Análisis de Onikira: Demon Killer (PC)
Llevamos escuchando hablar de este Onikira: Demon Killer (antes conocido como Honorbound) desde hace unos cuantos años. Concretamente, son tres los años en los que ha estado trabajando el estudio irlandés Digital Furnace en este juego, hasta que ha conseguido ver la luz finalmente, tras una estancia en Early Access que se extiende desde noviembre del año pasado.
Si por algún casual entráis en su página web os parecerá que este es su primer juego, pero si investigáis un poco con los datos que ya os he dado encontraréis que otro estudio, irlandés también, llamado Bat Cat Games, que llevaba desde 2012 haciendo un juego llamado Jiro que era un "runner beat 'em up con samuráis".
La industria del videojuego da muchas vueltas, y desde que empiezas un trabajo hasta que acabas poniéndolo en el mercado éste puede haber cambiado notablemente.
En julio de 2012 hacer un juego para móvil era una buena idea, porque aún (por meses) no se había impuesto el modelo de negocio free to play, que convirtió un montón de juegos decentes de pago en juegos que no había manera ni de jugarlos ni de monetizar "gratuitos".
Además, los chicos de Bat Cat Games venían de hacer un matamarcianos para otra de las plataformas con menor tamaño de mercado y menor barrera de entrada hasta que aparecieron los móviles. Me refiero a Xbox Live Indie Games (antes llamado Community Games), esa tienda de Xbox 360 que aún sigue recibiendo juegos nuevos que hasta Microsoft ha abandonado al pasar a Xbox One. P3, que es como se llama el matamarcianos (bastante normalito, si me permitís el comentario), también apareció en PC, donde estos chicos han acabado llevando, esta vez aupados por la ola de Steam, que para su desgracia está ahora sufriendo un fenómeno parecido al que vivió la Apple Store cuando ellos empezaron a realizar este videojuego.
Onikira: Demon Killer (antes Honorbound, antes Jiro) es un juego lleno de buenas intenciones. Se nota que su estudio tenía muy clara la inspiración, basada en las historias de samuráis y demonios que ya pudimos disfrutar en Onimusha de Capcom, pero en lugar de quedarse con ese aspecto semi tridimensional optaron directamente por un tipo de juego en dos dimensiones.
De hecho, es curioso porque si a alguien le preguntamos que es un hack & slash, lo más normal es que nos lleve a God of War, Bayonetta, o si tiene algo de memoria, Devil May Cry (del mismo director que Bayonetta, pero que actualmente ya no tiene ningún control sobre la franquicia, que casualmente ha acabado también en hombros británicos). Pero si conseguimos llevar esta pregunta a alguien que disfrutase plenamente de los videojuegos en los 90 nos recordaría juegos como Rastan y su secuela, Danan the Jungle Fighter, las dos partes de Legendary Axe, Magic Sword e incluso Golden Axe (reconocido generalmente bajo el término beat 'em up ). Esto es porque la gracia de un hack and slash es la posibilidad de "sajar", esto es, hendir un filo dentro de la carne rival.
Onikira: The Demon Killer es un hack’n slash, y además tiene como referente, más que los juegos mentados anteriormente (a los que podríamos añadir Ninja Spirit, que sí se le parece más) el seminal Devil May Cry de Hideki Kamiya. Y digo seminal porque gracias a Devil May Cry se puso de moda no sólo la posibilidad de pegar tajos a enemigos rivales, sino de hacerlo con gracia y estilo, algo que posteriormente perfeccionó notablemente Bayonetta, del mismo director.
Este Onikira: The Demon Killer va en la misma línea. Conforme avanzamos pantalla a pantalla nos vamos encontrando demonios, y la manera de enfrentarnos a ellos es a espadazo limpio, con el detalle que podemos levantarnos en el aire, saltar y allí soltarles un bellísimo combo para que cuando caigan no haya que preocuparse por ellos. Además, cuanto mejor realicemos estas combinaciones no sólo hay un reflejo en nuestra felicidad al decirnos a nosotros mismos "que bien nos ha quedado", sino que el mismo juego nos juzga poniéndonos una nota a nuestra habilidad, lo cual siempre puede despertar nuestra vía competitiva y perfeccionista.
