Análisis de Quadrilateral Cowboy (PC)
Estamos en 1980. Nada parece particularmente fuera de lugar, salvo el hecho de que vamos en una moto voladora. Llevamos un precario dispositivo electrónico que nos permite interactuar con ciertos elementos, pudiendo, por ejemplo, abrir y cerrar puertas a nuestro antojo. Somos una especie de espía –¿o de ladrón? – y está claro que estamos en una misión un tanto especial.
Así comienza Quadrilateral Cowboy, el nuevo juego de Blendo Games, que ha ganado popularidad con juegos como Gravity Bone o Thirty Flights of Loving. Si conocéis estos dos títulos, y sobre todo, si os gustaron, estáis de enhorabuena, porque el juego que nos ocupa continúa con la senda que estos dos dibujaron.
Hackea como nunca
Quadrilateral Cowboy es un original juego de puzles en primera persona, en el que los desafíos consisten en explorar y hackear el entorno para infiltrarnos y conseguir preparar todo para realizar una serie de atracos.
La premisa podría parecer no demasiado original, pero la ejecución es sensacional, y no sólo es divertida, sino que además nos hace sentir como si de verdad estuviésemos hackeando algo, dentro de la obvia simpleza y lógica propia de un videojuego.
Para explicar un poco sus mecánicas, vamos a utilizar uno de los primeros niveles de ejemplo, evitando así destriparos sus sorpresas. Nos adentramos en un edificio para fotografiar un contrato, armados únicamente con nuestro ordenador portátil. Desde fuera podemos ver todos (o casi todos) los elementos con los que podemos interactuar vía hackeo. El acceso al edificio es complicado, aunque hay, por ejemplo, unas trampillas que podemos abrir.
Sacamos nuestro portátil, y sobre una interfaz a lo MS-DOS procedemos a teclear: "grate4.open(10)". "grate4" es el nombre de la trampilla, que aparece sobreimpresionado en pantalla; "open" es la orden que le damos para que se abra; y (10) son los segundos que permanecerá abierta. ¡Pero la alarma salta! Cuando nos acercamos, vemos un aviso donde se nos indica que sólo podemos tener la trampilla abierta un máximo de 3 segundos, por lo que la próxima vez tendremos que actuar rápido si queremos infiltrarnos sin montar un escándalo.
Tras avanzar, llegamos a una nueva zona en el edificio. Tenemos que conseguir el código para abrir una puerta, aunque éste está oculto en un objeto que tenemos que trasportar a lo largo de una tubería, de ésas que se utilizaban para mandarse documentos antiguamente en oficinas y demás. ¿El problema? Hay unos láseres que detectan si el objeto pasar por un tramo concreto de la tubería, y los láseres activarán la alarma si están apagados más de 3 segundos.
La mecánica ahora es la misma, pero la cosa se complica. Entra en juego el timing y tenemos que apagar dos láseres en cuestión de segundos. Descubrimos entonces que podemos ejecutar dos comandos de manera simultánea, separándolos con punto y coma. "laser19.close(3);laser20.close(3)". Error. Orden no reconocida. Hm. ¿Qué puede fallar? ¡Claro! Los láseres no se "cierran", se "apagan". Escribimos: "laser19.off(3);laser20.off(3)" y… ¡éxito!
Esperamos que más o menos así podáis entender la base del concepto, aunque sobra decir que se va complicando bastante más, y que acabará por ponernos bastante a prueba. Tenemos una razonable libertad para ejecutar los planes, con diferentes opciones y caminos, y a veces, incluso diferentes estrategias para superar un puzle en concreto. Además, la ejecución es genial, haciéndonos trabajar y pensar rápido, usando atajos de teclado para hackear más rápido.
Otra cosa que también hemos disfrutado mucho es la "falta" de tutoriales. Y decimos "falta", entre comillas, porque están por todas partes, pero en ningún momento nos llevan de la mano o nos ponen el típico mensaje en pantalla obligándonos a hacer algo. De hecho, tenemos incluso un "manual de hackeo" donde podemos encontrar todos los atajos de teclado que mencionábamos antes y posibilidades que nuestro ordenador nos da. Aparte, hay diferentes pruebas, paralelas a las fases principales, donde descubrimos nuevas formas de interactuar con el entorno.
Y es que, a pesar de lo que pueda parecer, el hackeo no lo es todo. Según avanzamos, será necesario estudiar los niveles, planear con tiempo nuestros movimientos y utilizar los nuevos dispositivos que se irán sumando al ordenador. No queremos estropear nada, pero tenemos que comentar, aunque sólo sea por encima, que hay también fases en las que controlamos a dos personajes "a la vez", realizando una serie de acciones con uno y luego, de manera asimétrica, realizando acciones complementarias con el otro.
El diseño de niveles es también muy inteligente, y cuando se compliquen las cosas, veremos cómo hasta encontrar el lugar correcto para colocar el portátil es clave. Otro aspecto interesante es que, si queremos hacer las cosas rápido (tenemos un cronómetro, tablas de clasificación y demás), podemos completar varios desafíos en una sola incursión.
Queremos pensar que a estas alturas tenéis una idea de lo importante que se vuelve pensar y planificar, y de cómo el juego nos va sorprendiendo con nuevas opciones y mecánicas. La ejecución es excelente, nos transmite sensaciones geniales, es desafiante y divertido, y va siempre a más. En este aspecto, lo único que nos da un poco de rabia es que algunas mecánicas no se exploten más, porque por lo demás, poca pega podemos ponerle.
Una puesta en escena a la altura (para algunos)
Desde que lo ejecutamos, sabemos que gráficamente que no va a ser un juego para todos los gustos. Su aspecto extremadamente angular, plano y rematadamente indie va a hacer que muchos usuarios no sean capaz de mirar más allá, pero es extremadamente funcional y práctico, ideal para lo que quiere hacer.
Entre misión y misión iremos a la guarida de los protagonistas, donde podemos notar cómo progresa la historia y la relación entre ambos. Y decimos "notar" y no "ver", porque realmente no hay una narrativa explícita, pero el juego consigue hacernos formar parte de la aventura, parte de un equipo. Además, hay un montón de texto, imágenes y diferentes tipos de mensaje que entender, y que son los que nos ofrecen todo el trasfondo.
Su parca presentación se adereza con una interesante selección de canciones que van desde música clásica a "Too-Ra-Loo-Ra-Loo-Ral" (que muchos conocerán por ser la canción que canta Barney en el baño en el capítulo de Los Solfamidas de Los Simpsons), y que le dan una genial ambientación. A pesar del estilo elegido, esa combinación audiovisual nos transporta a unos años 80 con una tecnología de hackeo casi futurista para la época, pero que nos podemos creer.
Si te gustan los puzles, un juego que hay que probar
Quadrilateral Cowboy nos ha encantado. Es un juego con un excelente diseño, una curva de dificultad muy bien medida, una ambientación muy cuidada (a pesar de lo que pueda parecer) y que nos pone a prueba de nuevas maneras. Como hizo Her Story en su momento, rompe esa barrera entre el ordenador del jugador y el ordenador del juego, y nos sumerge en una aventura de ladrones y hackeo como nunca antes.
Con las puertas abiertas de par en par a los mods, Quadrilateral Cowboy puede convertirse en un juego todavía más interesante de lo que ya es de por sí, pero con mods o sin ellos, si os apetecen nuevos desafíos de lógica, aquí tenéis uno bien hecho como pocos. Sin duda, uno de los mejores juegos de puzles que hemos jugado en una buena temporada.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Blendo Games.