Una historia de seis meses
Es difícil comenzar un análisis de un juego como este, que muchos fans de los juegos de coches, entre los que me encuentro, esperábamos ansiosos. Podríamos empezar con un poquito de historia, un relato que comienza en las oficinas de Criterion Games, un estudio de desarrollo que ha pasado a un primer plano tras unos inicios no demasiado brillantes. Criterion es una compañía experta en hardware, propiedad de Canon, que vende una herramienta “middleware” llamada Renderware que facilita la labor a los programadores, evitándoles realizar gran cantidad de rutinas para las que habría que conocer el hardware más a fondo. Criterion Games, como decíamos, comenzó discretamente con juegos como Redline Racer o Trickstyle, pero en los últimos meses, y especialmente este mes, ha saltado a la palestra con dos juegos: Airblade (que ha recibido un 8 en Vandal) y este Burnout que hoy nos ocupa.
En el pasado E3 se mostraba a puerta cerrada un proyecto llamado SRC (siglas que respondían a “Shiny Red Car”) realizado por Criterion y que publicaría Acclaim; SRC se describía como un veloz juego de coches, en circuitos con tráfico real, inspirado en persecuciones de películas de acción, especialmente Ronin. Los que hayan visto esta película, protagonizada por Robert de Niro y Jean Reno, seguramente se quedaron impresionados con las geniales escenas de persecución por las autopistas francesas. En este tipo de escenas y en otras muchas más se había inspirado Criterion para conceptuar su proyecto, y los que vieron esa beta en el E3 se quedaron gratamente impresionados. Los meses pasaron, y en Agosto SRC se convertía en BurnOut. Los medios de comunicación, especialmente los europeos, comenzaron a prestarle mucha atención al juego, que prometía mucho. La revista Edge le dedicó una portada, la Playstation Magazine inglesa reconoció que “dejaba a GT3 parado”, y Burnout comenzaba a generar una más que merecida expectación, de la que también nos hacíamos eco en Vandal. La espera ha terminado, el juego ya está en la calle y los fans de la conducción arcade ya tienen un nuevo dios al que adorar: BurnOut es uno de los juegos más rápidos, adictivos y divertidos que han salido en mucho tiempo, y un soplo de aire fresco al género de los juegos de coches.
La diferencia está en décimas de segundo
BurnOut nos presenta unas increíbles carreras de coches en largos circuitos repletos de tráfico real. Tendremos que conducir a toda velocidad, esquivando los demás coches que se encuentren en ambos sentidos de la calzada, e intentando ir delante de nuestros rivales, que harán todo lo posible para adelantarnos y, todo sea dicho, para que tengamos un accidente. Esto no sería especial si no fuese porque en BurnOut la sensación de velocidad es completamente fiel a la realidad; decir que BurnOut es el juego de coches con mayor capacidad inmersiva no es ninguna mentira, cuando vayamos a 100 millas por hora verdaderamente notaremos que corremos a esa velocidad; veremos como se acercan a una velocidad vertiginosa los coches que están delante de nosotros, y tendremos que tener unos ágiles reflejos para esquivarlos en el último momento, para pasar entre dos coches que van en diferentes carriles, sin ni siquiera rozarles. En esto consiste BurnOut, en conducir de la manera más rápida y segura posible. Si no estamos atentos a lo que ocurre, si no logramos girar lo suficiente o simplemente si tenemos mala suerte, chocaremos y perderemos unos segundos valiosos.
