Análisis de Transformers: El lado oscuro de la luna (PS3, Wii, NDS, Nintendo 3DS, iPhone, Xbox 360)
Como cada verano llegan los pertinentes Blockbuster o grandes películas, films que apuestan por un gran despliegue de medios gracias a enormes presupuestos con la única pretensión de entretener a los espectadores, mientras se comen sus palomitas y beben Coca-Cola en una fresca sala de cine. A estas películas-evento les suele acompañar una brutal campaña de marketing, anuncios por doquier, juguetes y todo tipo de promociones en las cadenas de comida rápida y como no, la irremediable adaptación a videojuego.
En este caso se trata de la tercera película de Transformers, la serie de espectaculares films dirigidos por Michael Bay y producidos por Steven Spielberg iniciada en 2007, basados en los populares juguetes de Hasbro, que ya habían contado en el pasado con todo tipo de adaptaciones en forma de series de animación y cómics. Aunque hay una creencia popular –y con razón- de que videojuego basado en película es igual a mediocridad, hay honrosas excepciones, y en este caso concreto había elementos para tener esperanzas, debido al currículum de sus creadores.
Los californianos High Moon Studios de la mano de Activision nos ofrecieron el verano pasado Transformers: War for Cybertron, el juego basado en esta popular franquicia que ha tenido más éxito de crítica y público, un trabajo muy sólido y hecho con mucho mimo, que bebía con mucho aciertos de los cómics en vez del universo de las películas hollywoodienses. Ahora y justo un año después nos traen el juego basado en la película Transformers: El lado oscuro de la luna, poco tiempo de desarrollo para un trabajo de esta envergadura, lo que se cobra sus frutos en forma de una campaña demasiado corta, algo que intentan compensar con un entretenido modo multijugador por internet.
Evita el despertar del temible Shockwave
Con buen olfato y como han hecho muchos juegos basados en películas en los últimos tiempos, en vez de replicar el argumento de lo que veremos en la pantalla de cine se apuesta por una historia alternativa, en este caso que transcurre entre la segunda y tercera entrega, por tanto, es una precuela del film El lado oscuro de la luna. Aunque para los humanos ya haya terminado la guerra entre los Autobots y los Decepticons, los primeros no descansan en proteger a la humanidad, y se empiezan a percatar de sospechosos movimientos de sus enemigos a lo largo de todo el mundo. Esto nos llevará a visitar desde selvas en América Central hasta ciudades como Detroit y parajes recónditos en Siberia. Como acabaremos descubriendo, los Decepticons pretenden despertar de su letargo al poderoso Shockwave, lo que intentaremos evitar, aunque como ya sabréis los más informados este es el protagonista absoluto y malvado a batir de la película Transformers: El lado oscuro de la luna.
Siete capítulos protagonizados por un Autobot o Decepticon distinto en cada uno y que cuentan con habilidades y poderes propios, dándole una pizca de variedad al desarrollo que por otra parte es lineal y de acción total, sin muchas sorpresas. Empezamos con Bumblebee en Sudamérica para luego pasar a controlar en el siguiente capítulo a Ironhide en Detroit o posteriormente a Mirage en Centroamérica. Un juego de acción en tercera persona sin novedades en sus sencillos controles, con los sticks analógicos nos movemos y miramos y con los gatillos apuntamos y disparamos, teniendo las típicas acciones como saltar, recargar o cambiar de arma, y por supuesto, el botón para transformarnos en el vehículo que toque en cada caso. Encontramos la mayor particularidad y profundidad en las aptitudes, distintas para cada personaje.
Cada Autobot o Decepticon cuenta con dos armas: cañones de plasma, subfusil, escopeta, fusil de precisión o lanzacohetes, pero estas no son lo que más les diferencia, sino sus aptitudes. Dos habilidades que se activan con los botones superiores y que cuando usamos tenemos que esperar a que se vuelvan a recargar -recogiendo energía de los enemigos abatidos-, y que son de vital importancia y su buen uso decidirá el éxito en los combates. Por ejemplo Bumblebee tiene una con la que identificar la posición de los enemigos, y la otra un fuerte ataque giratorio; Ironhide lanza granadas teledirigidas y puede usar un armamento pesado durante un corto de espacio de tiempo; y Mirage es capaz de potenciar su daño y hacerse invisible, algo que se usa en una fase de infiltración.
Como veis habilidades muy variadas y que hacen que controlar a cada personaje se sienta muy distinto, pero no solo por esto, sino también por su transformación. Cuando se convierten en coche siguen teniendo armas, incluso en algunos personajes más potentes que cuando son robots, y soportan mejor el daño, además de moverse más rápido. Siendo un vehículo podemos tener nuestra forma de guerra con las armas desplegadas o ser un coche normal, para correr velozmente por los escenarios. Esto se usa en algunos momentos en los que tenemos llegar a un punto en un tiempo determinado, como si una fase contrarreloj se tratará, y lo cierto es que el control no es todo lo preciso que debería, además de dar una extraña sensación de que vamos flotando por el escenario en vez de sentir las ruedas pegadas al asfalto.
