Análisis de Outlast (PC)
Los juegos de terror de hace ya algunos años –época de los 32 y los 128 bits– tenían una fórmula que parece que ha quedado en un segundo plano –o tercero, o cuarto– en favor de la fórmula que popularizó Amnesia: The Dark Descent. Este cambio pasaba de hacernos sentir indefensos a causa de contar con pocos recursos para combatir a los diferentes enemigos que se personarían a lo largo de la aventura, en favor de dejarnos totalmente indefensos, con la única posibilidad de hacernos huir u ocultarnos en nuestro camino hacia la supervivencia y, generalmente, pasando de la vista en tercera a la vista en primera persona.
Esta mecánica también se dio a conocer a jugadores no aficionados a los juegos de terror gracias a la popularidad de Slender: The Eight Pages, un título independiente que le dio un nuevo giro a la "survival horror indefenso", introduciendo la aleatoriedad del enemigo principal. Outlast se centra en el sigilo, la infiltración y la huida para intentar permanecer a salvo de diferentes amenazas, aunque introduce un toque personal que lo hace distinto de otras propuestas.
Viaje... ¿sin retorno?
En Outlast nos ponemos en la piel de un periodista que, informado por un interno anónimo se embarca en una investigación para descubrir si, tal y cómo éste sugiere, una perturbada mente está conduciendo una serie de despiadados experimentos con humanos. No tardaremos en descubrir que, en efecto, los experimentos están ahí, y en vernos atrapados entre ellos. Los tratamientos y operaciones que se están realizando no sólo afectan físicamente a los seres que una vez fueron hombres, sino también mentalmente, y esto será, además, algo que sirva para sentar una de las particularidades básicas de su jugabilidad.
Decimos esto porque en Outlast no todos serán enemigos. Cuando veamos a "alguien", no quiere decir que sea un enemigo, ya que psicológicamente pueden seguir siendo humanos e incluso entender nuestra situación. Hay algunos monstruos que nos contarán sus problemas, que nos mostrarán su empatía e incluso intentarán ayudarnos, aunque también veremos cómo otros están perdiendo la cordura, o la han perdido por completo, atacándonos sin mayores contemplaciones. Esto crea una dimensión extra de tensión, ya que no sabemos quién nos atacará y quién no.
Luz en la oscuridad
Como periodista, nos sumergimos en esta peligrosa aventura armados con una cámara, con la que intentaremos grabar las suficientes pruebas para poder contar la historia –narrada con subtítulos en español– de lo que allí sucede cuando (o mejor dicho, si) conseguimos escapar. La cámara es generalmente prescindible, y podemos sacarla cuando queramos para grabar algo que nos parezca relevante. Claro que nuestra única fuente de iluminación será el modo de visión nocturna de la misma, y habrá momentos en los que será totalmente imprescindible.
Utilizar el modo de visión nocturna de la cámara tendrá un pequeño pero, y es que consumirá rápidamente las pilas. Las pilas son un recurso limitado repartido por el escenario, y que recompensará –junto a documentos que añaden trasfondo a la historia– a los jugadores que exploren los niveles. Apurando bastante el uso de la visión nocturna no hemos tenido grandes problemas para tener siempre varias pilas en reserva, aunque los desarrolladores nos han comentado que la versión analizada no es la versión final, y que están ajustando este aspecto de cara al lanzamiento.
Solos ante el peligro
Ya mencionábamos anteriormente que en Outlast no tendremos nada para enfrentarnos a los enemigos. Para sobrevivir a estas amenazas, el recurso número uno será la infiltración. Para ello contamos con diferentes elementos como camas bajo las que ocultarnos o taquillas en las que meternos. En estos dos casos seguiremos manteniendo la vista en primera persona en la que se desarrolla el juego, sin ningún tipo de ayuda con la cámara, algo que pensamos que sirve para ponernos aun más nerviosos.
Algo similar sucederá con la visión nocturna, que, obviamente, tiene un determinado alcance y sólo iluminará unos pocos metros por delante de nosotros. Aunque en general el juego se desarrolla en zonas cerradas, también hay alguna que otra zona abierta, en las que tendremos que ir explorando poco a poco, sabiendo que en cualquier momento y desde la nada, nos puede aparecer algún enemigo con intenciones poco claras. Con el añadido de que las pilas se gastan, utilizar la visión nocturna generará secuencias de muchísima tensión, que a nosotros, personalmente, nos han encantado.
Dentro de lo básico de la mecánica de huir de los enemigos, Outlast cuenta con relativa variedad. A parte de la infiltración con y sin luz, hay secuencias de huida rápida, en las que tendremos que encontrar el camino correcto mientras bloqueamos puertas a toda velocidad, perseguido por varias criaturas. También hay algunos "jefes finales", particularmente intensos y letales, aunque como sólo podemos huir de ellos no tendremos combates muy espectaculares, más allá de algún script en la batalla.
Gran apoyo visual
Outlast tiene un gran trabajo técnico detrás, y en un juego de terror como éste, nos parece un aspecto muy importante para conseguir la inmersión del jugador en la experiencia. Visualmente, Outlast es genial, y de hecho todas las pantallas que acompañan a este análisis han sido tomadas por nosotros mismos de su jugabilidad en PC. Los escenarios no son excesivamente variados, pero sí que cuentan con detalles diferenciadores y algunos enclaves totalmente distintos que agradecemos. Los efectos de la cámara, y en especial el de la visión nocturna, son muy, muy buenos, y al utilizar esta última habrá momentos en los que nos pueda llegar a parecer directamente fotorrealista. A esto también ayudan los efectos de iluminación y las texturas, ambos haciendo gala de un gran nivel.
Quizás los enemigos y sus animaciones estén un poco por debajo, pero siguen siendo más que correctos, y os aseguramos que cumplen su función –la de meternos el miedo en el cuerpo– con creces. En el aspecto sonoro, contamos con todo tipo de rugidos, gruñidos, crujidos, lluvia, viento y un largo etcétera de efectos que nos pondrán bastante nerviosos. Éstos se complementan con la voz de nuestro protagonista, que respira, tose, se atraganta, grita e incluso se le seca la boca, y que nos intenta transmitir así las sensaciones que está experimentado.
Una gran sorpresa para los amantes del terror
Este juego de exdesarrolladores de Ubisoft, Electronic Arts y Sony demuestra que detrás de él hay talento. Outlast genera enormes cantidades de tensión, muy buenos sustos, y dentro de su mecánica limitada –huir, esconderse y explorar– ofrece bastante variedad, con un gran ritmo e incluso un par de jefes finales. Técnicamente es muy bueno, y sólo podemos reprochar que los chicos de Red Barrels no hayan tomado algún que otro riesgo para innovar un poco y distanciarse de los otros competidores del género. No es excesivamente largo, pero si os apetecen entre cuatro y cinco horas de supervivencia y terror, Outlast tiene todo lo que necesitáis.