Siniestro Total
Como decíamos antes, si no logramos frenar o girar a tiempo, o simplemente si tenemos mala suerte (en los cruces de caminos pueden aparecer coches de la nada, casi imposibles de evitar), nuestro coche chocará de una manera espectacular, a no ser que nuestra velocidad sea muy reducida. Casi vale la pena chocar de vez en cuando para ver las repeticiones de los accidentes. La física es increiblemente realista, y los coches sufrirán deformaciones en tiempo real, volcarán, darán vueltas de campana o lo que la divina providencia mande. Todo ello depende de cómo sea el choque, nuestra velocidad, la velocidad del vehículo contra el que choquemos y demás elementos. Los choques pueden ser en cadena, por supuesto, e incluso nuestros rivales (o nosotros, si es un rival el que ha chocado) podrán “unirse a la fiesta”. Tras un par de repeticiones adornadas con un motion blur que queda genial, reapareceremos unos cuantos metros por delante del siniestro, con nuestro coche intacto, una barra de turbo reducida, a cuarenta kilómetros por hora y con unos cuantos segundos menos en el marcador de tiempo.
Lucha contra el crono
Al igual que en los más clásicos arcades, en BurnOut tendremos un tiempo que desciende segundo a segundo, y que puede reponerse en cada uno de los checkpoints del circuito. Este elemento, que en un principio fue inventado en los años 80 para echar rápido de la máquina a los jugadores malos y así hacer más dinero, le añade a BurnOut mucha más emoción, y lo hace más exigente todavía. Los checkpoints son bastante habituales por el circuito, cosa que al contrario de lo que se podría pensar en un primer momento, complica el asunto: si chocamos un par de veces entre dos checkpoints, hay bastantes posibilidades de que se nos agote el tiempo, sobre todo en los campeonatos más avanzados.
Bienaventurados los locos
La conducción temeraria tiene su recompensa en BurnOut. Hay una barra de turbo en la esquina inferior izquierda que se irá llenando progresivamente, a base de locuras al volante. Hay básicamente tres formas de rellenar nuestra barra: Con derrapes, cuanto mayor sea mejor, con “near miss”, es decir, evitar “por poco” un choque con otro vehículo, y por último, conduciendo en el sentido contrario, algo que en las primeras partidas será harto difícil, pero que tendrás que llegar a dominar para conseguir ganar las carreras. Una vez nuestra barra se haya llenado, podremos utilizar el turbo, que nos propulsará a una velocidad vertiginosa. No sólo cambia la velocidad del coche, también la forma de ver la carretera: veremos la carretera alargada, como si la viésemos desde más lejos, y con un efecto de motion blur. La música dejará de oirse, y sólo se oirá un sonido que simula el latido de nuestro corazón. Además, si utilizamos el turbo todo el tiempo en dirección contraria, una vez lo hayamos terminado tendremos otro más. La diversión suele acabarse cuando, debido a la vertiginosa velocidad a la que vamos, somos incapaces de esquivar a “ese puñetero coche que tenía que estar ahí”, y nos pegamos una torta más grande que el vacío legal de la internet afgana.
Coches y circuitos
Ni los coches ni los circuitos son reales en BurnOut. Los coches están clasificados básicamente en tres grupos, que resumen su facilidad de conducción: Fácil, Medio y Difícil. Los coches fáciles, el más emblemático de ellos el “Super Mini”, tiene baja aceleración y velocidad punta, pero un control mucho más sencillo y mayor capacidad de giro, mientras que los coches difíciles son todo potencia, pero giran menos y por lo tanto es más probable chocar con ellos. Los coches medios están entre Pinto y Valdemoro, y serán casi siempre la opción más equilibrada. Se puede ganar con todos los coches (con el Supermini se pueden hacer virguerías), solo depende de los gustos y la habilidad de cada uno. Con un coche fácil chocaremos mucho menos, pero tendremos que esforzarnos mucho para no quedarnos sin tiempo, debido a la baja velocidad; con un coche difícil será más fácil ponerse en cabeza, pero también lo será chocar. La solución la habréis adivinado: jugar cada vez mejor, y evitar los accidentes. En un principio tendremos cinco coches para elegir, pero podremos ir obteniendo nuevos coches hasta llegar a superar la docena.
