Análisis de Ratchet y Clank: Armados hasta los dientes (PS3)
Divertida y colorida, dos palabras claves. Para nadie es un misterio que, al analizar un juego y determinar si es excelente, bueno o malo, hay dos aspectos que tenemos en cuenta por encima de los demás y son el apartado visual y el apartado jugable. Uno no sólo representa el poderío técnico y la calidad de texturas que luce un juego, sino también el diseño artístico de los personajes y los niveles, y las sensaciones que crean los colores y ambientes. El otro, por supuesto, engloba la diversión que nos proporciona el juego, y la variedad y dinamismo que nos ofrece en sus situaciones, además de cuán larga y satisfactoria es nuestra experiencia al terminar el juego en cuestión. Bien, antes de entrar en detalles y demás, es necesario aclararlo: Ratchet and Clank: Armados Hasta los Dientes es un juego excelso, tanto jugablemente como visualmente.
Desde que empezó la saga Ratchet and Clank con la primera entrega de la serie en diciembre de 2002, fue fácil entender que la intención de Insomniac era crear un juego para todas las edades, con un poco de humor, que combinara y coordinara acción con exploración y recolección de objetos (en este caso no manzanas ni estrellas, sino guitones).
La segunda entrega fue un poco mejor que la primera, repitiendo la fórmula anterior y elevándola a niveles muy satisfactorios. Con la tercera , el juego empezó a centrarse en la acción estilo shooter, aunque por supuesto sin dejar a un lado el elemento infantil, el buen humor y la historia desenfrenada que siempre caracterizó la saga. La cuarta , sin embargo, tomó un estilo más maduro y todo el colorido y (casi) todo el humor que estaban presentes en sus precuelas desapareció. Bien, con la sexta entrega (contando la de PSP como quinta y sin incluir la de teléfono móvil), Insomniac ha querido devolver la saga a sus raíces y, aprovechando las oportunidades que ofrece la nueva generación, crear una experiencia similar a lo que sería jugar a una película de Dreamworks o Pixar. El resultado ha sido un juego que engloba las cualidades de todos y cada uno de sus predecesores, y que las lleva a niveles que ellos difícilmente rozaron.
Como muchos habréis comprobado con la demo, que se lanzó hace poco en la tienda europea del PlayStation Network, el juego empieza con nuestros amigos, Ratchet y su fiel robot Clank, disfrutando de la ciudad de Metrópolis en el planeta Kerwan. El Capitán Qwark, eterno símbolo de problemas, nos pide que le ayudemos con una presunta invasión al planeta por parte de robots fuertemente armados. Después de un par de escaramuzas con dichos robots, Ratchet conoce la cabeza detrás de esta invasión, el Emperador Percival Tachyon, quien en una presentación realmente cómica nos hace saber que su único y verdadero objetivo es eliminarlo a él. Ratchet, por su parte, logra escapar de una muerte segura y, sin saberlo, vuela hacia la galaxia Polaris, donde se desarrollará el resto del juego. Allí aprende sobre la rivalidad que sostenían los Lombax, su raza (de la que sabe realmente poco), y los Cragmitas, la raza que ahora es comandada por Percival Tachyon. Los Lombax, al parecer, usaron una poderosa arma para destruir la raza Cragmita, que era considerada un peligro para la galaxia por su naturaleza beligerante. Ahora Tachyon, deseoso de vengar el fracaso de los suyos, quiere aniquilar a todos los Lombax, y adivinad quién es el único que sobrevive a día de hoy: Ratchet.
Así transcurre gran parte del juego: Ratchet sabe sobre la existencia del arma y desea buscarla. Tachyon, por su parte, además de perseguir a Ratchet sin cansancio, se alía con el capitán Slag, líder de una poderosa flota de piratas que tiene bajo su control un buen número de planetas y nos hará el viaje de uno a otro difícil en más de una ocasión. Por otro lado, Clank empieza a ver (no sabemos si en su imaginación o con sus ojos), unas extrañas criaturas con ojos enormes llamadas Zoni. En el camino también conoceremos a una chica llamada Talwyn y a sus robots acompañantes, Zephyr y Cronk, curiosamente inspirados en Xbox 360 y PlayStation 3, como claramente dejan reflejado en más de una conversación con sus debates sobre cuál es mejor. Sobre el capitán Qwark, no sabremos para qué lado está jugando después de haber sido capturado por Tachyon, pero, sea como sea, podemos garantizaros más de una situación cómica gracias a sus ocurrencias y tonterías.
