Análisis de Las crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian (PS3, Wii, PC, Xbox 360)
Los jóvenes Pevensie regresan al mundo de Narnia para librar la batalla más importante de su vida.
Alberto Pastor ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
6
SONIDO
6.2
NOTA
6.3
DIVERSIÓN
6
JUGABILIDAD
6.4
Análisis de versiones PS3, Wii, PC y Xbox 360.
Otros análisis: NDS
Tras la exitosa adaptación cinematográfica de Las Crónicas de Narnia: El León, la Bruja y el Armario, Disney Interactive y Traveller’s Tales, responsables de su salto al mundo del videojuego, nos ofrecen esta nueva adaptación del film basado en el segundo de los siete libros ambientados en este universo de fantasía creado por el irlandés C.S. Lewis. Y como en el original, de nuevo serán los cuatro hermanos Pevensie los protagonistas de esta aventura de acción que nos transportará a una Narnia distinta a la vista en la primera entrega de la serie cinematográfica. No en vano, aunque para los jóvenes héroes su épica lucha contra la Reina Blanca sucedió hace apenas un año, en Narnia han transcurrido más de 1300.
La lucha por el trono
Fueron coronados como reyes de Narnia al finalizar su primera gran aventura pero tras su repentina marcha, el mundo de Narnia ha sufrido terribles consecuencias. Con la conquista del trono por parte de la dinastía de los Telmarines, y especialmente con el reinado del rey Miraz, las criaturas mágicas que antaño poblaron este mundo de fantasía se han visto obligadas a vivir en la clandestinidad en los bosques de Narnia mientras que Caspian, el legítimo heredero del trono, se encuentra amenazado de muerte por parte de su propio tío, el tirano monarca, que pretende convertir a su hijo recién nacido en el futuro rey. Ante esta situación, con el príncipe exiliado en los bosques de Narnia, la llegada de los jóvenes Pevensie va a desatar una auténtica revolución.
Y así comienza esta nueva aventura de acción que mantiene algunas de las características jugables ya vistas en el título original, como la necesidad de combinar a los distintos protagonistas para superar algunos de los puzles que se nos irán presentando, pero que por desgracia, también destacará por ser extremadamente repetitiva. Esto pese a contar con una gran variedad de localizaciones, extraídas directamente del film, y de un mayor número de héroes a controlar que en el título original. Sin embargo, el nivel de simplicidad logrado en todas sus facetas jugables resulta a todas luces contraproducente, ya que ni el sistema de batalla, ni los puzles, ni el propio desarrollo de las misiones supondrán un reto para prácticamente ningún aficionado a los videojuegos. Bueno, el reto será lograr vencer al sueño.
Para empezar, pese a que en esta ocasión se han incluido una serie de escenarios que tendremos que recorrer para ir de una a otra misión como si fuera el clásico mundo central de títulos como Super Mario 64, las misiones en general serán extremadamente lineales, amén de proponernos casi siempre realizar el mismo tipo de acciones. A saber. Matar a decenas de enemigos machacando sin descanso el botón de ataque –no hará falta nada más- mientras solventamos algún que otro puzle de lo más sencillo basados, en su mayoría, en accionar los mecanismos que nos abrirán el camino –aunque hay excepciones, por suerte-.
Por otro lado, aunque el número de protagonistas se ha incrementado considerablemente, la necesidad de combinarlos para superar algunos desafíos no está del todo aprovechada, precisamente por abusar del mismo tipo de acciones una y otra vez. Y decimos esto porque, aunque teóricamente la posibilidad de controlar a héroes diferentes da mucho juego, al final nos encontramos con una serie de personajes que no serán muy distintos entre sí a la hora de combatir, y que para colmo estarán realizando una y otra vez las mismas acciones. Es más, los dos únicos personajes que de verdad resultan distintos al resto son el profesor de Caspian, que además de ser tremendamente lento podrá lanzar pociones con las que dormir a sus rivales, o el ratón Reepicheep, que alcanzará algunas zonas mediante saltos que ejecutaremos a través de una serie de combinaciones de botones. Los demás, básicamente se dedicarán a disparar con sus flechas a los obstáculos que tendrán que derribar para que podamos proseguir –tampoco es un arma muy efectiva contra los rivales, aunque a veces resulta útil-, usar un gancho para permitir al resto de héroes trepar por zonas elevadas, o directamente para derribar obstáculos; y los más pequeños, que usarán su estatura para adentrarse en zonas inaccesibles para el resto.
A este tipo de puzles debemos añadir otros todavía más típicos y repetitivos, que son los basados en la necesidad de encontrar las palancas o interruptores que nos abrirán las puertas que bloquean nuestro paso, o buscar los trozos de madera que faltan para poder usar estas mismas palancas. Lo peor es que para colmo, cada vez que activemos alguno de estos mecanismos, o queramos abrir un simple cofre, tendremos que pulsar repetidamente el botón de acción hasta lograr activar dicho mecanismo, algo que tendría sentido en contadas ocasiones –es normal que alguna palanca se encuentre bloqueada-, pero no en todas y cada una de los mismas.