La historia no tiene demasiado interés, y tampoco es especialmente novedosa. Jiro (sí, han respetado el nombre del personaje principal del primer proyecto) es un samurái que debe hacer frente a toda una invasión de demonios y otros enemigos terribles, liderados, como os podéis imaginar, por el terrible Satán (lo cierto es que no es un nombre demasiado común para ser pronunciado por la mitología japonesa). Y ahí es donde nuestro personaje entra en combate.
Al principio sólo podemos hacer uso de nuestra katana, que ya da muestras de ser bastante flexible y estilosa en combate. Pero además podemos no sólo comprar nuevos movimientos y habilidades, sino que conforme vaya avanzando el juego podemos usar nuevas armas, las cuales tienen sus propias características y movimientos también. Así, las cuchillas son aún más rápidas que la katana, la naginata (lanza japonesa) tiene mayor alcance, y finalmente el tetsubo (una especie de porra) da golpes muy contundentes. A todo esto se tienen que añadir ataques especiales que alcanzan toda la pantalla, con lo que la variedad de ataques no sólo es muy notable, sino que están bastante bien hechos.
Por desgracia, no podemos decir lo mismo del desarrollo del juego en sí. Está claro que de un título que versa sobre sajar y sajar tampoco vamos a esperar grandes variedades, pero ciertamente tenemos un problema con los enemigos. Todo el esfuerzo que se ha creado en el personaje principal, no tiene compensación en la variedad de enemigos. No es que sean todos iguales, pero sí que nos encontramos con que los enemigos de tipo básico son demasiado comunes.
Por suerte hay algo de plataformeo, mezclado con la posibilidad de usar una cadena como si fuera el gancho del Shinobi de Game Gear, pero el sistema elegido por los desarrolladores para establecer los momentos de combate arruinan un poco la experiencia. Hasta el final del juego nos encontraremos con que la mayoría de combates vienen de la aparición de una especie de plantas demoníacas que nos evitan el paso a derecha e izquierda de la pantalla (a pesar de que el salto de Jiro las puede sobrepasar), y después se crean unos portales de los cuales salen enemigos. Y así del inicio al final del juego, siendo sin duda su mayor pecado, porque por lo demás es un juego bastante apreciable
Además del modo principal de juego, que ya nos llevará unas cuantas horas de dominar completamente, tenemos unos retos, así que quien quiera amortizar bien el juego aquí tiene la oportunidad de hacerlo.
A nivel gráfico podemos destacar una buena animación del personaje principal, además de un diseño bastante decente, y unos fondos que dan buena impresión. Entre los enemigos hay un poco de todo, desde jefes bien trabajados a otros que no causan el mismo efecto, pasando por enemigos de los que acabaremos cansados de tanto verlos a otros que nos producen una mejor reacción al verlos. Comentar que el motor gráfico utilizado, Duality, les ha dado más problemas que buenas soluciones, aunque sin duda el soporte de animaciones empleado les ha permitido que éstas luzcan tan bien como se ven en el juego.
El aspecto sonoro, si bien es algo genérico, acompaña bastante bien la acción, con melodías oscuras y con cierta fuerza que, junto con unos sonidos de golpes, espadas y efectos bien realizados, cumplen sin demasiados alardes ni problemas.
En resumen, Onikira: The Demon Killer me parece un juego irregular, mezclando un buen sistema de combate, un aspecto gráfico interesante y buenas ideas con alguna mala decisión a la hora de plantear el diseño de niveles. Es una pena, y lo cierto es que sus desarrolladores han trabajado bastante para que no sea así gracias a haber estado bastante tiempo en Early Access, pero al final parece que nos quedamos con un juego que pudo haber estado muy bien, y que finalmente se disfruta mejor en tragos pequeños que en grandes partidas.