Análisis de ABZU (PS4, Xbox One, Switch, PC)
Journey será recordado para siempre como uno de los mejores títulos del catálogo de PlayStation 3, una aventura que cosechó grandes críticas y toneladas de premios y, lo que es más importante, consiguió llegar al corazón de muchos jugadores, dejando en ellos un recuerdo imborrable. Un juego con una personalidad arrolladora, de esos que no deja indiferente, o te encanta o no te gusta, y que por muchos motivos pocos se han atrevido a imitar desde que se lanzara, hace ya más de cuatro años.
Hasta que en el E3 del año pasado vimos por primera vez en acción ABZU, un juego al que todos los medios del mundo no tardamos en tachar como "Journey en el fondo del mar". A la prensa del videojuego nos gusta mucho poner etiquetas y hacer comparaciones, para así situar rápidamente a los lectores, y estas a veces pueden ser facilonas o injustas, pero otras veces muy apropiadas.
En el caso de ABZU decir que es Journey en el fondo del mar es más que apropiado, porque las similitudes son tan abundantes como poco casuales, y casi podríamos considerarlo un sucesor espiritual del juego de thatgamecompany. Desarrollado por Giant Squid Studios, un nuevo estudio ubicado en Santa Mónica, el juego cuenta como director creativo con Matt Nava, quien ya trabajó en Journey, el principal motivo por el que visualmente se parecen tanto, y en la partitura repite Austin Wintory, quien vuelve a demostrar su talento con una gran banda sonora.
Pero estos no son los dos únicos puntos de unión entre ambos juegos, y las intenciones de ABZU también son muy parecidas a las de Journey: una breve pero intensa aventura que intenta ganarte con la belleza de sus imágenes, en la que recorremos unos bellos escenarios sin más objetivo que avanzar hacia adelante, sin grandes desafíos en forma de puzles o enemigos, y con una historia que se cuenta solo a través de las imágenes. Para desgracia de ABZU, pese a intentar lo mismo los resultados no son igual de buenos, y ese significado transcendental que podíamos encontrar en el viaje que proponía Journey, o su singular experiencia cooperativa a través de internet, están ausentes en ABZU.
Aquí nos metemos en la piel de un buzo, y sin más explicaciones que los sencillos controles, nos tenemos que poner a explorar el fondo del mar, sin ninguna pista u objetivo claro. Con un buen control, y sin muchas más acciones que poder nadar, aumentar un poco la velocidad e interactuar con algunos elementos de los escenarios, descubriremos que las profundidades marinas están repletas de bella fauna y vegetación, y podemos liberar nuevas especies marinas en una serie de agujeros que encontramos en el suelo. Podemos encontrar infinidad de animales en el fondo del mar, desde pequeños peces de colores hasta tiburones, delfines o tortugas, y a los que son un tamaño mediano o grande, como estos últimos, podemos agarrarnos, y dejarnos llevar o intentar dirigirlos.
Esto no tienen ninguna utilidad práctica en el desarrollo de la aventura, como otros elementos del juego, como la posibilidad de sentarnos sobre unas estatuas y contemplar el escenario, siguiendo con la cámara a los distintos animales de los alrededores. Casi desde el primer momento ABZU nos deja muy claras sus intenciones: aquí no hay desafíos o retos, simplemente disfruta de la belleza de las imágenes y de la música, y déjate atrapar por el misterioso y precioso fondo del mar.
Hay algunos amagos de puzles, como por ejemplo activar un par de interruptores para poder continuar, o encontrar unos drones que nos acompañan y que van abriendo el camino, y también algo parecido a una amenaza, en forma de unas trampas que dañan al personaje. Pero realmente no podemos morir, no hay desafíos como tales, y todo consiste en avanzar hacia adelante mientras disfrutas de la experiencia, que se puede superar en unas dos o tres horas, dependiendo de cuánto te entretengas. Hay algún coleccionable como incentivo, pero no nos parece muy rejugable, a no ser que quieras volver a vivir algunas de sus mejores escenas, o conseguir todos los trofeos.
Sin exagerar, ABZU nos ha proporcionado alguno de los momentos más bellos que hemos disfrutado nunca en un videojuego, y eso se puede decir que no tiene precio. En algunas escenas guiadas en las que no tenemos libertad para movernos, el juego toca techo y la excelente dirección artística y la banda sonora se funden y crean momentos de una belleza sobrecogedora, en una aventura que de por sí siempre es bonita, de principio a fin.
Como hemos comentado ABZU no tiene esa experiencia online de Journey que le daba un toque tan especial, y aunque también nos intentan contar una historia con imágenes, no ha conseguido emocionarnos como si lo hizo la de aquel. Incluso la banda sonora de Austin Wintory, que como es habitual en este compositor es muy buena, no llega a ser memorable, y acompaña muy bien en el juego, pero no apetece demasiado escucharla fuera de él.
Belleza efímera
Es una pena que un juego tan bonito, algo que no nos cansaremos de repetir, nos cueste recomendarlo sin reservas. Por motivos como su relación precio y duración, 20 euros para unas 2 horas, y por cómo elude proponer retos o desafíos, o algo que no sea explorar y avanzar haciendo adelante, siendo tan solo un bello paseo por el fondo del mar, algo que no será del gusto de todos. Los mismos defectos que se le podían achacar a Journey estaréis pensando, pero la diferencia es que el juego de thatgamecompany fue memorable, y este no.
ABZU derrocha belleza y buen gusto, y si eres de los que aprecian los videojuegos que intentan ir un paso más allá, para ser considerados arte, tienes que probarlo. No es fácil que a estas alturas un juego nos deje con la boca abierta por la belleza de sus imágenes, y el primer trabajo de Giant Squid Studios lo ha conseguido varias veces, lo que tiene mucho mérito.
Hemos realizado este análisis en su versión de PlayStation 4 con un código de descarga que nos ha proporcionado 505 Games.