BurnOut posee 14 circuitos, pero este número es engañoso: En realidad, hay cinco circuitos, que se convierten en 14 al invertir el sentido en el que circulamos, la hora del día, y, por supuesto, la densidad de tráfico. Dos de ellos, Euro Maratón y Usa Maratón, son una combinación de los circuitos ambientados en los respectivos territorios. Pese a que el número puede parecer pequeño, los circuitos en sí son realmente grandes, y al poseer siempre dos sentidos de circulación y diferente situación del tráfico acaban siendo realmente catorce circuitos diferentes.
Están ambientados en los Estados Unidos y en Europa. Los circuitos estadounidenses son tres, ambientados en una ciudad tipo Nueva York, una autopista con algún que otro tramo de ciudad y un circuito con muchas subidas y bajadas ambientado en el “countryside”. Los circuitos europeos están ubicados respectivamente en un pueblo costero y una ciudad de calles estrechas cruzada por un río.
En cada uno de los 14 circuitos hay una situación de tráfico diferente, que sin embargo, y este es para mí uno de los fallos del juego, siempre es la misma. En bastantes ocasiones chocaremos en el mismo circuito contra el mismo vehículo y en el mismo lugar, y eso se podría haber evitado con una generación aleatoria del tráfico para cada partida. Los circuitos no serán cerrados, pero estarán delimitados por unas flechas que hacen la labor de unas barreras invisibles contra las que sorprendentemente se puede chocar. Este es otro de los pocos fallos que posee Burnout. Pese a estos pequeños percances, los circuitos de BurnOut están diseñados de una manera muy inteligente, donde cada curva es emocionante y todas las situaciones son imprevisibles. Mención especial merecen el USA Maratón y el Euro Maratón, circuitos largos donde los haya y que combinan perfectamente varios trazados.
Multitud de modos de juego
El modo de juego más importante de BurnOut es el campeonato, que consta de seis competiciones que habrá que ganar una por una para acceder a la siguiente. En estas competiciones, que no están regidas por puntos sino simplemente por “quedar al menos en esta posición”, correremos generalmente en tres circuitos (excepto en el Usa Maratón y el Euro Maratón) y tras ganar el campeonato se desbloquearán otras opciones de juego, como los Face Off, los circuitos del siguiente campeonato y alguna que otra opción más. En los primeros campeonatos bastará con quedar de segundo o tercero en cada carrera, pero en los últimos tendremos que quedar de primero en todas, lo cual le añade mucha dificultad, pero al mismo tiempo poder de adicción. Tenemos tres continues para cada campeonato, que en ocasiones tendremos que gastar.
Entre los demás modos de juego están el de carrera simple, contrarreloj y dos jugadores. El modo versus es tremendamente adictivo y los piques con el hermano, amigo o novia (que no repudie los videojuegos) de turno no tardarán en llegar. Utiliza un split screen horizontal, y el juego no pierde ni un ápice de velocidad ni diversión. Luego están los modos especiales, en los que podremos ver las repeticiones de los choques que hayamos grabado, o jugar un Face Off o un Survival. En el modo Face Off nos enfrentaremos a un solo coche en una sola carrera. Si la ganamos, podremos utilizar ese coche en el resto de modos de juego (y nuestros rivales también). Hay un total de cuatro carreras Face Off. El modo Survival es una carrera a tres vueltas (como todas las del juego) en la que correremos sólos, contra el crono, y no podremos chocar ni una sola vez. La inclusión del tiempo en estas carreras es una decisión inteligente, pues de lo contrario podrían ganarse yendo lentos. El modo Survival es increiblemente difícil, puesto que, como decíamos, nunca sabes que gigantesco camión se te puede cruzar por delante, sin tiempo para reaccionar. Si nos terminamos el campeonato aparecerán otros modos de juego en los que se podrán desbloquear más coches, y algunas sorpresas más.
