Análisis de Rock Revolution (PS3, Wii, NDS, Xbox 360)
Konami regresa a la música, aunque sin la fortuna de otras ocasiones.
Daniel Escandell ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
6
SONIDO
4
NOTA
3
DIVERSIÓN
3
JUGABILIDAD
3
Análisis de versiones PS3, Wii, NDS y Xbox 360.
Si los juegos musicales deben gratitud a una compañía, está claro que Konami puede ser una de las principales candidatas a recibir ese honor. Su labor en el mundo de los juegos musicales abarca la guitarra (Guitar Freaks), el karaoke (Karaoke Revolution), el baile (Dancing Stage aquí; Dance Dance Revolution en otros mercados), la percusión (Drummania) e incluso el mundo disco (Beatmania). Claro, esa gratitud se queda casi en todos los casos en Japón, pues tan sólo una ínfima parte de sus apuestas han llegado a nuestro mercado.
Su ausencia occidental ha sido suplida, con el tiempo, por apuestas europeas y americanas que han sabido nutrirse de su labor, dar pasos en el camino correcto, y ofrecernos títulos tan acertados en su campo como Guitar Hero, Rock Band e incluso SingStar, por nombrar algunos. Además, hay que añadir que otras compañías japonesas se han ido sumando a este mundillo, y ahí tenemos los Taiko no Tatsujin (Drum Master) de Namco (así como su Donkey Konga, con bongós), el karaoke de JoySound de Hudson, etc.
Ahora, Konami vuelve a atacar el mercado con Rock Revolution, un título multiplataforma que es compatible con los instrumentos de Guitar Hero y Rock Band, y con diversas funcionalidades del mando remoto de Wii. Konami retoma la línea de Guitar Freaks y nos va a ofrecer la posibilidad de tocar la guitarra, el bajo y la batería.
El hecho de que Konami no haya lanzado su propia gama completa de instrumentos hace que el juego apueste por la compatibilidad cruzada, como hemos dicho, con los de Activision y MTV Games, nos ahorra tener más trastos en casa, y, la verdad, tiene algunas ventajas de cara al consumidor. Claro que es posible que haya parte del mercado que no tenga ninguno de esos juegos y que hubiese preferido llevárselo todo a casa bajo el sello de una única compañía; evidentemente sin perder la compatibilidad con los instrumentos de los demás juegos del estilo. En cualquier caso, no hay nada negativo por ir a la tienda y comprar el juego de una marca, y el paquete de instrumentos de otra, y es evidente que es ventajoso para los que ya tengan cualquiera de esos títulos.
Sí existe, eso sí, la posibilidad de adquirir el juego junto a una batería sola (no hay guitarra), aunque su calidad es inferior a la de Rock Band y Guitar Hero, si bien tiene seis pads y pedal. Pero hay que tener en cuenta que salvo en los niveles avanzados de dificultad, el pedal casi no se usa; y las canciones se centran en cuatro de sus pads, así que no parece que esta opción de compra sea la mejor.
En cualquier caso, será opción del consumidor decidir qué hacer en ese sentido. El título nos va a ofrecer más de 30 canciones, lo que es una buena cantidad, aunque algo menos de la mitad de canciones que se pueden encontrar en el disco de Guitar Hero World Tour o en Rock Band 2, más sus canciones descargables. Claro, las canciones descargables es un tema a cuestionar: hay quien está abierto a comprar más y quien no piensa hacerlo bajo ninguna circunstancias, pero la cuestión es que es una opción más. Si omitimos la incómoda comparación con sus competidores, nos encontramos con una lista de canciones bastante acertada, con temas de Metallica, The Ramones, Fall Out Boy, Foo Fighters… pero ninguna es original.
Todas las canciones que incluye Rock Revolution son versiones, y la verdad, la calidad general tiende a ser simplemente mediocre (aunque algunas son abiertamente malas, no nos vamos a engañar). A nivel de producción, aunque la selección es buena, la ausencia de temas originales, esto es, interpretados por los artistas auténticos, le sitúa muy por detrás, una vez más, de sus competidores, que han dado el paso definitivo a esas canciones, e incluso han conseguido regrabaciones de algunos éxitos por importantes bandas.
Nos encontramos en este juego con un modo Carrera muy limitado, sin opciones de configuración, y una lista de canciones por interpretar. Resulta escaso de posibilidades, no intenta emular en ningún momento una carrera musical, y es, en definitiva, soso como pocos. Se ha quedado muy atrás en el tiempo, y nos recuerda a lo que los juegos de este estilo ofrecían en la anterior generación de consolas. La jugabilidad tiene algunos inconvenientes en líneas generales: las notas se presentan verticalmente, sin buscar profanidad, y ni siquiera recorren toda la pantalla, por lo que el espacio de visión es limitado y resulta difícil saber con antelación qué notas vamos a tener que tocar, lo que es un problema en cuanto se acelera un poco el ritmo.
