Análisis de Tumble (PS3)

Playstation Move ya está entre nosotros. El esperado mando de Sony ya puede ser adquirido en nuestra tienda habitual de videojuegos, con una serie de videojuegos de acompañamiento que, sin ser lo más puntero del mercado, sirve como breve introducción a lo que el hardware japonés puede realizar si las desarrolladoras le echan imaginación a la hora de crear nuevos títulos. Hemos sido testigos de títulos familiares, con una recopilación de mini juegos -Start the Party!- y una nueva obra que no ha sabido hacerse un hueco entre la crítica -Kung Fu Rider-.

No obstante, no todos los videojuegos compatibles con Move han llegado en formato físico, y más allá de la esperada actualización de Heavy Rain para ser compatible con el nuevo mando, el mercado digital de PlayStation se enriquece con títulos que aprovechan perfectamente la idea de Move. Hoy contamos con un título muy peculiar, capaz de sacar de sus casillas a los jugadores poco pacientes, con un espíritu de juego diferente a lo que hemos visto con anterioridad. Tumble ha llegado a la PlayStation Network para ofrecer, mediante una serie de retos, una experiencia de juego adictiva, fresca y, contra todo pronóstico, difícil.

La idea de Tumble no trata de crear otro videojuego de puzles, sino de crear un concepto, y ese no es otro que divertirnos sin prisa. Si bien es cierto hay algún que otro reto que nos hará ir más rápido de lo normal, la satisfacción de estar creando algo grande y milimétrico es sencillamente abrumadora. Gran parte del juego basa su jugabilidad en edificar, mediante la colocación de piezas de distinto tamaño, una torre los más alta posible. Para ello contaremos con multitud de piezas que estarán repartidas por el escenario, cada una con sus propias virtudes e inconvenientes. Por ejemplo, contaremos con cubos lisos, figuras geométricas con ángulos imposibles, piezas que pesen más de lo previsto, figuras aceitosas que resbalarán enseguida, otras un poco más pegajosas, etcétera.

La idea está clara: montar una torre y conseguir la mayor puntuación posible antes de que la torre caiga o nos quedemos sin piezas. La mecánica recordará a una versión antagonista de Boom Blox, de Wii, y lo cierto es que las similitudes entre títulos, al menos en cuanto a lo que respecta en imágenes y puesta en escena, son más que notables. Sin embargo, mientras que en la obra para la máquina de Nintendo nuestro objetivo era destruir todo, en este encontraremos una base mucho más pausada y técnica. Tendremos que hacer uso de todo nuestro razonamiento, paciencia y delicadeza para ir colocando, poco a poco, los bloques que van apareciendo en la pantalla. Un paso en falso y nuestra torre caerá por su propio peso, así que habrá que andar con ojo con todos los ejes que ofrece la realidad.

Una vez explicado el concepto del videojuego es hora de ver si PlayStation Move cumple con lo prometido, y si su jugabilidad está lo suficientemente ajustada como para permitir una experiencia de juego satisfactoria. El resultado, sin ser perfecto, es más que suficiente como para picar al jugador que se atreva a conocer las maravillas de este Tumble. El mando responde con perfecta precisión a nuestros movimientos, siempre y cuando lo tengamos perfectamente configurado y tengamos un espacio amplio para jugarlo. No necesitaremos un salón de 30 metros cuadrados, pero sí que necesitaremos que la cámara esté bien situada y sin ningún obstáculo -así como colocarnos a varios metros del televisor- para que el conjunto de Move pueda interpretar nuestros movimientos. Podremos rotar las piezas, levantarlas, dejarlas caer, etcétera. Lo curioso del sistema de juego es la profundidad, muy bien recreada y que nos obligará a levantarnos del sofá en alguna ocasión para comprobar de primera mano si nuestra pieza está bien situada o no.

Para facilitarnos un poco las cosas, el juego incluye una ayuda fundamental: la sombra, ideal para saber dónde caerá nuestra pieza. Sin embargo, tendremos que tener la suficiente delicadeza como para no dejarla caer desde un sitio muy alto, ya que la física juega un papel fundamental en la obra. Dependiendo del material con el que esté hecho la pieza, ésta caerá de una manera u otra. Como comentábamos, las piezas más pesadas pueden suponer un problema si las colocamos demasiado alto, haciendo que nuestra torre pierda estabilidad en muy poco tiempo.

