Análisis de NHL 2K8 (PS3, PS2, Xbox 360)
El hockey sobre hielo no es uno de los deportes más populares en España, aunque sin duda alguna tiene una fuerte afición en países donde la temperatura es un poco más baja, por tónica general, y desde luego la liga estadounidense, la NHL (National Hockey League) es uno de los referentes deportivos obligados (aunque no hay que olvidar que es en Canadá donde se le considera el deporte nacional), al igual que la NBA o la MLB. Partiendo de esa premisa, está claro que el mercado al que se dirige, en principio, NHL 2K8 es reducido, pero sin duda alguna los interesados lo estarán, y mucho, en su propuesta.
Estamos ante la entrega anual obligatoria de 2K Sports, un proceso más que común en el ámbito de los juegos deportivos, que tiene como principal problema la inclusión de novedades que sean realmente sustanciales y que impidan el estancamiento de la saga.
Muchos aficionados saben perdonar esta patente carencia de ideas y novedades relevantes en sus deportes favoritos, como en el caso del fútbol, pero quizás no estén tan dispuestos a hacer esas concesiones con una práctica deportiva que no mueva tanta pasión por estas tierras.
Sin embargo, lo cierto es que se han introducido múltiples cambios en el campo jugable en esta entrega con respecto a la del año anterior, lo que es de agradecer la mayoría de las veces, aunque habrá que ver si estos cambios son a mejor o si, por el contrario, juegan en contra de las virtudes ya establecida en la saga. En cualquier caso, lo que está claro que se ha dado un salto en diversos terrenos jugables, algo que no sucedió con NHL 2K7, donde se centraron en revisar el aspecto visual del título.
De hecho, se han introducido tantos cambios en el sistema de control que los jugadores acostumbrados a lo que se había ofrecido en las anteriores entregas pueden sentirse abiertamente descolocados al coger el mando confiados de que saben jugar. Todo el sistema de control se ha modificado, y hay que tener en cuenta que para quienes estén más acostumbrados esto puede suponer un duro revés, ya que puede representar un incremento en la curva de aprendizaje por las costumbres adquiridas.
Ahora, lanzaremos y pasaremos con los botones superiores tanto en el caso del mando de Xbox 360 como con PlayStation 3, usando los botones L1 y R1 en el caso del SixAxis, y los botones laterales del mando de la consola de Microsoft, mientras que el gatillo izquierdo (L2 en el caso de PlayStation 3) se tiene que usar de manera combinada para ciertos tipos de disparo. Es un sistema que se sustenta en cierta lógica para emular el golpe con el puck (el disco de caucho al que golpeamos con el stick), pero la verdad es que hace complicado manejarse durante los primeros instantes de juego. Poco a poco iremos cogiendo práctica para sincronizar nuestros movimientos, y los resultados empezarán a ser satisfactorios. El cambio nos gusta, pero tiene algunos problemas de respuesta que hacen que no sea tan fiable como sería deseable, de manera que aun con maña y práctica a veces la sensación de fiabilidad no está presente.
El control nos permite establecer un nivel de control amplio y profundo sobre el puck de manera que incluso podremos juguetear con él moviéndolo de lado a lado para fintar al rival en pleno asedio a la portería, y también para mover el stick cuando estemos en posición defensiva para robar el puck. Se puede achacar a este sistema que quizás no sea tan efectivo como pulsar, simplemente, un botón, y desde luego hay un cierto retraso en la velocidad de respuesta, lo que no va muy a favor de la jugabilidad, pero sí nos parece un camino interesante que debe ser explorado en el futuro.
El punto más negativo del sistema de control desarrollado es que nos fuerza a usar con regularidad el botón Back del mando de Xbox 360, o Select en el caso de PlayStation 3, y está claro que no son los mejores en lo que a accesibilidad y tacto se refiere. Este botón se usa para el pase secuenciado entre compañeros en ataque, denominado comúnmente icon passing (que se introdujo en NHL 2K6), y nos obliga a quitar el pulgar del stick analógico izquierdo para alcanzar el botón, lo que es poco eficiente. Sin duda alguna, habría sido a nuestro entender mejor opción desplazar a este botón algunas de las funciones menos imprescindibles de los cuatro botones frontales.
