Análisis de Tropico 4 (PC, Xbox 360)
Tras haber dado varios bandazos y haber pasado por varios estudios de desarrollo distintos, los chicos de Haemimont Games vuelven a traernos una nueva entrega de Tropico tras el éxito que consiguieron cosechar con su tercera parte. De hecho, las novedades respecto a Tropico 3 están prácticamente ausentes, ya que nos encontramos con un juego que recoge su testigo para ampliar y mejorar la experiencia jugable desde su base, pero sin aportar nada realmente nuevo.
El placer de gobernar
Para los recién llegados a la serie, decir que nos encontramos ante un título de estrategia y gestión en el que tendremos que gobernar una pequeña nación formada por varias islas llamada Trópico.
Para ello, tendremos que construir edificios, atender las necesidades básicas de nuestros ciudadanos, lidiar con las potencias extranjeras y con las diversas facciones de nuestra propia nación, controlar la delincuencia, evitar revoluciones y golpes de Estado, generar todos los ingresos posibles y finalmente ganar las elecciones para renovar nuestro cargo.
Esta sería la jugabilidad del título explicada de una forma muy breve y resumida, ya que la cantidad de opciones que esconde en su interior puede llegar a abrumar a simple vista a los más novatos, aunque aquí encontramos uno de sus grandes aciertos. En esta ocasión la interfaz se ha mejorado enormemente y nos presenta en pantalla toda la información que necesitamos de una forma limpia y clara, permitiéndonos controlar el paso del tiempo para pausar o acelerar el desarrollo de la acción según nuestras necesidades, por lo que podremos tener todo controlado en todo momento sin perdernos en una interminable lista de menús. Además, el tutorial incluido funciona a las mil maravillas, explicándonos todas las mecánicas con mucho acierto y enseñándonos a jugar rápidamente.
El esquema básico a seguir en todo momento será el siguiente: primero tendremos que cubrir las necesidades primarias de nuestros ciudadanos, como comida y alojamiento. Después tocará encargarse de crear algún tipo de industria que genere puestos de trabajo y riquezas, con las que posteriormente construiremos otro tipo de edificios destinados a suplir otro tipo de necesidades, como el ocio y la cultura. Pero en ese proceso tendremos que lidiar con muchísimos más factores sociopolíticos que le dan bastante vidilla y personalidad.
Tendremos que tener controlada la felicidad de nuestros aldeanos, qué necesidades tienen, atender a las peticiones de las diversas facciones y de la comunidad internacional, y administrar tan bien como podamos nuestro dinero, con el fin de ganarnos el favor de todo el mundo para que nos voten cuando llegue el momento de las elecciones. Y es que es aquí donde reside la clave sobre la que gira toda la jugabilidad de Tropico: el dinero. Todo lo que queramos hacer conllevará un gasto económico y tendremos que ingeniárnoslas para mantener a todo el mundo contento (o no, en caso de que prefiramos ser un cruel dictador), cumplir los objetivos que nos propongan y no quedarnos en bancarrota.
Para ello tenemos multitud de opciones, como construir granjas que produzcan recursos para exportar como el tabaco, mejorar nuestras relaciones con otras potencias para que nos respalden económicamente, promover el turismo con diversos elementos de ocio, etc. Además, por fin se nos da la posibilidad de importar productos específicos a la hora de conseguir recursos para nuestras industrias, algo que siempre se ha echado en falta en la saga. Pero a su vez debemos de vigilar que todo funcione correctamente y que no tengamos gastos extras, como unos salarios demasiado altos o exceso de trabajadores. Para hacer toda esta tarea algo más sencilla, irán surgiendo diversos objetivos y peticiones secundarias, que a pesar de ser opcionales nos indicarán aquellos aspectos en los que estamos fallando y que se nos han pasado por alto.
En cuanto a las relaciones con el extranjero, se han introducido algunas novedades, como la inclusión de nuevas potencias como Europa o China, que a pesar de no llegar al rango de superpotencias como Estados Unidos y la URSS, dan algunas opciones más, aunque no aportan nada realmente al plano jugable, ya que ni siquiera podrán invadirnos.
Otro tema que se ha retocado es el de los decretos. Su función sigue siendo la misma de siempre, imponer diversas leyes que tendrán diversos impactos en la población y en los distintas facciones, ya que por ejemplo podremos prohibir el uso de anticonceptivos en la isla, lo que nos hará ganar respeto del bando religioso, pero por contra lo perderemos de los intelectuales. La novedad la encontramos en que ahora para poderlos emitir, necesitaremos un consejo de ministros. Esto quiere decir que si por ejemplo quisiéramos emitir un decreto de defensa tendremos que haber contratado primero a un ministro de defensa. Deberemos elegirlos con mucho cuidado y no quitarles nunca el ojo de encima, ya que a la mínima que nos despistemos pueden llegar a darnos más de un dolor de cabeza.