No solo de coches estamos hablando, ya que a partir del cuarto capítulo pasamos a controlar a los Decepticon, encarnados en personajes como Soundwave o Starcream, dando algún que otro cambio la jugabilidad. Por ejemplo en una de las fases nos tiene que ayudar Laserbeak, un Decepticon en forma de pájaro con el que nos tenemos que infiltrar en unas instalaciones, y el capítulo de Starcream, que se transforma en avión, es una fase aérea, como si de un simulador de combate se tratará. Se nota y valoramos el esfuerzo por incluir variedad en el desarrollo, se agradecen estos momentos, aunque el control no esté del todo pulido y jugablemente estén un escalón por debajo de las fases "normales".
Iremos destruyendo decenas de rivales por unos escenarios lineales sin muchas coberturas o recovecos ni partes por explorar, aunque haya un coleccionable en forma de insignias a las que debemos disparar hasta encontrar todas, lo que no es muy complicado. Los capítulos se intentan salpicar con algún que otro momento de conducción o que se salga de la norma, pero ni aun así esto consigue disimular lo repetitivo que llega a resultar, aunque para el que le guste disparar sin muchas complicaciones esto no será un problema. Hay jefes finales, unos más inspirados que otros, ya que a veces decepciona lo fácil que resulta derrotarlos, sin suponer un reto, en un juego que es muy recomendable comenzar en difícil.
Y si no llega a hacerse pesado o demasiado repetitivo –algo muy subjetivo- es debido a su escasa duración, con una campaña que dura entre las cuatro y cinco horas, a todas luces poco tiempo, y eso que algunos niveles hasta se llegan a notar alargados artificialmente, acariciando peligrosamente el tedio. La historia no es ninguna maravilla, irrelevante por momentos, narrada a base de escenas de vídeo, que pega un arreón final para enlazar con la nueva película. Se nota que en High Moon Studio tienen talento, buenas ideas y que saben llevarlas a cabo, pero entendemos que en un año no se pueden hacer maravillas, así que seguimos confiando en ellos para futuros proyectos.
La duración se intenta compensar con el modo multijugador, que la verdad no está nada mal, no competirá contra los grandes, pero funciona y entretiene. Tres modos de juego hasta para 10 jugadores: Duelo por equipos –el primer equipo que consiga abatir 30 enemigos gana-, Duelo –clásico todos contra todos- y Conquista –como su nombre bien indica, controlar múltiples nodos acumulando puntos para ganar-. Tenemos un sistema de progresión de personaje, y además podemos crearlo a nuestra medida. Hay cuatro clases: explorador, cazador, comandante y guerrero, con distintas armas y aptitudes e incluso mejoras, y para acceder a ellas tendremos que subir de nivel. Podemos elegir el chasis del Autobot o Decepticon entre alguno de los personajes protagonistas, incluso eligiendo su color, estando sorprendentemente cuidado este aspecto.
Está claro que a quien busque una buena campaña por encima de todo se le quedará corto, menos de cinco horas se pasan en un suspiro, pero los que tengan pensado sacarle jugo al multijugador tienen que saber que es muy correcto, otra cosa es su posible éxito, y la cantidad de gente que encontremos en las partidas, algo que no podemos vaticinar.
Los gráficos cumplen, sobre todo en el diseño de los Transformers, que es el de las películas, con unos modelados notables y detallados, aunque otros elementos no estén a la altura. Los escenarios naturales se muestran bonitos, y la acción se mueve con fluidez, pero se echa en falta la capacidad de destrucción de estas máquinas, representada con gran acierto en las películas, pero que aquí es inexistente. Choca disparar a un coche aparcado u otro elemento de un escenario urbano con un misil y que este no sufra ningún rasguño, dando la sensación de ser todo de cartón piedra. Hay un par de momentos en el que meten unas rocas que se pueden destruir, o unas pocas columnas, pero esto no consigue disimular el conjunto, en el que no podemos romper ni una triste palmera. La música directamente coge el tema principal de la película, con gran acierto, aunque podían haber buceado un poco más en su banda sonora, ya que por momentos se usa demasiado esta composición. Está doblado al castellano, de manera correcta, un poco sobreactuado pero nada grave, aunque hubiera sido de agradecer que se usaran las mismas voces para los Transformers que en las películas.
Un digno juego de película
En casi un género propio, el de los videojuegos basados en películas, Transformers: El lado oscuro de la luna es un trabajo correcto, aunque se queda un tanto corto, con una campaña de una duración demasiado reducida. Un desarrollo que intenta ser variado, con un personaje distinto en cada capítulo, con sus habilidades propias, con momentos entre tanto disparo de conducción, sigilo e incluso combate aéreo. Se valora este esfuerzo por ser variado, aunque dependiendo de lo amante que se sea o no de la acción sin complejos, puede llegar a resultar un poco monótono, pese a las poco más de cuatro horas que dura. Este defecto se compensa con un multijugador competente, que podrá satisfacer a los fans de estos robots y de esta modalidad que no para de ganar popularidad.
Sabemos que High Moon Studios lo pueden hacer mejor, sin ir más lejos lo demostraron con War for Cybertron el verano pasado, pero como juego de película está por encima de la media –que es muy baja no obstante-, y como juego de acción en tercera persona hay muchas y mejores opciones, a no ser que se sea fan de estos robots y de las pirotécnicas y espectaculares películas de Michael Bay, por lo que ganaría algunos enteros.