Análisis de Metal Slug Táctics: Cuando la acción se pasa a la estrategia-táctica roguelike con éxito (PC, Switch, Xbox Series X/S, PS5, PS4, Xbox One)
Era la joya de los recreativos de los noventa y ha marcado a toda una generación de jugadores. Por eso, cuando se anunció que la famosa saga run and gun de SNK iba a pasarse a la estrategia táctica, a muchos nos costó asimilarlo… pero también estábamos deseando probarlo. Ahora, tras haberlo exprimido, tenemos que decir que Metal Slug Tactics no ha sido para nada una mala idea, y de hecho en muchas cuestiones ha logrado que conectemos con el espíritu clásico de la licencia.
Lo primero que tienes que saber sobre este juego táctico por turnos es que posee una base roguelike importantísima, sin la cual no se puede comprender su esencia de juego. Al igual que cuando ibas a los salones recreativos e introducías una moneda para comprobar hasta dónde llegabas, aquí cada partida es un intento por llegar cada vez más lejos y obtener el mayor número de recompensas. Cada vez que juegas tus unidades son mejores, poseen mejores atributos, nuevas habilidades y, en definitiva, tienes más probabilidades de éxito.
La acción de Metal Slug se pasa a la táctica con éxito
Esto provoca una enorme adicción, más de lo que esperábamos. No vamos a ignorar que puede hacerse un poco duro al principio, sobre todo después de años relacionando a Metal Slug con la acción 2D más desbordante. Sin embargo, una vez entras en sintonía con el concepto, lo cierto es que resulta de lo más estimulante. El juego se compone de varios territorios con varias misiones cada uno, y una vez superadas te enfrentas a enormes jefes finales que por supuesto están basados en los que pudiste disfrutar en los arcade.
La progresión se basa en niveles de experiencia que te dan acceso a más atributos, pero también en la compra de mejoras que potencian tanto habilidades activas como pasivas (tantas que pueden saturarte). Como buen roguelike, cuesta mucho hacerse con todo, y aunque hayas visto la mayor parte de niveles en unas pocas horas, te va a costar en torno a 20-30 horas conseguir todos los personajes, armas y desbloqueables que contiene el videojuego. Por eso, debes saber muy bien a lo que vienes antes de jugarlo, porque no tiene la estructura típica de un Final Fantasy Tactics, Fire Emblem o Triangle Strategy.
Esto es muy diferente… y arriesgado. Más que nada porque es fácil que el jugador acabe cansado de repetir misiones, recorriendo siempre los mismos escenarios sin una progresión tradicional. Cada "run" está pensada para durar cerca de una hora, con una posibilidad limitada de revivir a tus unidades y una dificultad creciente que hace que tarde o temprano muerdas el polvo. Al final, se te premia con monedas según tu actuación, y solo así puedes acceder a nuevo equipamiento que hará que tu próxima "run" pueda llegar un poco más lejos.
Metal Slug Tactics lleva la esencia roguelike a un juego de estrategia y táctica hasta sus últimas consecuencias. Eso es encomiable, y en cierto sentido encaja con el espíritu arcade de la licencia. Pero también es un arma de doble filo. Aún sí, en nuestro caso ha salido muy bien, porque nos hemos enganchado a más no poder, y creemos que buena parte de la culpa la tiene su magnífico diseño. Cada misión es como una pequeña partida de ajedrez en que las unidades han de moverse con mucha precisión. Incluso en la dificultad "recluta" un movimiento en falso puede llevarte a la derrota total.
Los tipos de misiones no son variadísimos ni demasiado innovadores, pero cumplen su función. Está la típica de acabar con todos los enemigos, pero también otras de escoltar a una unidad hasta el punto de extracción, acabar con un convoy antes de que salga del mapeado o resistir los disparos enemigos durante un número determinado de turnos. Cada misión otorga unas recompensas específicas, y algo muy positivo es que tienes cierta libertad para escoger entre varias misiones en cada uno de los territorios a visitar.
Fidelidad absoluta a los clásicos Metal Slug
Pero lo mejor es sin duda cómo se traslada la esencia Metal Slug al tablero táctico. Cada unidad dispone de un alcance diferente, y las hay que se centran más en el ataque cuerpo a cuerpo (a machetazo limpio), en armas a corta o larga distancia (escopetas o incluso rifles láser)... o también en explosivos, con un rango más amplio y capaz de acertar a varios enemigos al mismo tiempo. Luego cada unidad dispone de sus propias habilidades específicas, al estilo de realizar una ráfaga de disparos o solicitar un bombardeo aéreo.
Estudiar en qué orden posicionamos a cada unidad es fundamental, porque cada casilla nos da una cantidad distinta de adrenalina (para ejecutar habilidades), así como la oportunidad de usar coberturas para resguardarnos del fuego enemigo. Igualmente, si nuestras unidades están correctamente posicionadas, podrán realizar ataques sincronizados e incrementar la eficiencia de ataque, algo que ya os adelantamos que es fundamental para triunfar. Debido a esto, cada movimiento es como un pequeño ejercicio matemático que no puede hacerse al azar.
En otras palabras, no es un juego para impacientes, porque hay que pensar qué hacer en cada momento, considerando siempre el tipo de amenazas que tenemos delante, y por supuesto sacando partido de los tanques y armaduras que aparecen en los juegos originales. ¿Recordáis el icónico SV-001? Pues está aquí para uso y disfrute de nuestras unidades, y ya os adelantamos que marca la diferencia en ciertas situaciones. También el Slugnoid, un traje mecánico que siembra el caos entre los enemigos sin que temamos por nuestra integridad física. Aparecen solo en determinados momentos, pero suficientes para dar variedad.
Como veis, hay mucha profundidad, la cual se aprecia sobre todo en los jefes finales. Son enormes, al igual que en los juegos arcade, y suponen un brillante desafío al final de cada uno de los recorridos. Tendrás varias unidades enemigas a tu alrededor, así que aquí el reto consiste en aprovechar tus turnos para concentrar el fuego contra el jefe mientras te proteges de otras unidades, o directamente evitas entrar en contacto con ellas para no perder tiempo. Es más fácil decirlo que hacerlo, ya os lo adelantamos. No obstante, en general son situaciones muy satisfactorias y especialmente retantes.
Todo lo demás es lo que podéis ver en las imágenes, gráficos pixel-art que respetan a cien por cien los diseños originales de anteriores entregas de Metal Slug. El acabado audiovisual es magnífico, con temas igualmente rescatados de los clásicos… e incluso la mítica voz de comienzo y final de misión. Solo se echa en falta una mejor presentación, con menús más elaborados, porque da un poco la sensación de que estás jugando a una versión de demostración más que a un juego final. Eso, y que tal vez no haya tantos contenidos como hubiese sido deseable.
Conclusiones
Faltan más misiones, variedad y territorios, pero no por ello nos encontramos ante un mal videojuego, sino todo lo contrario. De hecho, puede llegar a sorprender lo bien que ha quedado este curioso experimento estratégico-táctico con elementos roguelike. Su jugabilidad es muy sólida, las posibilidades de las unidades resultan profundas y la forma de trasladar la acción run and gun a un nuevo género es talentosa. Así que si eres un fiel seguidor de Metal Slug y además conectas con el estilo de juego que se ha ideado, puede que te ocurra como nosotros y acabes enganchado.
Hemos realizado este análisis en PC gracias a un código proporcionado por Dotemu.