De la historia y el desarrollo de la misma en el juego, entonces, se puede decir que mientras es algo más seria y profunda que las de las anteriores entregas de la serie, y que nos muestra secuencias y emociones de los personajes que no se esperarían de un Ratchet and Clank, sigue manteniendo, o incluso mejorando, el buen humor de la saga. No sólo el capitán Qwark, sino también los robots Cronk y Zephyr, e incluso el emperador Percival Tachyon, nos harán, en el peor de los casos (me refiero a las personas más serias), sonreír. Eso sí, no está de más recordar el tipo de juego del que estamos hablando, así que no deberíamos esperar un argumento complejo o fluctuante, ni nada por el estilo. En general la historia es muy sencilla, y hasta cierto punto, extraña y un poco desubicada, en tanto a que no es lo suficientemente elaborada o profunda para ser tratada como "seria", ni lo suficientemente desinteresada como para ser catalogada como infantil.
Este nuevo Ratchet & Clank, sin aún ser el juego como tal sino más bien un prototipo, fue mostrado por primera vez en la Game Developers Conference de principios de 2006, y desde ese mismo instante sorprendió a la audiencia con un estilo gráfico bastante resultón y una ciudad llena de vida, aunque no se mostraron personajes ni nada relacionado con la historia del juego. Por más de un año no supimos más sobre él, aunque cuando lo mostraron por completo, todos concordamos en compararlo con una película de Pixar, no sólo por su estilo infantil sino también por la impresionante calidad visual. Ahora, con el producto final en mano, es posible decir que esa comparación (por más cliché en que se esté convirtiendo) no es una exageración, y que el juego es en realidad lo más cercano a una película animada que ha salido en cualquier consola.
Gráficamente sólo podemos deshacernos en elogios con este título. El juego tiene una resolución de 720p, y corre a 60 fotogramas por segundo que van sólidos como un Ferrari a 100 km/h, lo cual es de agradecer teniendo en cuenta la cantidad de acción que nos proporciona, y también de admirar si nos detenemos a observar la cantidad de objetos y seres que están moviéndose de un lado hacia el otro en una misma pantalla. En cuanto a los escenarios, es importante resaltar lo llenos de vida que están, no sólo por los cientos de objetos voladores, sino también por lo detalladamente recreados que están, el nivel de interacción que hay, y la "personalidad" que cobran. Y cuando hablamos de personalidad nos referimos a lo creíble que es su ambientación: desde enormes urbes futuristas, pasando por selvas y ambientes semidesérticos hasta prisiones y asteroides o cometas en medio del espacio, todos y cada uno de los escenarios tienen algo que nos gustará, bien sea por lo vivos que son o por la belleza "natural" que ofrecen. Y no sólo por su diseño estético sobresalen, sino también por lo dinámicos que son, y la variedad de situaciones que nos ofrecen: en algunos tendremos que deslizarnos sobre enormes tubos, volar, luchas enormes batallas contra los cragmitas, saltar de una plataforma a otra usando un dispositivo que genera gelatina, nadar, o incluso disfrazarnos como piratas para infiltrarnos en las bases de estos corsarios espaciales.
En cuanto a los personajes, todo está en ese mismo nivel. La naturalidad de sus movimientos y expresiones es bastante apreciable, y el diseño y la personalidad que cobran están, como es de esperar, por encima de anteriores entregas. De Ratchet es destacable, además de la mayor naturalidad de sus movimientos, un pelaje muy bien logrado, que se complementa a la perfección con el cuerpo metálico de Clank. Los enemigos también son sobresalientes, y entre ellos destacan sobre todo los robots ya que cuando los destruyes, sueltan una pequeña cápsula de vidrio que se rompe al caer al suelo y dejan libre una criatura parecida a un pez, que en realidad es el Cragmita que estaba conduciendo el robot. Éste, sin embargo, es sólo uno de los muchos detalles que dan fe de la calidad de la producción y la atención al detalle por parte de los chicos de Insomniac.
