Análisis de The Vanishing of Ethan Carter (PC, PS4, Xbox One, Switch)
Las aventuras gráficas están en plena forma, y parte de la culpa la tiene la escena independiente, con esa capacidad para inventar o reanimar géneros, como han hecho con los juegos de plataformas, de puzles o de terror. The Vanishing of Ethan Carter se podría considerar una aventura gráfica, ya que tenemos que resolver unos puzles bastante tradicionales, mientras conocemos una historia de manera menos clásica, y más al estilo de recientes 'aventuras narrativas' de gran éxito como Dear Esther, The Stanley Parable o Gone Home. La historia está ahí, y no podemos modificarla, pero sí que decidimos jugando la manera en la que conocemos, el ritmo y el orden de los acontecimientos, y la cantidad de información que recibimos.
Jugando desde una perspectiva en primera persona, nos metemos en la piel de Paul Prospero, un detective de lo sobrenatural que acude a la llamada de Ethan Carter, un niño que se ve envuelto en un extraño y enigmático caso, con asesinatos de por medio.
Sin demasiadas explicaciones, por no decir prácticamente ninguna, llegamos a las afueras Red Creek Valley, una bella localidad ahora abandonada, rodeada de verdes montañas, frondosos bosques y un precioso lago, un paraje que esconde tras su belleza un oscuro misterio, que acaba afectando a la familia de Ethan Carter.
En el juego no hay tutoriales ni explicaciones, lo que nos encanta, y desde el primer minuto nos sueltan de la mano y nos dejan explorar con libertad su precioso mundo abierto, no gigantesco, pero sí lo suficientemente grande como para que nos peguemos unas buenas caminatas. A base de experimentar pronto descubrimos que Prospero tiene poderes, e investigando pistas podemos ver el pasado, reconstruir la escena de un crimen y saber qué pasó exactamente.
Para iniciar estas "reconstrucciones" siempre tenemos que coger uno o un par de objetos y colocarlos en el lugar apropiado, para después buscar por los alrededores los momentos clave de lo que pasó, y ordenarlos adecuadamente, de manera cronológica, revelándose una cinemática en la que nos muestran el crimen tal y como ocurrió. Hacer esto no es complicado, suele haber unos seis "momentos" como mucho, y por intuición o puro ensayo y error vas a acabar ordenándolos, pero a veces sí es más complicado iniciar esta secuencia, encontrar los objetos en cuestión para poder colocarlos. Como hemos dicho antes los escenarios donde se desarrolla la aventura son bastante grandes, y es fácil pasar por alto un objeto tan insignificante como una piedra, que no se revela ante nosotros, con la acción de cogerla, hasta que no la tenemos aproximadamente a un par de metros.
Cuando entendemos las mecánicas del juego, que no son muchas ni muy complejas, pero que no se nos explican, nos volvemos mucho más meticulosos a la hora de explorar los escenarios, pero hasta que esto ocurre podemos haber pasado cosas por alto, y vernos obligados a darnos largos paseos por sus bellos escenarios, algo que al principio agrada, pero que puede llegar a cansar. Por ejemplo en nuestro caso, hasta en un par de veces tuvimos que recorrer su mundo abierto de una punta a otra, porque nos habíamos dejado sin resolver dos de los puzles que estaban al principio, justo donde arranca la aventura. Por tanto, su libertad, que agradecemos en cualquier caso, dependiendo de cómo hayas jugado y de la suerte que tengas se puede acabar volviendo en su contra, obligándonos a dar largos y tediosos paseos.
El juego cuenta con menos de una decena de rompecabezas, y algunos de ellos son opcionales, solo hay que resolver unos puzles concretos para conocer el desenlace de la aventura. No todo son reconstrucciones del crimen, y hay al menos tres puzles que se salen de la norma, los más complicados, como un laberinto o un par de códigos que hay que descifrar. Mientras hacemos todo esto, la historia se nos va relevando sin un orden específico, dependiendo de nosotros, de por dónde exploremos, y en el orden que resolvamos los puzles.
La historia no es demasiado extensa, ni densa, pero está bien escrita, y aunque nuestro detective protagonista es parco en palabras, cuando abre la boca expresa interesantes reflexiones. También nos han gustado algún que otro guiño literario, como a H. P. Lovecraft, y pese a ser una narrativa desestructurada, a lo Gone Home, se sigue sin problemas, lo que tiene mérito. Una historia que tanto por lo que cuenta, por cómo lo cuenta, consigue mantener el misterio y el interés de principio a fin, aunque su desenlace, al menos a nosotros, nos acabó dejando un sabor bastante amargo. Un giro de guion totalmente respetable, y que gustará a unos jugadores y a otros no tanto, como ha sido nuestro caso.
Aunque de manera errónea solemos hablar de los gráficos al final de los análisis, como si a veces fueran algo ajeno a la experiencia de juego, en el caso de The Vanishing of Ethan Carter su apartado visual y sonoro es al menos tan importante como lo son la historia y los puzles. Esto se debe a que el 90% del tiempo estamos explorando su mundo, y hay que decir que este es sorprendentemente bonito. Es posible que desde Dear Esther no viéramos una aventura independiente con unos escenarios tan preciosistas, detallados e inspirados, que son un placer explorar.
Y más si encima suena una inspirada banda sonora, con piezas musicales que ambientan a la perfección este misterioso mundo, aunque por poner un pero, a veces entran de manera un tanto abrupta, y no se mezclan e introducen con la delicadeza que deberían al pasar de una localización a otra. Las voces en inglés no son demasiado buenas, pero cumplen (cuenta con unos correctos subtítulos en español para seguir la historia sin problemas), y lo que menos nos ha gustado del apartado audiovisual es sin duda el diseño de los personajes, muy lejos de la calidad de los escenarios.
Una aventura muy interesante
Aunque su historia es peor que la manera en la que se cuenta, y los puzles un tanto escasos y poco originales, The Vanishing of Ethan Carter es una aventura muy estimulante, que nos lleva a un atractivo mundo abierto que te atrapa gracias a su genial ambientación. Con unas tres o cuatro horas de duración, dependiendo de lo perspicaz que seas o incluso un poco de la suerte que tengas, si eres amante del género y te agradan tanto las aventuras más clásicas, como las de nuevo cuño, las 'narrativas', seguro que vas a disfrutar este juego de principio a fin.