Tampoco podemos olvidarnos de la propia Madre Naturaleza. Al encontrarnos en islas tropicales, tendremos que vérnoslas con todo tipo de desastres naturales que destruirán nuestros edificios y dejarán nuestra ciudad hecha una ruina. Para esta ocasión se han introducido algunos nuevos, como terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas, aunque a efectos prácticos sus efectos vienen a ser los mismos que los del resto. Algo similar ocurre con los edificios que podemos construir. Ahora se ha aumentado su número, llegando a los 150, aunque la mayoría de ellos no llegan a aportar nada más que algo de variedad audiovisual.
Tampoco podemos olvidarnos de la figura de nuestro político, que causará impacto sobre los ciudadanos. Así por ejemplo, si realizamos una inspección sorpresa en un restaurante, podemos mejorar su rendimiento al quedar sus encargados impresionados y motivados por nuestra visita. Podremos seleccionar entre diversos políticos reales o crearnos uno personalizado. Cada uno tiene unas estadísticas concretas que facilitan una u otra forma de gobierno y que podremos subir de nivel.
En cuanto a sus modos de juego, además del tutorial, tendremos una campaña que consta de 20 misiones y en la que invertiremos nuestras horas. Lo que tardemos en completarla dependerá mucho del estilo de juego de cada jugador, aunque la media ronda las 13 y 15 horas. La historia no es que sea una maravilla, pero tiene momentos interesantes y el humor está presente en todo momento, haciéndola muy amena en este sentido, gracias a unos comentarios cargados de un humor negro y surrealista. En cuanto al desarrollo de las misiones, se nota un esfuerzo por intentar conseguir la mayor variedad posible, aunque en ciertos momentos decae el ritmo al obligarnos a realizar los mismos pasos de rigor una y otra vez.
Una vez completado este modo, tendremos a nuestra disposición un modo de construcción libre donde jugar a nuestro gusto y uno de desafíos, donde cumplir ciertos retos propuestos por otros jugadores. Por desgracia, la cantidad de mapas disponibles para estos modos es bastante escasa, por lo que echamos en falta algo más de variedad en este sentido.
El paraíso tropical de siempre
Gráficamente nos encontramos con un título resultón, que se deja ver bien y es agradable a la vista, pero que no destaca en ningún aspecto y cuyas texturas son mejorables. El problema es que la evolución ha sido nula en este sentido. En Haemimont Games simplemente se han dedicado a reciclar todo el trabajo de la anterior entrega, por lo que entre esto y todo lo comentado anteriormente, Tropico 4 nos transmitirá la sensación constante de estar jugando a una expansión de la tercera parte en vez de a un juego nuevo.
En cuanto al sonido vuelve a ocurrir lo mismo, encontrándonos con la misma banda sonora de Tropico 3, con muchos ritmos caribeños y rumbas. Nos es difícil imaginar un estilo musical más acorde que este con la temática del título, aunque se echa en falta algo más de variedad y más canciones, ya que hay pocas y se repiten constantemente.
Donde tenemos que hacer un punto y aparte es en el tema del doblaje al español que se ha realizado. La localización a nuestro idioma que han realizado en FX Interactive es sencillamente soberbia, rayando a un nivel altísimo y al que no podemos más que alabar al incluir voces habituales y muy conocidas del cine y de la televisión. En conjunto es de destacar la edición española, que nos llega a precio reducido, con un manual impreso a todo color (los cuales por desgracia son cada vez menos frecuentes en la industria), un contenido descargable con más mapas y, como ya decimos, con una localización al castellano impecable.
Conclusiones
En resumidas cuentas, nos encontramos con un título que expande y mejora la saga más todavía y lo hace más accesible que nunca, pero sin perder en profundidad, por lo que nos vuelve a ofrecer la misma diversión de siempre ampliada. Sin embargo, su escasa evolución, por no decir nula, respecto a la entrega anterior, acaba por transmitirnos esa sensación de estar ante "más de lo mismo" más propia de una expansión que de un juego completamente nuevo. Quienes hayan tenido la ocasión de disfrutar de Tropico 3, no encontrarán ningún aliciente real para hacerse con él, aunque sigue siendo una opción de compra muy recomendable y atractiva. Sin embargo, si no lo jugamos en su momento, Tropico 4 se convierte en un imprescindible en toda regla para todo el que quiera pasárselo en grande con un gran juego de gestión y estrategia.