Teniendo en cuenta todos estos elementos, El Príncipe Caspian se nos presenta como un juego de acción en tercera persona que ofrece enormes claros y oscuros. Como puntos a favor, destaca la ambientación y algunas situaciones que viviremos a lo largo de la aventura, como las batallas masivas. Sin embargo, el sistema de combate resulta extremadamente simple, no solo por el hecho de no potenciar de ninguna forma las combinaciones de botones, sino también porque nuestros rivales se comportarán como simples peleles que se limitarán a avanzar hacia nosotros y golpear el aire sin más. Algo verdaderamente triste porque algunas misiones resultan de lo más interesantes por las situaciones que nos plantearán. No en vano, tendremos oportunidad de derribar una serie de catapultas a lomos de un gigante, destruir barcos con grandes ballestas, o tratar de vencer a un inmenso ejército en la batalla final con el tiempo en nuestra contra dirigiendo a personajes de lo más curiosos. Este tipo de situaciones, no obstante, se intercalarán con otras tremendamente repetitivas, como ya os comentábamos anteriormente, que restarán todo el atractivo a este título.
Y si en una aventura de estas características el sistema de combate no funciona, y los puzles que aderezan el resto del juego tampoco llegan a la altura, el resultado no podía ser más decepcionante. No por nada antes ya remarcábamos lo reiterativos que serán la mayoría de desafíos que tendremos que superar en el juego, ya que en muy contadas ocasiones realizaremos tareas distintas a las de localizar interruptores, o destrozar determinados elementos del entorno con nuestro arco/gancho para proseguir en la aventura. Dará igual que estemos a lomos de un grifo sobrevolando un castillo, sobre un caballo pulsando el botón de ataque por impulsos –ya que verdaderamente dará igual-, o en el fragor de una gran batalla campal en una inmensa pradera; al final todo girará en torno a este tipo de acciones tremendamente monótonas.
A ti te he visto antes…
Por si no fuera suficiente realizar una y otra vez el mismo tipo de acciones, pulsar enfermizamente el botón de acción tanto para luchar como para accionar cualquier mecanismo del juego, o recorrer niveles de lo más lineales, El Príncipe Caspian también cuenta con un repertorio de villanos francamente escueto con enemigos que no dejarán de repetirse una y otra vez. Para colmo, sus gruñidos y animaciones resultarán igual de cargantes, teniendo que aguantar, por ejemplo, situaciones como el ver a dos gigantes moviéndose de la misma forma mientras corren y gritan como locos por todo el escenario –les venceremos logrando que se estrellen contra determinados elementos del entorno, o situándose en zonas muy concretas- y, más adelante, encontrarnos con otro gigante, con armadura, realizando exactamente los mismos gestos.
Al menos, como en El León, la Bruja y el Armario, los entornos que recorreremos volverán a destacar por su buen nivel de detalles y, especialmente, por su recreación. Y no es para menos ya que tendremos la oportunidad de recorrer entornos de lo más variados como unas misteriosas y oscuras ruinas –tal vez demasiado oscuras-, bosques y grandes praderas, un castillo asediado, o una fortaleza repleta de soldados enemigos. En este tipo de localizaciones, además, viviremos situaciones más o menos dispares adaptadas a las circunstancias del terreno. De este modo, por ejemplo, en las zonas cavernosas o las citadas ruinas necesitaremos hacer uso de antorchas y fogatas –que iremos prendiendo- para evitar morir a manos de murciélagos o unos seres diminutos que se moverán de forma masiva por el suelo, mientras que en los bosques, además de tener que esquivar a los osos furiosos, también tendremos que guarecernos de centenares de flechas que caerán periódicamente sobre nuestras cabezas.
Las batallas multitudinarias serán otro de los puntos más destacables de este título ya que, si bien es cierto el modelado de todos los personajes no resulta muy destacable, ni tampoco sus animaciones, el tener la oportunidad de movernos entre tantos rivales y aliados es un plus de espectacularidad que se agradece en el juego. Aunque indudablemente una mejor inteligencia artificial tanto en nuestros aliados como rivales, que actuarán como si nosotros no estuviéramos en el campo de batalla, y un sistema de combates mucho más trabajado, habrían aportado un mayor grado de calidad a este título. Igualmente, el nefasto sistema de cámaras, que en la mayoría de casos nos impedirá ver a los enemigos que tenemos delante de nuestras narices, se convertirá en otra de las principales lacras del juego.
Por otro lado, hay que destacar positivamente la inclusión de diversas secuencias extraídas directamente del film, y la banda sonora del juego, que pese a ser algo repetitiva en algunos momentos, presentará una serie de temas de gran factura. Eso sí, nada que ver con los efectos sonoros de El Príncipe Caspian, que a grandes rasgos podemos definir como muy pobres: ni el sonido de las armas, ni las reacciones de los soldados, ni nuestra interacción con el entorno… nada sonará de forma contundente y clara, convirtiéndose en un apartado extremadamente secundario.
En definitiva, todos estos aspectos convierten a esta nueva entrega de la serie Las Crónicas de Narnia en un título pobre en todas sus facetas que tan solo satisfará, y de forma parcial, a los seguidores de la película, que tendrán la oportunidad de vivir las mismas aventuras que los héroes del relato. El problema es que todo se ha simplificado de tal modo que difícilmente alguien va a considerar el juego como un desafío para sus habilidades. Además, aunque cada escenario cuenta con diversos tesoros escondidos –que desbloquean contenidos extra-, y tenemos la ocasión de disfrutar de toda la aventura junto a un amigo más, muy pocos serán los valientes que se atrevan a completar al cien por cien el título –algo tampoco muy difícil-.
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