Análisis de Unfinished Swan PSN (PS3)
Los videojuegos fueron creados con el propósito de entretener, pero durante sus décadas de evolución, se han visto con la fuerza suficiente para reinventarse a sí mismos y embarcarse en la búsqueda de la experiencia. El jugador ya no tiene que pasar simplemente un buen rato frente al televisor; ahora puede reír, llorar, tener miedo o simplemente, experimentar. The Unfinished Swan busca exactamente esto, que el jugador sienta algo que nunca haya experimentado antes, sorprenderlo, que descubra, y que sin darse cuenta, llegue a convertirse en alguien diferente a él.
Como casi todos los juegos que buscan innovar, han de tener muchísimo cuidado con los detalles que hacen que un juego pase de una experiencia innovadora a una experiencia inolvidable. Han sido muchos los que han querido ofrecer algo distinto a lo que cualquier jugador se puede encontrar en el mercado, pero se han acabado convirtiendo en una mera anécdota, algo que apenas unos días después de su lanzamiento el público general ha borrado de su ludoteca, si es que llegó a formar parte de ella. The Unfinished Swan sorprende, innova y respeta al jugador, pero ¿se convertirá en un título innovador o se convertirá en un título inolvidable? Averigüémoslo.
Único desde el primer momento
The Unfinished Swan empieza con un relato en forma de cuento infantil. Un relato sobre cuadros inacabados en el que uno en particular da título y línea argumental a la historia. El juego comienza, se desarrolla, y acaba respetando al jugador. Sabe que el jugador frente a la pantalla no es tonto. Sabe que no necesita que le expliquen cómo se controla un juego con apenas tres botones, y prefiere dejarlo en la nada para que explore y descubra, que ‘experimente’. El jugador se planta frente a una pantalla absolutamente en blanco, y está únicamente en su mano dar forma al entorno para poder progresar.
Sin duda, los primeros minutos del juego son una experiencia única, que nos muestra que The Unfinished Swan no quiere parecerse a nada que hayamos jugado antes. Descubrir el camino principal y los secretos se basa en nuestra agilidad mental, en nuestra percepción del entorno y en nuestra habilidad. Contamos con un camino guiado que tenemos que descubrir, por lo que la sensación de entorno abierto se hace ligeramente palpable durante los primeros minutos, aunque realmente esto no sea así. El comienzo de The Unfinished Swan nos parece que roza lo magistral, aunque por desgracia no todo el juego se mantiene al mismo nivel.
Una base para distintas experiencias
Como hemos dicho, el comienzo del título es excepcional. Descubrir el mundo frente a un lienzo en blanco (o negro) es una experiencia increíble... que dura poco. Como acabaréis viendo, Giant Sparrow, el estudio encargado del desarrollo de The Unfinished Swan, partió de este concepto, pero descubrió que varias horas de juego dando forma a un mundo "invisible" podría acabar convirtiéndose en una situación algo tediosa. A nosotros desde luego no llega a aburrirnos, quizá porque esta secuencia sólo dura unos minutos, pero sí que nos ha dejado con ganas de más. Y es que, poco a poco, el mundo va tomando forma, con sombras, luces y algunos colores que nos permiten desplazarnos con relativa normalidad.
No queremos entrar en detalles, porque pensamos que es mejor que el jugador vaya descubriendo poco a poco lo que The Unfinished Swan tiene reservado para él. Sí os adelantamos que, una vez que el escenario se "materializa", el planteamiento cambia. Dependeremos siempre de nuestro pincel mágico, pero lo tendremos que utilizar con fines distintos a pintar sobre el escenario. Serán varias y variadas las maneras en las que nuestro pincel nos permitirá progresar en el juego, pero lo mejor será que nosotros mismos descubriremos sus nuevas funciones, sin tutoriales o carteles que infravaloren nuestra habilidad con un escueto "haz X para ir a Y".
