Análisis de Sanctum 2 (PC)
Hasta hace relativamente poco, los tower defense eran una clase de juegos relativamente desconocidos por el gran público, aunque en los últimos años los estudios han comenzado a apostar cada vez más por ellos. Títulos como Plants vs Zombies, Orcs Must Die! o Dungeon Defenders han ayudado mucho a ello, por lo que actualmente empieza a convertirse en un mercado con cierta competencia al que hay que tener en cuenta.
En el 2011, Coffee Stain Studios, un equipo de desarrollo independiente, puso a la venta Sanctum, un juego descargable que combinaba todos los elementos clásicos del género con la jugabilidad habitual de los títulos de acción en primera persona. Esta curiosa mezcla, sin llegar a ser un producto demasiado destacable, tuvo el suficiente éxito como para hacerse un hueco y justificar el desarrollo de una secuela, con la cual el estudio busca mejorar su obra original y llevarla a un nuevo nivel. Con el resultado final ya en nuestras manos, podemos decir que Sanctum 2 es un juego mucho más divertido que su primera parte, aunque para ello ha tenido que sacrificar y limitar ciertos elementos, algo que no será del gusto de todos.
Más acción, menos tower defense
Resumiendo rápidamente, nuestro objetivo será tan simple como sobrevivir a numerosas oleadas de enemigos sin que estos destrocen el núcleo principal del nivel. Para ello, podremos construir diversos tipos de torres y colocar unas peanas para crear muros y laberintos que obliguen a los rivales a seguir una ruta que retrase su llegada al núcleo todo lo que nos sea posible. Estos podrán venir desde distintos lugares y antes de cada ronda se nos indicará desde qué zonas nos asediarán para que podamos preparar nuestras defensas.
Los cambios con la entrega original son muy evidentes desde la primera partida. Para empezar, ahora tenemos un sistema de progresión y subida de nivel que nos permitirá ir desbloqueando nuevas armas, torres y mejoras (todas ellas son únicas y muy diferentes) a medida que completamos partidas, por lo que siempre tendremos esa sensación de avance aunque fracasemos, al menos hasta que lleguemos al nivel máximo. La cantidad de armas, torres y mejoras que podemos equiparnos es limitada, por lo que tendremos que pensarnos muy bien lo que queremos llevar al campo de batalla antes de iniciar un nivel, ya que nuestras configuraciones modificarán bastante nuestro estilo de juego, algo en lo que también influirá el personaje que escojamos.
Una de las novedades que más llaman la atención y que menos nos han gustado es el nuevo sistema de construcción. Ahora solo podremos construir nuestros laberintos y torres antes de cada ronda, y a veces, con tiempo limitado. Cada vez que finalicemos una oleada, junto al núcleo aparecerá un pack con una determinada cantidad de recursos y otro con varias peanas. Si jugamos en cooperativo, solo podrán hacerse con ellos quienes lo recojan, por lo que si alguien se nos adelanta nos quedaremos sin poder construir nada, limitando así nuestra capacidad de acción más de lo que nos gustaría.
Además solo podremos colocar un máximo de diez torres, límite que se comparte entre todos los jugadores. Si no nos convencen las construcciones del jugador que recogió los recursos, siempre podremos reciclarlos para colocarlos según nuestras preferencias, aunque nos hubiera gustado que todo el mundo pudiera participar y colaborar a la hora de construir, en vez de tener a uno haciéndolo todo y al resto mirando entre rondas.
Por otro lado, comentar que en esta entrega se ha reducido la potencia de las torres. No os equivoquéis, siguen siendo importantísimas y tienen una potencia de fuego devastadora, aunque esto, sumado a las limitaciones que tenemos a la hora de construir, consiguen que ya no podamos crear esas trampas mortales de la primera parte en las cuales nuestros enemigos eran masacrados sin compasión sin que tuviéramos que mover un solo dedo. En consecuencia, ahora tendremos que adoptar un papel mucho más activo, por lo que la acción se ha visto muy potenciada.
Existe un buen número de monstruos distintos que nos obligarán a adoptar diversas estrategias de combate, ya que cada uno de ellos tiene un punto débil diferente al que podremos atacar para realizar impactos críticos. Además, si nos acercamos demasiado a ellos cambiarán su ruta para intentar acabar con nosotros, por lo que también nos tocará esquivar sus diferentes ataques si no queremos que nos eliminen. Eso sí, que demos con nuestros huesos sobre el suelo no significa que perdamos la partida, ya que tras unos segundos volveremos a reaparecer.
Sobre el uso de las armas, decir que la animación de recarga es bastante lenta, por lo que conviene cambiar a la siguiente cuando vaciemos un cargador si no queremos perder demasiado tiempo. Además, el arma que no tengamos activa se recargará automáticamente cuando no la usemos, lo que consigue que el botón de recarga acabe quedando como una mera curiosidad. A su vez, todo nuestro arsenal tendrá dos tipos de disparos, uno principal y otro secundario, lo que ayuda a aportar algo más de variedad a los tiroteos.
En cuanto a sus modos de juego, tenemos tres distintos: Campaña, Supervivencia y Fácil. El primero de ellos nos propondrá superar 16 niveles divididos en cuatro mundos diferentes mientras seguimos la anecdótica y olvidable "historia" del juego mediante unas ilustraciones tipo cómic. Eso sí, mucho ojo con la última pantalla de cada mundo y sus gigantescos jefes finales, quienes nos pondrán en más de un apuro destruyendo todas nuestras construcciones. Por otro lado, Supervivencia nos retará a aguantar todas las oleadas que podamos y Fácil, tal y como su propio nombre indica, nos permitirá jugar la campaña con un nivel de dificultad mucho más reducido.
Para animarnos a rejugarlo se han incluido las "Características de fuerza", las cuales nos darán desventajas adicionales, como no poder reaparecer, o potenciarán a los enemigos de alguna forma. A cambio, por cada una de ellas que activemos ganaremos un 20% extra de experiencia, aunque ya os avisamos que completar un mapa con todas ellas activas a la vez es un verdadero reto.
Gráficamente se trata de un título sin demasiados alardes, pero muy agradable a la vista, con un buen diseño de criaturas (aunque algo genérico) y escenarios. El apartado artístico tampoco está nada mal y consigue recrear con acierto un mundo de futurista de ciencia ficción, aunque el diseño de personajes principales tiene sus más y sus menos, así como sus animaciones. Finalmente, comentar que su apartado sonoro cuenta con una banda sonora que se adapta bien a lo que vemos en pantalla a pesar de no estar demasiado inspirada y de mantenerse constantemente en un segundo plano. Los efectos de sonido a su vez son meramente funcionales, al igual que el doblaje de los personajes, cuyas frases se repiten hasta la saciedad.
Conclusiones
Sanctum 2 es un juego especialmente divertido cuando lo jugamos en compañía y una buena opción de compra si nos gustan los juegos de acción en primera persona y los tower defense. Eso sí, tal y como hemos señalado a lo largo de todo el texto, incluye muchos cambios que pueden no convencer del todo a los fans del título original debido a las limitaciones de construcción que se han incluido. Esto lo compensa con un desarrollo mucho más intenso y frenético que nos obligará a no apartar el dedo del gatillo para sobrevivir, un sistema de progresión que le sienta estupendamente y con una cantidad de contenidos mucho mayor que para que estemos ocupados matando alienígenas durante muchas horas, ya sea solos o en compañía.