Del lado negativo, gráficamente hablando, realmente hay poco de que hablar. Un par de bordes redondos que se asemejan más a un polígono que a un círculo, y unas explosiones que no resultan tan espectaculares como podrían haber sido son los únicos puntos flojos en un apartado que pone a Ratchet and Clank en la cima. Por lo demás, no sería una exageración decir que estamos hablando del juego más satisfactorio, en cuanto a gráficos, que ha salido para PlayStation 3, y definitivamente uno de los mejores del año y de lo que llevamos de generación.
Dejando a un lado el apartado visual, el sonido del juego también alcanza niveles notables. La música está bien, digna para el tipo de juego y siempre acorde a la ambientación en la que nos encontremos. Es agradable, sin interrumpir o distraernos del juego en ningún momento, simplemente cumpliendo con su cometido.
Mientras que la música probablemente no marcará un hito en la historia de los videojuegos (sin eso desmerecer el buen trabajo de los encargados), los efectos de sonido sí son bastante notables. Las explosiones, los disparos, incluso los golpes con la llave, están todos muy bien logrados y se disfrutan bastante con un buen sistema de sonido. Los chicos de las voces, tanto en español como en inglés, han hecho un gran trabajo, digno de película animada, con todos los personajes, a quienes siempre les logran dar el toque deseado, y sin barrabasadas en la traducción ni incongruencias de ese tipo.
Por supuesto, todo este despliegue gráfico no podría ser sólo eso, y el juego tiene bastante que ofrecer en el campo jugable. Sin ser revolucionario o innovador, ni tampoco pretenderlo, esta nueva obra de Insomniac se ciñe a la mecánica de juego de los anteriores títulos de la saga. Y es que Ratchet and Clank: Armados Hasta los Dientes cumple a la perfección su función primaria, que es divertir, y lo hace de una manera sobresaliente.
Básicamente, el juego puede jugarse de dos maneras dependiendo del sistema de control que escojamos. Podemos jugarlo en modo tercera persona tradicional, es decir, controlando todos los movimientos del personaje con el stick izquierdo, o también podemos escoger un sistema similar al de un shooter (juego de acción en primera persona) en el que se conserva la vista en tercera persona, es decir, controlando el desplazamiento con el stick izquierdo y la vista con el derecho. Este segundo sistema de control resulta más recomendable, al menos desde nuestro punto de vista, ya que nos ofrece un control total y nos facilita enormemente el uso de muchas armas sin entorpecer ninguna otra acción. El primer tipo puede traer algún tipo de problema menor con la cámara, aunque no es nada de qué preocuparse.
Pasando al tema de las armas, quien haya jugado un Ratchet and Clank anteriormente sabrá a qué tipo de armas nos referimos, y de lo entretenidas que pueden resultar. Desde lanzamisiles hasta látigos de plasma, el arsenal del Lombax siempre se ha caracterizado por la variedad, y en este juego, eso es especialmente cierto. Siempre tendremos diferentes maneras de acabar con nuestros enemigos, ya sea con bombas, misiles y pistolas, o con transforma-a-pingüinos, tornados, y bolas de discoteca (que hacen que se distraigan bailando algún ritmo Disco, y nos facilitan el trabajo). Las secuencias de acción están dispersas por todo el juego, unas más intensas que otras, pero siempre fáciles de superar, y bastante dinámicas y entretenidas.
