la saga Styx nos ha parecido bastante satisfactoria y lo suficientemente entretenida como para poder recomendarla a todos los amantes de este género, tan poco apreciado por muchas compañías en la actualidad. No esperéis un título a la altura de los actuales representantes del género (como Dishonored 2, por ejemplo), porque en ese caso os llevaréis una decepción. Pero a pesar de no llegar a tales niveles de calidad, sigue siendo un título bien perfilado, interesante y protagonizado por un personaje la mar de curioso (y malhablado).

Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código de descarga que nos ha proporcionado Badland Games.