Análisis de The Adventure Pals (PC, Xbox One, PS4, Switch)
The Adventure Pals es uno de esos juegos que por su propuesta tan alocada y despreocupada acaban llamando la atención, incluso a pesar de ser un título bastante clásico y tradicional en lo que a su jugabilidad se refiere. A fin de cuentas, no siempre tenemos la ocasión de embarcarnos en una aventura para salvar a los ancianos de todo el mundo de ser convertidos en perritos calientes con instintos homicidas.
¡Hora de Colegas de Aventuras!
En esencia, estamos ante un juego de plataformas bidimensional muy tradicional con pequeños toques de rol, donde nuestro objetivo no será otro que el de superar un nivel tras otro saltando, derrotando enemigos, encontrando coleccionables y enfrentándonos a gigantescos jefes finales.
Los controles son muy sencillos y responden a la perfección, permitiéndonos atacar con nuestra espada, saltar, rebotar contra las paredes, utilizar objetos de nuestro inventario (bombas y pociones principalmente) y planear gracias a la jirafa que llevamos en nuestra mochila, quien hace girar su lengua en el aire como si fuese un helicóptero, regalándonos una de las animaciones de planeo más peculiares, originales y graciosas que hemos visto nunca.
La aventura hace gala de cinco mundos principales, cada uno de ellos con varios niveles, los cuales a su vez se dividen en cinco pequeñas fases. En cada nivel podremos encontrar cinco pasteles ocultos (uno por fase) y un sobre con un cromo para nuestro álbum que nunca sabremos en cuál de las cinco fases está.
El diseño de niveles no es especialmente complejo ni retorcido, por lo que a poco que exploremos un poco encontraremos con facilidad estos coleccionables, cuyas recompensas son principalmente estéticas, sobre todo en el caso de los pasteles, permitiéndonos obtener diversos trajes y gorros.
En cuanto al desarrollo de las fases en sí, estas no se salen de lo que hemos visto ya mil veces en otros juegos, obligándonos a buscar el camino activando interruptores, sorteando plataformas de diferentes tipos (móviles, explosivas, de aparición y desaparición rítmica, etcétera) y luchando contra enemigos que, a pesar de que a nivel de diseño van variando, en realidad siempre usan las mismas mecánicas, lo que acaba por provocar que las batallas se vuelvan muy monótonas. Da igual que tenga el aspecto de un gato zombi pirata o un dinosaurio mutante postapocalíptico si al final las luchas contra ellos son exactamente las mismas.
Por suerte, los niveles están muy bien equilibrados, por lo que no siempre estaremos saltando o repartiendo leña, sino que la acción, las plataformas, las trampas y los puzles se van alternando de forma muy inteligente para ofrecer una experiencia de juego más o menos variada.
El problema lo tenemos en que el título no sabe hacer nada realmente único o rompedor que vaya diferenciando sus fases, algo que acaba por pasarle factura a la larga, ya que en todos los niveles acabaremos haciendo más o menos lo mismo, pues sus diferentes mecánicas se van repitiendo y reciclando sin llegar a hacer nada demasiado elaborado con ellas.
Eso sí, la curva de dificultad nos ha parecido todo un acierto y muy bien medida. Nunca llega a ser un juego difícil, pero sabe cómo subir el reto poco a poco, introduciendo nuevas mecánicas en cada fase de forma muy paulatina para darnos tiempo a asimilarlas y a experimentar con ellas.
A esto también ayuda que exista un sistema de experiencia con el que podremos subir de nivel para adquirir nuevas habilidades y mejoras pudiendo escoger una de entre tres distintas cada vez. Estas incluyen cosas como aumentar la capacidad de nuestro inventario, nuevos movimientos de combate, poder atraer las monedas que nos encontremos, etcétera.
Completar la historia principal es una tarea que nos llevará entre seis y ocho horas, dependiendo de lo que nos queramos detener a explorar y de nuestra habilidad, mientras que si queremos hacernos con todo la cifra sube hasta las diez o doce. No es una aventura especialmente larga, aunque creemos que tiene la duración justa, ya que en su segunda mitad la fórmula comienza a agotarse.
Evidentemente, la historia en un juego como este no es precisamente su apartado más importante, pero se agradece muchísimo el constante y alocado sentido del humor del que hace gala toda la obra, con conversaciones en las que no pararemos de leer juegos de palabras y referencias a otros videojuegos, películas y series.
Para plasmar toda esta locura en pantalla se ha apostado por un apartado artístico que busca emular el de los dibujos animados más o menos actuales, con una inspiración clara en Hora de Aventuras. El diseño de personajes tiene mucho encanto (a destacar lo expresivos que resultan) y los escenarios, aunque algo genéricos, están cuidados y trabajados a pesar de pecar de ser demasiado similares entre sí (dentro de un mismo mundo apenas encontraremos variaciones en lo visual de un nivel a otro).
Finalmente, la banda sonora nos regala una serie de temas animadísimos y de mucha calidad que ambientan perfectamente nuestras andanzas. Sin embargo, también es cierto que no es muy extensa y escuchar una única melodía por mundo es algo que llega a cansar. Por su parte, los efectos son variados y se limitan a cumplir sin grandes alardes.
Conclusiones
The Adventure Pals es un juego muy entretenido, ameno y agradable de jugar que si bien no hace nada especialmente mal, tampoco consigue destacar en ninguno de sus apartados. Se trata de una aventura muy simpática que puede ser disfrutada por toda la familia y que, a pesar de no revolucionar la rueda, es capaz de hacernos pasar un buen rato frente a nuestra consola o PC sin más pretensiones, algo que consigue sin muchas dificultades.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para Steam que nos ha facilitado Armor Games.