Análisis de Mordheim: City of the Damned (PC, PS4, Xbox One)
Los restos de la ciudad de Mordheim son la perfecta representación del estado del Imperio. Prácticamente abandonada tras el impacto de un meteorito, solo unas pocas bandas se atreven a ganarse la vida escudriñando por los restos que ha dejado la roca, compuesta por un material conocido como Piedra Bruja. Teniendo a un elemento valioso como éste en el centro de la historia, ya podéis imaginar que su recolección no va a ser una tarea pacífica.
Mordheim: City of the Damned bebe directamente de un juego de tablero de igual nombre lanzado por Games Workshop a finales de los 90. El estudio Rogue Factor ha optado por la difícil tarea de adaptar el juego de tablero con la máxima fidelidad posible, con un resultado que combina lo mejor y lo peor que podía ocurrir.
En Mordheim tomamos el control de una de las cuatro bandas disponibles, para en pequeñas escaramuzas dentro de la ciudad combatir contra otra facción y recopilar materiales que nos ayuden a sobrevivir un día más. El combate está orientado como un juego de estrategia por turnos donde no estaremos acotados por una cuadrícula. Nuestro movimiento es libre pero está limitado por unos puntos de habilidad que marcarán la distancia que podemos avanzar, saltar un obstáculo u otras habilidades relacionadas. Algo parecido a cómo funciona el juego de Sega Valkyria Chronicles. Por otra parte los ataques tienen otra serie de puntos por turno que acotarán la cantidad de golpes que podemos dar y otras habilidades orientadas al daño.
Nuestra primera elección en el juego será crear una banda unida a una facción a elegir entre mercenarios humanos, las hermanas de Sigmar, los Skavens y el culto de los Poseídos. Cada una con sus habilidades y tropas diferenciadas pero con unidades equivalentes entre ellas. Una vez dominada una no habrá problema en jugar con las demás.
Esta elección de bando nos lleva a nuestra base de operaciones donde pasaremos buena parte del juego ajustando nuestro equipo. Llevar una banda requiere de cumplir un presupuesto: Contratar a nuevas tropas, pagar sus honorarios, armarlas y curarlas tras las batallas es un proceso costoso que requiere de todo lo que ganemos en las salidas. Además esta base es el lugar donde podremos escoger misiones. Normalmente aleatorias pero cada cierto número cumplidas nos darán acceso a algunas especiales para hacer avanzar la trama de cada facción. Por último podremos acceder a escaramuzas con otros jugadores online que afectarán a nuestra aventura exactamente igual que si jugásemos contra la máquina.
Gestionar nuestra banda puede llegar a ser una tarea compleja pero no tanto como enfrentarnos al enemigo. Aquí se encuentra el principal problema del título, una curva de aprendizaje que brilla por su ausencia. El juego viene con unos tutoriales accesibles desde el menú principal que nos enseñarán por encima la increíble y apasionante cantidad de variables que afectan a una partida de Mordheim y a la gestión de nuestra banda. Un pack de misiones de aprendizaje que son de obligada visita para por lo menos saber por encima que ocurre durante las batallas. Simplemente por encima porque una vez empecemos una misión real todos estos factores, opciones y posibilidades estarán activas a la vez desde el primer momento. Una flexibilidad total que nos permitirá afrontar un combate de mil maneras pero que durante las primeras horas solo servirá para ver cómo somos aplastados por un enemigo que sabe exactamente que tiene que hacer y a nosotros apenas nos han presentado.
Siendo justos esta sensación de frustración se irá disipando al tiempo que le ofrezcamos horas al juego, pero os va a exigir una paciencia que posiblemente supere a una parte del público que viene a descubrir el juego sin saber dónde está entrando.
Mordheim es complejo. Las unidades además de moverse y atacar tienen una serie de habilidades que complican la batalla. Opciones para guardar ataques, distintas posiciones de defensa, magia, golpes sorpresa, cargas, ataques intimidatorios… Añadiendo además un completo sistema de puntos que rigen las estadísticas de nuestros personajes. Podemos saber en cualquier momento según nuestras estadísticas como nos afectará cada tipo de ataque, que efectos recaen sobre nosotros y las probabilidades de dañar que tendremos en caso de atacar y dependiendo de a qué ataquemos.
Durante las batallas podremos ver desde una vista cenital dónde están todas nuestras tropas y las enemigas que hayamos detectado, pero una vez de vuelta a la vista normal es muy fácil desorientarse los primeros turnos hasta que empezamos a formar el escenario en nuestras cabezas. Tener una vista a través de las paredes por lo menos de nuestras tropas habría ayudado a nuestra visión espacial.
Las batallas terminarán normalmente si derrotamos a la banda contraria al completo pero también si huyen. Hay un sistema de moral detrás del juego que hace común que si somos atacados por varios enemigos a la vez salgamos huyendo. Ocurrirá también si derrotan a personajes de mayor rango o nos roban nuestro estandarte. Hay un nivel global de moral que si baja hasta cierto límite hará que nuestras tropas restantes escapen dando la victoria al contrario, por lo que no podemos atacar alegremente y de manera dispersa. Indicar también que la muerte de nuestras tropas es permanente, aunque hay posibilidades que de vuelta a la base alguno haya sobrevivido milagrosamente pero seguramente con alguna secuela permanente detrás.
Visualmente han sabido aprovechar la magia del universo Warhammer para dar vida a la ciudad de Mordheim y sus distintos rincones. Todas las facciones están bien recreadas y las unidades que podemos contratar además de variar en modelos cambiarán al equiparlas de forma personalizada. La elección durante el combate es una vista en tercera persona clásica que desmerece un poco el conjunto en general. Las texturas tanto de personajes como del entorno no dan la talla en las distancias cortas y quizás haber optado por una vista más alejada como en X-COM habría disimulado el acabado.
Hay veces que se hace evidente que faltan animaciones, como en el caso de lanzar granadas u otros objetos, donde veremos cómo se activa en manos del personaje y a continuación estalla en el lugar indicado. La ambientación de Games Workshop salva el conjunto y será del disfrute de los seguidores de la franquicia.
Conclusiones
Mordheim: City of the Damned es quizás el mayor esfuerzo hasta la fecha para traer la experiencia de los juegos de mesa de Games Workshop al mundo de los videojuegos. Esto implica que toda la complejidad de los juegos viene incluida, lo que tampoco debería ser un problema si el título hubiera tenido un sistema de progresión adecuado. Si tenéis la paciencia de sobrevivir las primeras horas podréis disfrutar de un juego complejo y exigente que recompensará las buenas estrategias. Muy recomendado para los fans del juego original y los que vengáis buscando un reto para muchas horas.
Hemos analizado 'Mordheim: City of the Damned' gracias a un código que nos ha proporcionado la editora Focus Home Interactive.