Transmitiendo sensaciones
Como hemos mencionado anteriormente, The Unfinished Swan parte de la narrativa de un cuento infantil. Las sensaciones que nos ha transmitido es que quiere hacernos volver a nuestra infancia, que vivamos en primera persona uno de los cuentos que nuestros padres nos leían cuando éramos pequeños. Que descubramos, que exploremos, que pasemos miedo y que nos sintamos invencibles. Y esto es algo que, si nos dejamos llevar, The Unfinished Swan consigue. Para ello se apoya en un gran apartado artístico, que presenta diferentes estilos visuales muy diferenciados entre ellos, acordes con las sensaciones que quiere transmitir en cada momento. Poco podemos decir sobre este aspecto que no veáis en las capturas. Visualmente es, como también en otros aspectos, único.
La música se presenta sólo cuándo hace falta, sin abusar de melodías innecesarias. Acompaña la aventura de manera correcta, y sabe cuándo destacar sin hacer sombra a la experiencia jugable. Las composiciones mezclan lo infantil y lo onírico, para dar ese toque mágico propio de los cuentos infantiles. En el aspecto técnico, el juego se presenta más que correcto, con una fluidez casi perenne a 60 imágenes por segundo, y un control muy ajustado, compatible con el mando DualShock 3 o con el control de movimiento PlayStation Move. Unas físicas realistas ponen el broche al juego, que en aspectos generales se muestra muy pulido.
Peeeeeero...
No es perfecto. ¿Qué separa a The Unfinished Swan de convertirse en una leyenda descargable? Una vez más, el concepto inicial es, en nuestra opinión, lo mejor del juego. No es que el resto sea malo (de hecho, es bastante bueno), pero no llega a estar a la altura de aquél. La secuencia de apertura crea unas expectativas tan altas que el resto del juego no consigue cumplirlas, aunque volvemos a señalar que el resto de la aventura es digna de ser jugada y que también sorprende. Además, técnicamente encontramos algunas extrañas bajadas en la tasa de imágenes por segundo, que emborronan momentáneamente el sólido conjunto visual. Y no podemos olvidarnos de otro aspecto mejorable, su duración. Un jugador hábil podría completarlo prácticamente al 100% en menos de 10 horas de juego y sin muchas complicaciones, lo que puede parecer razonable para un descargable. El problema es que no invita en exceso a ser rejugado, por lo que puede quedarse en una experiencia de un par de tardes.
Mientras que para algunos los extras que ofrece sí fomentan la rejugabilidad de The Unfinished Swan, no creemos que el jugador medio encuentre alicientes suficientes para vivir su historia varias veces. El principal elemento rejugable es conseguir todos globos –los coleccionables más o menos ocultos que nos permitirán desbloquear los contenidos adicionales–, así que si queréis maximizar la duración del título, os aconsejamos que busquéis los globos sin radar (eso sí, recomendamos que los busquéis de un modo u otro), lo que os dará más de un quebradero de cabeza y, consecuentemente, algunas horas más de juego.
Conclusiones
The Unfinished Swan se presta a un análisis lleno de retórica innecesaria y palabrería absurda, pero se puede resumir en tan sólo una frase: una experiencia tan única e intensa como corta. Ofrece un sistema de juego básico que explota distintas posibilidades mientras progresa el juego, por lo que no todo será pintar el vacío para encontrar el camino. Es innovador, absorbente y original, respetuoso con el jugador y se nota que está hecho con mucho cariño. Los principales puntos no positivos que encontramos es que se puede pasar en un suspiro (un par de tardes pueden ser suficientes para completar la historia principal y puede no llamar a la rejugabilidad) y que las expectativas que levanta en los primeros minutos de juego son demasiado altas para lo que luego nos espera.
Como hemos indicado, los jugadores pueden adaptarse para probablemente duplicar su duración y aprovechar el dinero invertido, pero para el jugador medio probablemente se quede muy corto. Recomendable para aquellos que quieran vivir una nueva experiencia frente a su consola, para aquellos que quieran saber hasta dónde llega la imaginación de los desarrolladores o incluso para el padre que quiera contarle a su hijo un cuento –esta vez, jugable– frente al televisor. The Unfinished Swan es uno de esos títulos que muestran cómo los videojuegos pueden convertirse en algo más, y que, aunque con margen de mejora, sabe sorprender desde el principio hasta el final.