Análisis de Steins;Gate (PS3, PC, iPhone, PSVITA)

Muchos son los factores que pueden llevar a un título a convertirse en uno de los llamados "juegos de culto". Generalmente, esta categoría la suelen alcanzar productos muy únicos y raros que se alejan totalmente de las modas comerciales para ofrecernos una experiencia de las que dejan huella, incluso a pesar de no ser precisamente perfectos. Casos más o menos recientes de esto los podemos ver en títulos como Nier o Deadly Premonition: dos juegos apaleados por la crítica que pasaron con más pena que gloria por las listas de venta y que tiempo después fueron aclamados por el público.

Pero a veces, también nos encontramos con auténticos juegazos que consiguen poner de acuerdo tanto a la prensa especializada como a los jugadores, incluso a pesar de quedar relegados a un segundo plano en las estanterías de las tiendas por sus diferentes peculiaridades, alejadas por completo de lo que el usuario medio suele buscar. Dentro de esta categoría se encuentra, sin lugar a dudas, Steins;Gate, considerada como una de las mejores novelas visuales jamás hechas.

Para poneros en situación, estamos hablando de un juego que se puso a la venta en Japón originalmente en el 2009 en exclusiva para Xbox 360, una consola que se estrelló totalmente en el País del Sol Naciente, lo que ya de entrada limitó considerablemente la base de usuarios que iban a poder disfrutar del título. Un año más tarde, los usuarios de PC también tuvieron la posibilidad de hacerse con él, aunque no fue hasta el 2011 cuando su popularidad se disparó dentro de las fronteras japonesas, gracias a una adaptación anime y a su llegada a PSP e iOS, dos de las plataformas más populares por aquel entonces entre los nipones.

Esto también facilitó su expansión a Occidente, ya que con la proliferación de los fansubs, muchos aficionados pudieron disfrutar de su historia y conocer la existencia del juego. Eso sí, no fue hasta el 2014, cinco años después de que se lanzara por primera vez en Japón, que pudimos disfrutar de su primera versión oficial traducida al inglés, gracias a la llegada del juego a los ordenadores de Estados Unidos.

Finalmente, la obra de 5pb. y Nitroplus nos llega a territorio europeo gracias a sus versiones para PlayStation 3 y PS Vita, dándonos la oportunidad de descubrir por primera vez qué es lo que ha hecho de este juego algo tan deseado, raro y único. ¿Está realmente a la altura de su leyenda como para sobrevivir al estatus de "juego de culto"? Sin lugar a dudas.

El Psy Kongroo

Tal y como ya hemos comentado, nos encontramos ante una novela visual, con todo lo que ello conlleva. Aquí no existe una jugabilidad como tal y realmente lo único que haremos durante casi toda la aventura será leer una ingente cantidad de textos que además se encuentran únicamente en inglés, por lo que si no os gusta la lectura o no se os da demasiado bien la lengua de Shakespeare, lo mejor será que miréis para otro lado, porque no lo vais a disfrutar (aunque si seguís interesados en su historia, siempre os quedará el anime).

Por lo tanto, todo el atractivo del juego queda relegado a su historia, narrativa y personajes, lo que hace que nos sea realmente difícil hablaros de él sin caer en spoilers, de modo que no os contaremos nada que vaya más allá de lo que se puede leer en su sinopsis oficial para no arruinaros ninguna sorpresa, ya que bien merece la pena descubrir todo lo que aquí os espera por vosotros mismos.

Steins;Gate nos cuenta la historia de Rintaro Okabe, un universitario de 19 años que vive en el famoso barrio de Akihabara de Tokio, considerado como la meca del manga, el anime y los videojuegos. Todo el juego lo veremos desde su perspectiva y nos contará en primera persona todo lo que ve y cómo lo siente, algo que nos ofrecerá unas descripciones de lo más llamativas y peculiares. ¿Por qué? Porque Rintaro es probablemente uno de los personajes más extravagantes y peculiares que hemos conocido nunca en un videojuego.

Está obsesionado con que existe una malvada organización que lo controla todo desde las sombras y que él es el único que sabe de su existencia, motivo por el que se siente obligado a luchar contra ella para salvar el mundo mientras evita a los agentes que envían para acabar con él y silenciarlo. A esto le tenemos que sumar que se autoproclama un científico loco (de hecho, tiene un "laboratorio" donde construye diferentes inventos caseros sin demasiado éxito comercial), que es egocéntrico como él solo, que ve la realidad de una forma totalmente distorsionada, que hace cosas como hablar solo con el móvil sin que haya nadie al otro lado (aunque él está seguro de que sí), y muchas otras cosas que no os contaremos, aunque ya deberíais de haceros una buena idea de que no estamos precisamente ante el héroe habitual de un videojuego.

Esto es algo que también se extiende al resto de personajes, todos ellos totalmente atípicos, raros y únicos, y los que apuestan por los clichés suelen tener una vuelta de tuerca que los aleja de cualquier tipo de estereotipo. Además, la evolución que sufren es enorme, algo que se agradece mucho y les da un punto de realismo muy bien recibido que nos hace conectar con ellos fácilmente.

