Análisis de Battlefield: Bad Company (PS3, Xbox 360)
La saga Battlefield se ha convertido en los últimos años en uno de los grandes juegos multijugador para PC. Acostumbrados a juegos en primera persona fundamentados en el todos contra todos o en modos por equipos rudimentarios como el Captura la Bandera, Battlefield presentaba batallas masivas, con multitud de opciones, y un sistema de clases y rangos que no tardó en ser adoptado por otros juegos bélicos de lanzamiento posterior. Siendo una estrella en PC, llama la atención la poca ascendencia de la saga en consola. Al contrario que los Medal of Honor, también de Electronic Arts, el paso de Battlefield por los pads ha sido bastante testimonial, solo reducido a una versión de Modern Combat.
La clave siempre ha sido la orientación multijugador de Battlefield y la ausencia de un modo para un solo jugador en condiciones por parte de Digital Illusions, la desarrolladora sueca responsable. En Modern Combat se intentó incluir uno, con la idea de saltar entre diferentes soldados, original pero un tanto confusa al final, pero con Battlefield: Bad Company, el primer juego de la saga exclusivamente hecho para consola, se ha logrado por fin una "armonía" entre el modo multijugador y el individual. Ambos son platos fuertes en este título que, al menos en lo que se refiere a calidad, logra establecer a la saga en las máquinas de nueva generación.
La Bad Company es la peor compañía del ejército americano, embarcado en una guerra abierta contra Rusia. No es que sea la que peor combate, pero sí la que está integrada por los tipos más indisciplinados y problemáticos del ejército. Los cuatro hombres que forman el escuadrón del que tomaremos parte tienen un trasfondo complicado, y un motivo que ha llevado al ejército a incluirlos en la unidad con mayor porcentaje de bajas y la que generalmente se come los "marrones", las misiones más arriesgadas. En el caso del sargento al mando se trata de la posibilidad de ser licenciado antes de tiempo; en el de nuestro protagonista, evitar la prisión.
El modo para un solo jugador transcurre en la susodicha guerra contra Rusia, que al parecer ha vuelto a abrazar el comunismo, y en él controlaremos a un soldado acompañado por los otros tres miembros de la unidad: Haggard, Sweetwater y el Sargento. Las misiones que llevaremos a cabo están unidas por una historia, relacionada tanto con la marcha de la guerra como con las vivencias personales de nuestros soldados. Esta última parte es algo así como una película bélica de humor negro, a medio camino entre Depredador, por los comentarios entre los soldados, y Tres Reyes, por su carácter desenfadado y materialista. Aunque ninguno de los soldados tiene la personalidad y el carisma de George Clooney, sus diálogos, sus contrapuntos y sus reacciones crean cierta química en la historia, y funcionan muy bien a la hora de darle sentido a las situaciones del juego; acostumbrados a títulos de guerra donde la historia está protagonizada por lo que tenemos que hacer, en Bad Company la clave es quiénes lo hacen.
Este modo historia está estructurado en misiones de una notable duración, que a su vez están divididas en secciones, avanzando de manera lineal por un escenario relativamente abierto, pero que en definitiva nos lleva a avanzar de un punto a otro siguiendo lo que está ocurriendo en el campo de batalla. Situaciones de ataque en solitario a campamentos enteros se combinan con trayectos en vehículos con algún que otro encuentro con el enemigo, junto con momentos especiales donde tendremos que echar una mano al resto del ejército. Pese al diseño lineal de las misiones, las situaciones individuales en las que nos encontraremos están marcadas por una gran libertad a la hora de decidir cómo abordarlas. Hay una carretera que lleva al campamento que vamos a atacar, pero desde qué lado lo atacamos es cosa nuestra.
