Análisis de Battle Fantasia (PS3, Xbox 360)
Le ha costado un tiempo llegar hasta Europa, pero por fin tenemos en nuestro mercado la nueva apuesta dentro del género de la lucha del estudio Arc System Works, quienes han sabido crearse en los últimos años un buen nombre en el género gracias, principalmente, a su saga Guilty Gear (que, por cierto, tiene en marcha una nueva entrega para Wii, PS2 y PSP).
En esta ocasión tenemos con nostoros a Battle Fantasia, un juego de lucha que, si bien no descansa sobre el nombre de una saga ya establecida y de éxito comercial contrastado, sí va a tener algo que ofrecer a los aficionados en un mes que vamos a recordar durante bastante tiempo todos los seguidores de los videojuegos de lucha.
Así pues, Battle Fantasia es la adaptación a consola de la recreativa homónima que llegó a los salones recreativos nipones en abril de 2007. Es decir, que le ha costado casi dos años llegar hasta nosotros. Al menos podemos decir que se ha hecho un buen trabajo en el proceso de adaptación, y que tiene importantes virtudes para hacerse un hueco en el mercado europeo.
Para empezar, se ha hecho un trabajo de localización a la altura de las circunstancias, lo que es destacable pues el juego incluye un modo historia con elementos roleros que implica textos relativamente extensos. Desde luego, para lo que es habitual en el género, se sale completamente de la escala. Los textos están bien localizados al castellano, mientras que las voces, como en la recreativa, se combinan inglés y japonés. Se respeta, así, para mayor gloria de los aficionados, ese apartado de la versión original.
Nos llama la atención en Battle Fantasia su cuidada estética, que combina personajes poligonales con ilustraciones de corte preciosista y un diseño heredado completamente del manga (tebeo japonés). Para el trabajo artístico han vuelto a contar con la ayuda de Emiko Iwasaki, quien firmó también los diseños de Guilty Gear, por lo que resultarán familiares para los seguidores del estudio. Eso sí, los personajes tienen personalidad propia e independiente y adaptan, de hecho, algunos de los estereotipos más cercanos al rol nipón de fantasía medieval. Así, cada personaje tiene una línea muy diferente, y van de lo cándido a lo esperpéntico.
Los personajes, eso sí, cuando están en pantalla en los momentos jugables están creados con polígonos, una medida que, suponemos, se empleó para reducir costes, pues hoy en día es mucho más práctico y eficiente recurrir a modelos poligonales que a los clásicos bitmaps. El resultado quizás pueda extrañar al principio si no se está muy acostumbrado, pero tiene buena calidad en líneas generales. Por desgracia, la poligonización de los personajes es escasa en múltiples personajes, faltando detallismo, aunque mientras están moviéndose esto no se notará, debido al ritmo de la lucha y a los efectos visuales y lumínicos que lo inundan todo.
El sistema de juego se ha concebido para ser muy accesible, dentro de las bases de la lucha bidimensional. No es tan técnicocomo otros títulos actuales, ni tampoco rápido ni intenso, resultando en una apuesta con un carácter diferente, pues hoy en día el género se ha ido copando de títulos muy rápidos o lentos pero muy técnicos. Aquí, en Battle Fantasia, parece haberse buscado una jugabilidad más sencilla y accesible con un ritmo menos vertiginoso, aunque se incorporen elementos roleros, que es lo que le da otra profundidad jugable.
Los habituales en el género agradecerán subir la dificultad del título (cuenta con cinco niveles diferentes), pues la verdad es que en los niveles más básicos con tan sólo un par de rutinas se puede hacer frente a la máquina sin casi inconvenientes. Esto se soluciona en cuanto subimos la dificultad, por lo que creemos que resultará apto para neófitos y veteranos.
En la misma línea, el sistema de control responde bien a nuestras órdenes, y se muestra fiable con las palancas analógicas, aunque esto requiere un proceso de aprendizaje que los más habituados a las crucetas digitales no tendrán que soportar. Pero, eso sí, es importante señalar que el título responde bien con la palanca, y que ninguna de las dos posibilidades debe suponer, en sí misma, un contratiempo, sino que será, al final, una cuestión de preferencias personales.