Sin entrar en muchos más detalles, la temática principal del juego radica en los viajes temporales (aunque no de la forma que os imagináis), algo que se trata como nunca habíamos visto antes en un producto de ocio interactivo, ya que casi siempre se le intenta buscar una explicación científica y posible a todo lo que ocurre, debatiendo incluso sobre teorías reales que nos explicarán con todo lujo de detalles. Esto consigue que en muchos momentos el lenguaje y las conversaciones se vuelvan extremadamente técnicos, aunque se ha añadido un útil diccionario de términos para que podamos seguir la trama sin perdernos demasiado.

Precisamente, en todo esto es donde encontraremos la única mecánica del juego. A medida que avancemos recibiremos llamadas a nuestro móvil. Responderlas o no puede tener importantes efectos en el desarrollo de la historia, de la misma forma que dar una respuesta u otra a un correo electrónico que recibamos (esta se escribe según la palabra que escojamos como tema de conversación) puede alterar el curso de los acontecimientos considerablemente. No todos estos momentos son igual de importantes, pero incluso la conversación más insustancial puede traer consigo inesperadas consecuencias en un devastador efecto mariposa, lo que consigue que también nos sintamos partícipes de todo lo que ocurra y que existan multitud de rutas diferentes que le añaden un toque de rejugabilidad muy bien recibido.

Por otra parte, también hay que destacar la gran cantidad de referencias que nos encontraremos al mundo de los videojuegos, el cine y el manga, algo lógico considerando que todo se desarrolla en Akihabara. De hecho, nos empaparemos de toda la cultura de este barrio japonés y descubriremos sus localizaciones más famosas y sus diversas peculiaridades, que son bastantes, como muchos ya sabréis.

La narrativa es también otro de sus grandes puntos fuertes y sorprende lo bien escrito y contado que está todo, llegando incluso a jugar con nosotros en más de un momento, con situaciones en las que sentiremos que se rompe la cuarta pared, aunque realmente no esté sucediendo así. Y si tenéis dudas sobre la calidad de la historia, sabed que el guion es de primer nivel y que su auténtico final será algo que no olvidaréis con facilidad.

Lo único que no nos ha terminado de convencer demasiado, es lo mal que se ajustan algunos textos en inglés dentro de los cuadros de diálogos, especialmente los que se muestran en el móvil, con palabras cortadas a la mitad en una línea y terminadas en la siguiente, lo que dificulta la lectura de los correos que recibimos más de lo que nos gustaría. Por lo demás, el trabajo de localización es bastante bueno, conservando incluso algunas peculiaridades del lenguaje japonés, como los sufijos honoríficos (hasta esto nos explicarán en el diccionario de términos).

En cuanto a sus gráficos, hay que recordar que estamos ante una novela visual del 2009, por lo que no esperéis grandes alardes técnicos, ya que solo veremos ilustraciones estáticas cuya única animación la encontraremos en el movimiento de los labios de los personajes al hablar, así como algún que otro efecto gráfico para recrear un evento especial. A pesar de todo, su apartado artístico es realmente bueno, con un diseño de personajes fantástico y con un coloreado muy especial y atractivo. Además, el estilo que desprende la forma en la que se han construido algunas escenas con estos recursos tan limitados demuestra el mimo que se ha puesto en toda la obra, por lo que poco se le puede criticar a su aspecto visual.

En lo que respecta al sonido, tenemos una buena banda sonora que acompaña muy bien la acción (donde destaca el tema de su vídeo de introducción), unos efectos correctos y un doblaje japonés espectacular que cuenta con la participación de algunos de los seiyuus más reconocidos del mundo del anime (mucha atención al trabajo de Mamoru Miyano en el papel de Rintaro). Finalmente, mencionar que todas las conversaciones del juego, menos los pensamientos y descripciones de nuestro protagonista, están dobladas, algo que nos ayudará todavía más a meternos en el papel.

Conclusiones

Que Steins;Gate sea un juego de culto no es casualidad. Se trata, sin lugar a dudas, de una de las novelas visuales más extrañas, interesantes, inteligentes y cuidadas que se han hecho nunca, con una historia que atrapa desde el principio hasta el final, ofreciéndonos constantes giros argumentales, una buena narrativa y unos personajes inolvidables, así como un poder para alterar el rumbo de los acontecimientos de formas que nos pillarán totalmente por sorpresa.

Y todo ello acompañado por un gran diseño artístico y un doblaje sobresaliente. El idioma y el mismo género en sí supondrán probablemente una barrera de entrada que para muchos resultará infranqueable, así como su temática, pero si esto no os supone ningún problema y tenéis una PS3 o una PS Vita, pocos motivos podemos encontrar para que no estéis disfrutando ya de esta enorme joya. Un imprescindible que desde ya podemos considerar como todo un clásico.