Análisis de Rumble Racing (PS2)

Estamos acostumbrados a las “sagas”, o a juegos de los que se habla mucho durante meses y que cuando salen ya se sabe como será, su historia y sus secretos. Sin embargo, aún quedan algunos juegos “incógnita”, de los cuales se habla poco y se sabe poco, y cuando los pones en tu consola te pueden dar una buena sorpresa. Este es el caso de Rumble Racing, un juego de EA Games que ha cosechado buenas críticas en todo el mundo y que vuelve a demostrar que la popularidad de un juego no tiene por qué ser proporcional a su calidad. Pero dejémonos de alabanzas por unos instantes y veamos qué es Rumble Racing: Rumble Racing es un juego de carreras arcade donde se combina velocidad, acción y acrobacias. En Rumble Racing tendremos que llegar de primeros a la meta, como en todo juego de carreras, pero no sólo bastará con seguir el trazado sin chocar para conseguirlo. En Rumble Racing tendremos que hacer prácticamente de todo para ganar la carrera, desde atajar por donde nos sea posible (y los circuitos están repletos de atajos), hasta hacer vistosas piruetas con nuestro coche que nos otorgarán turbos, pasando por usar items para mejorar nuestro coche durante un tiempo limitado o para perjudicar a nuestros rivales. Todo, o casi todo, vale en Rumble Racing con tal de ganar. Además, Rumble Racing tiene una virtud –o defecto- que hace las carreras muy competitivas, y que hace que nunca puedas dar una carrera por perdida: Al igual que pasa en muchos juegos de carreras, como por ejemplo Mario Kart, la habilidad de los rivales irá variando a lo largo de la carrera dependiendo de cómo lo hagamos nosotros. Si le sacamos ventaja a nuestros rivales, algunos de ellos comenzarán a correr misteriosamente bien, y no nos será fácil distanciarnos de ellos. Si nos va mal durante la carrera, es interesante ver como no nos cuesta casi nada volver a tener opciones de podio. Esto es algo que se agradece en ciertas ocasiones, pero que en otras es aborrecible; da igual lo bien que estemos conduciendo, no podremos desmarcarnos demasiado de nuestro rival, a no ser que lo hagamos de una forma apabullante. Pero esto, señores, es lo que le da a Rumble Racing tanta diversión. Independientemente de lo buenos que seamos o de lo bueno que sea nuestro coche, las carreras siempre tendrán cierta dificultad, además de tener varios niveles de dificultad para elegir antes de jugar. Los modos de juego de Rumble Racing son los típicos en todo juego de carreras: Carrera simple, que podremos configurar a nuestro gusto, campeonato, en el que competiremos en cada uno de los trofeos, que están compuestos por tres carreras, y cuyo ganador será, como en todo campeonato, el que más puntos consiga. En el modo campeonato iremos progresando, y a medida que ganemos trofeos se nos obsequiará con nuevos trofeos y bólidos. Tras estos dos modos “típicos”, esta el modo Showdown, que se trata de una carrera uno contra uno, en la que competiremos a muerte contra un solo rival. Por último, el modo Stunt nos permitirá demostrar nuestra habilidad haciendo locuras con nuestro coche, mientras nos otorgan puntos. En cuanto al repertorio de bólidos que podremos elegir, todos ellos completamente irreales y con un aspecto bastante agresivo, habrá alrededor de una docena para escoger en un principio, y más adelante, a medida que ganemos trofeos en el modo campeonato, tendremos más bólidos para escoger (36 al final). El rendimiento de los coches se divide en tres apartados: aceleración, manejo y capacidad para hacer piruetas. En realidad, a la hora de competir los coches no se diferencian en mucho, ya que como he dicho antes, nuestros rivales se adaptarán en tiempo real a nuestra habilidad. El aspecto gráfico de Rumble Racing no llama demasiado la atención en un primer momento, pero aunque ni los coches ni los escenarios destacan especialmente por su detalle, la sensación de velocidad del juego es impagable, no sufre ninguna ralentización y va siempre a 60 fps, y hay algunos efectos especiales muy conseguidos como cuando nuestro coche acelera gracias al turbo. Una de las cosas que también llaman la atención de Rumble Racing es la física de los coches. En Rumble Racing nuestro coche volará por los aires en multitud de ocasiones, incluso dando vueltas de campana, y el engine físico del juego lo calcula de una forma excelente (pero no realista. Expliquémonos: Parece como si la gravedad se haya reducido a la mitad, pero basándose en ese parámetro la física del juego es realista). En definitiva, un apartado gráfico más que decente, sin llegar a ser sobresaliente. El comentarista, pese a hablar en ingles, dice cosas realmente hilarantes y anima las carreras; la variedad de frases que dice no es muy grande, pero realmente están “bien dichas” y no está todo el tiempo hablando como en otros juegos. En cuanto a la música, pasa bastante desapercibida pero como suele ocurrir en muchos juegos, contribuye al frenetismo y velocidad de Rumble Racing. Los efectos de sonido están a un buen nivel, con golpes de choques y explosiones bien conseguidos. El sonido del motor también está bien, aunque no varía demasiado entre cada uno de los coches. A nivel jugable, como ya he dicho arriba, Rumble Racing es genial. Los coches se controlan a la perfección con un marcado estilo arcade, y pese a la sensación de velocidad el coche nunca deja de ser controlable. La recolección de Power Ups está bien pensada y bien distribuída a lo largo de los circuitos, y aunque no son decisivos en la carrera, si pueden marcar la diferencia. Los circuitos están llenos de atajos, que tendremos que utilizar para sacar ventaja a nuestros rivales, pero que nuestros rivales también podrán utilizar de la misma manera para aventajarnos. Hay tropecientos atajos por circuito, sin exagerar, y hay algunos que no nos beneficiarán, pero lo gran mayoría de ellos sí. Por último, las piruetas consisten en hacer girar a nuestro coche en el aire, y dependiendo de la complejidad de ellas nos obsequiarán con un mayor número de puntos, y con un turbo de mayor o menor duración. Un aspecto jugable magnífico, y muy divertido. Rumble Racing, como ya he dicho al comienzo, no es un título que haya dado mucho que hablar pero no es en absoluto un mal juego, al contrario, es un muy buen juego. Posee un apartado técnico muy por encima de la media, y una genial jugabilidad, además de ser adictivo, siempre desafiante, y muy divertido a dos jugadores. Recomendado a los amantes de la velocidad, que es algo que Rumble Racing tiene a toneladas.