Análisis de Another World - 20th Anniversary Edition (PS4, PS3, PSVITA, Nintendo 3DS, Xbox One)

Another World fue toda una sorpresa en 1991 cuando debutó en Amiga y otros ordenadores de la época. Pronto fue adaptado a Super Nintendo y Mega Drive, un logro de consideración en aquellos años.

El juego fue todo un hito técnico al emplear contornos vectoriales para crear unos gráficos que resultaban sorprendentes, tanto por el conjunto artístico como por las suaves animaciones. Además, hay que tener en cuenta que la pantalla se presentaba despejada de marcadores, instrucciones y demás elementos de interfaz. Esto es algo bastante común en muchos juegos actuales, que prescinden por completo de la interfaz, la disimulan lo máximo posible o la esconden siempre que no es necesaria, pero entonces era un tanto chocante.

Del mismo modo, el juego narraba una historia sin recurrir a diálogos o textos (más allá de unas pocas líneas al principio del juego que ahora llegan traducidas al español… aunque para tan poco texto podrían haberse trabajado una mejor adaptación lingüística). Ya en esos años se criticó la duración del juego, un tanto corto si sabes qué y cómo hacerlo.

Cuando el título pasó a las consolas de Nintendo y Sega en 1992 había algunas pérdidas en el apartado técnico. La versión de Super Nintendo tenía menos resolución y la de Mega Drive un sonido menos convincente. Destacaron, eso sí, por una mayor dificultad para alargar la duración del juego sin ofrecer contenidos adicionales.

Coincidiendo con el vigésimo aniversario se estrenó en iPhone, Android y PC la edición que ahora llega a las consola actuales. Es evidente han pasado ya más de veinte años, pero se trata -en esencia- de esa misma versión que ahora se suma a los catálogos digitales de Wii U, Nintendo 3DS, PlayStation 3, PlayStation 4 y Xbox One.

El juego es una conversión directa en cuanto a contenidos con la opción de disfrutar de la banda sonora original o de una versión remasterizada y, también, de unos gráficos mejorados o los originales. El lavado de cara visual es muy fiel al original, es decir, no se trata de una revisión de los originales, sino de una mejora que perfila los contornos, añade más nivel de detalle a los fondos y gradación de los colores, etc. Se ve sustancialmente mejor, sí, pero no es un paso adelante de gigante que adapte el título a los estándares actuales.

Salvando las distancias, lo que se nos ofrece en el apartado técnico está mucho más cerca de lo que hemos visto en las revisiones de alta definición que de lo que implicaría un remake completo. A nosotros no nos parece mal, pues se mantiene la esencia total del original. Debido al sustancialmente menor salto en resolución el juego parece que luce mejor en Nintendo 3DS y las diferencias se acusan menos también en la pantalla del GamePad de Wii U. Eso sí, tanto en la consola doméstica de Nintendo -en esta ocasión hablamos de su uso con la televisión- como en las de Sony y Microsoft se acusa mucho más el salto y la versión revisada es mucho más recomendable. A todo esto, es imprescindible señalar que la versión de 3DS no incorpora gráficos 3D, algo decepcionante, sí, pero lo cierto es que su estilo visual parece difícil de adaptar con éxito a la imagen tridimensional estereoscópica.

Cambiar de los gráficos originales a los del vigésimo aniversario se hace con tan solo pulsar un botón, completamente sobre la marcha, tanto si estamos en pleno juego como en una de las escenas que ayudan a que avance la historia. Con la música no sucede lo mismo: eso debe configurarse desde el menú de opciones.

Asimismo, esta versión ofrece varios niveles de dificultad. Los jugadores que no hayan disfrutado nunca del título probablemente harán bien optando por el nivel más bajo, ya que simplifica los aspectos más dificultosos, que se concentran en los momentos de acción. En nuestra opinión esto no afecta en absoluto a la esencia del juego ni de la partida, ya que en sí mismo el título ya era en su versión original de bastante dificultad.

En el nivel más fácil el usuario tiene que afrontar todavía una ingente cantidad de elementos que se resuelven por prueba y error. Por lo general, no hay mucha necesidad de recorrer lo ya andado, puesto que hay bastantes puntos de salvado intermedio. Además, guarda nuestro progreso y según avanzamos en el juego podemos reiniciar la partida desde la escena que queramos.

Una de las grandes ventajas de esta versión para consolas con respecto a las de iPhone y Android es que el control, sin duda, es muy superior con mando que con pantalla táctil, ya que en algunos momentos el juego exige cierta agilidad y precisión.

En esta ocasión, tanto la cruceta digital como la palanca analógica dan bueno resultados. El control es quizá algo tosco a la hora de presentarse… porque no lo hace. En las opciones del menú se nos indican las acciones del personaje protagonista, pero es curioso que en plena revisión del original no se haya optado por indicar con algunas señales qué hacer. Se ha respetado, por tanto, la ausencia completa de interfaz, pero esto sin duda desconcertará a los usuarios que no conozcan el original o que estén poco habituados a la ausencia de este tipo de convenciones en los juegos retro.

El público actual posiblemente considere que Another World es un juego raro (su componente artístico sigue presente y su narración, de principio a fin, puede ser considerada peculiar), con un final que puede seguir levantando cejas, difícil y corto. Cuando el jugador ya sepa cómo superar los retos puede terminar el juego en menos de una hora; hasta entonces, tendrá que superar muchísimas más horas de práctica y retos. Por supuesto, disfrutar de los diferentes niveles de dificultad potencia su rejugabilidad.