Análisis Sam & Max This Time It's Virtual!, el decepcionante regreso de un dúo muy carismático (PC, PS4)
Ha pasado ya más de una década desde que Sam y Max nos deleitaron con The Devil’s Playhouse, su última y genial aventura, por lo que el anuncio del regreso de este carismático dúo con un nuevo juego exclusivo para la realidad virtual fue algo que recibimos encantados. Además, saber que también están implicados en el proyecto Steve Purcell, el creador de los cómics originales, y algunos de los veteranos de LucasArts invitaba al optimismo. Lamentablemente y con el resultado final ya en nuestras manos, lo que nos hemos encontrado es un auténtico desastre que fracasa estrepitosamente a la hora de conseguir una experiencia mínimamente inmersiva o divertida.
Loca academia de policía independiente
Así pues, la historia de esta entrega nos convertirá en un aspirante a policía independiente que quiere trabajar junto a Sam y Max, un perro detective bastante cínico y un alocado conejo amante de la violencia gratuita respectivamente. Para ello, deberemos superar una serie de pruebas y ayudarles a resolver algunos casos mientras se desarrolla un guion que difícilmente podría habernos dejado más indiferentes.
La trama como tal apenas tiene presencia hasta el último acto y los chistes están considerablemente menos inspirados que en juegos anteriores, algo de lo que también tienen cierta culpa unos diálogos sin demasiada chispa. Ojo, la personalidad de los protagonistas está clavada, hay montones de guiños y referencias para los fans, el humor que se gasta sigue siendo surrealista y cuenta con varios puntazos que sí han conseguido sacarnos alguna que otra carcajada, aunque estos últimos los podemos contar con los dedos de una mano, lo que no habla muy bien de un título que no para de bombardearte con todo tipo de bromas cada vez que alguien abre la boca.
Sin embargo, lo peor es, sin duda alguna, su propuesta jugable. Como decimos, como parte de nuestra formación como policías independientes tendremos que superar unos desafíos que, a efectos prácticos, no dejan de ser una sucesión de minijuegos con bastante cháchara entre medias. Tan pronto tendremos que desactivar una bomba con la forma de una cabeza que batear latas, superar un circuito de obstáculos o demostrar nuestra puntería en una galería de tiro.
El problema llega cuando te das cuenta de lo mal ejecutadas que están casi todas ellas y de lo poco o nada divertidas que resultan. Por si no fuese suficiente, las físicas del juego son terribles y los objetos no se comportan de una forma mínimamente convincente cuando toca lanzarlos o interactuar con ellos, por no hablar de la imprecisión de ciertas acciones y lo poco satisfactorias que resultan (por ejemplo, para la prueba de bateo no podremos agarrar el bate con las dos manos).
Otro error garrafal lo tenemos en lo poco interactivos que son los escenarios, algo que se hace muy evidente en los momentos en los que nos toca ponernos a examinar habitaciones para resolver puzles. El título únicamente nos dejará interactuar con aquellos objetos y elementos que tengan una función concreta, aunque estos no aparecen resaltados de ninguna manera, así que no nos quedará otra que dar vueltas probando a tocar cosas para ver si no las atravesamos con las manos y podemos hacer algo con ellas, rompiendo por completo cualquier tipo de inmersión y provocando una buena cantidad de frustraciones al jugador, lo que es una auténtica pena, ya que hay un par de rompecabezas que no están nada mal.
Tampoco nos ha gustado demasiado que nos arrebaten el control para obligarnos a ver a personajes hablarnos sin que podamos hacer nada hasta que terminen de soltar su discurso, un recurso narrativo que no se adapta nada bien a la realidad virtual. No ocurre de forma tan frecuente como en otros títulos, pero hay las suficientes secuencias de este tipo como para que lleguen a resultar molestas.
En lo que respecta a su duración, es perfectamente posible llegar al final en apenas 4 o 5 horas, por lo que no es un juego demasiado largo, algo que en este caso concreto nos parece hasta positivo. Si os quedaseis con ganas de más, existe la posibilidad de rejugar las pruebas principales para intentar conseguir una puntuación más alta, aunque son tan aburridas que no terminan de invitar a ello.
Por desgracia, a nivel gráfico tampoco termina de dar la talla. La versión a la que hemos tenido acceso es la de Oculus Quest 2 y aunque entendemos que siempre es necesario hacer sacrificios para esta plataforma, a nivel técnico deja muchísimo que desear. Lo mejor, sin duda, los modelados de los dos protagonistas, aunque los escenarios no tienen detalle alguno y sufren muchísimo de pop-in incluso en cortas distancias, por no hablar de determinados bugs y del exagerado clipping que lo inunda todo, hasta el punto de habernos tenido que meter, literalmente, dentro de algunos objetos para poder coger otros que los habían atravesado.
Finalmente, el sonido nos deja con una banda sonora que, sin ser mala, pasa muy desapercibida, unos efectos discretísimos y un gran doblaje inglés. La mala noticia es que este es también el idioma de los textos, así que no esperéis una traducción al español. Lo peor es que los subtítulos están muy mal colocados en pantalla y no es nada fácil leerlos sin desviar por completo la mirada de lo que está ocurriendo, por lo que lo más recomendable al final es desactivarlos y prestar atención a las voces, algo que limitará mucho su acceso para quienes no dominen la lengua de Shakespeare, pues los personajes hablan rapidísimo, hay montones de juegos de palabras y se usa un lenguaje muy coloquial.
Conclusiones
Es una pena que nuestro reencuentro con Sam y Max tras más de una década haya sido con un juego tan decepcionante en todos los sentidos. Son dos personajes que desprenden tanto carisma que hemos intentado por todos los medios disfrutar de esta nueva propuesta y su retorcido sentido del humor, pero esto, al final, no evita que se trate de un producto sin alma que por más que lo intenta no consigue divertir ni usar adecuadamente las posibilidades que ofrece la realidad virtual para crear experiencias únicas e inmersivas. Una lástima.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para Oculus Quest 2 que nos ha facilitado HappyGiant.