De esta manera, no se trata de una cuestión de habilidad, sino de saberse de memoria qué notas van a salir. No nos vamos a engañar: la memoria es parte esencial en el género para estar preparados en las canciones difíciles en los mayores niveles de dificultad. Además, hay un elemento adicional a tener en consideración: el margen para acertar en la nota es particularmente reducido, frente a los mejor planteados márgenes de sus competidores. Si a eso le añadimos que las notas a tocar no tienen por costumbre adecuarse demasiado bien al ritmo real de la música, nos encontramos con una jugabilidad seriamente afectada por toda una cascada de carencias y errores de mayor o menor importancia, que, en conjunto, juegan muy en su contra.
También es cierto que hace cosas interesantes, como lanzarnos notas envenenadas que no debemos tocar, algo muy arcade frente a la tendencia de simulación o verosimilitud (dentro de lo que es aporrear teclas en instrumentos de plástico) de otros juegos del género, además de añadir retos específicos, como conseguir una puntuación mínima y otros elementos que añaden cierta variedad. El problema es que no siempre funcionan, o no tienen mucho sentido, simplemente, y por lo tanto resulta difícil que añadan más diversión si no nos convencen y no ayudan al conjunto jugable. Son aportaciones interesantes al modo carrera, pero mal planteadas en el título.
Otra cosa interesante es la posibilidad de usar el editor musical incluido, bastante simple, para componer nuestra melodías. Claro que si luego no podemos tocarlas, añadirlas a la lista del juego, ni compartirlas con otros jugadores, ¿para qué sirve? Vamos, que es posible crear melodías, pero luego realmente no se puede hacer nada realmente interesante con ellas. Pero no nos confundamos: es simple, sí, pero no es intuitivo, y además resulta escaso de posibilidades, lo que limita y mucho el campo de acción, mezclando sencillez y accesibilidad con simpleza.
El multijugador, además, es limitado al máximo. La Carrera es sólo para uno (ni el más mínimo atisbo de multijugador), y en compañía lo que nos da es la posibilidad de jugar con hasta dos colegas más canciones sueltas, usando guitarra, bajo y batería. No está mal, pero es claramente insuficiente.
A nivel técnico, Rock Revolution no tiene nada que lucir. Las imágenes de fondo son simplonas, les falta garra y personalidad, pero cumplen con el requisito de tener cosas moviéndose mientras estamos atentos a las notas. Pero eso no es lo malo: lo malo es que la interfaz está mal planteada. No sólo por el concepto bidimensional del paso de las notas y la escasez de perspectiva, sino porque a simple vista no es nada intuitivo por el código de colores y formas escogido para las notas. Es un lío, simplemente. Y la música, por su parte, suena bien, limpia y nítida, pero, como decíamos no usa canciones originales y las versiones incluidas son de calidad variable.
Conclusiones
Si superase sus problemas técnicos y jugables, Rock Revolution podría ser un título musical interesante, con algunas cosas por aportar al género mostrando que funcionan. Pero nada de lo que intenta funciona bien en realidad; su calidad es mediocre en el mejor de los casos para la música y el apartado visual, y no ofrece nada nuevo. Hace años quizás no se echarían en falta opciones y contenidos, pero es que sus rivales están muy por delante. Esta vez, Konami no lo ha logrado.
Últimos análisis
Caves of Qud - Análisis
Análisis
Caves of Qud es un complejo roguelike de mundo abierto en que cada partida te hace vivir una aventura radicalmente distinta a la anterior.
Legacy of Kain Soul Reaver 1 & 2 Remastered - Análisis
Análisis
Aspyr sigue la senda de anteriores franquicias remasterizadas ofreciendo un producto que, sin ser redondo, cumple las expectativas depositadas en él.
Astro Bot - Análisis
Análisis
El pequeño Astro Bot vuelve a bordarlo y hace triplete con su aventura más grande y ambiciosa hasta la fecha. Un juego de plataformas imprescindible y cargado de nostalgia que derrocha carisma y buen hacer por los cuatro costados.
Indiana Jones and the Great Circle - Análisis
Análisis
MachineGames nos ofrece el mejor homenaje al Dr. Jones que se ha hecho nunca en un videojuego que, sin embargo, no sabe bien lo que ser y no destaca en ninguno de sus apartados jugables.
Fear the Spotlight - Análisis
Análisis
Blumhouse se estrena en los videojuegos con una fantástica aventura de terror que nos ofrece la experiencia de los clásicos, concentrada.
Fitness Boxing 3: Your Personal Trainer - Análisis
Análisis
Fitness Boxing 3 propone una progresión potenciada en un juego que no quiere sustituir al gimnasio, sino proponer un interesante complemento.