Análisis de Smite (PC, PS4, Switch)
MOBA. Estas siglas hasta hace relativamente poco eran unas grandes desconocidas para la gran mayoría de jugadores habituales. Sin embargo, actualmente están en boca de todos gracias al enorme éxito de juegos como League of Legends o DOTA 2, convirtiendo a este género nacido de un mod de WarCraft III en toda una moda y disparando de paso la popularidad de los eSports a unos niveles inimaginables.
A pesar de ello, competir en un mercado como este donde hay unos exponentes tan exitosos y bien asentados es algo muy complicado.
Copiar la fórmula del éxito no te servirá de nada si no eres capaz de diferenciar lo suficiente tu producto como para ofrecer una sólida alternativa que atraiga el interés de los jugadores, algo de lo que han sido muy conscientes en Hi-Rez Studios a la hora de plantear las bases de Smite. ¿Su respuesta a este problema? Algo tan simple como un cambio de perspectiva.
La batalla de los dioses
En esencia, Smite es un juego que sigue unas reglas muy parecidas a las de League of Legends, es decir, partidas en las que dos equipos de cinco jugadores tienen que luchar entre ellos para destruir la base rival. Para ello, existen tres calles principales defendidas por unas torres que hay que derribar para poder avanzar, algo que haremos con ayuda de nuestros súbditos, unos personajes no controlables que irán apareciendo periódicamente y que avanzarán sin descanso por las tres líneas.
La clave para ganar la partida consistirá en conseguir todo el oro y la experiencia que podamos para hacernos más poderosos que nuestro rival. Con la experiencia subiremos de nivel y con el oro compraremos objetos en la tienda, ya sean de equipo, consumibles o incluso habilidades. Matando rivales, súbditos del equipo contrario y los monstruos de la "jungla" que hay entre las calles (estos últimos además nos darán diversos potenciadores) obtendremos estos dos tipos de recursos, por lo que cada enfrentamiento se convierte en una carrera de poder entre ambos bandos. Si conseguimos matar a un jugador, este tendrá que esperar un tiempo para poder reaparecer, lo que evitará que siga "farmeando" mientras nosotros continuamos subiendo de nivel y añadiendo más oro a nuestros bolsillos.
El juego en equipo es fundamental, por lo que la idea es que cada jugador escoja personajes con roles que formen un grupo equilibrado. A partir de ahí, desarrollar buenas estrategias para sorprender al contrario, iniciar combates en los que tengamos ventajas, saber cuándo defender, cuándo atacar, y conocer las fortalezas y debilidades tanto de nuestro personaje como de los rivales, serán factores básicos para nuestra victoria.
Hasta aquí, tal y como habéis podido comprobar, se trata de un MOBA que no parece innovar en nada, pero nada más lejos de la realidad. A diferencia de la gran mayoría de sus competidores, Smite no cuenta con una perspectiva aérea que nos permita ir haciendo clicks sobre el mapa para mover a nuestros personajes como si de un juego de estrategia se tratara. En vez de eso, Hi-Rez ha decidido darnos el control directo sobre nuestro personaje y situar la cámara detrás suya, como si de un juego de acción en tercera persona se tratara.
Este cambio tan aparentemente simple, ofrece una dimensión totalmente nueva. No solo todo resulta mucho más inmersivo, sino que cosas como la esquiva y el apuntado no se hacen de forma automática, ya que aquí no podremos hacer click sobre un personaje para que el nuestro comience a atacarle o sobre un punto del escenario para movernos hacia allí y esquivar el golpe que se nos viene encima. El resultado es sorprendentemente bueno y bastante más directo que en cualquier otro título del género, lo que consigue hacer de los enfrentamientos una experiencia muy divertida al requerir de un plus de habilidad tanto para acertar ataques como para evitar daño.
Entre otras características especiales de la propuesta de Hi-Rez Studios tenemos que mencionar que las "bases" enemigas son en realidad unos titanes, por lo que se defenderán con uñas y dientes cuando lleguemos hasta ellos por muy expuestos que se queden. Otro punto muy atractivo del juego lo encontramos en sus propios personajes. En vez de crear un universo propio con héroes inéditos o aprovechar una gran licencia con la que atraer al público, aquí sus protagonistas son los dioses de múltiples mitologías.
De esta forma, podremos controlar a divinidades del panteón griego, nórdico, egipcio, maya, hindú y chino. Echamos mucho en falta a los dioses japoneses, aunque suponemos que será cuestión de tiempo, ya que un producto como este siempre está en constante evolución. Gracias a esto tenemos una plantilla de personajes que nos resultará muy familiar, con nombres tan reconocibles como Thor, Odín, Zeus, Ares, Ra, Artemisa o Hades, por mencionar solo a algunos de los 51 dioses que hay actualmente. Además, en la ficha de cada uno tendremos extensas descripciones de sus historias y hazañas más notables por si queremos aprender más sobre ellos.