Esta libertad que nos da el juego para afrontar cada situación se ve beneficiada por la inteligencia artificial de nuestros compañeros, a los que no tendremos que dirigir de ningún modo, y que harán más o menos lo que les plazca, estando cerca de nosotros pero ocupándose en general de sus asuntos, siendo además muy efectivos en ellos. Esto elimina cualquier atisbo de "acción táctica" pero también establece un término medio entre actuar en solitario y trabajar en equipo, y además ayuda a transmitir el carácter caótico de la unidad que integramos. Aparte, no es necesario pensar tácticamente, porque el planteamiento de este modo es poco realista; los enemigos cuentan con una inteligencia artificial poco profunda, pero tampoco necesitan más. Tienen gran potencia de fuego y son numerosos, y el reto consiste en lograr acabar con todos ellos sin que lo hagan antes con nosotros. Es un planteamiento arcade de juego bélico que funciona bien, sin que por ello resulte fácil, pues la falta de complejidad en las situaciones se ve compensada por la potencia de fuego que tenemos delante. A veces, sin embargo, se echa en falta algo de "chispa" en el comportamiento de los enemigos, que en ocasiones se preocuparán muy poco por mantenerse a salvo.
Otro detalle que hay que tener en cuenta es la capacidad de destrucción del escenario con armas, tanto con granadas o lanzamisiles, como con ataques aéreos y cargas de explosivos. Aunque el sistema de daños de los edificios y las estructuras no es en tiempo real, teniendo claramente unas partes que predefinidamente pueden ser destruidas, un edificio puede tener muchos estados diferentes, pues tiene muchísimas "partes destructivas", logrando que el resultado, aunque técnicamente no sea brillante, sí sea visualmente muy vistoso y también efectivo a nivel jugable. Si sabemos que un enemigo se esconde tras un muro, disparamos una granada, y se acabó el problema.
El sistema de control es el clásico en un juego de acción en primera persona para consola, pero el de armamento y los ítems no lo es. Por una parte contamos con un arma, solamente una, y su contrapunto de explosivo; puede ser una ametralladora M16 y su lanzagranadas; o un añejo fusil AK47 junto con una granada estándar, pintada con una carita sonriente, pero la combinación siempre será similar salvo contadas excepciones (el rifle de francotirador y la pistola). Por la otra, tenemos el ítem más importante del juego, la jeringuilla con la que recuperamos vida, y espacio para uno más; este "ítem" puede ser desde un arma pesada como el lanzacohetes, hasta cargas de explosivos, un taladro para reparar vehículos o un dispositivo para ordenar ataques de artillería, entre otros. Usar estos ítems inteligente, incluso gratuitamente, es uno de los puntos más divertidos del juego dado que en general producen resultados tremendamente destructivos y ocasionalmente muy efectivos.
Digital Illusions ha cumplido con creces la tarea de crear un Battlefield para consola con un modo individual sólido, dotándole de un buen diseño, un desarrollo que engancha y, sobre todo, una personalidad propia muy marcada. La duración es quizás su única lacra, problema que no tiene el modo multijugador, del que hablaremos a continuación.
Battlefield: Bad Company es divertidísimo online, y eso que el modo conquista, el que todo el mundo esperaba, no está listo en el lanzamiento del juego sino que se lanzará más adelante a modo de descarga gratuita. El modo de juego de serie con el que viene el juego consiste en la lucha por el oro del mapa, siendo un equipo el que ataca y otro el que defiende, y soportando hasta 24 jugadores en mapas de un gran tamaño, pero con la acción centralizada en ciertas zonas en cada momento. El objetivo es sencillo: El equipo atacante tiene que destruir dos cajas con oro, y el que defiende, impedirlo. Para ganar la partida, el atacante debe destruir todas las cajas (hay una docena por mapa, pero solo dos "abiertas" en cada momento), y el defensor en cambio tiene que infligir las suficientes bajas en el equipo enemigo para ganar la partida.
Con cinco clases de personajes muy bien complementada, este modo es tremendamente adictivo, ya que las opciones son muy numerosas. Tenemos la clase asalto "básica", el explorador (francotirador), el especialista, el experto en demoliciones y el hombre de apoyo. Mientras que la primera es, por así decirlo, una clase individualista, cuya habilidad especial es la posibilidad de curarse, las otras pueden colaborar entre sí y ayudar a todo el grupo. Por ejemplo, el especialista puede marcar objetivos como tanques, para que el experto en demoliciones los pueda destruir con misiles teledirigidos. El francotirador puede usar su mira láser en tanques, y el "hombre de apoyo" puede dar botiquines a los otros soldados y realizar ataques de artillería.