La evolución de las armas ha cambiado respecto al proceso que seguían en las anteriores entregas. Todas las armas se vuelven progresivamente más poderosas mientras las usemos, hasta que llegan a un momento en que cambian completamente a un arma mucho más devastadora. Además de eso, existe la posibilidad de comprar ciertas mejoras (en el rango de disparo, cadencia de disparo, nivel de munición, poder de impacto o cosas así) con una nueva segunda moneda del juego, que es el raritanio. Éste lo podemos encontrar en cofres piratas alrededor de todos los planetas, o matando a ciertos enemigos, generalmente los más grandes. Los guitones dorados, desde luego, siguen existiendo y siendo la moneda principal del juego, y los usaremos para comprar armas, trajes nuevos, y otros dispositivos.
Como es de esperar, el juego no se limita a la compra y uso de armas, y existe una inmensa variedad de dispositivos que usaremos para la exploración de los niveles. Muchos de estos dispositivos hacen uso de las capacidades sensitivas a la inclinación del SIXAXIS, y lo hacen de una manera bastante satisfactoria; más que casi todos los demás juegos de la consola. Entre ellos están las alas robóticas, que usaremos para explorar ciertos niveles y controlaremos inclinando el mando, y el "decriptador", que usaremos para abrir puertas que han sido bloqueadas por un dispositivo de seguridad. Como todos los infiltradores de la serie, puede tornarse desesperante en algunas ocasiones, aunque los anteriores lo lograban con mayor asiduidad.
Los combates espaciales, que ocurrirán cuando a los piratas se les ocurre entorpecer nuestros viajes a otros planetas, son totalmente diferentes a los de las anteriores entregas de la saga, ya que ahora la nave se controla de una manera similar a la de Super Stardust HD o Geometry Wars. Por lo tanto, con el stick izquierdo controlaremos el movimiento de la nave, mientras que con el derecho dispararemos, con la obvia diferencia de la cámara y el tipo de acción. El resultado es positivo, y los combates espaciales pueden resultar divertidos, y la adición de los jefes es buena, además que visualmente son secuencias absolutamente espectaculares.
En general, como vemos, estamos hablando de un juego asombrosamente divertido y muy variado y dinámico en el campo jugable. Probablemente no pasaremos más de cinco minutos haciendo una misma cosa, lo cual evita que se torne aburrido en algún momento. En cuanto a su duración, la primera vez podemos tardar en torno a las 9 o 14 horas en completar la campaña dependiendo de cuán hábiles seamos o cuánto tiempo le dediquemos a buscar secretos, evolucionar las armas, o conseguir puntos de habilidad. Evidentemente el juego no es demasiado largo, y más allá de un modo desafío, que es una segunda vez para hacer la campaña con un poco de dificultad agregada, y de mejorar completamente todo el armamento y encontrar todos los secretos, no hay mucho más. Es una lástima que Insomniac haya decidido no incluir un modo multijugador en línea o en la propia consola, ya que, visto lo bueno que eran estos modos en las anteriores entregas, y viendo lo buena que es esta entrega comparada con las otras, no es difícil imaginarse lo terriblemente genial que habría sido poder jugar con varias personas a la vez. Otro problema es la excesiva facilidad con la que nos encontraremos, y que no haya más de dos o tres momentos desafiantes. El modo desafío es algo más difícil, como ya comentábamos, pero aún hace falta un selector de dificultad en el principio del juego.
Ratchet and Clank: Armados Hasta los Dientes es fácilmente el mejor juego de la saga, y muy probablemente el mejor juego de PlayStation 3 hasta la fecha. También es uno de los juegos más bonitos que ha salido para cualquier consola, y ciertamente uno de los más divertidos que hemos jugado en mucho tiempo. Su perfecta combinación de un estilo visual digno de una película de Pixar y una jugabilidad extremadamente dinámica y cargada de acción satisfarán a cualquier comprador, y las pequeñas debilidades que lo mantienen alejado de la perfección son realmente menores. El juego, como deciamos, no es revolucionario, ni pretende serlo. Es un juego hecho "a la vieja escuela", y se enorgullece de serlo. Que el estilo infantil y colorido no os engañe: encontraréis más acción en este juego que en muchos otros con aspecto más "maduro". Una compra obligada para todo el que quiera disfrutar de un espectáculo visual, al tiempo que se divierte por montones.