Análisis de The Elder Scrolls: Legends (PC, iPhone, Android)

Que los juegos de cartas coleccionables se han vuelto a poner de moda en el mundo de los videojuegos gracias a Hearthstone: Heroes of Warcraft y al auge de los dispositivos móviles, plataformas que se adaptan como un guante a este tipo de mecánicas, es un hecho que difícilmente puede ser negado. Por ello, que las compañías usen sus licencias más famosas y queridas para crear sus propios juegos de cartas e intentar llevarse parte del pastel es algo completamente normal.

Este es precisamente el caso que nos ocupa con The Elder Scrolls: Legends, un título que sigue muy de cerca las enseñanzas de la obra de Blizzard, pero que al mismo tiempo cuenta con una serie de mecánicas diferenciadoras muy interesantes que le dan un nuevo aire y su propia personalidad.

Gracias a esto, la creación de Bethesda sabe situarse en un hueco intermedio que nadie ha ocupado todavía comprendido entre la sencillez y accesibilidad de Hearthstone y la complejidad de juegos como Magic: The Gathering, convirtiéndose de este modo en una alternativa muy recomendable y apetecible para quienes consideren que el título de Blizzard se les queda corto en cuanto a opciones y posibilidades, pero no quieran complicarse la vida con la ingente cantidad de mecánicas y cartas que ofrecen sus competidores.

De esta forma, tenemos un juego de cartas con duelos más o menos rápidos (las partidas no suelen pasar de los 10 minutos) en el que nuestro objetivo será acabar con nuestro rival reduciendo su vida a cero (cada uno empieza con 30). Para poder usar nuestros naipes, gracias a los cuales podremos invocar criaturas, utilizar hechizos o realizar acciones especiales de apoyo, tendremos que pagar el coste de magia que se nos indique en la carta en cuestión. Al principio solo tendremos un punto de magia, aunque con cada turno que pase recargaremos nuestras reservas y aumentaremos nuestro límite de maná en uno, limitando de este modo el uso de las cartas más poderosas durante los primeros minutos de partida.

La utilización de los naipes no tiene mucho misterio tampoco, ya que simplemente nos tendremos que limitar a hacer lo que se indica en la descripción de la carta, las cuales suelen ser muy claras y pueden consultarse en todo momento pasando el ratón por encima de ellas. Lo que sí que hay que tener en cuenta es que las criaturas tienen dos atributos: ataque y vida. Si bajamos una a la mesa y nos la dejan a cero la perderemos, y a menos que tengamos la habilidad de Carga tendremos que esperar un turno al menos para poderla utilizar una vez entre en juego, algo que hay que tener muy en cuenta.

Del mismo modo, cuando lanzamos una ofensiva contra otra criatura recibiremos un daño equivalente a su valor de ataque, por lo que es perfectamente posible que perdamos a nuestra unidad en el proceso si no tenemos cuidado. A veces conviene sacrificarlas, pero esto es algo que os tocará a vosotros valorar durante los enfrentamientos.

Como veis, hasta aquí todo es exactamente igual que en el juego de Blizzard, por más odiosas que sean las comparaciones, por lo que probablemente ya os estéis preguntando por esas diferencias de las que antes os hablamos. La primera de ellas la tenemos en que los mazos aquí son de hasta 50 cartas, lo que amplía considerablemente nuestras posibilidades estratégicas al tener muchas más opciones a la hora de construirlos.

Otra característica única la tenemos en la división del tablero en dos calles diferentes. De este modo, nuestras criaturas solo podrán atacar a los enemigos que estén situados en sus mismas calles, lo que nos obligará a pensar muchísimo en qué lado de la mesa queremos colocar a nuestras unidades.

Para darle más profundidad todavía a este sistema, una de ellas (denominada como Calle Sombría) cuenta con la peculiaridad de que toda criatura que sea bajada en esa calle no podrá ser atacada hasta que actúe, algo que nos vendrá muy bien para sacar a nuestras unidades más dañinas sin miedo a que nos las eliminen antes de que puedan actuar (de todos modos, existen métodos para hacer esto, por lo que no os confiéis).

Tampoco podemos olvidarnos de mencionar el sistema de runas, gracias al cual podremos robar una carta cada vez que perdamos cinco puntos de vida de nuestro máximo. Como podréis suponer, esto es algo con lo que hay que tener mucho cuidado, ya que si le quitamos muchos puntos de vida de golpe a nuestro enemigo y no lo rematamos, podemos ser susceptibles a un poderoso contraataque al aumentar su arsenal.

También relacionado con este sistema tenemos las Profecías, una de las mecánicas más interesantes de todo el juego. Si tenemos una carta con dicha habilidad, podremos bajarla a la mesa sin coste alguno y en el mismo momento en el que nos rompan una runa (es decir, cada cinco puntos de vida que perdamos), lo que le da un punto de imprevisibilidad muy de agradecer a cada partida, permitiendo que se produzcan cambios de tornas constantemente y en los momentos más inesperados, obligándonos a medir constantemente todo lo que hacemos y a tener siempre algún plan de contención para recuperarnos en caso de que nos salga mal la jugada.

En general, The Elder Scrolls: Legends es un juego muy divertido de jugar y que a pesar de tener las mismas bases que el actual referente del género, ofrece una experiencia muy diferente en la que tenemos que tener muchas más cosas en cuenta, cambiando por completo la forma en la que planteamos los duelos para ajustarnos a sus reglas y aprovecharnos de ellas. Quizá por ello no sea tan accesible ni inmediato, aunque ese punto de profundidad extra dará a muchos jugadores justo lo que buscan.

En cuanto a modos de juego, se agradece mucho la inclusión de una entretenidísima campaña de historia que nos servirá también de tutorial y que cuenta con varios actos, donde tendremos que hacer frente a una gran variedad de rivales combatiendo bajo condiciones especiales y únicas, así como contra mazos muy específicos. Además de enseñarnos a jugar, este modo también nos permitirá desbloquear el resto de modalidades y opciones que ofrece el juego, como la posibilidad de luchar contra otros jugadores, crear nuestros mazos y la arena, donde tendremos que crear mazos sobre la marcha con las cartas que nos vayan saliendo. Destacar que este último modo puede jugarse tanto contra la IA como contra otros jugadores.

Como podéis suponer, a nivel gráfico no se trata de ningún portento técnico, aunque las ilustraciones de las cartas están muy conseguidas y son de calidad. Eso sí, la presentación del tablero y los efectos de las diferentes acciones nos han parecido un tanto austeros y muy poco inspirados. Del mismo modo, la interfaz del creador de mazos no es del todo cómoda al principio y nos llevará un poco de tiempo acostumbrarnos a ella.

Finalmente, en lo que respecta al sonido, tenemos una banda sonora de corte épico y aventurero que se adapta muy bien a la temática de la saga, ambientando con mucha corrección nuestros diferentes duelos. Los efectos cumplen sin problemas con su cometido y el doblaje español nos ha parecido sobresaliente, con voces muy bien escogidas y unas interpretaciones sorprendentemente buenas.

Conclusiones

The Elder Scrolls: Legends es un juego de cartas coleccionables divertido, dinámico y con la suficiente personalidad como para hacerse un hueco dentro de este competido mercado al ofrecer una alternativa muy válida al resto de propuestas existentes actualmente. Sí, en ningún momento esconde su fuente de inspiración, pero eso no lo hace menos divertido, especialmente cuando sabe aportar una serie de mecánicas muy interesantes y que funcionan de maravilla. Sin duda, un producto muy recomendable.

Hemos realizado este análisis descargando el juego desde su web oficial.