Aparte de las habilidades de cada clase, hay numerosos vehículos con los que jugar, que son muy útiles tanto para acortar distancias como para acabar con los enemigos, si bien estos no tardarán en atacarnos e intentar anular nuestra ventaja. Desde jeeps y tanques pequeños, hasta tanques grandes, con cañón y ametralladora, lanchas motoras y hasta un helicóptero. Los dos equipos tienen a priori los mismos vehículos a su disposición, regenerándose éstos cada poco tiempo, y además pueden capturar indiscriminadamente los vehículos del otro. No hay nada más efectivo que llegar a la base enemiga, robar uno de sus tanques, y empezar a disparar cañonazos.
Otra de las cosas que hacen tan divertido a este modo es la gran cantidad de armas estáticas que hay dispersas por el mapeado, desde ametralladoras fijas hasta cañones antiaéreos, pasando por lanzamisiles. Aparte, hay posibilidad de guiar ataques con misiles (no será fácil encontrarlos) y planear ataques de artillería. Aparte de la cantidad de opciones disponibles, los mapas están bien equilibrados y son lo suficientemente variados entre sí para que cada uno tenga su estilo de juego. Sumando al conjunto los rangos que obtenemos a medida que sumamos puntos, los premios que logramos al hacer ciertas cosas (cinco muertes con vehículos, etc.), las armas y objetos desbloqueables para cada clase, y los rankings online que incluyen información pormenorizada de número de muertes o los puntos por minuto, Bad Company resulta tremendamente adictivo online, y el modo Conquista todavía está por venir.
A nivel gráfico, Bad Company no llega a las cotas vistas en otros títulos pero se defiende bien, con un gran número de objetos en pantalla, un motor gráfico estable que no da problemas, algunos efectos de explosiones y humo espectaculares, y las ya mencionadas destrucciones del escenario que, aunque no son en tiempo real, sí son tremendamente vistosas. El modelado de los personajes protagonistas es bueno, así como sus expresiones faciales, y el de los enemigos no le va a la zaga, bastante variado. Quizás se echa en falta un modelado más detallado de los vehículos, algo simple para lo que estamos acostumbrados a ver actualmente. Un apartado notable, y sobre todo estable, pero algo lejos de otros títulos del mismo tipo en Xbox 360 y PlayStation 3.
El apartado sonoro de Battlefield Bad Company es uno de los mejores que hemos oído en esta generación en un juego de acción en primera persona. No solo cuenta con un doblaje al castellano excepcional, con voces conocidas -y de hecho voces que en televisión dan vida a personajes de perfil parecido a los que doblan en el juego-, sino que cuenta con un sonido FX fantástico, muy potenciado si contamos con un equipo a la altura de las circunstancias. La banda sonora se compone de una serie de temas muy pegadizos y afines a la temática desenfadada del juego.
Battlefield Bad Company es una muy bienvenida sorpresa. La entrada en las consolas de nueva generación de la saga de Digital Illusions se ha hecho de rogar pero el resultado ha estado por encima de las expectativas. Por una parte incluye un sólido y divertido modo individual, que se sostiene frente al multijugador, a priori el principal atractivo del juego. Por la otra, el multijugador se consolida como una de las mejores experiencias bélicas del mercado, pese a contar con una sola modalidad (el modo Conquista llegará en breve). En cada partida nos encontremos con infinidad de situaciones diferentes, y muchas formas de jugar, todas ellas entretenidas. Acompañado de un apartado técnico a la altura y muy altos valores de producción, Battlefield: Bad Company es uno de los mejores juegos que han salido en lo que va de año y una compra casi obligada para los aficionados a la acción en primera persona, especialmente para los que disfruten jugando online.