Análisis de Brave: El Videojuego (PS3, PC, Wii, NDS, Xbox 360)
Brave tiene dos elementos que predisponen en su contra: es un videojuego basado en una película y está destinado a los jugadores más jóvenes. Pero se trata de un título entretenido y con algunas propuestas propias de videojuegos más asentados. El mayor problema es que le falta más espíritu de diversión.
El juego sigue la historia de la película; la joven princesa Merida, intentando cambiar a su madre mediante un hechizo, la ha convertido en oso y ahora debe conseguir que recupere la forma humana luchando contra la influencia del malvado Mor´du en el reino de la pequeña pelirroja.
Armada con espada y arco, Merida libera de energía negativa Dun Broch purificando los hitos que están repartidos por todo Dun Broch.
Los niveles son totalmente lineales (en algunos casos circulares, pero pocas veces sorprendentes); avanzar, luchar, solucionar un puzle y seguir avanzando. Pero el juego cuenta con algunas bazas que sirven para sostenerlo.
La principal es el sistema de amuletos. En los primeros niveles Merida encuentra cuatro amuletos y deberá utilizar el que sea adecuado para acabar con cada enemigo si no quiere perder mucho tiempo en derrotarlo. También deberá usar el amuleto correcto para interactuar con el escenario y seguir avanzando.
Esto le da vida a los enfrentamientos. Aunque los enemigos utilizan ataques distintos y haya que usar con unos mejor la espada y con otros el arco, no hay tanta variedad de enemigos como para que no sea algo monótono a la mitad del juego. Pero tener que cambiar la forma de enfrentarse a ellos anima a continuar.
Un control cómodo e intuitivo
El control es sencillo y logra que te sientas cómodo en menos de cinco minutos, posibilitado por el hecho de que la cámara es fija (y, en muchos casos, muy lejana a la acción). El stick izquierdo mueve al personaje y el derecho dispara el arco en la posición que indiques. Los botones sirven para saltar, atacar con la espada, interactuar con el escenario y liberar un ataque especial. De esta forma, puedes avanzar muy rápidamente mientras activas plataformas que te permitan seguir y cambias el ataque de espada a arco sin transición.
Junto al sistema que divide todo en cuatro elementos (hielo, viento, tierra y fuego) está la posibilidad de comprar mejoras con las monedas que encuentras por el escenario. Cuando purificas un hito tienes acceso a la tienda. Además de comprar, en estos casos podrás cambiar el traje de Merida.
Hay una gran cantidad de mejoras, algo poco habitual para un juego de películas para público muy joven. Son además muy variadas, tanto con cada amuleto como con la jugabilidad en general, con ataques de área, cargados y esquiva. No es el único esfuerzo de los desarrolladores por construir una jugabilidad variada que arme una historia con poca miga; el cambio de personaje y los puzles son las otras dos patas que sujetan el armazón de Brave.
De vez en cuando aparece en escena la madre de la protagonista, la reina Elinor, convertida en oso. En estos casos la pantalla está llena de enemigos, y Elinor aprovecha la gran fuerza que tiene en su metamorfosis para barrer o embestir sin importar los amuletos. Lo cierto es que todo se limita a dar vueltas arrasando todo lo que se mueve.
Más entretenidos son los puzles, a cargo de los trillizos hermanos de Merida, también convertidos en oseznos ya que comieron del mismo pastel embrujado que la reina Elinor. Deberás moverlos por el escenario para que activen palancas o muevan elementos. Resuelto el puzle, Merida podrá seguir su camino purificador.
Brave busca la rejugabilidad con elementos coleccionables, vestidos, arcos, espadas y tapices que potencian alguna característica de los personajes, pero en el caso de los puzles no te pide que pierdas tiempo volviendo a resolverlos; una vez que hayas acertado con la solución podrás obviarlos en las siguientes visitas al nivel. No obstante, los alicientes para volver a visitar los escenarios no tienen demasiada fuerza, a no ser que se haga en cooperativo.
Un cooperativo con mucho fuego
Tratándose de un juego pensado para chavales, es lógico incluir un modo cooperativo para jugarlo con un adulto. Brave ha decidido de forma acertada no elegir un personaje tan protagonista como Merida. El segundo jugador será un fuego fatuo que servirá de apoyo a Merida; podrá golpear incluso con ataques fuertes si compras las mejoras de la tienda. Si el fuego fatuo muere deberá esperar unos segundos para reaparecer.
Si el segundo jugador no es muy ducho en las plataformas -y en Brave no siempre es posible ver bien la distancia o calcular el salto por la situación de la cámara-, no hay mayor problema ya que pulsando un botón siempre aparecerá junto a Merida.
De hecho, la mayor dificultad del juego cooperativo no radica en la jugabilidad, sino en la visibilidad. Los escenarios de Brave son muy buenos y sus personajes no desmerecen a la película. La ambientación es excelente, pero tiene caídas de frame rate de forma bastante habitual. Cuando llegas a alguno de los puntos que debes purificar y hay varios enemigos todo se ralentiza y a veces es casi imposible saber dónde está el fuego que controlas como personaje secundario, ni mucho menos saber si estás atacando en el lugar correcto.
En Xbox 360 el juego presenta el añadido de Kinect para minijuegos con la forma de un tiro al blanco con arco. Algunos requieren precisión para atacar a todos los enemigos que se acercan y otros rapidez al lanzar flechas. Se supone que busca un movimiento intuitivo, pero no es así exactamente, por lo que tardas algunas rondas en lograr un control aceptable. Una vez te haces con él estos minijuegos son una opción entretenida para pasar un rato.
Brave es un juego que se defiende con dignidad para intentar superar un guión soso, con elementos jugables dignos de cualquier título que no lleve el sambenito de acompañante de película. Incluso incluye referencias a juegos importantes, como los templos de Zelda en algunas pequeñas mazmorras.
El público al que se dirige principalmente, aquellos chavales que hayan disfrutado de la película Brave, disfrutará controlando a la valiente princesa, y probablemente le guste pasarse de nuevo algunas fases en compañía para descubrir todos los secretos. Difícilmente atraerá la atención de otro tipo de jugadores pese a tener ingredientes buenos a excepción del guión.
Eso sí, es esperanzador comprobar como los estudios toman cada vez más en serio este tipo de juegos tan condicionados por una película.