Gráficamente impactante
BurnOut no es un juego que llame la atención por el modelado de sus coches ni por el detalle de sus escenarios, sino simple y llanamente por la vertiginosa y excitante sensación de velocidad que posee. Aunque tuviese los mejores escenarios del mundo, no tendríamos tiempo para contemplar su belleza. El modelado de los coches es muy bueno, aunque no poseen demasiadas texturas, pero sí un efecto de environmental mapping que reflejará el escenario. Los efectos de humo y de partículas están muy bien conseguidos, al igual que los de iluminación.
Los escenarios poseen un buen nivel de detalle, con muchos objetos con bastante detalle y pocos jaggies. Destacan otras tres cosas más: la cantidad de coches que se llegan a mostrar en pantalla, moviéndose el juego a una velocidad de vértigo; el efecto motion blur del turbo y de las repeticiones; y por último, el veloz, constante y casi dogmático framerate de 60 fps, que nunca llega a tener un bajón. Además, el juego incluye opción de 60 Hz. Un auténtico lujo gráfico.
Música, como en una película de persecución
La música de BurnOut parece la de una persecución de coches en una película de acción. Variada, cambiante y siempre acorde con la increíble velocidad del juego. Los efectos de sonido también están a la altura de la situación, ofreciéndonos un sonido del motor parecido a la realidad, por el que nos podremos guiar perfectamente para cambiar las marchas, y un sonido de los choques espectacular. Un apartado muy conseguido.
Un Arcade total
BurnOut es un Arcade de conducción, y como buen arcade, su control es más sencillo imposible. Tras seleccionar entre un cambio manual y automático (ambos tienen sus ventajas), giraremos tanto con el mando analógico como con el D-Pad, aceleraremos con un botón, frenaremos con otro y utilizaremos el turbo con el botón R1. Otro botón para tocar la bocina, cosa que pocas veces tiene efecto sobre los otros coches (depende de la I.A.), y otro para cambiar entre las dos vistas que tiene el juego: una interior, con la que la sensación de velocidad es mayor, y otra exterior con la que el coche resulta más fácil de manejar.
No tendremos que preocuparnos demasiado por frenar en las curvas, ya que como en todo buen arcade de coche existe ese “Power Drift” que hace a nuestro coche derrapar a gran velocidad y que es ideal para tomar las curvas. Los otros conductores de la vía poseen una muy buena inteligencia artificial. Algunos se comportarán de manera agresiva, y otros de una manera más tranquila, haciendo caso de nuestros bocinazos. Los conductores, al igual que nosotros, adelantarán se cambiarán de carril y un largo etcétera de maniobras, que indicarán con los intermitentes como manda el código. Cuando vayamos en sentido contrario, intentarán girar hacia un lado para no chocar, cosa que puede acabar muy mal si nosotros también giramos hacia allí. Nuestros tres rivales se saben las mil y una astucias para adelantarse a nosotros, intentarán que se nos eche el tráfico encima y también tendrán colisiones. Sin embargo, como en todo arcade que se precie, da igual lo bien que conduzcamos, nuestros rivales siempre estarán pisándonos los talones, y por muy mal que conduzcamos siempre podremos quedar de terceros.
El auténtico rey de la velocidad
Concluyendo este largo análisis, BurnOut es uno de los mejores juegos del catálogo actual de PlayStation 2. La eterna pregunta, ¿mejor o peor que Gran Turismo 3? Son juegos totalmente diferentes. GT3 le gana en opciones y duración, y BurnOut supera al juego de Polyphony en sensación de velocidad; sin embargo y como ya he dicho, las semejanzas entre ambos títulos están en que los coches tienen cuatro ruedas. BurnOut dejá claramente en la cuneta a otros juegos parecidos como pueden ser Tokyo Xtreme Racer 0 o Ridge Racer V, y se hace con el trono de los arcades de conducción. Es completamente adictivo, tiene una más que aceptable duración, una sensación de velocidad nunca vista y un estilo completamente nuevo. Una compra muy recomendada, un auténtico juegazo.