Análisis de X3: Terran Conflict (PC)
Los amantes de la saga X están de enhorabuena. Egosoft trae un nuevo miembro a la colección que amplía hasta cuatro el número de ediciones. X3: Terran Conflict llega a nuestras pantallas situándonos en el año 2938. En esta ocasión, la historia deja atrás las aventuras de Kyle Brennan, llegado desde la Tierra en 2912 después de un accidente que lo llevaría al Universo X en su nave experimental, para centrarnos en un nuevo objetivo.
Este objetivo no será otro que el redescubrimiento del planeta Tierra, un fin que deberemos alcanzar con diferentes roles que a lo largo de todo el juego irán apareciendo. Una de las peculiaridades del juego es su densidad y dificultad en algunos compases que harán desesperar al jugador novel pero que, en cambio, harán las delicias de los más experimentados.
El juego de Egosoft, entre la simulación espacial y la gestión comercial, sigue, como en otras ediciones, con unos gráficos espectaculares que deleitarán, esta vez sí, a todo el espectro de jugadores sin excepción.
Espectacular y muy cuidado
X3: Terran Conflict, igual que sus antecesores, es un juego de alto nivel en cuanto a gráficos se refiere. Así, el juego requerirá un equipo potente para hacer frente a la recreación de un universo con grandes novedades en construcciones de gran envergadura y de alta resolución o partículas que estarán en movimiento durante todo el tiempo, lo que ayudará a recrear mejor la sensación de movimiento pero, en su defecto, cargará de trabajo a las gráficas. En ocasiones, equipos con tarjetas menores de 256 megas no funcionarán o darán grandes problemas mientras que algunos ordenadores, pese a montar gráficas dentro de los parámetros mínimos, no soportarán la máxima resolución con las texturas al máximo y los efectos de antialiasing y filtros de texturas activados, que es cuando el X3 despliega toda su grandeza gráfica.
En cuanto a la interfaz gráfica y los interminables menús del juego, Egosoft ha sabido ergonomizar los procesos que anteriormente eran uno de los talones de Aquiles del juego. Mientras en anteriores ediciones el jugador tenía que lidiar con mil botones para acceder a las infinitas opciones de la nave, actualmente se muestran de forma ordenada y en iconos distribuidos por toda la pantalla. A través de estos, distintos desplegables nos irán mostrando la ristra de opciones a las que podemos acceder ordenadamente, lo que hará que el jugador no iniciado pueda realizar la labor de auto-aprendizaje más velozmente y que el jugador experimentado no vea entorpecido el ritmo de juego por la lentitud que acusaban los anteriores ejemplares de la saga. Destaca, además, la posibilidad – en todo momento- de solicitar ayuda por voz y también la información de los objetos al pasar con el ratón por encima de ellos, como por ejemplo la distancia, velocidad e información básica de una nave o base que tenemos enfrente, teniendo la posibilidad de monitorizarla en nuestra pantalla por muy lejos que esté.
En cuanto a la calidad de los gráficos, nada que objetar: la experiencia de juego se ve acompañada en todo momento por una fotografía muy cuidada y unos dibujos de una calidad espectacular. Destaca sobre todos los otros el diseño de la base espacial más grande del juego, creada especialmente para esta entrega, que incluso queda infinitamente pequeña en comparación con el inmenso universo que nos rodea, aliñado siempre con naves en movimiento, asteroides, bases espaciales y tiros perdidos de otras naves, cuyos impactos son espectaculares pese a producirse a muchos kilómetros de la situación de nuestra nave.
La desarrolladora logra con este tipo de gráfico recrear la soledad de una diminuta nave en ese espacio y crear la sensación en el jugador de que realmente está solo. Únicamente después de horas de juego esta sensación se convertirá en placentera, descubriendo nuevos cuadrantes y misiones que realizar cada cual más espectacular a nivel gráfico. Además, cada misión nos irá dotando de más experiencia, un punto importante en lo referente a la jugabilidad.
Mejoras en el juego, aunque insuficientes
Que X3 sería en las escuelas de navegación interespacial lo que Flight Simulator y Combat Flight Simulator son en las academias de vuelo es una frase que puede sonar incluso cómica, pero la complejidad en el manejo de las naves y el detalle de "nuestra cabina de mando" así lo demuestran a lo largo de todo el juego, sea cual sea el aparato que capitaneemos.
Este hecho cambiará a tenor de nuestros primeros pasos, ya que al inicio del juego se nos pregunta por el camino que vamos a tomar en el universo X. La elección de nuestro primer personaje no va a ser en ningún momento trivial, ya que acarreará enseguida unas características de juego muy diferentes en cada caso donde variarán la dificultad del juego, el dinero disponible, la nave a pilotar o el punto de partida, según nuestra elección. En este caso, la selección se va a producir entre cuatro personajes: un "Defensor de la Tierra" o un "Patriota de Argon", con el modo más fácil de juego; o un "Mercader" o "Asesino" en el modo más difícil de juego, sólo accesible a los jugadores más experimentados.
Las misiones que seguiremos durante el juego serán de tipo abierto. Así, podremos optar por dejar el hilo argumental y realizar misiones secundarias por nuestra cuenta, opción que los chicos de Egosoft han potenciado en esta entrega, siendo Terran Conflict el juego que más posibilidades tiene entre las cuatro ediciones. El hecho de continuar la historia principal no será una elección sin más, ya que tendremos que tener la cantidad de dinero o efectivos necesarios para retomarla. Todo un reto donde cada decisión condicionará el futuro de manera que éste no cambie únicamente a nuestro antojo.