La rejugabilidad de este título está más que asegurada gracias a su planteamiento con múltiples modos de juego, algo que lo sitúa muy por delante de algunos de sus competidores comerciales. El multijugador en línea está a la orden del día, por lo que será posible encontrar siempre rivales humanos cuando nos cansemos de jugar contra la máquina. En cualquier caso, lo importante es que en su variedad de modos nos vamos a encontrar con el modo Arcade, donde habrá que superar nueve fases, nueve combates, que nos llevarán hasta el desenlace.
Será ésa una buena manera de entrar en contacto con los personajes (Urs, Marco, Cedric, Ashley, Olivia, Watson, Face, Coyori, Donvalve, Freed, Deathbringer y Odile & Dokurod) en una situación real, aunque no debemos olvidarnos de que hay un siempre apropiado modo Práctica. Eso puede servirnos para ver como Battle Fantasia esconde algunos elementos jugables curiosos, como el hecho de que aunque haya una barra de energía, ésta es en realidad la representación gráfica de unos puntos de vida, en la línea de los juegos de rol, y que hay varios parámetros de ese estilo a tener en cuenta.
Los modos de juego se complementan con la Historia, donde se nos narra de manera mucho más extensa la historia de cada personaje. Ahí entra en juego la narrativa que, aunque liviana, nos contará los entresijos de cada luchador, y aporta elementos complementarios. Además, en un sistema de progresión que nos recuerda también a ciertos elementos –aunque suavísimos- del rol, se nos muestra el porcentaje de avance con cada personaje. Cierra la lista el oportuno modo contrarreloj y uno de superviviencia, por lo que creemos que ofrecerá variedad a los aficonados. Además, la ligera incursión de elementos roleros le dan un toque especial a un título que, como veremos, tiene personalidad. Veamos en qué influyen esos elementos en la jugabilidad de Battle Fantasia.
Será importante aprender, eso sí, los mecanismos jugables propios del título, como los combos, contraataques y demás movimientos esenciales para enlazar ataques y contrarrestar las ofensivas de los enemigos. En cualquier caso, el juego se muestra más como un título en el que ejecutar los movimientos con precisión que en machacar los botones a todo ritmo para encadenar movimientos espectaculares. Por otro lado, los aspectos roleros son muy livianos, pese a tener cierto peso en la interfaz. Desde luego, no son nada que conviertan al juego de lucha en un juego de rol, sino que, más bien, se trata de una serie de pequeños añadidos, como los puntos de vida y daño que modifican la relación de equilibrio entre los personajes. De esta manera, los personajes más grandotes tendrán mucha más vida y resistencia que los pequeñajos, en vez de estar medidos por un corte estándar común para todos, como sucede habitualmente. De hecho, lo cierto es que casi todo el tema rolero se centra mucho más en la narrativa y la estética.
Pese a eso, hay que reconocer que Battle Fantasia no resulta muy espectacular en su puesta en escena, pues la narración se nutre principalmente de texto y algunas imágenes estáticas que de elementos de espectacularidad visual, pero sí muestra un esfuerzo por aportar al género algo nuevo. Resulta bonito, sí, pero no es comparable con los valores de producción del rol actual. Nos gustan los dibujos a mano, el uso del color, y los extraños personajes que lo pueblan, pero no consigue dejarnos boquiabiertos.
Conclusiones
Battle Fantasia es un juego de lucha interesante, avalado por un estudio de calidad, que puede resultar arriesgado. Tiene algunos elementos de rol, aunque superficiales, que cambian algunos de los aspectos más canónicos de su género, y pocos personajes, tan sólo una docena. La ventaja es que no hay personajes de relleno clónicos entre sí, pero una plantilla un poco mayor le hubiese hecho un gran favor al título para darle más variedad. Su diseño, movimientos y demás son muy diferentes, y contrastan con unos escenarios más que sosos.