Análisis de Tales of Monkey Island Chapter 5: Rise of the Pirate God (PC)

Tales of Monkey Island ha terminado. Para bien o para mal, después de estos últimos meses hemos vivido nada más y nada menos que cinco capítulos donde el bueno de Guybrush Threepwood tuvo que superar diversos obstáculos para poner fin a la maldición que acechaba la costa del Caribe. Si bien es cierto que los primeros capítulos dejaron entrever una prueba de fuego a la hora de resucitar una franquicia tan valorada por los espectadores, Telltale Games ha hecho un excelente trabajo mostrando un guión que no sólo nos mantuvo espectantes capítulo tras capítulo, sino que también profundizaba en diversos aspectos de la aventura donde los títulos originales -sobre todo el cuarto capítulo- presentaban carencias.

De esta manera, el equipo californiano encargado de la serie, ha dado punto y final a una aventura que está, sin ningún tipo de dudas, a la altura de los primeros videojuegos de la serie. Lamentablemente, y como venimos repitiendo a lo largo de los artículos centrados en Monkey Island, si no hemos superado los anteriores episodios de la serie Tales of carece de sentido seguir leyendo estas líneas, ya que la historia, que ciertamente es lo más importante e influyente de la aventura, está presente en este texto.

¿Has completado el cuarto capítulo del formato episódico de Monkey Island? Pues prepárate para vivir el excelente último capítulo del pirata más bondados e irónico del Caribe.

La muerte de Guybrush

El final del cuarto capítulo de la aventura presentaba la muerte y entierro del protagonista de la serie, algo que descolocó a más de uno haciendo entrever que el último capítulo se jugaría con otro personaje que hiciera nombre al bueno de Guybrush. Sin embargo, Telltale Games ha preparado una majestuosa resurrección para nuestro protagonista, puesto que si el malvado pirata zombie LeChuck pudo volver a la vida... ¿porqué no iba a poder Guybrush?. Y así comienza el episodio, un episodio frenético y simplista donde tendremos que utilizar toda nuestra inteligencia para salir del inframundo... si es que llegamos a entrar, puesto que en el mundo real, a alguien se le olvidó dejar en la tumba del pirata las monedas que sirven para pagar el peaje al inframundo.

Como decíamos, después del asesinato de Guybrush a manos de un LeChuck que vuelve a las andadas, nuestro protagonista tendrá que volver a la tierra, aunque sea en forma de espectro, para demostrarle al mundo que todavía hay un rayo de esperanza en las costas caribeñas. Y así lo haremos, siempre y cuando vayamos superando los puzles propuestos en esta ocasión. Sin ir más lejos, los puzles de esta entrega son, de lejos, los más divertidos de toda la aventura, repletos de referencias a anteriores títulos de la obra y con multitud de guiños que esbozarán una sonrisa al jugador más experimentado. Vuelve la recolección de objetos, las tres pruebas tan carismáticas de siempre y los fantástico duelos de insultos, que, aunque son un poco descafeinados en comparación con los títulos originales, se agradece sobremanera que vuelvan a ser parte activa y pasiva de la obra.

De hecho, los escenarios propuestos en esta ocasión no serán desconocidos para nadie, encontrando, de nuevo, referencias clásicas a los videojuegos de antaño. ¿Volveremos a Monkey Island? ¿Volveremos a ver a nuestra querida Elaine? ¿Habrá Grog y Facebook en el inframundo? Todas estas preguntas tienen su respuesta al final del capítulo, que, sinceramente, no tiene nada que envidiarles a los demás títulos completos de la franquicia.

Volvemos a lo de siempre

Dejando a un lado el guión de la aventura, el videojuego sigue la misma estela que sus predecesores: una evolución mejorada del simpático y funcional Point & Click para mover al protagonista mediante teclado y ratón, haciendo las delicias de los jugadores más noveles, aunque quizá no tan bienvenido para los jugadores más experimentados. Aunque después de cuatro episodios, el jugador más excéntrico a la hora de tomar el control de la aventura ha tenido tiempo para hacerse con el -notable- control de la aventura, así que no hay excusas que valgan.

Los escenarios de este capítulo son, en esencia, más pequeños de lo normal, recordando sobremanera al título Machinarium, donde gran parte de los puzles se podían resolver sin cambiar de fase ni con rebuscadas combinaciones. Así pues, quizá este Rise of the Pirate God es uno de los capítulos más fáciles de la serie, lo que no implique que en cuanto a diversión sea el que más ofrece, que, de hecho, es uno de los mejores de la temporada.

El modelado de los personajes ha sido mejorado para la ocasión, teniendo como base el mismo motor gráfico que antaño pero haciendo referencia sin cesar al buen hacer de Telltale Games, puesto que es muy fácil reciclar modelados y crear aventuras de cero con un nuevo guión. Gráficamente la obra es destacada, aunque no excelente. Tampoco es una obra que necesite un detalle demasiado exagerado, puesto que la esencia de Monkey Island reside en el propio guión y diálogos de la aventura, y no en lo detallado que pueda estar una máquina de Grog. Eso sí, las expresiones faciales y, sobre todo, la mezcla de audiovisuales harán que más de uno acabe pausando el videojuego para reírse sin ningún tipo de presión al respecto, disfrutando de cada una de las situaciones que propone el capítulo.

La recolección de objetos y utilización de los mismos para resolver los acertijos vuelve a ser una constante en la obra, haciendo que, en muchas ocasiones, tendremos que pensar desde otra perspectiva para solucionar un problema. No todo iba a ser coser y cantar en este último capítulo, y de hecho, algún que otro puzle puede suponer un serio problema para los que no estén acostumbrados a jugar a aventuras gráficas.

Pero sin duda, uno de los mayores atractivos que podemos encontrar dentro de la obra es la fantástica banda sonora firmada por Michael Land, compositor selecto de la serie que ha realizado un magnífico trabajo a la hora de trasladar la esencia de la franquicia en la nueva generación de videojuegos. Los temas más sonados de la franquicia volverán sin ningún tipo de problema, potenciando la calidad de la composición y demostrando que con buenas partituras se pueden hacer auténticas maravillas sin contar con la filarmónica de Londres. Por su parte, las voces vuelven a rozar la excelencia gracias a los actores de doblaje, que caracterizan a la perfección a los personajes de la serie. Mención especial para Dominic Armato, quien presta su voz para el carismático pirata Guybrush, siendo cómplice de la gran mayoría de bromas centradas en el capítulo.

Hasta el año que viene

De esta manera, decimos adiós a una fantástica temproada de Monkey Island de la mano de Telltale Games, quienes centrarán sus esfuerzos por lanzar al espacio a Sam & Max, en lo que supondrá la tercera temporada de aventuras desde que los rescataron de su largo letargo. Así pues, Tales of Monkey Island se alza como una de las aventuras más frenéticas y divertidas de la aventura, sobre todo a partir del tercer capítulo, donde se comienza a entrever que las intenciones de la desarrolladora no son la de devolver a la vida a Guybrush para sacar beneficio, sino que lo hacen para desarrollar una nueva trama de aventuras que, sinceramente, ha funcionado a la perfección.

A la espera quedamos de un pack con todos los episodios traducidos al castellano, tal y como ocurrió con las temporadas de Sam & Max, puesto que la única forma de jugar a Tales of Monkey Island es mediante descarga digital de la web... y en completo inglés, por lo que más de uno puede haberse perdido estos fantásticos capítulos de la franquicia. Esperamos que la nueva temporada de Tales of Monkey Island, todavía no anunciada, no se haga esperar demasiado, puesto que será difícil aguantar después de ver el final de la serie...