Mencionar también lo bien retratados que están, tanto a nivel de diseño como de habilidades, haciendo gala cada uno de ellos de estilos de juego muy propios y bien diferenciados. Por ejemplo, con Zeus podremos crear grandes tormentas de rayos, mientras que Thor podrá usar su característico martillo para volar y llevarse por delante a quien sea. Cada uno de ellos tiene cuatro habilidades activas y una pasiva, aunque también existen dioses que pueden transformar sus habilidades en otras nuevas cambiando de estado, como Hel.
Otro de los aciertos de este título es su gran variedad de modos de juego. Si nos aburrimos de Conquista (el principal que hemos descrito anteriormente) también tenemos justas de 1 vs 1 y 3 vs 3 en mapas de una calle con algo de "jungla" en los laterales, las Arenas del coliseo, donde nos propondrán restarles puntos al equipo contrario matando jugadores y súbditos a la vez que llevamos a los nuestros hacia la base rival, y Asalto, una batalla en un mapa de una única línea, con dioses aleatorios y en la cual no podremos volver a base para recuperarnos.
Por si esto fuera poco, cada día habrá un modo de juego especial que irá cambiando, en los cuales nos propondrán auténticas locuras, como que todos los jugadores usen un mismo personaje o que empiecen con el oro suficiente como para hacerse todo el equipo desde el principio. Por supuesto, si sois amantes de lo competitivo, una vez lleguéis a nivel 30 también podréis participar en partidas puntuadas para ir subiendo en las tablas de puntuaciones, las cuales tienen algunas reglas específicas para hacerlas más justas y equilibradas.
En cambio, si sois de los que preferís ver a otros jugar para aprender de ellos, os alegrará saber que existe un modo espectador que nos permitirá ver partidas que se estén jugando en directo (aunque con un lógico retraso de varios minutos para que no se puedan hacer trampas), y si tenemos una cuenta de Twitch también podremos emitir las nuestras. Aunque el juego ya ha sido lanzado oficialmente, esta característica todavía necesita ciertos ajustes, ya que no resulta ni tan cómoda ni tan completa como los modos espectador de sus competidores más directos.
Su modelo de negocio sigue las pautas habituales de muchos MOBAs, por lo que nos encontramos con un título totalmente gratuito que deja sus micropagos solo para trajes especiales y packs de voces, es decir, nada que pueda darnos una ventaja en partida. El resto de elementos, como los dioses o variaciones de color de los mismos, los podremos desbloquear con los puntos que obtengamos tras cada partida.
Gráficamente se trata de un título muy atractivo, con unos modelados de personajes más que buenos (los más recientes son mejores, aunque los antiguos están siendo rediseñados para actualizarlos y ponerlos al nivel del resto en términos visuales) y unos escenarios que en algunos casos llegan incluso a impresionar, como el de Asalto o el de la Arena nocturna. Además, son muy variados en términos visuales, algo que se agradece mucho. Eso sí, tampoco esperéis que vaya a exprimir vuestros equipos.
Quizás nuestra mayor queja en este sentido la encontremos en el diseño de su interfaz, especialmente en la de la tienda, la cual se hace bastante engorrosa y resulta muy poco intuitiva. Por suerte, podemos crear una "build" para cada dios y modificar sus objetos recomendados para tenerlos más a mano y así no perder tiempo buscando el que queremos cuando volvamos a base para comprar o recuperarnos y tengamos prisa por regresar a nuestra posición.
En cuanto al sonido, Smite cuenta con una banda sonora que ambienta muy bien cada partida y que incluso se va modificando dinámicamente según lo que vaya ocurriendo, por lo que poco a poco irá ganando en intensidad a medida que las torres vayan cayendo, aunque al final apenas le prestaremos atención, ya que siempre es la misma. El doblaje de momento está en inglés y tiene mucha calidad, mientras que los textos están en español, aunque la traducción todavía está algo verde y se encuentran trabajando en mejorarla.
A destacar el eficiente sistema de mensajes de voz con accesos directos que se ha incluido para que podamos comunicarnos con el resto del equipo sin tener que pararnos a escribir, gracias al cual podremos avisar rápidamente y sin problemas de cosas tan básicas como de la desaparición de un jugador del bando contrario para que nuestros compañeros tengan algo más de cuidado.
Conclusiones
Con algo tan simple como un cambio de perspectiva, Hi-Rez Studios ha conseguido darle una interesantísima vuelta de tuerca al género a la vez que se ha mantenido fiel a sus bases más populares, situando a Smite en una privilegiada posición desde la cual mirar de tú a tú a los gigantes del mercado a la vez que ofrece una alternativa distinta y con mucha personalidad. Además, viendo la evolución que ha tenido el juego desde su alfa hasta hoy, nos ha quedado muy claro el mismo con el que se le está tratando y lo comprometidos que están sus desarrolladores con él, por lo que todo apunta a que le aguarda un gran futuro.
Evidentemente no gustará a todo el mundo, especialmente a los más puristas, que seguirán prefiriendo la cámara aérea de toda la vida, pero si estas abierto a nuevas ideas, te gustan las mitologías y solo quieres un MOBA directo, con profundidad, completo y divertido con el que pasar tardes enteras combatiendo, en Smite encontrarás todo esto y mucho más. Además, siendo gratuito, pocas excusas tenéis para no probarlo.