Análisis de Thomas Was Alone PSN (PS3, PSVITA)

Aunque pensamos que algunas de las mayores obras de la industria de los videojuegos no habrían sido posible sin el salto gráfico que han ido suponiendo las distintas generaciones de consolas, también es cierto que juegos casi fotorrealistas, con actores conocidos y/o un gran presupuesto, te pueden intentar relatar una portentosa historia que a la hora de la verdad, sencillamente, no conecta con el usuario. Paradójicamente, un puñado de píxeles se preparan para contarnos una historia, cuanto menos trascendental, en Thomas Was Alone.

Thomas Was Alone, traducido como "Thomas estaba solo", es un juego independiente desarrollado por Mike Bithell, bastante inspirado en la vieja escuela tanto en jugabilidad como en estética, que nos anima a conocer la historia de Thomas, quien, curiosamente, no estaba solo. Los que no conozcan el juego se extrañarán un poco al ver las imágenes que acompañan este texto, ya que no tienen mucha pinta de querer contarnos algo. Pero no os dejéis engañar. Thomas Was Alone es mucho más de lo que aparenta.

Thomas was not alone

Thomas Was Alone es un juego de plataformas muy sencillo. Nuestro objetivo es llevar al anguloso Thomas por angulosos escenarios, hasta hacerlo encajar en un recuadro blanco que nos suele esperar en la zona opuesta de la fase. Los primeros niveles hacen las veces de tutorial, que nos servirá para aprender las mecánicas del juego, las cuales se podrían reducir objetivamente a movernos y saltar. Los primeros compases nos muestran cuáles son los peligros a evitar, mientras nos vamos acostumbrando al control del rectángulo rojo.

Pero pronto descubriremos que, como ya os hemos adelantado, Thomas no estaba solo. Thomas irá conociendo a nuevos compañeros, igualmente pixelados, que harán gala de distintas habilidades. Por ejemplo, uno de nuestros amigos podrá saltar más alto, otro podrá flotar, otro servirá para que podamos saltar desde él, etcétera. Nuestro objetivo será combinar sus habilidades para alcanzar los mencionados recuadros blancos con cada uno de ellos en esta aventura que, como suponéis, se va complicando progresivamente según avanzamos.

Thomas Was Alone nunca es un juego extremadamente complejo, pero tampoco extremadamente sencillo. Es un título que nos invita a pensar, aunque no a partirnos la cabeza, perdiendo horas de nuestra vida en un determinado puzle. Para el jugador medio ofrecerá la dificultad justa, aunque para el aficionado hardcore a los juegos de puzles no representará un desafío extremo. Aun así, los niveles son generalmente muy divertidos, y no sólo podrán a prueba nuestra imaginación a la hora de descubrir cómo avanzar, sino que también pondrán a prueba nuestra pericia a la hora de realizar saltos ajustados en las frecuentes secciones plataformeras.

La historia de Thomas

Thomas y compañía, sobre el papel, no son más que varias inteligencias artificiales atrapadas en un ordenador, luchando por escapar de éste. Claro que esto es sólo sobre el papel. Thomas y compañía son la extrema simplificación, la máxima conceptualización de distintos tipos de personas reales. Cada uno de los personajes representa la personalidad de alguien que seguro que conoces, con sus miedos y sus inseguridades, o mostrándose confiados en lo que saben hacer. Obviamente, y dada la falta de expresividad de los personajes –aunque están ahí ahí con algunos actores de Hollywood–, la historia corre a cargo de la narración.

Thomas Was Alone está traducido, que no doblado, al español. Los jugadores podrán seguir en todo momento el relato de la historia con textos en pantalla que además, se adaptan a la jugabilidad, pero no podemos negar que pierde parte de su encanto. La narración original está realizada por el humorista británico Danny Wallace quien, independientemente de ser conocido en tierras españolas, hace un gran trabajo, transmitiendo muchas de las sensaciones del juego.

Si vuestro nivel de inglés no es lo suficientemente alto como para comprender el relato, os aconsejamos que os toméis un minuto para leer el texto antes de empezar a jugar. Tranquilos, en Thomas Was Alone no hay prisa, y creemos que merece la pena entender la metáfora tras los personajes. La obra de Mike Bithell no se juega por la historia, pero sería injusto negar que es uno de los puntos claves que la hacen más disfrutable.

Thomas en PlayStation 3 y PlayStation Vita

Thomas Was Alone se distribuye a través de PlayStation Store, y se aprovecha de características como la compra cruzada o el guardado cruzado. Esto significa que, adquiriendo la versión de PlayStation 3 adquirimos la de PlayStation Vita, y que podemos guardar nuestra partida en la nube para poder continuar la partida en una u otra consola sin necesidad de conectarlas físicamente. Además, está disponible de manera gratuita con PlayStation Plus, por lo que las razones para no darle una oportunidad son muy escasas.

La versión para las consolas de Sony se beneficia también de un nuevo modo con comentarios del director, en el que el creador del juego nos cuenta en cada nivel algunos detalles y curiosidades de la aventura de Thomas y compañía. También hay un episodio adicional descargable exclusivo para estas consolas. Por lo demás, el juego es idéntico. La estética se mantiene en ambas plataformas intactas, y lo mismo sucede con la jugabilidad, ya que dada la simplista propuesta de Thomas Was Alone no supone ningún problema hacer la transición entre PS3 y Vita.

Conclusiones

Thomas Was Alone es, como juego de puzles y plataformas, muy bueno. No podemos negarlo. Los puzles son complejos en su justa medida, y las plataformas se mantienen en este mismo nivel. Desde los controles hasta la jugabilidad, y pasando obviamente por el apartado gráfico, todo es verdaderamente sencillo, pero estos aspectos se complementan de una manera muy adictiva, que nos transmite esa sensación de "venga, uno más y paro" que muy pocos juegos consiguen. Si además tenemos en cuenta la gran narrativa que lo acompaña, descubriremos una pequeña gran historia sobre la amistad, interpretada sorprendentemente bien por un puñado de angulosas figuras.