En el hockey el contacto físico está a la orden del día, y usar la inercia y la fuerza de empuje para atacar a los rivales es algo cotidiano, y desde luego es parte esencial también de este videojuego, con una física bastante buena que puede llevarnos a los puños, algo que bien recogen las normas de este deporte. Los enfrentamientos están bien implementados, el control es fiable, y representan parte importante de la práctica deportiva. Por último, no podemos olvidar que incluye algunos movimientos especiales de superestrella, unas maniobras especiales que hacemos al combinar el gatillo izquierdo (botón L2 en PS3) con dos de los botones frontales, lo que resulta en un disparo especial que habrá que dominar para tener opciones firmes de victoria.
En líneas generales, la jugabilidad de NHL 2K8 propone cosas muy interesantes en su sistema de control, pero algunas de las soluciones adoptadas no parecen las más apropiadas y definitivamente la cosa no mejora con la costumbre. El uso del stick analógico derecho parece una buena idea, con bastante espacio par mejorar, pero ahora mismo no acaba de ser tan fiable como desearíamos. Habrá, por tanto, detractores y defensores de este sistema de control que, creemos, tendrá continuación en el futuro, aunque esperamos que solventando sus contratiempos. Por suerte, eso sí, a poco que trasteemos en las opciones veremos cómo se puede optar por un sistema de control muy similar al de anteriores entregas, y por tanto si no nos convence lo que se ha propuesto, la solución es fácil.
El único problema de esto radica en que las novedades en el resto de campos son escasas. Desde luego, cuenta con una buena cantidad de modos de juego, y el modo principal nos hará preocuparnos no sólo de ganar partidos, sino también de, por ejemplo, negociar los contratos de nuestros jugadores, buscar fichajes, negociar con agentes, etc. El sistema, eso sí, dentro del realismo es bastante "arcade", con medidores gráficos, y con el objetivo evidente de conseguir contratos lo más favorables posibles para la economía del equipo, de manera que se aprovecha muy intensamente la licencia de la liga y también del gremio de jugadores (la NHLPA), de manera que resultará muy atractivo para los más apasionados por el hockey, y quizás algo denso en sus primeros momentos para el resto de aficionados.
El juego va a resultar muy completo, permitiéndonos hacer las veces de entrenador y gerente, habiendo sustituido la función de ojeador por informes completos sobre los novatos, lo que no afecta en nada al desarrollo general del título, la verdad. Más interesante es la opción de desarrollar a un jugador a nuestro gusto, con un sistema de puntos de experiencia que nos sirven para ir personalizando sus estadísticas. El resto de opciones de juego van a ser las esperables liga, torneo, y demás, sin incorporar nada más sustancial a lo que se ha visto en las últimas entregas; esto significa que viene muy completo. Por supuesto, la opción de jugar partidos en línea es muy interesante y divertida, aunque lo más seguro es que sea difícil encontrar aficionados españoles, lo que puede tener algún problemilla de comunicación dada la notable abundancia de usuarios sajones y escasez relativa de hispanohablantes.
El sistema de partidos en línea va bien, aunque es evidente que la tasa de imágenes por segundo se reduce y el juego no resulta tan suave. Esto puede explicar que los partidos no tengan retraso (el conocido como lag), pero sí que puede ser molesto hasta que nos acostumbramos a la nueva tasa de imágenes por segundo. En cualquier caso, se puede afirmar sin temores que todo el aspecto gráfico ha mejorado, aunque no mucho, sí de manera palpable. Las animaciones son más suaves, aunque el nivel de detalle no ha dado pasos sustanciales. En líneas generales resulta consistente, y ahora que la animaciones están más perfiladas todo resulta más realista y consistente.
El sonido consigue emular de manera satisfactoria el ambiente de un estadio, con comentarios de Bob Cole y Harry Neale, que cuentan con una buena dosis de frases variadas, aunque seguramente lo que más disfrutemos es su acertada banda sonora, compuesta por una selección amplia de temas rockeros, yendo desde el indie hasta el metal, y un conjunto de efectos sonoros también de gran calidad, aunque en ocasiones se escuchan demasiado flojos e inconsistentes, pero es sólo en contadas situaciones.