En cuanto a objetivos, tanto el manual como la misma caja del juego son claros: "Comercia, Lucha, Construye y Piensa", cuatro palabras que marcan el desarrollo del juego en toda su extensión. Resumiendo, el "piloto" deberá, además de guiar su nave, obtener una serie de recursos comerciales y comerciar con ellos. Además, podrá establecer factorías e influir en el mercado con un completo sistema de balanzas fiscales digno de cualquier economía. No solo comerciará sino que también influirá en la fluctuación de precios de los productos que se encuentran a lo largo de todo el juego. Hay también otras formas menos ortodoxas de salir adelante en el juego: la primera, realizando tareas de protección de otras naves y dedicándonos a limpiar los diferentes sectores llenos de enemigos; o por el contrario, ser nosotros mismos los propios piratas, una incorporación nueva que seguro va a ser aplaudida por los jugadores más avanzados.
Para estos últimos menesteres será crucial dominar los mandos de nuestras naves a nivel de combate, porque de lo contrario pasaremos ciertos apuros para derrotar a naves que atacarán de forma rápida y girando 360 grados hasta convertirnos en polvo espacial sin que nos percatemos. Que X3 sea un simulador espacial destacable no significa que sus controles sean intuitivos ni mucho menos… En cuanto al manejo, aún hay mucho que mejorar: en ocasiones, la conducción es brusca – sobre todo si no disponemos de una buena tarjeta gráfica – y guiar la nave se convierte en algo poco menos que imposible. Esto, junto a lo descomunal de la información en pantalla, requiere una dedicación especial a entrenar todas las posibilidades que la trepidante conducción esconde. Algo a favor son las distancias, que por su longitud ayudan a familiarizarse mejor con los controles, guiados tanto por el teclado como por el ratón o, en su defecto, el joystick.
Como hemos visto, Terran Conflict no se queda corto en cuanto a opciones y, de alguna manera, es casi interminable. Igual de infinitas son las posibilidades de "tunear" nuestras naves con un gran número de armas, mejoras de software, actualizaciones para éstas, acabados, etc., que equiparemos según nuestro rol en el juego. En todo caso, la creación de grupos es otro de los factores a favor de este juego, permitiéndonos la asignación de naves y el movimiento con mayor facilidad que anteriormente.
El gran fallo: la ausencia del castellano en el juego.
Este gran juego podría tener más puntuación si en el momento de su lanzamiento –y en el de la realización de este análisis– hubiera estado disponible el español entre los idiomas de instalación. Tanto los textos como las voces del juego son en inglés, lo que influye a la hora de jugar. Si no se tiene un gran dominio de la lengua de Shakespeare, lo más probable es que el jugador se pierda con sólo iniciar el juego, sencillamente porque las voces y los efectos se entremezclan de tal manera que es imposible seguirlos. Mientras los textos son más fáciles de leer y, por tanto, de seguir, las voces – las encargadas de dar las instrucciones de cada misión en todo momento – se presentan de una manera que dificulta el desarrollo del juego en las manos de un neófito en el universo X.
Conclusiones.
La conclusión después de la experiencia con X3 no puede ser mejor: gráficos cuidados, jugabilidad buena y un gran número de opciones que permiten al jugador ser amo y señor de su propio imperio. Pero no todo es bueno en un juego que despunta en el sector de la simulación espacial. En primer lugar, la ausencia del español es un duro golpe para los usuarios de este idioma y también una forma de ahuyentar a un posible mercado que no domine el inglés o cualquiera de los otros idiomas disponibles. Asimismo, por parte de la comunidad de jugadores españoles no se entiende la ausencia del idioma, cuando en otras entregas estaba presente tanto en las voces como en los textos.
En lo negativo, un punto que no podemos pasar por alto es el manual del juego. Tanto la presentación como su contenido y edición son propios de un film de serie B. Mientras en otros países los usuarios cuentan con un manual de más de cien páginas, los "pilotos" españoles se tendrán que conformar con dieciséis páginas -con erratas ortográficas–, de las cuáles cinco se dedican únicamente a citar a las personas que han desarrollado el juego. La historia de la saga X se reduce a los años y datos más importantes y los controles del juego se ciñen a unas escuetas tablas, todo en una letra minúscula y, finalmente, tocado con múltiples diseños de naves, lo que salva un poco la papeleta a un manual que no hace, para nada, justicia a un juego que de por sí dará mucho trabajo a sus jugadores, sobre todo a los noveles, en cuanto a comprensión de los controles y la historia.
Finalmente, cabe destacar que X3: Terran Conflict puede no ser un juego orientado a un gran espectro de jugadores. Su dificultad y necesidad de horas de vuelo para controlarlo totalmente, sumado a la dificultad idiomática, puede significar que no tenga aceptación en algunos sectores. Esto no es necesariamente un punto negativo ya que atraerá, seguramente, a los jugadores de la saga por todas las mejoras anunciadas. Además, tiene la posibilidad de captar a otros jugadores que, aunque dubitativos en un principio, acabarán enganchándose al juego.
En definitiva, X3: Terran Conflict se convierte en un digno sucesor de la saga X que a buen seguro proporcionará horas y horas de diversión a los pilotos que lo instalen en sus ordenadores.