Otro aspecto fundamental de esta obra es la cámara, ya que en un principio puede parecer que estamos creando la torre más estable del momento, pero si giramos la cámara nos daremos cuenta de que algunas piezas están ligeramente desplazadas hacia los lados, dando una sensación de falsa estabilidad que puede acabar por hacernos repetir el nivel. Hay que tener en cuenta tanto la posición de las piezas en los tres ejes tanto el material y el volumen de éstas. No es sencillo, sobre todo al principio, pero para eso la desarrolladora ha preparado un extenso tutorial en forma de varias fases en las que podremos, sin ningún tipo de prisa o marcador, hacernos con los controles de Tumble.

Tumble incluye más de 50 retos a completar, cada uno con sus propios requisitos. Hemos hablado de la importancia de construir una torre alta y estable, pero la obra también incluye retos de otro calibre. Sin ir más lejos, en algunas ocasiones tendremos que ingeniárnoslas para saltar algunos obstáculos que la desarrolladora ha preparado para nosotros. Por ejemplo, una varilla molesta que tendremos que rodear para evitar que ésta se active y nos desmonte el chiringuito, o una prueba donde tendremos que hacer una torre de varias profundidades, teniendo que sortear obstáculos por los que seremos penalizados si los tocamos. Como no podía ser de otra manera, el videojuego también cuenta con la versión contrapuesta de su atractivo: la destrucción. Si en Boom Blox teníamos que lanzar objetos contra la torre para ganar puntos, en esta ocasión tendremos que colocar una serie de minas que explotarán por orden para hacer volar los bloques lo más lejos posible, ganando puntos en función de las piezas multiplicador y de la diana de puntuación dibujada en el suelo. Cuanto más lejos, más puntos. Y, por último, también tendremos retos contrarreloj, en el que tendremos que cumplir los requisitos antes de que el marcador llegue a cero.

Cada vez que iniciemos un reto tendremos un tiempo para familiarizarnos con las piezas. El tiempo -a no ser que estemos delante de un modo contrarreloj- lo dictará nuestra torre en cuanto alcance el nivel de bronce. Una vez hayamos alcanzado el bronce nos quedaremos inmóviles durante tres segundos para comprobar que la torre se aguanta por su propio pie y podremos continuar edificando para alcanzar las siguientes medallas.

Conseguir el oro es uno de los objetivos principales de la obra, y, sin ir más lejos, podríamos considerar a Tumble como uno de los videojuegos más retantes que existen en el mercado de distribución digital de Sony. Conseguido el oro, el juego nos obsequiará con nuevas pruebas para cada reto, como los ya comentados modos contrarreloj o la sustitución por otras piezas más pequeñas, teniendo como objetivo ponerlas en ángulos peligrosos para nuestro corazón. La obra también incluye un modo multijugador en el que podremos competir con un amigo para ver quién hace la torre más larga o, por otra parte, unir fuerzas para crear la estructura definitiva, eso sí, el videojuego carece de modalidad online, algo que podría haber aumentado considerablemente la experiencia de juego competitiva y cooperativa.

En cuanto al apartado técnico de la obra, Tumble no es un videojuego que necesite demasiados detalles para el estilo de juego que ofrece. Los gráficos son sencillos, coloridos y a la vez sobrios, con una puesta en escena que no marca tendencias, y que cumple sin más a la hora de presentarnos las piezas y los decorados en el cual transcurre el puzle. Mención especial, eso sí, para las físicas del videojuego, muy reales y perfectamente compenetradas con el material de cada pieza, simulando perfectamente qué ocurriría si colocamos una pieza deslizante como base para la torre. La música, por otro lado, es otro tema, ya que es prácticamente inexistente, aunque por suerte, la voz femenina que nos irá indicando qué debemos hacer en todo momento es de gran ayuda para familiarizarnos con los conceptos del videojuego.

En general, Tumble ofrece una experiencia de juego distinta. No estamos delante de una obra que guste a todo el mundo, sobre todo a aquellos jugadores a los que le gusta la acción, las aventuras o los videojuegos rápidos. Estamos frente a una obra que se desmarca de todo esto para ofrecer una experiencia única, pausada, inteligente, pero que no todo el mundo sabrá disfrutar. Los retos son lo suficientemente variados y retantes como para mantenernos enganchados al televisor durante un buen puñado de horas, y la rejugabilidad de la obra -así como el objetivo de conseguir todas las medallas- es digna de mención. Además, al tratarse de un videojuego descargable el precio es consideradamente reducido en comparación a otros títulos que aparecen en formato físico, por lo que todos aquellos quienes disfruten con un buen juego de puzles y tengan el nuevo mando de Sony tienen la excusa perfecta para adquirir esta peculiar obra de Supermassive Games.