Análisis de Tharsis (PC)
Marte es probablemente el planeta que más obras de ciencia ficción ha inspirado. Ya sea por su relativa cercanía con la Tierra o por el deseo de la humanidad de expandir sus horizontes para llegar hasta allí como el siguiente paso en nuestra carrera espacial, lo cierto es que hemos disfrutado de todo tipo de libros, películas y juegos ambientados en sus rojizas tierras. Ahora, el estudio independiente Choice Provisions nos trae Tharsis, un juego en el que nuestro objetivo no es otro que llegar hasta este misterioso mundo, un viaje en el que tendremos que luchar por nuestra supervivencia contra todo tipo de desastres e imprevistos, pero, sobre todo, contra el azar y la suerte.
Dados espaciales
En esta aventura nos pondremos al mando de un equipo de astronautas que intenta llegar hasta Marte con una nave que no para de dar problemas tras haber sufrido un accidente, recayendo sobre nosotros la responsabilidad de asignar las tareas de reparación pertinentes a cada uno de los integrantes de nuestra tripulación para que los daños nos vayan a mayores y podamos llegar a salvo hasta el planeta rojo.
La idea, desde luego, suena interesante e incluso original, especialmente cuando nos damos cuenta de que se trata de un juego de tablero y estrategia por turnos, una elección de diseño muy curiosa y llamativa. Sin embargo, Tharsis comete el gran pecado de dejar demasiadas cosas en manos del azar, hasta el punto de que muy pocas veces sentimos que tenemos un mínimo de control sobre la partida y que nuestra habilidad cuenta bastante poco a la hora de decidir si llegamos a salvo o no a nuestro destino, algo que mata gran parte del atractivo que podría tener el juego.
Pero vayamos por partes. Como decimos, estamos ante una especie de juego de tablero en el que cada turno representa el paso de una semana. Cuando nos toque actuar, podremos enviar a cada uno de nuestros tripulantes a un único lugar de la nave (está dividida en diferentes secciones y cada una de ellas nos reporta un beneficio u otro cuando funcionan correctamente) para que realicen una sola acción.
Cada astronauta tiene una clase concreta, lo que le confiere ciertas habilidades que tendremos que aprender a utilizar para salir con vida de esta peliaguda situación. Los problemas comienzan en el momento en el que nos damos cuenta de que para hacer casi cualquier cosa tenemos que tirar los dados.
El número de dados y de tiradas disponibles que tendremos dependerán tanto de nuestro personaje como de lo bien o mal alimentado que esté, obligándonos a calcular con cuidado las probabilidades que tenemos para cada situación. Cada semana sufriremos algún tipo de nuevo desastre totalmente aleatorio y por cada turno que dejemos una habitación sin reparar, nuestra nave sufrirá un punto de daño, por lo que esta debe ser nuestra máxima prioridad.
Eso sí, para realizar estas reparaciones tendremos que sumar en nuestros dados la cifra que se nos indique, algo que podemos hacer poco a poco y entre varios personajes. Sin embargo, estas tiradas también las necesitaremos para realizar proyectos de investigación que nos beneficien en los próximos turnos, para poder ejecutar habilidades y para activar algunos potenciadores de forma instantánea, aunque para hacer casi todo ello necesitaremos que los dados nos sean favorables y marquen un número superior al que nos señalen.
Para ponernos todavía más trabas, en las habitaciones que necesiten reparaciones nos encontraremos con cifras que pueden ser negativas si salen en nuestros dados, ya sea bloqueándonos el dado para siguientes tiradas, haciéndonos daño o, en definitiva, fastidiándonos de múltiples formas.
Las primeras partidas probablemente acabemos muriendo múltiples veces en unos pocos turnos, ya que el juego tampoco explica demasiado bien sus reglas y algunos aspectos clave tendremos que descubrirlos por las malas. Por suerte, poco a poco iremos entendiendo las "matemáticas" del título y notaremos cierto progreso, aunque la aleatoriedad de las situaciones y de las tiradas de dados no pararán de echarnos por tierra algunas partidas, mientras que en las pocas que nos favorecen notaremos cómo somos capaces de pasarnos el juego sin ningún tipo de problema, dejándonos con la sensación de que hemos llegado a Marte porque los dados así lo han querido.
Hay muchos juegos que hacen uso del factor suerte que traen consigo los dados, pero suelen ofrecernos muchas alternativas y mecánicas para que tengamos cierto control y sintamos que nuestra habilidad cuenta de un modo u otro, algo que por desgracia en Tharsis no termina de ocurrir, por lo que no estaría de más una revisión de sus reglas y de algunas mecánicas, ya que esto nos quita por completo las ganas de volverlo a intentar y seguir jugando una vez aterrizamos en Marte por primera vez.
Gráficamente tampoco se trata de ninguna maravilla, con un diseño artístico que deja mucho que desear y con unos modelados no especialmente atractivos, aunque al menos la recreación de cada una de las zonas de la nave está bastante bien. La interfaz tampoco nos ha resultado demasiado intuitiva y lleva un tiempo acostumbrarse a ella y entender la información que nos reporta. Del sonido podemos decir algo parecido, con una banda sonora prácticamente inexistente, una cantidad de efectos muy limitada y un doblaje en inglés meramente funcional.
Conclusiones
Tharsis es un juego con un concepto interesante y buenas ideas, pero que no ha sabido ejecutarlas correctamente al dejarnos tan vendidos a los caprichos de la diosa de la fortuna, arruinando por completo su atractivo y su rejugabilidad. Sí, algo de control tenemos y una vez comprendemos al detalle todas sus mecánicas notaremos que conseguimos llegar más lejos, pero el azar nunca dejará de rondarnos para estropearnos la partida en cualquier momento y obligarnos a comenzar de nuevo, echando por tierra un viaje que de otro modo no habríamos tenido ningún reparo en recomendaros.